Política

Vacaciones diferentes, vueltas a la escuela desiguales

10 Oct, 2014 -

Por Queralt Capsada.

Ya hace unas semanas de las imágenes de niños y niñas volviendo a la escuela con sus mochilas llenas de libros y cuadernos para estrenar. La pereza de volver a clase después de unas largas vacaciones de verano a menudo se compensa con las ganas de volver a ver los compañeros de y explicarse qué han hecho durante el verano. Aunque a todos nos cuesta arrancar después de tantos días sin escuela, a algunos se les hace más difícil que a otros, ya que no todos han hecho lo mismo durante las vacaciones. Y, seguramente, el profesorado lo nota. Algunos alumnos vuelven a la escuela y el punto del libro no se ha movido (o incluso ha avanzado), mientras que otros han retrocedido algunas páginas del libro de texto.

Ya a principios del siglo XX investigadores americanos detectaron una bajada en los conocimientos del alumnado a lo largo de las vacaciones de verano, equivalente a la pérdida de un mes de clase de un curso escolar. En todos los estudios se observaba que el nivel de conocimientos en matemática disminuía, pero los resultados en cuanto a los conocimientos relacionados con la lectura eran menos concluyentes y contradictorios: algunos estudios mostraban un mantenimiento (o incluso aumento) en el nivel de comprensión lectora, mientras que otros mostraban una reducción.

No fue hasta la década de los 60’s y 70’s cuando se dio respuesta a esta contradicción. La emergente preocupación entre los sociólogos de la época por la desigualdad social puso el enfoque en las diferencias según los antecedentes familiares del alumnado. Mientras que la mayoría de los alumnos experimentan una disminución de sus conocimientos en matemáticas a lo largo de las vacaciones de verano, sólo aquellos que provienen de un entorno socioeconómico más desfavorecido (menor nivel cultural, económico y social) experimentan una reducción de su capacidad de comprensión lectora a lo largo del verano. La explicación que se proporcionó es que, mientras que el aprendizaje matemático se realiza principalmente en el aula -y cuanto más aumenta el nivel más difícil es hacerlo fuera del aula-, la comprensión lectora (de cualquier idioma, materno o no materno) es más fácilmente desarrollable fuera del aula. Por lo tanto, durante el verano aquellos que leen mantienen y mejoran su nivel de comprensión lectora, mientras que los que no lo hacen lo empeoran. Claramente, los alumnos con padres con un mayor nivel socioeconómico y cultural tienden a leer más, ya sea porque tienen mayor acceso a libros u otro material de lectura, o bien porque los incentivan a leer en mayor medida que en otros entornos socioeconómicos. De forma que parece que el capital cultual juega aquí un papel clave a la hora de mantener el nivel de comprensión lectora del alumnado.

Aparte del acceso y promoción que se haga de la lectura desde casa, otra explicación que se ha planteado para explicar las diferencias en la pérdida/mantenimiento de conocimiento a lo largo del verano es el de las actividades que se llevan a cabo. Durante el verano, aquellas familias con más recursos económicos y culturales tienen más capacidad para hacer participar a sus hijos en actividades que promuevan el aprendizaje, desde colonias y campamentos de inglés y musicales hasta salidas a museos, exposiciones y conciertos. Sin embargo, la investigación ha demostrado que, al menos en las edades más jóvenes, las diferencias en la pérdida/mantenimiento del aprendizaje no se centran tanto en estas actividades que se llevan a cabo fuera de casa sino en las que se desarrollan dentro de casa, como por ejemplo la lectura.

De forma que, mientras que a lo largo del curso la escuela actúa como agente igualador, facilitando el aprendizaje y adquisición de conocimientos entre todos -incluidos aquellos que provienen de familias con un menor capital cultural-, a lo largo del verano los alumnos experimentan una pérdida de conocimientos, y en mayor medida aquellos que provienen de entornos más desfavorecidos.

Algunas de las soluciones que se plantean para disminuir las desigualdades generadas a lo largo del verano son cambios en el calendario y/o la promoción de las escuelas de verano. En el primero de los casos, la reducción del número de días de vacaciones concentrados en verano para repartirlos a lo largo del curso sería una opción. Sin embargo, habría que acompañarlo de flexibilidad laboral de los padres para pedir vacaciones en estos periodos y/o de actividades complementarias no curriculares para asegurar que aquellos alumnos que lo necesiten puedan disfrutar de actividades a la escuela en días no lectivos.

