Horarios

Epílogo y comentarios finales sobre los horarios españoles

5 Feb, 2015 - - @MartinOlalla_JM

Voy a terminar esta serie con unas breves conclusiones y un comentario de la propuesta de la Asociación Española para la Racionalización de los Horarios Españoles, ARHOE, que, entiendo, está sustanciadaen esta presentación.

Extraigo tres ideas del estudio. La primera es que el día invernal podría ser el condicionador más importante de los horarios sociales. El día invernal actuaría como escenario más desfavorable. Si uno se adapta laboralmente a él, todo lo que venga en el resto del año será más luz para más ocio. Tengo una reserva con esta conclusión: me habría gustado analizar más países para corroborarla mejor. La idea, además, debe ser solo válida en latitudes intermedias: ni muy cerca del ecuador ni muy cerca de los círculos polares.

La segunda idea es que los españoles no tienen ningún problema con el huso horario. Empezamos a trabajar cuando sale el Sol (invernal), empezamos a comer a mediodía, dejamos de trabajar cuando se pone el Sol (invernal). Entiéndanse estas afirmaciones en sentido estadístico y referidos al día invernal. Todo los argumentos que puedan oír o leer sobre la necesidad de cambiar de huso no son racionales. Son sentimentales o son supersticiones: usted no tiene un jet-lag permanente ni sufre el síndrome de Greenwich.

La muestra de países analizada es suficientemente indicativa para sostener esta conclusión; particularmente la coincidencia de horarios de España (desfasada con el huso) e Italia (en fase con su huso) es concluyente. Tengo sin embargo una reserva con esta segunda idea: inicié el estudio convencido de que no teníamos un problema con el huso (setenta años me parecían suficientes para haber mitigado sus efectos) y dudo de si sólo he buscado lo que quería encontrar.

La tercera idea es que, efectivamente, la organización de los horarios es diferente en España, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. Puede que sea obvio pero hay que picar datos para corroborarlo. Pero incluso en esta diferencia se encuentran semejanzas interesantes que parecen señalar la influencia de la la latitud (y por tanto las horas de luz invernal) en el problema: véanse las diferencias entre Reino Unido y España o Italia. Pero, igualmente, la latitud no determina el problema: véanse las diferencias entre Estados Unidos y España o Italia. Es decir, los países meridionales podrían tener más opciones o margen de maniobra a la hora de conformar los horarios sociales que los países septentrionales.

Déjenme ahora presentarles al mediodía laboral que es el instante de tiempo en el que un país ha consumido la mitad de su jornada laboral diaria y le queda, por tanto, la otra mitad. Esta es la situación del mediodía laboral para las cuatro estadísticas analizadas.

ritmo-mediana-0

 

Promedio ponderado del actividad laboral diaria en las regiones de España, Reino Unido, Italia y Estados Unidos. El punto marrón señala el mediodía laboral. Las áreas sombreadas a izquierda y derecha del punto representan la misma carga laboral. Los tiempos señalados a izquierda y derecha del mediodía laboral son la distancia al amanecer invernal y la distancia al anochecer invernal.

El punto marrón representa el mediodía laboral. La jornada laboral diaria se ha divido en dos mitades sombreadas de color diferente.

Deben fijarse en el hecho de que el mediodía laboral está localizado muy diferentemente en España, Italia y Reino Unido. Dejo aparte Estados Unidos, otro continente, otra historia. Se señala también en la gráfica el tiempo que ha transcurrido desde el amanecer hasta el mediodía laboral —señalado a la izquierda del mediodía laboral— y el tiempo que queda hasta el anochecer invernal —marcado a su derecha.

En los tres países europeos el primero de estos tiempos es, aproximadamente, cuatro horas y media (debido a que la encuestas de uso del tiempo dividen al día en segmentos de diez minutos no hay diferencia significativa entre 04:15 y 04:34). La coincidencia de estos tres valores es una nueva muestra de que no tenemos un problema con el huso y que la jornada matinal es parecida en los tres países.

