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Género, mercado laboral y políticas públicas en España: tres décadas de evolución

5 Mar, 2015 -

Uno de los cambios más importantes ocurrido en la economía española durante las últimas tres décadas es el incremento de la participación laboral de las mujeres. Sin embargo, persisten diferencias sustanciales en las tasas de empleo por género y son considerables las diferencias en la tasa de paro, así como en la incidencia de la temporalidad. Además, las mujeres están segregadas en ciertas ocupaciones y existe un diferencial salarial entre hombres y mujeres que se agudiza cuando tenemos en cuenta las características de las mujeres empleadas.

En un trabajo publicado recientemente en el Journal of the Spanish Economic Association junto con Nezih Guner y Ezgi Kaya documentamos la evolución de las diferencias de género en el mercado de trabajo en España durante los último treinta y cinco. Además, proporcionamos una descripción de las políticas implementadas a lo largo de dicho período, que, a la luz de trabajos de investigación previos, podrían haber incidido en alguna medida en el cambio de comportamiento laboral de las mujeres. Para nuestro análisis utilizamos datos de la Encuesta de Población Activa de los años 1977 a 2013, del Panel de Hogares Europeo de 1994 y de la Encuesta de Condiciones de vida de 2004 a 2010. A continuación ofrecemos un resumen de lo que hemos aprendido con este trabajo.

Algunos hechos

  1. En 1977 aproximadamente un 28% del colectivo de mujeres entre 25 y 54 años trabajaba, mientras que en 2013 la cifra ascendía al 63%. En concreto, de acuerdo con nuestro análisis, aproximadamente la mitad del crecimiento en la tasa de empleo femenina entre 1985 y 2005 fue debido a cambios en la composición de la población (educación, estado civil o maternidad), siendo la otra mitad el resultado de cambios en el comportamiento de los distintos grupos, en particular de las mujeres casadas.

  2. Un aspecto que distingue la experiencia española de la de otros países como Estados Unidos es que el aumento en la tasa de participación laboral femenina viene acompañado de una fuerte caída en la tasa de fecundidad. Así, el número de nacimientos por cada 1000 mujeres en edad fértil cayó de 80 en 1975 a 40 en 1993 y ha permanecido estable entorno a esa cifra.

  3. El incremento en la tasa de empleo femenina se produce independientemente del número de hijos de la mujer. Así por ejemplo, la tasa de empleo de las mujeres con dos hijos ascendió del 18% en 1977 al 49% en 2007.

  4. Sin embargo, resulta interesante destacar que, en España, a diferencia de lo que ocurre en otros países de la OCDE, la tasa de empleo de las mujeres es poco sensible a la edad del menor de sus hijos. Como consecuencia, el diferencial con la media de otros países desarrollados es creciente en la edad del hijo menor. Así, en 2007 ascendía a -0.7 puntos porcentuales en el colectivo de madres con hijos de menos de 2 años, a 7.1 en el colectivo con hijos de 3 a 5 años y a 15.4 en el colectivo con hijos de 6 a 16 años.

  5. Pero no sólo las tasas de empleo son diferentes entre hombres y mujeres, además, la distribución de mujeres por ocupación difiere por género de forma sustancial y, de acuerdo con nuestro análisis, dichas diferencias se han mantenido estables desde 1995. Las mujeres se concentran en trabajos administrativos, trabajos del sector servicios y de la distribución comercial.  

    Por supuesto, tanto la menor participación laboral como la segregación ocupacional pueden ser responsables, al menos de forma parcial, de las diferencias salariales por género en España. Nuestro análisis muestra que el diferencial salarial residual, una vez controladas las diferencias en características individuales (educación, experiencia laboral y nacionalidad) y del puesto de trabajo (sector, ocupación e intensidad de la jornada laboral), asciende a 11 puntos porcentuales en 2010, sólo 6 puntos por debajo de la cifra de 1994. Por supuesto podrían existir características de los individuos o de los puestos de trabajo que ocupan que no podemos observar y que podrían causar lo que denominamos el diferencia residual (por ejemplo, existen importantes diferencias de género en las especialidades cursadas por los universitarios, pero estas diferencias no se han podido tener en cuenta en nuestro análisis).

Instituciones y políticas

La literatura económica dedicada a la evaluación del impacto de las políticas familiares o de otro tipo sobre las decisiones de oferta de trabajo de los hogares ha crecido mucho en los últimos años. A continuación enumeramos algunas de las políticas que se han implementado en España en los últimos años y valoramos su efectividad tomando como referencia algunos de estos trabajos.

  1. Entre 1986 y 2008 la tasa de escolarización de los niños de tres años creció desde el 17% al 97%. Esta evolución estuvo favorecida por la Ley de Educación LOGSE de 1990 que introdujo la posibilidad de escolarizar en centros públicos a los niños de 0 a 3 años. De acuerdo con Nollenberger y Rodríguez-Planas (2011) se podría atribuir a dicha ley un aumento del 8% en la tasa de empleo de las madres de niños de menos de 3 años.

