Internacional

Elecciones en Estados Unidos: la previa

3 Nov, 2014 - - @egocrata

Mañana hay elecciones en Estados Unidos. Como he comentado en artículos anteriores, son casi igual de importantes o más que las presidenciales en muchos aspectos, aunque no se les preste demasiada atención. En las votaciones de mañana se vota toda la cámara de representantes federal, un tercio de senadores, 36 gobernadores y 48 legislaturas estatales, además de la habitual miriada de referéndums, consultas locales y elecciones municipales en muchos lugares del país. Es imposible cubrirlo todo, pero dejadme al menos dar un repaso a las cosas más interesantes que veremos el martes, y las cuatro cosas que uno tiene  que saber para sonar inteligente cuando alguien quiera hablar de elecciones.

La inutilidad congénita del partido demócrata

Los demócratas son un partido no demasiado competente. Hace seis años, cuando Obama ganó la presidencia y el partido ganó el control de las dos cámaras del Congreso, la tasa de paro rozaba el 11%, el déficit federal iba camino del 10% del PIB, el sistema financiero se hundía, la economía se contraía a un 8% anual y el país andaba metido en dos guerras interminables que no podían ganar. Seis años después el paro está por debajo del 6%, el déficit por debajo del 3%, los bancos son estables y tienen un sistema regulatorio completamente nuevo, la economía crece por encima del 3% (y lleva años de expansión continua) y el país va camino de salir de la última guerra que le quedaba, mientras busca en meterse en otra nueva en Siria (no todo ha salido bien). Aunque las desigualdades no han disminuido, el partido aprobó la mayor expansión del estado de bienestar americano desde los años sesenta (la reforma de la sanidad) y los salarios finalmente están empezando a repuntar.

La respuesta de los Estados Unidos a la gran recesión, comparada con el resto del mundo desarrollado, ha sido modélica. Aun con todos sus problemas (que los ha habido), los resultados de los últimos seis años dan para estar orgullosos… pero los demócratas van a perder estas elecciones horriblemente de todos modos.  Es casi incomprensible que un Presidente y una mayoría legislativa con una hoja de servicios tan favorable no anden proclamando victoria a los cuatro vientos, pero la campaña de Obama y el partido demócrata ha sido bastante vergonzosa. El presidente es bastante impopular, en no poca medida porque ha sido incapaz de vender sus éxitos, y el su partido en vez de plantarse y decir que las cosas van bien se ha pasado los últimos meses haciendo lo que saben hacer mejor, esconderse para que los republicanos no les peguen.

La campaña del GOP, mientras tanto, ha sido peculiar: quejarse que Washington no funciona (en no poca medida por su culpa), decir que la Casa Blanca está llena de inútiles que no han conseguido detener la epidemia de ébola en Estados Unidos (que no existe), decir que ISIS va a dominar el mundo de forma inminente (no) y prometer que van a bajar impuestos (eso siempre). Lo de derogar la reforma de la sanidad parece que se les ha pasado. Dado que en las mid terms acostumbra a votar poca gente, y quien lo hace es a menudo más viejo, más blanco y más rico que en las presidenciales, eso les bastará para sacar buenos resultados, a buen seguro.

Elecciones federales: Cámara de Representantes

Gracias a generosas dosis de gerrymandering y ventajas estructurales del voto republicano (los demócratas viven sobre todo en zonas urbanas, y concentran su voto en pocos distritos de forma bastante ineficiente) la Cámara de Representantes seguirá en manos del GOP hasta el año 2020,  salvo catástrofe o milagro, y no vale la pena prestarle atención. John Boehner va a seguir dominando la agenda del sistema político americano, y seguirá bloqueando absolutamente todo mientras tengamos un demócrata en la Casa Blanca (algo previsible también hasta el 2020).

¿Qué sucede ese año? El 2020 es un año de censo, y es entonces cuando se redistribuyen los escaños en la cámara baja y el colegio electoral. Es entonces cuando las cámaras legislativas de cada estado redibujarán los distritos electorales, y quizás veamos un mapa más competitivo.

Elecciones federales: Senado

Aquí es donde han concentrado su atención los periodistas, ya que hay algo de suspense. Los senadores se escogen con votaciones estatales, así que no hay gerrymandering que valga, y tienen elecciones algo más competitivas. No mucho más, pero algo es algo.