Pero hay diferencias: fíjense en que el mediodía laboral coincide con el mediodía solar en España e Italia mientras que es posterior al mediodía solar en Reino Unido. ¿Por qué? Los tres países europeos parten de una situación inicial común (inicio de jornada laboral coincidente con el amanecer invernal: el 50% de actividad se alcanza con el amanecer) pero, a partir de ahí la latitud desempeña un papel: el mediodía solar llega antes cuanto más al norte. En Reino Unido llega en tres horas y media cuando aún no ha habido tiempo para consumir la mitad de la jornada laboral. Sólo habiendo empezado a trabajar antes del amanecer, o si los británicos iniciaran la jornada con el amanecer invernal a un ritmo muy intenso (casi todos trabajando en muy poco margen de tiempo), podrían conseguir que el mediodía laboral se acercara al mediodía solar. A consecuencia de este desplazamiento, quedan menos de tres horas de luz solar para completar la otra mitad de la jornada laboral.

En España e Italia la situación es diferente. El amanecer invernal es cuatro horas y media antes del mediodía y, así, por la mañana se consume la mitad de la jornada laboral de forma natural. Cuando llega el mediodía laboral (muy parecido ahora al mediodía solar) queda aún muchas horas de luz solar invernal. Hay margen para comer tranquilo, dormir siesta o tener ocio antes de enfrentarse a la jornada vespertina. Incluso hay margen para prolongar la jornada laboral matinal y reducir la vespertina: en España 2/3 de la jornada laboral diaria se consumen antes de las 15h (el punto mínimo de la actividad laboral durante el almuerzo). Así la carga laboral española e italiana es más matinal que vespertina; la británica está equilibrada y la americana es más vespertina que matinal. Visto desde otro punto, en España tiene que haber proporcionalmente más trabajadores en jornada continua (y matinal) que en los otros países.

Veamos ahora la propuesta de ARHOE que resumida y esquemáticamente es doble: primero, cambiar el huso; segundo, reducir las horas de las comidas. Si retrasamos el huso la figura anterior se convertiría en esta otra:

ritmo-mediana-2
En el panel superior izquierdo se muestra la situación del promedio ponderado del actividad laboral diaria de las regiones de España si se adoptase el huso WET —adelantando el orto, tránsito y ocaso solar—. La línea discontinua más clara es la actividad laboral británica. La línea discontinua más oscura se la actividad laboral española adelantada una hora para compensar el cambio de huso. Ambas son posibles situaciones a la que tenderían los horarios españoles.

La actividad laboral española sigue siendo la de la línea continua negra cuya área está sombreada y dividida por la mitad. Lo que cambia es la posición de las líneas de orto, tránsito y ocaso solares: se adelantan una hora. Así los españoles entrarían a trabajar tarde: la mitad de la actividad se alcanzaría bastante después del amanecer invernal cuando sólo uno de cada seis trabajadores habría iniciado su jornada. Esto tiene un coste económico indudablemente. El mediodía laboral ocurriría ahora después del mediodía solar. Y los trabajadores cuya jornada de tarde empieza a las 17h (y a esa hora la actividad laboral está creciendo) entrarían al trabajo después de la puesta del Sol invernal. El cambio supone, básicamente, transferir horas de trabajo matinales a horas de trabajo vespertinas.

La estructura horaria sería entonces probablemente inestable. La cuestión es hacia dónde evolucionaría. Creo que nadie puede saberlo cabalmente. Voy a descrbir tres posibilidades extremas.

La primera opción es que, simplemente, el cambio se revocara. A veces no hay mejor forma de zanjar una discusión que la de conceder los deseos. Por otra parte la estabilidad del sistema horario europeo desde la Segunda Guerra Mundial es de destacar: los únicos cambios que hubieron desde entonces —la adopción del huso CET en Portugal y Reino Unido— fracasaron.

La opción diseñada (soñada) de ARHOE parece ser que los españoles por arte de birlibirloque adopten la estructura horaria británica (o americana). Esto requiere, inicialmente, almorzar antes y dedicar menos tiempo al almuerzo —y a la siesta—.

