Política

Populismo… ¿una ideología delgada?

19 Mar, 2015 - - @guillemvidal_

Hace más de 30 años, Canovan (1982) trazaba un paralelismo entre el concepto de populismo y la búsqueda de un tesoro: “¿Qué podría ser más satisfactorio que dar con una sola teoría para poder explicar un repertorio tan diverso de movimientos e ideas?”, preguntaba. Desde entonces ha aflorado una gran cantidad de literatura en búsqueda de la ansiada recompensa, aunque no por ello estemos más cerca de una explicación consensuada.

Y es que, además de lidiar con las fuertes connotaciones que derivan de su uso cuotidiano, cualquier intento de deconstruir el concepto de populismo debe enfrentar el dilema de definirlo como contenido o forma, es decir, como ideología o retórica, respectivamente. Si bien ambos enfoques comparten un mínimo común denominador —el populismo debe enfrentar al «pueblo puro» contra una «élite corrupta»—, existe un desacuerdo sustancial sobre si debemos concebir el populismo como una parte más amplia de un repertorio de ideas (ideología) o si se trata meramente de una estrategia discursiva (retórica).

Entre los autores que defienden una definición estrictamente discursiva encontramos a Laclau (2005: 153), quien afirma que “un movimiento no es populista porque sus políticas o ideología representen contenidos identificables como populistas, sino porque muestra una particular lógica de articulación de esos contenidos —sean cuales sean”. Autores como Mudde (2004), Stanley (2008) o Kriesi y Papas (próximamente)[1], por el contrario, entienden el populismo como un conjunto de ideas que trasciende la retórica y ahonda en la ideología de los partidos. Esta corriente —que sin duda está ganando terreno en los últimos años— se refiere al populismo como ideología delgada. A continuación veremos en qué consiste esta definición y qué problemas genera.

Según este punto de vista, si la ideología populista no basta por sí misma para definir el contenido ideológico de un partido, ésta debe alimentarse de otras ideologías gruesas —como el socialismo— para dar forma a los objetivos y métodos de un partido. La distinción entre la ideología delgada e ideología gruesa, sin embargo, parece refugiarse en una abstracción teórica que no genera gran claridad conceptual. Si nos preguntamos por los rasgos específicos que delimitan el grosor de una ideología —una cuestión razonable, sobretodo en tiempos de importantes cambios políticos— nos encontraremos sin una respuesta demasiado concreta. Si además pretendemos llevar esta definición al terreno práctico, nos encontramos con que los indicadores empleados para capturar la “ideología populista” se basan en la búsqueda de categorías discursivas y no en compromisos programáticos (ver, por ejemplo, Rooduijn at al. (2011)). Si igualmente medimos la ideología populista a través de fórmulas discursivas, ¿qué beneficios puede tener esta definición que además carece de una base empírica?

La respuesta es que, según estos autores, el populismo implica una visión determinada de la democracia; en concreto, una visión iliberal de ésta (Pappas 2013, 2014). Kriesi y Pappas identifican tres componentes para apoyar este argumento:

  • Los partidos populistas son hostiles a los intermediarios entre el pueblo y los tomadores de decisiones.
  • Abogan por una vinculación más directa de las masas a las élites (democracia participativa).
  • Tienen una concepción predeterminada de la voluntad del pueblo que no deja lugar al pluralismo o la deliberación.

La adopción de estos criterios para la identificación de partidos populistas introduce una serie de complicaciones, tanto conceptuales como en su operacionalización. Tomemos el caso de Podemos en España o Syriza en Grecia. Si bien se puede identificar en estos partidos una actitud hostil contra las “élites corruptas” y una clara defensa de una democracia en que los ciudadanos desempeñen un papel más protagonista, difícilmente podemos afirmar que rechazan los «controles y contrapesos» característicos de las democracias Madisionianas que protegen los derechos y libertades de los ciudadanos y previenen abusos del poder ejecutivo. Asimismo, afirmar que estos partidos no admiten el pluralismo o la deliberación parece una afirmación muy alejada de la realidad. ¿Acaso deberíamos dejar de identificar a Podemos o Syriza como populistas a pesar de su clara retórica anti-elitista?

Otro problema que conlleva la identificación del populismo con una visión iliberal de la democracia es que fuerza una clasificación dicotómica de los partidos populistas y excluye la posibilidad de entender el populismo como una cuestión de grado en lugar de una condición absoluta: ¿acaso todos los partidos que emplean o han empleado retórica populista —como el PASOK en los 80s— deben forzosamente tener una concepción iliberal de la democracia? Si además añadimos que la ideología populista se operacionaliza en base a elementos discursivos, nos encontramos con que es imposible discernir entre el uso de retórica y su implicación ideológica.