  2. La Ley 39/99 reconoció el derecho de los padres a solicitar una baja no remunerada de hasta 3 años tras el nacimiento de un hijo. De acuerdo con Lapuerta, Baizán y González (2010)  tan sólo un 3% de la madres ejercían tal derecho en Diciembre de 2006. La Ley concedía también el derecho de los padres de niños menores de 7 años a reducir su jornada laboral. Un trabajo de Fernández-Kranz y Rodríguez-Planas (2013) encuentra que la ley fue efectiva en incrementar el empleo a tiempo parcial de las madres. Sin embargo, encuentran también evidencia de un efecto perverso de la ley sobre el empleo femenino: se reduce la probabilidad de que una empresa contrate a una mujer en edad fértil y de que etas mujeres sean promocionadas.

  3. Finalmente, en 2003 se introduce una ley que otorga un subsidio a las madres trabajadoras con hijos de 0 a 3 años. La cuantía del subsidio, 100 euros mensuales por cada hijo, podía llegar a representar un 30% del coste de una guardería a tiempo completo. Los trabajos de Sánchez-Mangas y Sánchez-Marcos (2008) y Azmat and González (2010) encuentran evidencia de un impacto positivo sobre la tasa de empleo de las mujeres elegibles de entre un 2% y un 5%.

Sin embargo, las políticas familiares no son el único determinante de las decisiones laborales y de fecundidad de las mujeres. De hecho, países como EEUU en el que las políticas familiares son escasas (por ejemplo, no existe una baja maternal remunerada) tanto la tasa de empleo y como la tasa fecundidad son mayores (72% y 1.93 en 2009) que en España (64% y 1.38 en 2009).

Otras transformaciones importantes a lo largo de este periodo con un posible efecto positivo sobre la tasa de empleo femenina son las siguientes. En primer lugar, la introducción de la Ley del divorcio en 1981 podría haber jugado un papel significativo. Entre otros trabajos, Johnson y Skinner (1986), Sander (1985), Parkman (1992) y Sen (2000) encuentran evidencia de un impacto positivo del riesgo de disolución matrimonial sobre la probabilidad de empleo de las mujeres. En segundo lugar, la posibilidad de tributación separada introducida en el año 1988 podría haber favorecido la oferta de trabajo femenina tal y como se encuentra en los trabajos de Gutiérrez-Domenech (2005) y Kaygusuz (2010). En tercer lugar, los importantes flujos migratorios en España desde el año 2000 han favorecido, según un trabajo de Farré, González y Ortega (2011), la reducción de las interrupciones laborales de la mujeres y el retraso en la edad de jubilación de éstas. Por último, la propagación del uso de anticonceptivos tras la dictadura y la Ley del aborto introducida en el año 1985 podrían haber afectado a la capacidad de las mujeres para controlar sus decisiones de fecundidad y podrían haber tenido un impacto positivo en la organización de sus carreras profesionales, tal y como enfatizan, entre otros, Goldin y Katz (2002).

Sin embargo, existen algunos aspectos institucionales que podrían constituir un obstáculo para la equiparación de las tasas de empleo por género:

  1. España se sitúa en los últimos puestos en el ranking de la OCDE en lo que se refiere a prácticas que favorecen la flexibilidad laboral.

  2. Relacionado con el punto anterior, la organización de la jornada laboral en España es singular y podría elevar el coste de participar en el mercado de trabajo respecto a otros países. Así, de acuerdo con el Harmonized European Time Use Study, mientras que en buena parte de los países europeos sólo un 10% de las personas se encuentran en su puesto de trabajo a las 18.00 horas, en España el porcentaje asciende al 40%. En consecuencia, tal y como se documenta en Tobío (2002), el papel de los abuelos es crucial para facilitar la participación laboral de padres y madres.

  3. Finalmente, la duración de la baja maternal remunerada se extiende por un período de 16 semanas, muy por debajo de la de países como Francia (45.5 semanas), Alemania (48.8 semanas), o Suecia (46.6 semanas). Algunos trabajos como Ruhm (1998), Erosa, Fuster y Restuccia (2010) o Low y Sánchez-Marcos (2014) muestran que el efecto de estas políticas sobre el empleo de las madres es sustancial.

Conclusiones

Podemos concluir por tanto que la evolución de la tasa de empleo de la mujer en las últimas décadas se ha visto favorecida por algunas de las políticas que se han implementado en estos años. Sin embargo, persisten algunos elementos que podrían obstaculizar una mayor reducción de la desigualdad de género en este sentido. Además, la segregación ocupacional es un fenómeno importante y las diferencias salariales por género son sustanciales. Desde nuestro punto de vista existen numerosas cuestiones de interés abiertas en este campo: ¿Por qué las diferencias de empleo entre España y otros países desarrollados crece con la edad del hijo menor? ¿En qué medida la falta de flexibilidad laboral y la singularidad de la organización de la jornada laboral interfieren en la conciliación de la vida familiar y laboral? ¿Por qué en España el incremento de la tasa de empleo femenina estuvo acompañado de una caída de la tasa de fecundidad más abrupta que en otros países? ¿Cuáles son los determinantes de las diferencias salariales por género?