Yo tengo varias objeciones al diseño. La primera es la magnitud del cambio. La estructura horaria británica se ha superpuesto en el panel de España con una línea discontinua clara en esta segunda gráfica. La cantidad de trabajadores que tendrían que modificar sus hábitos de vida a la hora del almuerzo para conseguir de una a otra opción es enorme. ¿Cómo se conduce eso?

La segunda objeción es simple: ¿de verdad es razonable suponer que España va a tener un pico de actividad laboral entre las 14hWET y las 16hWET (es decir entre las 15h y las 17h actuales)… en verano? Los datos americanos (que se refieren a la misma latitud que España) sugieren que es posible, pero el cambio de costumbres en el caso de España no sería sólo enorme, sería colosal.

La tercera objeción es que el sistema seguiría sin ser estable: hay una parte de luz solar desaprovechada por la mañana. Y así llegamos a la tercera opción de evolución del sistema horario. Ya que a la hora del amanecer apenas uno de cada seis trabajadores habría empezado su jornada; es posible que los trabajadores quisieran entrar a trabajar antes, simplemente porque el Sol sale antes. Esto conduciría a transferir horas de trabajo de la tarde a la mañana; para contrarrestar la transferencia contraria inducida por el cambio de huso. Además como el desayuno, el mediodía solar y el almuerzo se han adelantado no es descabellado que se tienda a una estructura horaria que fuera idéntica a la anterior al cambio, pero desplazada una hora antes. Todo habría cambiado para que todo siguiera igual. Esta opción (que se representa por una línea discontinua roja en la figura) no requiere realmente ningún cambio en los hábitos de vida —más que acostumbrase psicológicamente a que con el nuevo huso no se madruga a las 7h.

El aspecto psicológico es interesante: ¿cuándo sentimos que algo se está haciendo tarde o temprano? En mi opinión los datos de las encuestas de tiempo sugieren que la respuesta está relacionada básicamente con el Sol. Pero, podría admitir que hay también una cierta componente psicológica al considerar si las ocho o las nueve es muy temprano o muy tarde para entrar a trabajar.

Los gobiernos juegan con esto en los cambios de hora de primavera y otoño: sería impopular decretar obligatoriamente que entremos a trabajar una hora antes, pero es lo que hacemos cuando los gobiernos (acertadamente) decretan el cambio de hora de marzo.

ARHOE también juega esta baza. ¿Creen ustedes que alguien podría vender eficientemente la idea de «conciliar presupone entrar una hora más tarde a trabajar»? Yo creo que no; incluso parece antinatural. Pero camuflada como «conciliar presupone regresar a Greenwich» la cosa cambia. Sin embargo ambas son iguales: retrasar el huso es retrasar la entrada al trabajo. Lo hacemos todos los otoños.

Mi último apunte está dedicado a todos lo que ansían un mejor conciliación de la vida laboral y familiar: todo lo que se pueda diseñar para el huso WET puede hacerse también con el huso CET; el huso no es causante de una mala conciliación ni incompatible con una buena conciliación. Busquen otro chivo expiatorio. Sigue siendo, principalmente, una cuestión de repartir las nueve horas de luz solar. Reitero mi agradecimiento a los editores de Politikon; a los organismos que realizaron las encuestas de Uso de Tiempo y facilitaron sus datos; a gnuplot, geonames, octave, awk, gcc, emacs, imageMagick, xplanet, google y algunas otras herramientas informáticas que sirvieron para este trabajo.


15 comentarios

  1. Elrohir dice:

    Me quedo con la ultima frase «conciliar presupone entrar una hora más tarde a trabajar». O también salir una hora antes. El ‘problema’, si es que lo es, es que la estructura de horarios española es demasiado dispersa en la tarde. Me cuesta mucho creer que todo ese tiempo «libre» intercalado a mediodía, entre las dos mitades de la jornada, tenga el mismo efecto en el ocio y la atención a asuntos personales que podría tener disponer de esa misma cantidad de tiempo por la tarde. A mediodía no puedes ir a buscar a tus hijos al colegio, es más difícil quedar, las tiendas están cerradas, los centros de ocio también…

    En última instancia, el sentimiento para mí sería ese: la antigua comida laboral de dos horas con puro y chupito está obsoleta, ese tiempo libre debe ser trasladado a otro margen del día donde aporte más valor. Greenwitch sólo es un chivo expiatorio, pero puede ejercer de tontería útil para justificar psicológicamente la idea.