Efectivamente, dar con una sola teoría que pueda establecer categorías comunes en un repertorio tan diverso de movimientos e ideas es una tarea complicada. Como comentaba en este otro post, mi impresión es que en ningún caso el populismo puede reemplazar la ideología de un partido y entenderlo como parte integrante de la misma tampoco aporta grandes soluciones. Si bien una descripción estrictamente discursiva en base al grado de articulación del contenido —como apunta Laclau— solventa muchos de los problemas mencionados, también resulta superflua para entender, bajo un solo concepto, la complejidad de ideas que estos partidos o movimientos abarcan. Todo ello hace que debamos cuestionar la utilidad del concepto de populismo, por muy atractivo que sea. La búsqueda del tesoro seguirá, aunque lo más probable es que estemos persiguiendo un mito.

[1] Pappas, Takis S. y Hanspeter Kriesi. 2015 (próximamente). «Populism and Crisis: A Fuzzy Relationship.» En European Populism in the Shadow of the Great Recession editado por H. Kriesi y T. S. Pappas. Colchester: ECPR Press.


14 comentarios

  1. Muy sugerente. En lo que no acabo de estar de acuerdo es en la rotundidad de la afirmación de que partidos como Podemos o Syriza no tengan una «concepción iliberal de la democracia», es decir, una concepción antidemocrática que pretende restringir los derechos humanos por la vía de los votos. Creo que son partidos demasiado incipientes como para responder a esa pregunta. Cuando Humala optó por vez primera a la presidencia de Perú parecía encuadrarse dentro del prototipo de líder que pretendía caminar a todo tipo de restricciones de los derechos humanos en favor de una decisión centralizada, con un apoyo en los votos. Hoy la concepción es diferente, hay un mundo entero de matices entre distintos líderes americanos que parecían muy semejantes. Sin embargo, Putin o Chávez llegaron al poder con programas deliberadamente ambiguos que terminaron por clarificarse abiertamente antidemocráticos. Creo que es pronto para poder dar una respuesta sobre Podemos y sobre Syriza. Sí, la mayoría de sus simpatizantes creen en la democracia liberal, la única que se conoce, pero eso no es suficiente para asegurar que el proyecto termine encajando en sus límites.

    Un cordial saludo.

  2. Alatriste dice:

    Yo diría que un pequeño experimento aclararía un poco las cosas. Si tomamos los tres componentes citados y los agitamos un poco en una dirección muy determinada nos sale:

    – El partido nazi es hostil a los intermediarios entre el Volk y el Führer.
    – Aboga por una vinculación directa entre el Volk y el Führer (política espectáculo).
    – Tiene una concepción predeterminada de la voluntad del Volk que no deja lugar al pluralismo o la deliberación.

    La conclusión sería que difícilmente se puede considerar al populismo una ideología cuando vale para para impulsar políticas que van desde el nazismo por la derecha a Podemos y más allá por la izquierda… pero que al mismo tiempo no es una mera táctica o un recurso retórico que se pueda abandonar y retomar a voluntad; forma parte de la esencia, de la concepción del mundo de los partidos populistas.

    Probablemente ideología delgada no sea precisamente el término más adecuado porque induce a la confusión, pero yo diría que hay mérito en el concepto del populismo como algo que no es ni ideología pura ni recurso retórico. «Populismo» pertenecería a la misma categoría que «democracia», por ejemplo; decir que un partido es partidario de la democracia no basta para definir su ideología, ni siquiera es suficiente para clasificarlo como izquierda o derecha, pero los partidos o son demócratas o no lo son. No es algo que se debata si incluir en el programa para las próximas elecciones, ni que se discuta en las reuniones de estrategia electoral.

    • Molari dice:

      Porqué metes a Podemos en ese saco, cuando precisamente el artículo viene a decir que Podemos tiene toneladas de deliberación en su seno?

      • Alatriste dice:

        Porque, con todo lo increíble que eso pueda resultar, no estoy de acuerdo con el autor.

        No lo estoy en su argumento principal, el de que el populismo no puede definirse como «ideología fina» (no me gusta el término, pero si creo que el populismo ni es un simple recurso retórico, ni llega a ser una ideología por sí solo) y tampoco lo estoy con su visión de Podemos, que en mi opinión personalísima es de un rosa tan intenso que roza la ceguera.

        Para mí, Podemos no solo encaja como un guante en los tres componentes del populismo que define sino que podemos afirmar con certeza que rechaza «los “controles y contrapesos” característicos de las democracias Madisionianas que protegen los derechos y libertades de los ciudadanos y previenen abusos del poder ejecutivo» empezando por la libertad de prensa, uno de sus pilares fundamentales.

        [Nota: Antes de que alguien desbarre sobre esto, Pablo Iglesias está grabado diciendo en TV el año pasado que «la existencia de medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión» (una frase que le hubiera encantado a George Orwell) y eso es comprobable con 5 segundos de búsqueda en Google.]