Los demócratas ahora mismo controlan la cámara, pero tienen un riesgo muy elevado de perderla. Esto sucederá en parte por su propia incompetencia, y en parte por motivos estructurales: la cohorte de senadores que entra al ruedo este ciclo son los elegidos el 2008, un año que fue increíblemente favorable para los demócratas. Como «vamos a morir todos» y crisis financiera apocalíptica de favorable, vamos. En el grupo de legisladores luchando por sus vidas mañana hay un montón de demócratas que ganaron por pura suerte en estados muy conservadores, y que seguramente caerán sin demasiada ceremonia.

No me voy a meter en detalles sobre quién va a ganar y quien va a perder; no hay demasiadas batallas divertidas, y otra gente hace predicciones mejor que yo. Ahora mismo los cuatro estados en la frontera de dudosos son Kansas (curiosamente, uno que pueden perder los republicanos), Georgia (idem), Alaska y Iowa;  los republicanos casi seguro echaran al pobre incumbent demócrata en Montana, Dakota del Sur, West Virginia, Arkansas y Louisiana.

La realidad, sin embargo, es bastante más simple: esto no importa demasiado. Los republicanos no tendrán mayoría suficiente para levantar vetos presidenciales, así que Obama les bloqueará todo lo que no le guste. El 2016 el mapa de escaños a reelegir es muy hostil a los republicanos (es la cohorte del 2010, un año buenísimo para el GOP), y siendo como es un año de presidenciales, la participación será bastante más alta, así que es previsible que el senado vuelva a manos demócratas.

Lo que de verdad importa: elecciones estatales

Aquí es donde está la acción de veras, y donde hay batallas electorales divertidas. Hablé sobre ellas hace unos días; si queréis ver cómo andan las encuestas, Nate Silver tiene un resumen aquí. De momento Maine parece decantarse ligeramente hacia los demócratas, con el candidato independiente pidiendo el voto para ellos; igual que Kansas, Colorado, Florida e Illinois. Alaska, Michigan, Wisconsin y Massachusetts pintan para los republicanos. Lo de Massachusetts tiene cierto mérito, con los demócratas presentando a la peor candidata del mundo conocido, Martha Coakley, camino de repetir la proeza de perder unas elecciones en el estado más progresista del país contra un republicano.

Las elecciones más importantes de todas, al menos para mi salud mental, siguen siendo en Connecticut, y Nate Silver da un empate total y absoluto, sin atreverse a dar un favorito. La noticia este fin de semana ha sido la retirada del candidato independiente Joe Visconti, un tipo que tenía entre un 7 y 9% en las encuestas y que se pasaba la vida hablando sobre la necesidad de derogar la dura regulación sobre armas de fuego en el estado (recordatorio: este es el motivo por el que se aprobó la ley), y ha pedido a sus seguidores que voten al candidato republicano. Malloy, el gobernador demócrata, tenía una ligerísima ventaja en las encuestas, pero sabe Dios cómo afectará esto la campaña.

Lo divertido, claro está, es que Visconti seguirá estando en las papeletas; el tipo es candidato oficialmente, y su retirada no hace que deje de serlo. El recuento va a ser la mar de divertido.

Elecciones estatales: legislativos

Algo que en la prensa se habla muy poco, pero que es necesario recalcar: en los últimos años los estados han sido mucho más activos que el gobierno federal aprobando leyes en gran medida debido a la emergencia de «gobiernos monocolor» en los últimos años. Esto es, estados donde el mismo partido controla el gobernador y las dos cámaras legislativas (49 estados son bicamerales. No preguntéis por qué), pudiendo sacar adelante una agenda coherente sin pedir permiso a nadie. Esto ha hecho que las políticas públicas entre estados sean muy, muy distintas, con enormes diferencias en gasto social, nivel impositivo o incluso progresividad del sistema fiscal. En algunos estados esto también ha hecho que el partido al mando se pasara espectacularmente de frenada sacando adelante agendas radicalmente enloquecidas (Kansas), pero en general es un cambio agradable ante el completo bloqueo a nivel federal.

Lo de tener un «gobierno monocolor», por cierto, no quiere decir el proceso legislativo sea necesariamente ordenado. Tengo que escribir un día de estos sobre cómo es el día a día legislativo en un sistema «presidencial» (bueno, gubernatorial), y lo divertido que resulta ser.

