Política

Despolitizar desde la oposición

27 Ago, 2014 - - @egocrata

El PSOE ofrecía esta semana una serie de medidas bastante sensatas para intentar arreglar uno de los problemas recurrentes en nuestro sistema político: la enorme politización de los reguladores y otras instituciones que deberían ser independientes. Las propuestas no son del todo ideales, en parte debido a que la constitución obliga que muchos de esos cargos sean aprobados en última instancia por el parlamento, pero son un primer paso interesante.

Es importante, sin embargo, recordar algo obvio: es muy fácil prometer reformas que garanticen la independencia de reguladores variados cuando no tienes ninguna capacidad de afectar su composición. El PP se pasó años prometiendo eso cuando estaba en la oposición, igual que hizo el PSOE en tiempos de Aznar. Es algo que los políticos dicen constantemente cuando están fuera del gobierno, pero que parecen olvidar en el momento en que llegan al poder y son ellos los que pueden llenar tribunales, agencias reguladores y comisiones del mercado de valores de gente del partido. Para hacer las cosas aún más deprimentes, incluso cuando uno de los partidos cumple con lo prometido y crea mecanismos formales que garantizan cierta independencia de una institución (Zapatero con TVE, por ejemplo), la tentación de cambiar la ley y colocar a tantos cargos afines como sea posible es a menudo demasiado fuerte.

Dicho en otras palabras: las instituciones independientes son a menudo criaturas bastante frágiles, y es difícil mantenerlas fuera del alcance de un legislador sediento de poder. Incluso cuando se constitucionalizan y protegen mediante supermayorías, los políticos a menudo intentarán encontrar agujeros legales para hacer que actúen a su favor, a menudo apelando a la necesidad de democracia, la voluntad popular, el mandato de las urnas y la rebelión contra la tecnocracia del banco central, el centralismo del tribunal constitucional o el intervencionismo de los reguladores del mercado.

¿Qué tiene que suceder para que una institución independiente permanezca fuera de las garras de los políticos? Primero, es importante separar los ritmos del sistema político con la institución a crear. Los miembros de un regulador, banco central o tribunal constitucional deben tener mandatos más allá del final de la legislatura. Segundo, Es importante dotar a la agencia independiente de un mecanismo de financiación que no dependa de los caprichos de los políticos, y esta debe ser capaz de contratar (y despedir) personal de forma autónoma y sin injerencias. Tercero, los políticos como mucho designarán al presidente y el consejo directivo, pero la agencia debe tener tan poco cargos de designación discrecional como sea posible. Queremos una agencia de técnicos, no políticos. Cuarto, la agencia debe estar sometida a controles externos (auditorias, informes al parlamento), pero el control debe ser difuso, y cualquier cambio en esta sólo debe poder ser aprobada con amplio acuerdo. Quinto, y casi tan importante como el resto, los observadores del sistema (léase la prensa) deben tomarse la independencia de estos organismos en serio, y criticar la politización cuando esta sucede.

Pedro Sánchez hace bien de proponer mecanismos para aumentar la independencia de los reguladores, ciertamente, pero hasta que no esté en el gobierno y lo haga no me lo creeré del todo. Los políticos tienen una marcada tendencia a descubrir la necesidad de hacer limpieza en muchas agencias del estado cuando llegan al poder, corrigiendo los excesos de sus antecesores con gente de su confianza. Aunque los políticos acostumbran a cumplir lo que prometen (de verdad) este aspecto específico de sus programas es donde acostumbran a flaquear. Están en política para cambiar las cosas, al fin y al cabo – renunciar a parte de su poder de forma voluntaria debe parecer siempre una mala idea cuando estás intentando salvar el país.