        No solo eso, a pesar de la retórica sobre la participación, también podemos decir que en Podemos todo se mueve desde arriba hacia abajo, y que lejos de ser pluralista o participativo, el estilo de liderazgo en Podemos lo reconocerían perfectamente en los partidos clásicos… y no me refiero con eso ni al PSOE ni al PP sino a los partidos revolucionarios clásicos. Pero vamos a ver ¿Cuándo se ha decidido algo en Podemos, lo que fuera, que no fuese lo decidido desde el principio por Iglesias, Errejón y Monedero?

        • Mr. X dice:

          Por los autores del hit «Pablo Iglesias defiende el uso de armas de fuego» y otros muchos titulares igualmente delirantes, «Podemos pretende amordazar a la prensa» basado igual que los anteriores en recortes de cinco o diez segundos de frases sueltas extraídas de su contexto, en este caso una crítica basada en el hecho real de escasa capacidad critica de los medios cuando el 80 o el 90% pertenecen a dos oligopodios.

          Por lo demás, hablando de cosas delirantes, que en el país en el que los partidos, y en especial el del gobierno, se caracterizan por las elecciones basada en «el dedazo» se hable del «centralismo» de la cúpula de Podemos, en fin… me ahorraré calificativos.

          • Alatriste dice:

            Por los autores de «si no hay defensa posible para algo que haya dicho Pablo Iglesias, mezcla a quien lo haya puesto de manifiesto con otras acusaciones que no ha hecho (descalificación por asociación), acúsalo de sacar de contexto sus declaraciones (un recurso tan manido que da pena) y olvídate de que Iglesias estaba defendiendo un monopolio total de la información para acabar con los males de un oligopolio (idea brillante donde las haya… y más en un país donde se ve Telemadrid)».

            Ah, y lo mejor es ese grandioso final ¿Así que no pasa nada si Podemos es un partido dominado por los dirigentes y fundadores, porque el PP y el PSOE usan «el dedazo»? Pues yo creía que Podemos pedía el voto por diferente, no por igual…

            Pero mira, tienes mucha razón en una cosa. Lo mejor es que quien esté interesado teclee en el buscador de su elección «Pablo Iglesias medios de comunicación», vea sin intermediarios alguno de los múltiples resultados, y decida por sí mismo si tiene el menor sentido que alguien que encima se hizo conocido saliendo en televisiones privadas sostenga que la manera de proteger la libertad de los periodistas es convertir periódicos, radios y televisiones en un monopolio estatal. Porque no está defendiendo que existan medios públicos, está defendiendo que se prohíban los privados… y eso significaria que ahora mismo toda la información de este país vendría de medios controlados por directores nombrados por el partido de Rajoy, Montoro, Wert, Aguirre y Bárcenas; mírame metafóricamente a los ojos y dime que eso sería mejor para la democracia y las libertades.

            • Sgt. Kabukiman dice:

              Quien este interesado tecleará en el buscador y sacará sus propias conclusiones sin necesidad de que usted le traduzca las intenciones de Iglesias.

              Como me ha dejado asustado, lo he hecho, y obviando paises, libertadesdigitales y el resto de la quincalla, leo, sin traducción simultanea, gracias:

              Europa Press
              «Pablo Iglesias propone regular los medios de comunicación

              «¿Eso quiere decir que todos los medios tengan que estar bajo el control del Gobierno? Claro que no, eso quiere decir que los medios de comunicación, POR LO MENOS UNA PARTE, tienen que tener mecanismos de control público. Y lo público no tiene que ser necesariamente institucional, en el sentido de ser corriente de transmisión de las estructuras que gestionan la administración», argumenta.

              Un cordial saludo.

              • Alatriste dice:

                Pues me gustaría con qué gafas estabas mirando (yo diría que de lentes moradas) porque has ido a saltar a «otras» declaraciones varios meses anteriores.

                Esto es de «El Plural», ese conocido medio corrupto-fachoso (sí, es ironía)

                http://www.elplural.com/2014/11/17/pablo-iglesias-en-esencia-la-existencia-de-medios-de-comunicacion-privados-ataca-la-libertad-de-expresion/

                No solo lo dijo, es que además intentó defenderlo con esto que cito textualmente:

                * * *

                «Si dos multimillonarios son propietarios de lo que se puede leer, lo que se puede escuchar y lo que se puede ver eso es un riesgo”, explicó Iglesias. ‘Eso es el duopolio o oligopolio, pero lo que usted dice es que “existan medios de comunicación privados”, insistió Ana Pastor, que le precisó que ‘los que hablan de control son los políticos, ‘usted, Cospedal, y a mí me suena igual cuando un político me habla de controlar los medios’. “Controlar los medios, no, proteger la libertad de los periodistas”, subrayó Iglesias, a lo que Ana Pastor puntualizó: ‘me da miedo también esa frase’.