*Las referencias completas de los trabajos citados en el texto pueden consultarse en Gender Gaps in Spain: Policies and Outcomes over the Last Three Decades, Nezih Guner, Ezgi Kaya y Virginia Sánchez Marcos. SERIES (Journal of the Spanish Economic Association) 2014, 5(1), p.61-103


4 comentarios

  1. aviermen dice:

    Un post muy interesante.

    «¿Por qué las diferencias de empleo entre España y otros países desarrollados crece con la edad del hijo menor?»

    ¿Podría ser por la menor incidencia del trabajo a tiempo parcial en España? En Alemania y otros países, el trabajo a tiempo parcial es bastante habitual en mujeres, sobre todo después de tener hijos.

    Una hipótesis es que, comparado con otros países de la UE, en España más mujeres dejasen de trabajar tras tener hijos. O que directamente no trabajasen tampoco antes si ya pensaban que se dedicarían al cuidado de sus futuros hijos.

    Por otro lado, creo que la tasa de empleo femenino a tiempo completo en España, sobre todo antes de la crisis, no era mucho menor que en otros países de la UE, y que la mayor diferencia con respecto a estos países era el menor número de mujeres trabajando a tiempo parcial.

    En cualquier caso, personalmente creo que sería deseable que tener hijos no implique ni que las madres dejen de trabajar, ni que lo hagan a tiempo parcial (con claras consecuencias sobre su vida profesional), sino que trabajen a tiempo completo tal y como lo hacen los padres.

    • Andrés dice:

      Creo que lo que señala el artículo es justo lo contrario: que la ocupación femenina en España es muy poco dependiente de la edad del hijo menor. Y creo que la explicación es la variable edad. Recuerdo haber leído un informe de un instituto internacional de encuestas(ISSP), en que comparaban las opiniones de la población en muchos países del mundo sobre si una mujer con hijos en edad escolar debía trabajar a tiempo completo, a tiempo parcial o no trabajar. La opinión española del momento se dividía mayoritariamente entre la primera y la última opción, frente a países como Alemania que citas en tu respuesta, que se decantaban por el trabajo a tiempo parcial. Las mujeres españolas, como es lógico, eran más favorables al trabajo de las madres, pero la variable que parecía más determinante en la variabilidad de las respuestas era la edad, con corte brusco de las opiniones entre nacid@s antes de de 1960 y después. Necesariamente las españolas que hoy tienen hijos pequeños han nacido mucho después de esa fecha y con toda probabilidad sus parejas también. El hecho confirma la idea de que casi cualquier estudio que indague en los «valores morales»(sexualidad, familia…) en este va a encontrarse (afortunadamente), con ese mismo salto brusco generacional entre quienes ahora tienen menos de 55 años y quienes tenemos más de 60. Porque además dicho cambio de mentalidad, que en aquel momento empezaba a producirse entre la burguesía y las capas medias, es ahora común a todas las clases sociales. Por fin me gustaría que el artículo aclarara si la fuerte caída de la tasa de fecundidad que se vincula al aumento de la tasa de actividad femenina tiene con ésta una relación causal , o más bien refleja la correlación de ambos fenómenos con la variable edad. Estoy convencido que este país padece un grave déficit de políticas de conciliación familiar, pero sospecho que la caída de la fecundidad es casi independiente de ello. Creo las mujeres españolas que llegan a la edad adulta alrededor de 1980 son muy diferentes de las que lo hacían sólo 10 años antes: para ellas la autonomía personal es más importante y la maternidad lo es menos. Es decir: la correlación parcial de la fecundidad y el empleo ¿Es significativa si se descuenta el efecto de la variable edad?Por otro lado el artículo consigue reunir casi todos los elementos para un debate con una concisión admirable.

  2. Virginia Sánchez Marcos dice:

    aviermen,

    gracias por tu comentario. Efectivamente, la imposibilidad de trabajar a tiempo parcial de forma voluntaria podría constituir un problema para que las madres se incorporen al mercado de trabajo. Ciertamente la
    incidencia de la jornada parcial voluntaria es mayor en otros países. De manera más general, la falta de flexibilidad para organizar la jornada laboral podría ser una dificultad para conciliar vida laboral y familiar.

  3. Virginia Sánchez Marcos dice:

    Andrés,

    gracias por tu comentario. Como señalo al final de la entrada, creo que necesitamos entender mejor las razones por las que España, con una tasa de empleo femenina similar o inferior a lade algunos países de nuestro entorno, presenta una tasa de fecundidad claramente inferior. Efectivamente, el incremento de la tasa de empleo en España en las últimas décadas se debe, como ocurrió en otros países, a un cambio en el comportamiento de las generaciones más jóvenes.

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