Referéndums:

Hay un montón; es imposible cubrirlos todos. Aquí va una lista de los más divertidos / curiosos / relevantes:

  • Subidas de salario mínimo en cinco estados: Arkansas, Dakota del Sur, Nebraska, Alaska e Illinois.
  • Eliminar la ley seca en varios condados de Arkansas.
  • Aborto, con tres estados intentando endurecer restricciones. En el caso de Dakota del Norte, con una ley durísima que acabaría en los tribunales casi seguro.
  • Alabama y Misisipí quieren incluir el  derecho a cazar y pescar en su constitución.
  • Legalizar marihuana en DC, Alaska, Oregon y Florida (este último sólo para uso médico).
  • Prohibir la implantación de la Sharia en Alabama. (No, no tiene sentido alguno.)

Todas estas consultas, por cierto, son decididas por los estados sin intervención federal, y (casi) siempre se restringen a competencias puramente estatales. Cuando no lo hacen, o la ley aprobada es inconstitucional, los tribunales federales se cargan las decisiones estatales de forma rutinaria, sean la voluntad del pueblo de Texas o no. Hay cosas que nadie se atreve a preguntar en referéndum por motivos obvios, y otras que son aprobadas pero que son tan contrarias a la jurisprudencia federal que nunca llegan a ser aplicadas, aunque hay un sector friki de la derecha ultra que insiste que los estados pueden nulificar leyes federales.

Esto, por cierto, es perfectamente normal en un sistema federal moderno o en cualquier democracia con poderes descentralizados: los diferentes niveles de gobierno se pelean constantemente sobre sus atribuciones, y lo hacen casi siempre a golpe de tribunal. Hablaba sobre esto el otro día.

Conclusión: mucho que votar

Si algo debe quedar claro es que estas elecciones tienen poco que ver con la economía. Como recordaban por el NYT, las midterms son elecciones un tanto peculiares con participación baja y un electorado a menudo mucho más ideológico que en las presidenciales. Como consecuencia, aunque el mejor predictor de voto en las presidenciales es cómo va la economía, en las legislativas sin embargo es la popularidad del presidente. Curiosamente la valoración del jefe del ejecutivo tiene poco que ver con los resultados económicos (Obama era relativamente impopular el 2012, pero la economía iba lo suficiente bien para que saliera reelegido), y mucho con cosas más generales como imagen de competencia, el nivel de rencor partidista en Washington, crisis fuera del control del gobierno pero que son vistas como su responsabilidad igual o la última enfermedad africana pavorosa que realmente no ha matado aún a nadie en el país.  Los medios leerán grandes mensajes en los resultados del martes, pero la realidad seguirá siendo la misma: Estados Unidos va (bastante) bien, Washington seguirá bloqueado, el presidente está ya bastante de vuelta de todo.

Lo que se hablará poco, pero sí es importante, serán los resultados a nivel estatal. De eso hablaremos el martes por la noche.


8 comentarios

  1. Un artículo ameno y descriptivo. A mí me llaman la atención dos cosas. La primera es que la función que tiene la existencia de diferentes estados es la de diferenciarse. La segunda es que los estados no pueden invadir competencias federales (y viceversa) ni aún escudándose en votaciones. Estas reglas parecen sencillas, pero creo que todavía son complicadas de entender en muchas partes de Europa.

    Un cordial saludo.

  2. Lole dice:

    ¿Por qué el gerrimandering beneficia a los republicanos? ¿Los demócratas no lo usan?

    • PaulJBis dice:

      Creo que es porque la última vez que se redibujaron los distritos electorales (¿2010?), la Cámara estaba en manos de los republicanos, así que tuvieron la ventaja de hacer lo que quisieran.

      • Roger Senserrich dice:

        Las cámaras legislativas estatales, más concretamente. Los distritos los dibujan los estados, no el Congreso. Y lo hacen como les rota.

  3. Roger Senserrich dice:

    En el año 2010 se hizo el último censo, y por lo tanto se redibujaron los distritos por última vez. Las midterms del 2010 fueron buenas para los republicanos, que ganaron un montón de elecciones legislativas a nivel estatal. Los demócratas no tienen gerrymandering a su favor no porque no quieran, sino porque no pudieron: la última vez que tocaba no estaban en el poder.

  4. PNCad dice:

    Un hecho curioso sobre los referendums de ma;ana en Illinois, no son vinculantes. Los democratas se estan cuidando muy mucho de comprometerse a algo, no sea que luego tengan que cumplirlo.
    Entonces porque lo hacen? Porque esperan sacar de casa a gente «de izquierdas para votar los referendums en materia social (salario minimo, metodos anticonceptivos, subir impuestos a los ricos) y, ya que estan, que les de menos pereza votar por un gobernador afin.

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