10 comentarios

  1. Se trata de una cuestión compleja y que creo que está muy relacionada con la aversión al riesgo. Muchos de estos organismos reciben presiones en todas las direcciones. El Tribunal Constitucional recibe presiones de todo tipo cada vez que se acerca una sentencia importante. Pero pongamos la regulación bancaria en esta época de crisis. Ha habido presiones a los organismos implicados de los bancos, de los gobiernos, de los depositantes, de los trabajadores, de los deudores hipotecarios, de los titulares de participaciones preferentes, etc… Creo que la mejor herramienta para defender a los miembros de los organismos de las presiones es el estricto cumplimiento de las reglas, y que cambien poco y nunca bajo situaciones de crisis. Los miembros de estos organismos con perfil politizado tienden a buscar equilibrios donde cada grupo obtiene una parte de sus reclamaciones. Las reglas suelen tener más en cuenta los intereses de los no directamente implicados, que suelen ser muchos pero sin organizar. Creo que lo importante es si queremos unas reglas que busquen siempre lo mejor para el conjunto más allá de intereses particulares o la búsqueda, por miembros politizados de estos órganos, de equilibrios donde ningún grupo directamente implicado pierda nunca demasiado. Una sociedad con individuos muy aversos al riesgo podría preferir perfiles políticos que minimicen sus pérdidas en caso de conflicto. Una sociedad que lo que busque es la mayor eficiencia, creo que lo mejor que puede hacer es buscar un cumplimiento riguroso de reglas estables.
    Un cordial saludo.

  2. […] Despolitizar desde la oposición […]

  3. David Fernández dice:

    El planteamiento de la total (o casi total) independencia de las instituciones y su gestión exclusivamente por parte de técnicos, parte en mi opinión de una premisa equivocada, y es la posibilidad en todo momento de tomar dentro de las ciencias sociales decisiones puramente técnicas. Desde esta óptica, por supuesto que un banco central debe ser independiente, ya que si las decisiones del mismo responden únicamente a criterios técnicos, cualquier desviación sobre esas decisiones técnicas constituye un intento de injerencia partidista aprovechada por parte de los malvados políticos.

    No voy a ser yo quien defienda a nuestra clase política en general. En mi opinión nuestros partidos están plagados de analfabetos funcionales puestos a dedo por el partido, cuando no de corruptos y sinvergüenzas, pero cuando dices que » los políticos a menudo intentarán encontrar agujeros legales para hacer que actúen a su favor, a menudo apelando a la necesidad de democracia, la voluntad popular, el mandato de las urnas y la rebelión contra la tecnocracia del banco central» eso responde a una realidad, aunque exista un interés torticero detras de todo ello, y es que las decisiones económicas tienen siempre -o casi- un componente político.

    Las medidas que tomará un «técnico» de ideología neoliberal y formación neoclásica, no se parecerán en nada a las medidas que tomará un «técnico» keynesiano, por no hablar ya de si nos salimos un poco de la ortodoxia y entramos en las teorías económicas neokeynesianas, postkeynesianas, institucionalistas, estructuralistas o neomarxistas. Podéis estar de acuerdo o no con los postulados de estas corrientes, pero forman parte (aunque se intente silenciarlas y ningunearlas) de la «ciencia» económica.

    La alternativa de configurar, por ejemplo, un banco central independiente copado en su dirección por «técnicos» de una determinada ideología político-económica, es que de facto impide que un gobierno legítimamente elegido que defienda otra ideología no va a poder tomar las decisiones «técnicas» que permitan desarrollar las políticas adecuadas según su ideología política.

    Otra cosa es que llenemos las instituciones de «parásitos políticos» sin formación ni talento alguno conocido, puestos a dedo únicamente por pertenecer al partido X o al partido Y, como sucedía en las cajas de ahorro, donde los «consejeros» se dedicaban a cobrar por no hacer nada, ya que la inmensa mayoría no tenía conocimientos ni criterio para aconsejar en nada (salvo en beneficiar sus bolsillos y el de sus respectivos partidos), pero como digo, ese es un problema distinto que conviene no confundir con la idoneidad de la tecnocrácia en las instituciones reguladoras.

    • Tim dice:

      Es un mal ejemplo. La mayor parte de las entidades reguladoras de las que se desea independencia de los políticos no tienen competencias con un abanico de opciones tan grande con tamaña carga ideológica como es un banco central.

      Por ejemplo, el mamotreto recién parido denominado Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Que regula, nada más y nada menos que la energía, el mercado de las telecomunicaciones, la competencia, sector postal y el sector ferroviario y aereoportuario. No hay múltiples escuelas de pensamiento para cómo aplicar la legislación vigente a estos sectores, basta con un conocimiento íntimo del funcionamiento del sector y la legislación aplicable.

      ¿De verdad necesita un organismo cuyo único proposito es aplicar leyes (Escritas por políticos) de la forma más objetiva posible ser dirigido también por políticos? En mi opinión, la única aportación que pueden hacer estos es un «A esos no, que son amigos» o un «A ese metele caña, que no ha pasado por el aro».

      Si los políticos desean modificar la forma en la que funcionan estos organismos, que cambien las leyes, que para eso están.