    • Martin Olalla, JM dice:

      Sí, la hipótesis más favorable para con ARHOE es que lo de Greenwich sea solo un tonto útil, un chivo expiatorio o un medio justificado por un fin. Aún así no sería muy honrado. Entre otras cosas porque estaríamos admitiendo que ARHOE sabe qué nos conviene y nosotros mismos, no.

      • Elrohir dice:

        Que sepamos lo que nos conviene y que podamos desplazarnos hacia esa nueva situación a través de decisiones individuales no es lo mismo. Yo lo veo más como un juego de coordinación clásico: ahora mismo estamos en el equilibrio con menor payoff, si un individuo cualquiera se desplaza a título personal fuera del horario común, su payoff baja todavía más. Si existe otro punto de equilibrio con mayor payoff, y si nos valemos de una señal de sincronización común (como por ejemplo crear un mito social sobre Greenwitch), podemos navegar a través del juego viciado para salir del máximo local y situar a todo el mundo en el punto de equilibrio del máximo global.

  2. […] Epílogo y comentarios finales sobre los horarios españoles […]

  3. Iñaki dice:

    He seguido con mucho interés esta serie, da mucho que pensar. Agradecería un comentario, casi un artículo, sobre la forma en la que se han utilizado las herramientas mencionadas en el último párrafo.

    • Martin Olalla, JM dice:

      Más que un comentario eso exigiría varias entradas. Pero bueno, como no tengo tiempo para eso, lo comento.

      Los microdatos de las encuestas tienen una estructuración variable según el país aunque con semejanzas. Exige entender cómo están estructurados lo que implica leerse un howto explicativo, normalmente en lengua vernácula. He usado siempre las versiones ASCII de esos datos. Hay que identificar el código de la persona y el resto de la información relevante (región, día de la semana etc). Después hay que recoger el elenco de actividades y las horas a las que se realizan. Todo eso lo hice programando C y compilando con gcc http://es.wikipedia.org/wiki/GNU_Compiler_Collection). La salida del programa gcc era una serie de datos ya igualmente estructurados para todas las encuestas: identificador, región, tiempo, actividad, localización etc.

      Inicialmente desarrollé en C un algoritmo para identificar las primeras y últimas ocurrencias de las actividades con los que hice las primeras entradas. Posteriormente el programa C a exportó toda la secuencia de actividades y localizaciones.

      En uno y otro caso la salida del programa C era leída en octave (http://es.wikipedia.org/wiki/GNU_Octave) que es un programa de manipulación de datos y que permite realizar estadísticas, cómputos, búsquedas etc. Es la versión gnu de MatLab (http://es.wikipedia.org/wiki/MATLAB).

      Básicamente en octave podía manejar a mi antojo criterios de selección y búsqueda: regiones, días de la semana, trabajadores frente a no trabajadores. Con un criterio determinaba el dato estadístico relevante: medianas, valores medios, promedios ponderados etc.

      Fuera aparte de esto en geonames (http://www.geonames.org/) encontre una base de datos con datos de ciudades: latitud, longitud, población, nivel administrativo etc. Eso me permitió añadir información geográfica. Por ejemplo determinar la latitud promedio de una región. O, simplemente, la población aproximada de cada región, lo que es útil para los promedios ponderados: no pesa igual Cataluña que Ceuta y Melilla.

      La base de geonames es un fichero ASCII con 141871 líneas. Cada línea es una ciudad o lugar geográfico. La estructura de cada línea es muy regular: código, país, latitud, longitud, nombre ascii, nombre utf8, población etc etc etc. Eso lo hacía muy fácil de manejar con AWK (http://es.wikipedia.org/wiki/AWK).