                Al líder de Podemos no le quedó más que recurrir a la manipulación de las cadenas públicas para justificarse: “No puede ser que en este país alguien llame por teléfono a un periodista y le diga esto no lo escribes, o esto sí lo escribes, que es lo que pasa con TVE, lo que pasa con Telemadrid o Canal Nou».

                * * *
                Dejaré a los demás que decidan si es cuerdo sostener que como hay interferencias políticas en Telemadrid y Canal Nou, todos los medios de comunicación deben ser estatales «para proteger la libertad de los periodistas». Mi opinión personal es que para exculpar a Iglesias habría que recurrir a la eximente de enajenación mental (y no transitoria, porque no hay constancia de que haya cambiado de idea).

                • Sgt. Kabukiman dice:

                  “¿Eso quiere decir que todos los medios tengan que estar bajo el control del Gobierno? CLARO QUE NO, eso quiere decir que los medios de comunicación, POR LO MENOS UNA PARTE, tienen que tener mecanismos de control público. Y lo público no tiene que ser necesariamente institucional, en el sentido de ser corriente de transmisión de las estructuras que gestionan la administración”.

                  Cita textual, sin conservantes ni aromas. ¿Que dice de gafas? Pero no sufra hombre, para usted la perra gorda

                  Tanto hablar del Holocausto caníbal que se nos viene encima que al final habrá que votar a Iglesias, sólo para echarnos unas risas.

        • Estilpon dice:

          Excelente Alatriste.

          Y un buen elemento para tu argumentación sería la importancia que le dan los dirigentes de Pdemos a la necesidad de un «proceso constituyente», que para mí tan solo es otra idea-atractora, pero que esconde el instrumento para romper la -escasa- división de poderes…

          Todo desde arriba, por mucho que digan.

  3. Mr. X dice:

    «Los partidos populistas son hostiles a los intermediarios entre el pueblo y los tomadores de decisiones.
    Abogan por una vinculación más directa de las masas a las élites (democracia participativa).
    Tienen una concepción predeterminada de la voluntad del pueblo que no deja lugar al pluralismo o la deliberación.»

    A mí me parece que esas tres características encajan como un guante para el PP (y hasta cierto punto, también para el PSOE).
    -Han anulado la separación de poderes, de manera que el poder judicial se ha convertido en una herramienta del poder ejecutivo y usan instrumentos del estado que deberían ser «apolíticos» como la hacienda pública para perseguir a los que ven como adversarios y también para crear grupos de comunicación afines.
    -Utilizan la apelación al «pueblo» para silenciar las críticas que vienen desde ámbitos culturales, judiciales o periodísticos: podemos robar, aprobar leyes como cadena perpetua o la ley mordaza porque el «pueblo» nos apoya; de hecho, vota a candidatos manifiestamente corruptos.
    -Tienen una visión exclusivista del estado vincula a una tradición notablemente antiliberal como es el nacinalcatolismo español, que tiene su origen en los pensadores reaccionarios del siglo XIX como Balmes y el carlismo: todo el que no la comparte es un»antisistema» o, directamente, es ETA.

  4. Carlos Díaz dice:

    Un artículo muy bueno. Personalmente, la mejor definición de populismo (de izquierda) la he encontrado en un artículo publicado en 2011 en una revista costarricense: «una definición […] dada por el autor R. Mayorga: “El concepto de populismo tiene un núcleo significativo con tres dimensiones que son su marco de referencia central: a) una dimensión política en cuento movimiento social conformado alrededor de líderes carismáticos que no se apoyan en estructuras intermedias partidarias, sino precisamente en la movilización de sectores populares, b) una dimensión ideológica definida por una orientación nacionalista de identificación del Estado con el pueblo, y c) un eje de política económica caracterizado por la puesta en práctica de políticas tanto de control estatal de sectores económicos considerados estratégicos como de redistribución de ingresos” (BRENES BARAHONA, Amelia. Estrategias conceptuales sobre populismo: un estado de la cuestión. Revista de Derecho Electoral (Tribunal Supremo de Elecciones de Costa Rica). 2011, núm. 11, p. 12). Saludos.

  5. […] clave sobre los que habla el electorado y lo orienta hacia la conocida dicotomía ellos-nosotros, colocando el eje anti-establishment en la agenda de manera muy clara. Esto obliga a todos los actores a moverse. Sin embargo, para […]

  6. […] clave sobre los que habla el electorado y lo orienta hacia la conocida dicotomía ellos-nosotros, colocando el eje anti-establishment en la agenda de manera muy clara. Esto obliga a todos los actores a moverse. Sin embargo, para […]

Comments are closed.