A casi dos años de las elecciones presidenciales de noviembre del 2016, el circo político Americano ya está en marcha. Los caucus de Iowa, el evento inaugural de las primarias, será de aquí doce meses, así que todos los presidenciables, sin excepción, están empezando a moverse para ocupar buenos sitios en la parrilla de salida.

Voy a concentrarme, de momento, en las primarias de los republicanos, ya que los demócratas parecen tener bastante claro ya quién será su candidato (Hillary Clinton, salvo sorpresa descomunal). Esto quiere decir que la primaria será menos divertida de lo que debería, ya que sólo tendremos elecciones competitivas a un lado, pero al menos tendremos ese circo en el partido con más chiflados, así que no será del todo aburrida.

Empezaremos con lo básico: las primarias invisibles. Hablé sobre ellas aquí, pero vale la pena recordar qué son. Básicamente es la preparación que todos los candidatos hacen entre bastidores antes de hacer pública su candidatura, sondeando a las élites del partido sobre posibles apoyos, hablando con donantes y gente con contactos en las altas esferas sobre prioridades y expectativas, y cortejando a los medios de comunicación conservadores para convencerles que eres un candidato viable y de firmes convicciones.

Todo esto puede sonar muy sofisticado y conspiratorio, pero es un proceso casi inevitable. Los partidos políticos como tal no existen en Estados Unidos, así que un candidato debe construir una estructura de campaña a su alrededor para poder competir. Dado que el número de profesionales de la política con experiencia nacional y gente con acceso a grandes donantes es limitado, la primaria invisible es a menudo una primera criba entre los presidenciables de ese año. Afortunadamente para los candidatos republicanos, el partido ahora mismo es una coalición de múltiples grupos de interés y tendencias ideológicas a menudo contrapuestas, así que hay muchos nichos que ocupar antes de quedarse sin sitio en la parrilla.

Los mayores cuellos de botella en este proceso, paradójicamente, son Iowa y New Hampshire. Ambos estados son relativamente pequeños y homogéneos, pero el número de notables y organizadores locales es limitado. Montar una campaña en Iowa, con su peculiar sistema de caucus, es especialmente laborioso, ya que es necesario poder construir una estructura con delegados en todos lo lugares de votación para poder sacar resultados decentes. Aunque siempre hay activistas que movilizar, no hay tantos disponibles como para permitir que todos los candidatos puedan competir. Es por este motivo que hay candidatos que ignoran Iowa y apuestan sólo por New Hampshire, donde el sistema de primarias directas y la enormidad de la Cámara de Representantes local (400 para un estado de 1,3 millones de habitantes) dejan unos comicios más abiertos y menos dominados por élites locales.

Estos días estamos asistiendo a las últimas semanas de primarias invisibles, cuando los candidatos empiezan a tener información más o menos fiable sobre qué apoyos pueden esperar conseguir por parte de las élites del partido y de sus activistas. Vamos a dar un breve repaso al estado del partido y los candidatos que parecen estar pensando en dar un paso adelante, junto con las facciones del GOP estos días. Es un dibujo… complicado. Veamos.

Las cinco caras del partido republicano

El partido republicano, igual que el partido demócrata, es una coalición informal de varias facciones ideológicas que se pelean por el poder. Tradicionalmente los demócratas eran el partido más fratricida y diverso ideológicamente, pero en los últimos tiempos el GOP es quien tiene una vida interior más rica y entretenida. Hay varias clasificaciones para describir el partido, pero esencialmente diría que dentro del GOP hay cinco tendencias: moderados/libre empresa, cristianorepublicanos, libertarios, halcones y tea partiers.

El sector moderado es el GOP tradicional, el del establishment de Washington. Es el partido de la cámara de comercio, Wall Street, gran industria y demás ganadores del sistema, preocupados ante todo por la economía. Los cristianorepublicanos es el sector conservador, pro-vida, pro-familia y pro-valores tradicionales, los votantes evangélicos. Los libertarios son los amantes del estado mínimo y la disciplina fiscal, que quieren que el gobierno les deje en paz. Los halcones son el sector que no ha visto un problema en el mundo que no pueda ser solucionado bombardeándolo. Los tea partiers es el sector masa enfurecida del partido, anti-Obama, muy conservadores en lo económico y con una total desconfianza hacia el establishment del país.

Estas facciones, por supuesto, no son absolutas; es perfectamente posible describir al partido con categorías distintas y tener también una explicación coherente. Los halcones, por ejemplo, están casi extinguidos como facción organizada; los libertarios son a menudo cristofrikis o tea partiers disfrazados, y el sector moderado es menos homogéneo de lo que parece.

Las bases del partido son mayoritariamente moderadas, aunque es difícil decir hasta que punto. Los evangélicos son sobre un 15% del partido, los libertarios otro tanto, el tea party se mueve entre un 10 y un 30% según a quién preguntes (hay quien es de la opinión que el tea party ha radicalizado a los moderados) y los halcones hacen ruido cada vez que pasa algo horrible en el mundo para echarle la culpa a Obama, pero no parecen tener un candidato viable. Lo bonito del proceso de primarias es que no hace falta hacer demasiadas estimaciones sobre la fuerza de cada grupo; lo veremos en las urnas a partir de enero.

Hora pues, de repasar los candidatos… algo que haremos mañana, con algo más de calma.