En segundo lugar, otra alternativa (no excluyente al anterior) sería la de la promoción de las escuelas de verano. En lugar de dejar a los alumnos durante todo el verano a merced de sus padres y abuelos, promover una escuela de verano donde los alumnos sigan manteniendo su nivel de conocimientos a través de actividades no lectivas sería una medida más a tener en cuenta. Grupos de lectura o actividades lúdicas que incorporen resolución de problemas facilitarían el mantenimiento del nivel de conocimientos del alumnado, con independencia de su procedencia familiar. A la vez, estas actividades difundirían la importancia de la lectura y del mantenimiento de los conocimientos entre las familias que tienen menos información y recursos. Pasar algunas mañanas de verano a la biblioteca pública del barrio no puede hacer daño a nadie, más bien al contrario.

Aunque estas no son propuestas nuevas y el debate es ya antiguo, lo que sí sería nuevo es plantearnos posibles soluciones y políticas al inicio de curso, y no cuando el verano está al llegar y todo el mundo tiene en la cabeza las vacaciones y no garantizar la igualdad de oportunidades educativas y de resultados.


13 comentarios

  1. Javier dice:

    Un par de erratas:

    «…las ganas de volver a ver los compañeros de y explicarse…»
    «…el capital cultual…»
    «…puedan disfrutar de actividades a la escuela…»
    «…Pasar algunas mañanas de verano a la biblioteca pública…»

  2. Desde que nos llevan a la escuela, y desde mucho antes, lejos de ayudarnos a encontrar nuestro camino, nos están imponiendo otro. Según vayamos superando, con más o menos fortuna, las continuas pruebas a las que nos someten, nos van clasificando, van decidiendo nuestro lugar dentro del mundo. Un lugar catalogado, ubicado en una jerarquía y en una escala económica, intelectual, social o de cualquier otro tipo. Es más, antes de llegar a la escuela ya estamos clasificados, muy condicionados a que nuestra trayectoria académica sea de una determinada manera. A nadie le sorprende que el hijo de un médico también sea médico, como su padre, ni le extraña que el mayor índice de fracaso escolar ocurra en los llamados colectivos socialmente desfavorecidos. Porque en las escuelas, y fuera de ellas, hay un currículo declarado, lo que oficialmente se enseña, y un currículo oculto, aquello que consciente o inconscientemente se transmite. El primero se olvida, mientras que el segundo nos marca para toda la vida. Este currículo no expresado es un conjunto de estereotipos, de prejuicios e ideas preconcebidas, de reglas, normas, valores y comportamientos sobreentendidos, sobre las que se sustenta el modelo que hay detrás de cada escuela. Un modelo cuya principal intención, lejos de cuestionar su veracidad, su idoneidad o su valía, es perpetuarse.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/fracaso-escolar

  3. David dice:

    Que manía con escolarizar en mundo. Siempre por nuestro bien claro. ¿Another brick in the wall?

  4. Hooke dice:

    «…En lugar de dejar a los alumnos durante todo el verano a merced de sus padres y abuelos….»

    Çreo que se pasa un poco usted en sus ansias de controlar y organizar la vida de la gente.

    O, como mínimo, convendrá conmigo que la redacción de la frase no ha sido la más afortunada…..

    Un saludo.

  5. aldelgadog dice:

    ¿Por qué no se habla de los cuadernos de vacaciones?
    No todos podemos pagar escuelas de verano, pero sí echar un rato con los hijos haciendo trabajos y reforzando lo que hayan aprendido en el colegio (recomendación que evidentemente hacen los profesores).
    Mi hija de ¡4 años! ha estado a piñón y ha vuelto al colegio con ganas -palabras suyas- de «aprender más cosas».

  6. Aloe dice:

    Las vacaciones de verano no son el problema, sino el síntoma. El canario de la mina. El mismo fenómeno ocurrirá durante el curso, solo que las vacaciones hacen de «experimento natural» que lo pone de manifiesto.
    Así que cualquier «solución» que pretenda «arreglar» el deterioro de la capacidad lectora durante las vacaciones en lugar de centrarse en el tema real (la desigualdad de oportunidades según la familia de origen y lo poquito que hace el sistema escolar para compensarla) me parece como enfriar el termómetro en la nevera para curar una infección.

  7. Santiago dice:

    Uno de los problemas de organizar actividades en verano con la intención de reducir la desigualdad es evitar que sólo acudan a ellas los hijos de padres más interesados por la educación, lo cual no haría sino aumentar la desigualdad.

    Quizá la idea de los cuadernos de verano obligatorios pueda tener un efecto más «igualador», aunque probablemente los niños que vivan en un ambiente sociocultural más alto tenagn mayor probabilidad de hacerlo.