      Con AWK podía, fácilmente, seleccionar país, computar la hora del amanecer invernal de la población (es solo una fórmula donde aparece la latitud y la longitud) y con sort (http://es.wikipedia.org/wiki/Sort_(Unix)) podía ordenar la base de datos de mayor a menor hora de amanecer (o atardecer o mediodía) para obtener un rank plot como estos (http://politikon.es/wp-content/uploads/2015/01/rankplot.png).

      Los valores promedios obtenidos de las estatísticas se guardaban en un fichero ASCII que era leído e interpretado por gnuplot (http://www.gnuplot.info/). Es un lenguaje de generación de gráficas. No funciona con el ratón sino que uno «programa» la gráfica. Esta gráfica de UK (http://politikon.es/wp-content/uploads/2015/01/ritmo-uk.png) y esta otra de ES (http://politikon.es/wp-content/uploads/2015/01/ritmo-es.png) es el mismo programa. Solo cambia la colección de datos que se dibuja.

      Esas gráficas en concreto tienen mucho trabajito interno: 1. no es una gráfica; son cuatro en una. 2. En cada panel se presentan varias cosas: el ritmo de actividad (sobre el eje izquierdo), el promedio diario (sobre el derecho), y los rank-plots de la actividad del Sol (sobre el eje izq porque también varían entre 0 y 100%). 3. Además las gráficas de ritmo de actividad se diferencian según las regiones por otra variable: las horas de luz solar; lo que implica codificar el color, su escala etc. 4. Finalmente hay que poner etiquetas explicativas para que la figura sea, más o menos, autoexplicativa; para facilitar la vida a los cortapegadores :-).

      La diferencia entre estas gráficas y las primeras, por ejemplo esta (http://politikon.es/wp-content/uploads/2014/07/latitud.png), es que inicialmente las gráficas eran más de tipo «científico». Después de las primeras entradas observé que por el tipo de audiencia de politikon tenía que hacer las gráficas de otra forma. Me ha servido también para aprender mucho de gnuplot.

      La salida de gnuplot era un fichero postscript (http://es.wikipedia.org/wiki/PostScript) que no habría podido verse en una página web. Al principio hacía una captura de pantalla de cómo se veía el fichero postscript en mi pantalla. Posteriormente automaticé esa tarea con imagemagick (http://es.wikipedia.org/wiki/ImageMagick) y convertía el fichero postscript en png.

      Aparte de todo esto xplanet (http://en.wikipedia.org/wiki/Xplanet) me sirvió para generar las imágenes de la Tierra con el amanecer (http://politikon.es/wp-content/uploads/2014/10/amanecer.png) o el atardecer, y la animación. La base de geonames sirvió también para poner en esas imágenes las ciudades. E Imagemagick sirvió también para unir los ficheros png en un gif animado http://bit.ly/1uoMhTh.

      Me queda también Natural Earth (http://www.naturalearthdata.com/) que es de donde puede sacar las fronteras (tanto políticas como de husos horarios) que aparecen en los mapas generados en gnuplot. Por ejemplo en este http://politikon.es/wp-content/uploads/2014/10/mapa.png.

      Y en realidad no habría sabido hacer muchas de estas cosas [por ejemplo ese mapa con esas fronteras] si no fuera por google y por gente que ya tuvo de que hacerlo y que tuvo a bien explicarlo en algún sitio.

  4. José Salver dice:

    Vivo en Salamanca, bastante al oeste.

    Siempre he pensado que mi horario estaba mal ajustado, y que conceptos básicos como «mediodía» no podían caer en verano casi quince horas después de comenzado el día y sólo nueve antes de que termine. Eso ni es mediodía ni es nada. Es media tarde.

    Mi opción por atrasar el reloj una hora es, sencillamente, la opción por ajustar el reloj a la realidad.

    Lo que la interesantísima serie de artículos que nos has traído aquí presenta es, en mi opinión, otra cosa: la constatación de que no necesitamos cambiar el reloj para tener unos horarios razonables. Ya los tenemos. Adaptados a nuestra realidad bastante meridional. Y estoy de acuerdo con eso.