      • David Fernández dice:

        Efectivamente es el ejemplo más sesgado, pero no lo he introducido yo, sino que en el artículo, los bancos centrales vienen nombrados un par de veces.
        Habría que mirar caso por caso, cuándo realmente las decisiones implican únicamente la aplicación «aséptica» de las leyes y en esos casos no tengo problema en apoyar la independencia de los reguladores y todas las medidas sobre mandatos, financiación y demás. En mi intervención simplemente quería remarcar que estamos mezclando reguladores, llamémosles «técnicos», con otros cuyas decisiones implican una importantísima carga política e ideológica.

    • Moises dice:

      Ideología hay en (casi) toda actividad humana pero no ideología partidaria. Y un banco central llevado por técnicos aunque no reduce el riesgo de tener un líder keynesiano o no, sí que reduce el riesgo de tener un líder que trabaje en realidad para un partido. Además, si lo hace mal, se le puede echar. Sin convocar elecciones generales. Solapar los ciclos electorales con la sustitución de estos cargos ayuda aun más a garantizar que no vienen y van con los ganadores de las elecciones.

      • Epicureo dice:

        «Trabajar para un partido» significa tener a la gente contenta para que vote a ese partido. Las elecciones son lo que atempera las ideologías. Si no tienes que responder ante la gente, nada te impide ser un fanático.

        Y las dos cosas a la vez no pueden ser: si no quieres que vengan y vayan con el ganador, NO se les puede echar así como así. Sobre todo, no sobre la base de que sus políticas (porque el banco central hace política) está arruinando la vida de la mayor parte de la población; eso puede ser «técnicamente» correctísimo, si la teoría dice que a largo plazo nos llevará a Jauja.

        • Moises dice:

          Los fanáticos no son profesionales. «Tener contenta a la gente» no debería motivar las políticas de ningún banco central. Coincido de todas maneras con lo dicho arriba de que un banco central no es el mejor ejemplo. No creo que nadie tenga dudas a estas alturas de que un banco central en las manos de un gobierno no es una buena idea. Yo prefiero que la teoría me embauque diciendo que me lleva a Jauja, a que lo haga un político para beneficiarse. No digo que se eche a nadie «así como así», perdón si me explique mal. Lo que digo es que el criterio para ponerlo o quitarlo del cargo no sea que la nueva administración decide poner al «suyo». Y sí creo que cuando la cagan técnicamente deben responder por ello. Los bancos centrales hacen políticas, pero no son políticos. Merkel se puede cabrear como un mono con el Dragui, pero nada más. Dicho esto. también me parece mal más de una cosa hecha por el BCE en los últimos tiempos.

    • LiMA dice:

      La lógica del banco central independiente no es que técnicamente exista una única solución buena en cada momento. Hay discrepancias «técnicas» sobre política monetaria, como puede verse atendiendo a cómo la aplican la reserva federal y el BCE sin ir más lejos.

      Lo importante del banco central independiente es que evita la tentación de los bancos centrales «dependientes» de mantener los tipos artificialmente bajos para favorecer al gobierno de turno (sobre todo antes de las citas electorales).

  4. Pedro dice:

    El caso más flagrante no es ya que se politicen las instituciones reguladoras, sino que se politice la justicia, que debería ser un poder independiente.

    El PP en la oposición se hartaba de decir que había que cambiar el sistema de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, que decide en muchas ocasiones qué plazas se cubren por quien, ascensos, miembros de los Tribunales colegiados, incluso el Supremo.

    Hasta ahora una parte la elegían las asociaciones profesionales de jueces y fiscales y otra, la mayoría, el Congreso y el Senado como representantes de los ciudadanos. La elección del Congreso y Senado era por mayoría cualificada, lo que obligaba a un consenso, o al menos a un reparto entre las distintas fuerzas políticas.

    Y sí, efectivamente, el PP ha cambiado el sistema de elección. Ahora la mayoría siguen siendo elegidos por el Congreso y el Senado, pero si no hay acuerdo para la mayoría cualificada, y se bloquea la situación pasando el tiempo sin acuerdo, (que es lo que hacían ellos en la oposición), ahora se impone la mayoría simple para elegirlos. Es decir, se ha pasado de una elección política por consenso o reparto a una elección política por mayoría simple que coincide con la de Gobierno. O sea, un paso justo en la dirección contraria. Otra promesa cumplida de este Gobierno…..

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