Nueva Inglaterra ha producido grandes, maravillosas historias de corrupción. La política local combina ejemplos de profesionalismo y eficiencia con algunos rincones con casi tres siglos de podredumbre institucional acumulada desde tiempos coloniales. En las ciudades de la región, donde el partido demócrata ha dominado la alcaldía durante décadas, la región ha generado algunas historias épicas.

Ya he hablado de algunas en Connecticut (desde el gobernador repetidamente encarcelado al método más habitual de renovar alcaldes Hartford, vía cárcel, al pedófilo de Waterbury) pero ninguno, repito, ninguno llega a la altura de Buddy Cianci, ex-alcalde de Providence, ex presidiario, y gran favorito a ganar en noviembre. Ha sido alcalde de Providende dos veces (1974-1984 y 1991-2002); su primera dimisión fue por liarse a tortas con el amante de su mujer, la segunda fue condenado por uno de los 27 de cargos de corrupción y enviado a la cárcel. En sus ratos libres fuera de prisión o el ayuntamiento, Cianci tiene un programa de radio que utiliza para trollear a los políticos locales alegremente.

El NYT le dedica hoy un artículo estupendo lleno de anécdotas realmente maravillosas e incluso menciona el epitafio de uno de los residentes más famosos de la ciudad de Providence, H.P. Lovecraft. El Boston Globe tuvo otro hace unos días. Los periodistas, no hace falta decirlo, adoran a Cianci, una fuente inagotable de noticias y diversión. Los votantes de Providence parece que también lo adoran; Cianci se ha presentado a alcalde este año otra vez, y va camino de recuperar la alcaldía. Con el apoyo de medio partido demócrata votando contra su propio candidato.

Lo dicho, un genio.