    Es más, si hiciéramos un estudio interno, comparando las costumbres laborales de, digamos, las diez mayores ciudades españolas, estoy seguro de que sus horarios no serían idénticos, sino que se adaptarían, casi como un guante, al reloj solar, y no al que marque nuestro móvil o nuestra muñeca. Los señores de Palma, sin duda, «harán todo» una hora antes que los de Vigo, es decir, lo harán a la vez, en términos de hora solar.

    Y esta es la clave del asunto. Quien pretenda regularizar nuestros horarios laborales para hacerlos más racionales, se equivoca pensando que por atrasarlos una hora lo va a conseguir. Porque ése no es el problema. El único problema que tenemos es que dormimos poco, trasnochamos mucho. Pero nuestros horarios laborales son, como demuestran estos artículos, perfectamente homologables a los de nuestros vecinos.

    Mi conclusión es que SI quiero cambiar la hora de mi reloj, porque me apetece vivir en un país donde el mediodía se acerque a las doce horas y no a las quince. No quiero tener la sensación de estar descolocado en el mapa. No quiero que los extranjeros que vienen a España coman a deshora, cenen a deshora, me miren como a un bicho raro, simplemente porque la hora que marca mi reloj no coincide con la que marca mi sol. El sol de España.

    Propugno un cambio de horario, atrasar una hora, pero no para mantener todo igual. No. Una vez cambiado el horario, deberemos levantarnos «una hora de reloj antes», comer una hora de reloj antes, irnos a dormir una hora de reloj antes (bueno, en ese último caso, quizás dos horas antes, pero esta es otra historia).

    Plantear el cambio de hora como una regularización de horarios laborales no tiene sentido. No hace falta. Plantearla como una adecuación a la realidad solar sí lo tiene.

    Cuando hablo por teléfono con Polonia quiero poder decir: «aquí es una hora menos, tenlo en cuenta y llámame un poco más tarde», en lugar de tener que decir, como tengo que hacer ahora: «ya sabes que los españoles somos unos tardones, llámame luego».

    Los españoles no somos unos tardones ni hacemos nada a destiempo. Simplemente, tenemos el reloj mal puesto en hora. Pongámoslo bien de una vez, pero sigamos haciendo las cosas a la misma hora (solar) de siempre.

    Un saludo.

    • Martin Olalla, JM dice:

      Intersante comentario.

      En la entrada comento esto como tercera opción. Que se retrase el huso y se adelanten los horarios. Puede hacerse incluso de forma legal. El gobierno simplemente decreta que todas las horas estipuladas antes de la fecha de «hoy» se entienden expresadas en huso CET y así se seguirán entendiendo. Así si el convenio colectivo expresa que se entra a las 08 se refiere a las 08CET y con el cambio de huso seguiría siendo las 08CET (y no las 08 hora civil), es decir, las 07 hora civil con el nuevo huso.

      Ahora bien esta opción no deja de ser «sentimental» y de tener sus pequeñas ventajas e inconvenientes. Es sentimental porque no es obligatorio que el mediodía sea a las 12h. De hecho la luz artificial ha desplazado asimétricamente la actividad humana, prolongándola por la noche. Así si nos acostamos a las 24h y nos levantamos a las 7h (estoy poniendo valores al tuntún), el mediodía real de actividad humana se sitúa más o menos sobre las 15h-15h30m.

      Entre las ventajas está efectivamente que podríamos vender la idea de que no somos perezosos. En general los horarios españoles matinales serían anteriores por hora de reloj a los del resto de europa (aunque serían cronológicamente coincidentes) y los horarios vespertinos serían coincidentes aunque ocurrirían una hora más tarde. No es poca cosa este apaño publicitario. Cuando publiqué mi primera aportación sobre el tema escribí a un blog de física y les comenté mi trabajo. Lo reseñaron en el blog. El título de la entrada es llamativo: «un físico explica porqué los españoles no son en realidad perezosos» (http://blog.physicsworld.com/2014/07/03/physicist-explains-why-spaniards-arent-actually-lazy/).