    Por otro lado, me reulta llamativo que usa casi indistintamente el jivel sociocultural con palabras generalmente utilizadas para estrato económico, como «entorno desfavorecido». Aunque ambas estén fuertemente correlacionadas, en este caso parece claro que el estrato económico en sí mismo no es el determinante, sino el entorno sociocultural, familiar o del vecindario.

  8. Usi dice:

    La OCDE acaba justo de decir que en España tenemos un problema de exceso de horas y deberes en nuestros niños. Por otro lado, cada vez más y más estudios abundan en la idea de que estamos dirigiendo demasiado y demasiado tiempo a los niños, que necesitan más tiempo libre y desestructurado (el último que leí es este: http://journal.frontiersin.org/Journal/10.3389/fpsyg.2014.00593/abstract, pero cada vez apuntan más todos en esa dirección).

    Y entonces venimos aquí a decir que nones, que lo que hace falta es dejar a los niños menos tiempo libre y menos tiempo con sus padres (¡los niños necesitan más tiempo con sus padres, no menos!). Pues vale, venga.

  9. Epicureo dice:

    Si el problema es que los niños pobres pasan demasiado tiempo con sus ignorantes padres, ¿para qué andarnos con medias tintas? Lo que hay que hacer es ponerlos desde chiquitines en internados donde se dediquen exclusivamente a educarse para elevarse por encima de su clase de origen. Y en una generación se acabó la pobreza, todos clase media.

    Estoy ironizando, claro. Pero conviene dejar claro que la igualdad de oportunidades es un objetivo inalcanzable. La gente nace con distintas oportunidades por sus genes y su medio social, y la política sólo puede compensarlo hasta cierto punto (un punto probablemente ya alcanzado) sin dar rendimientos decrecientes.

    A partir de ahí, lo que habría que hacer es una política de GENERALIZACIÓN de oportunidades. O sea, que las oportunidades, los trabajos que permiten vivir y no sólo sobrevivir, no se limiten cada vez más a unos pocos privilegiados con talentos y títulos especiales. Todos los oficios son socialmente útiles y deberían desempeñarse en buenas condiciones y remunerarse dignamente. A partir de ahí, que haya la desigualdad de ingresos necesaria para incentivar el esfuerzo y la responsabilidad, pero no más.

    Si seguimos consintiendo políticas económicas que hacen exactamente lo contrario, hablar de «igualdad de oportunidades» no tiene sentido.

    • Gerion dice:

      Epicúreo, aunque comparto tu punto de vista, me temo que el sistema educativo ya ha formado a demasiada gente en la falacia de que tod@s somos iguales ante la Ley, y que podemos ser lo que queramos ser.

      • Aloe dice:

        …y la política sólo puede compensarlo hasta cierto punto (un punto probablemente ya alcanzado) sin dar rendimientos decrecientes.

        Esto quizá sea casi cierto en los países nórdicos, o no descabellado del todo en unos cuantos más.
        En España suena irónico, porque dado que no se ha hecho prácticamente nada (salvo dar acceso al sistema formal de educación en los tramos obligatorios), cualquier clase de políticas de compensación que se intenten seriamente están por estrenar.

        En lo demás, de acuerdo.

  10. […] Vacaciones: perjudicales para niños más desfavorecidos […]

  11. aquieninglaterra dice:

    Bueno, el sistema q tienen aqui en Inglaterra es doble.

    Por un lado, las vacaciones de verano son mas cortas y hay mas semanas de vacaciones escolares durante el anyo. Evidentemente, esto deberia ir acompanyado de posibilidades de q los padres tengan vacaciones en estas fechas (y tiene un gran inconveniente, q es q los precios de paquetes vacacionales y hoteles son cariiiisimos estas semanas).

    Segundo y para mi mas interesante: aqui casi todos los sitios tienen actividades para ninyos, muchas con un perfil educativo, la gran mayoria gratuitas, shows de jardineria, shows de astronomia, asociaciones culturales…. Bibliotecas, museos, catedrales/ iglesias, jardines, exposiciones, cuentacuentos. Casi todos tienen folletos y actividades para q los ninyos q visitan estos sitios con los padres aprendan y se diviertan. Los ninyos siguen aprendiendo y los padres tienen mil opciones baratisimas para entretenerse con ellos. Comparar las actividades para ninyos del museo de las ciencias vallisoletano y el de londres, o el museo jurasico de asturias y el museo de historia natural de londres da ganas de llorar. No ocurre solo en londres (vease el museo de las ciencias de glasgow, el del museo de manchester)

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