      La gran ventaja sería no obstante para los extranjeros. Ellos son los que visitan tierra extraña. También para los españoles que viajan al extranjero. Por ejemplo los alemanes que visitan España cambiarían su hora y comerían más de acorde con la hora solar a la que comen. Los británicos no la cambiarían y también comerían a una hora solar más acorde con la que comen en UK. Y a lo mejor no compararíamos tan alegremente las horas de almorzar de Polonia y España porque no tendrían el mismo huso; mientras que ahora sí se hace, demasiado alegremente (http://bit.ly/Sfw1UO).

      Veo no obstantes dos inconvenientes. El primero es romper una estabilidad que funciona y a la que nos hemos acostumbrado bien. Implica cambiar psicológicamente de actitud. Usted y yo somos capaces de abstraer y entender qué significa retrasar el huso y adelantar los horarios. Nada. Pero para mucha gente le estarían tocando la vida. ¿Y todo para qué? Realmente para nada. Pura cosmética. Sería parecido a un cambio de moneda pero sin efectos reales. Habría gente viviendo en un huso pero mentalmente en otro. Habría que cambiar la idea de que las siete de la mañana es madrugar por las siete de la mañana no es madrugar. ¿Podría funcionar? Sí, pero… incluso creo que sería la única forma racional de hacerlo… pero, realmente ¿para qué? es para nada.

      El otro inconveniente es un simpático coste de oportunidad. Imagínese que es usted restaurador y que tiene un restaurante en la costa. Con el sistema actual tiene clientela potencial a las 12, 13, 14, 15 e incluso 16. Puede rotar comensales y servir muchas comidas durante el almuerzo en poco espacio. Los extranjeros vendrán antes, los españoles después. Si se homogeiniza la hora y los británicos no cambian la suya al llegar a España, los alemanes sí, y los españoles adelantan una hora sus horarios… nos encontraremos todos peleando por las mismas mesas a la misma hora.

      • José Salver dice:

        La verdad es que estamos de acuerdo. El cambio real sería meramente cosmético, y no supondría ninguna racionalización de esas tan cacareadas, porque no hay nada que racionalizar, salvo, repito, la «maldita» costumbre que tenemos los españoles de prolongar las veladas nocturnas robándonos horas de sueño.

        Pero eso no tiene que ver con los horarios, sino con las costumbres.

        Para mí, no obstante, es muy importante el efecto psicológico o de «mala fama». Creo que tiene un coste real para nuestro país. Se percibe cada vez que hablo con el extranjero por asuntos laborales. Habría que considerarlo.

        En cuanto al simpático efecto «doble comida, doble cena», estoy de acuerdo. Y ya lo había pensado, porque lo hemos visto todos, en nuestras vacaciones costeras.: lo que ocurre es que a lo mejor los sufridos trabajadores de los restaurantes de playa, a los que hacemos trabajar más de la cuenta con esas comidas y esas cenas interminables, nos agradecerían lo contrario…

        Señalar por último que el «simpático efecto de coste de oportunidad» también lo comprobé en el año y medio que viví en Canarias. ¿Cómo, me preguntará alguien? ¡Pero si allí ya tienen una hora menos!

        Pues porque en Canarias «deberían» retrasar también su reloj una hora. Porque los canarios tienen el reloj, más o menos, igual de mal puesto en hora que los peninsulares, solo que «más para allá». Así que el señor alemán se planta en la playa de Maspalomas para comer a la una de la tarde (las dos en Berlín), mientras que los españoles llegan a las dos y cuarto (las tres y pico en Madrid).

        De todas formas, para mí lo esencial es que las cosas estén en su sitio: si nos toca tal hora, pues, coño, nos toca: qué le vamos a hacer.

        Luego lo demás ya se ajustará… Porque nada más triste que observar el mapa de husos horarios mundiales y ver a España convertida en una especie de «segunda China», con el horario forzado, «estirado» hace el oeste, por decisiones políticas. En el caso de los chinos, decisiones dictariales. Y en el nuestro… ¡en el nuestro también!

        Un cordial saludo.

        • Martin-Olalla, Jose-Maria dice:

          1. No soy experto pero intuitivamente diría que es beneficioso para los trabajadores de la hostelería (y para los empresarios) que haya ese reparto de horas.

          2. Respecto de la historia yo no compro la visión de que Franco nos puso la hora de Berlín para complacer a Hitler y blablabla. Primero porque antes que Franco la II República ya empleó este mismo horario durante la Guerra Civil. Segundo porque Francia (poco antes de ser invadida por Alemania) también lo empleó. Y también durante la SGM, Gran Bretaña, y Portugal.

          Parece claro que la razón fue la economía de guerra y lo interesante no es quién lo implementó o porqué se implementó tanto en Francia, como en España y el Benelux el horario CET; lo interesante es porqué se mantuvo. En Francia y Benelux sería, supuestamente y con esta visión, el horario del invasor. Deben ser muy masoquistas.

          Finalmente el mapa mundi abundan mucho las regiones con huso adelantado respecto de las regiones con huso retrasado; que son pocas y de poca amplitud. China es un ejemplo extremo. Sí, es cierto, tienen un huso civil común mientras que abarcan tres husos naturales y es el de Pekín pero… curiosamente es el más adelantado.

          Chile estaba más o menos en la misma situación que España: un huso adelantada en invierno (austral), dos en verano (aunque claro, su amplitud en longitud es más pequeña que España). Ahora está dos husos adelantado durante todo el año al haber suprimido el horario… de invierno.

          El adelanto respecto del huso abunda. Parece que tiene que ver con lo que comenté en la respuesta anterior: el mediodía real de actividad de una persona está más cerca de las 14h-15h debido al prolongamiento de la vida nocturna por lanoche (pero no por la madrugada). Adelantar el huso implica acercar algo este valor al mediodía solar. Podría ser una explicación pero yo no lo veo tan claro.

  5. xos dice:

    ¿Se ahorraría electricidad con el cambio de huso horario en los hogares y las industrias? Probablemente sería muy asimétrico, probablemente el Levante, o mejor, Baleares saldrían perdiendo, y Galicia ganaría, especialmente Galicia por ser la única CCAA peninsular a la misma longitud que Portugal, con una hora menos. Y a Madrid, por ejemplo, ni fu ni fa.

    • José Salver dice:

      Es un tema interesante el de los «microcambios», que le sugería al autor encomentarios anteriores. Porque el efecto de un cambio de horario no sería el mismo en Baleares que en Galicia, evidentemente.

      Creo que para responder a esa pregunta sería preciso hacer un estudio detallado de los diferentes horarios efectivos dentro de España, para analizar si existe, como sospecho, una gradualidad en ellos, es decir, que cuanto más nos movemos hacia el oeste «más tarde» comienzan las actividades cotidianas.

      Si así fuera, se confirmaría mi sospecha: pasado el shock inicial, un cambio de horario oficial sería inmediatamente asumido por la sociedad, que seguiría rigiéndose en la práctica por lo que tiene que regirse, por el horario que resulte más eficiente para aprovechar la luz solar.

    • Martin Olalla, JM dice:

      El óptimo energético se conseguiría probablemente entrando a trabajar con el amanecer. Eso supondría variar la hora de entrada al trabajo a lo largo del año. Si queremos hacerla estable lo lógico es que sea similar a la del amanecer invernal.

      Hacerlo más tarde que el amanecer invernal implicaría que se desaprovecharía luz solar durante todo el año por la mañana. Y conllevaría más actividad nocturna por la noche.

      Los datos muestran que la actividad económica española está bastante bien ajustada con el amanecer invernal. Incluso cuando se desglosa por regiones. Sin que haya grandes perjudicadas. Y sin que Galicia (por poner el extremo) sea la región con actividad más madrugadora (más lejana del amanecer).

  6. La nueva cultura digital ayuda sin duda a ahorrar trayectos y por lo tanto, tiempo, y disponer de mejores horarios.

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