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Por qué un estado de bienestar para pobres es mala idea

1 Jul, 2014 - - @egocrata

Estas primarias del PSOE no están siendo gran cosa en cuanto a presentación de ideas concretas o programas políticos coherentes. Ambos candidatos han evitado pronunciarse sobre casi nada, y el debate, por llamarlo de algún modo, se ha limitado a acusar al oponente de ser más del aparato que nadie*, pero sin ir más allá.

Es por eso que ver la casi-propuesta de Sánchez Castejón sobre el estado de bienestar en su página me parece que merece un comentario. No por el hecho de ser una propuesta especialmente elaborada o para dar una medalla al esfuerzo por intentar decir algo coherente, sino porque es una de esas ideas que suenan modernas y renovadoras, pero que a la práctica son bastante atroces.  Cito:

Debemos introducir racionalidad en la prestación de los servicios de salud y educación introduciendo nuevos criterios de ciudadanía a quienes no puedan sufragarlos. Mi compromiso consiste en ajustar la prestación de los servicios sociales básicos en función de la renta de cada ciudadano, siguiendo el modelo de algunos países avanzados.

Si estoy leyendo esto correctamente, la idea de Sánchez es crear un sistema de pago de servicios según renta para las prestaciones dentro del estado de bienestar. Los ciudadanos con renta baja continuarían disfrutando de un acceso libre y gratuito a los servicios sociales, mientras que las rentas altas deberían pagar por parte del servicio. La propuesta menciona dos ámbitos de actuación estatal muy distintos, la educación superior y la sanidad, indicando que ambos deberían ser tratados siguiendo estos principios.

Esta propuesta es una idea espantosa, básicamente por tres motivos. Primero, hay un viejo dicho en política americana que reza «services for the poor are poor services» – los servicios para los pobres son servicios pobres. La idea detrás es muy sencilla: cuando restringes una prestación social o programa público sólo a aquellos que no tienen demasiado dinero, estos acostumbran a funcionar mal. Esto se debe, por un lado, a que los pobres son casi por definición un porcentaje pequeño de la población, así que no tienen demasiada capacidad de presionar a los políticos en las urnas, y por otro, al simple hecho que los pobres en general votan relativamente poco.

A esto se le añade la simple realidad que un porcentaje no precisamente irrelevante de votantes de clase media no acostumbra a apreciar esto de pagar impuestos para ayudar a «esa gente» (y por «esa gente», imaginad cualquier minoría racial, cultural o regional que os plazca), creando algo que cualquier partido de izquierdas debería intentar evitar: un estado de bienestar que abra la puerta a esta clase de populismos, dividiendo además la clase obrera en el proceso. En España ya nos hemos apañado para crear un mercado laboral horriblemente segmentado (y hay días que los insiders suenan horrendamente populistas); sólo nos faltaría hacer eso con los servicios sociales.

El segundo problema es que añadir un sistema para limitar las clases altas puede acabar por restringir el acceso a este a quienes lo necesitan. El ejemplo clásico es Medicaid, el programa de sanidad pública gratuita para rentas bajas en Estados Unidos. Los estados tienen una capacidad considerable de establecer límites de ingresos y restricciones varias para poder acceder a Medicaid, y deben además seguir una serie de requerimientos mínimos para poder recibir dinero federal. Aunque la normativa varía enormemente de un estado a otro (un ejemplo – esto es federalismo y lo demás son historias), cualquier potencial paciente tiene que rellenar una solicitud con sus datos personales y documentación para poder recibir estos servicios. No hace falta decir que por muy simples que sean las reglas, esto implica papeleo, en ocasiones profuso… y esto acostumbra a disuadir a mucha gente de ni siquiera intentar acceder a esos servicios.

Estimar el efecto es difícil; los estudios no se ponen del todo de acuerdo sobre la tasa de participación en Medicaid, ya que medir quién puede acceder al programa es a menudo complicado. La participación varía además enormemente de un estado a otro, dependiendo de lo desalmados que sean los formularios y solicitudes. Incluso dentro de un estado, la participación por «variedad» de Medicaid puede ser muy distinta; Connecticut durante mucho tiempo tuvo una aplicación 22 páginas para adultos y otra de 6 para familias con niños, con resultados esperables (el estado ha simplificado el sistema este año: un formulario único de 25 páginas. Disfrutadla). Es cierto que en emergencias la gente ya se preocupa de apuntarse, pero tener un segmento no precisamente irrelevante de la población sin medicina preventiva o pediatra no me parece una gran idea.

El tercer problema, y no menos relevante, es que a menudo estos sistemas restrictivos no ahorran demasiado dinero.  El coste de limitar el acceso y crear sistemas para cobrar según renta a menudo acaban por ser considerables, y administrar el papeleo añade un peso muerto considerable a un presupuesto (un ejemplo, de nuevo con Medicaid, aquí y aquí) que estaría mejor dedicarlo a contratar médicos. Si hablamos de sanidad, además, la estructura de costes por paciente acostumbra a ser bien poco uniforme: la mayoría apenas la utiliza, y sólo un porcentaje pequeño de la población (enfermos crónicos, personas muy mayores y aquellos que han sufrido un accidente o una enfermedad grave) concentran casi todo el gasto. Dado que exigir copagos a personas gravemente enfermas es algo que querremos evitar, acabaremos gastando dinero en cobrar servicios a pacientes que cuestan relativamente poco.

Dejando de lado estos tres problemas, lo más absurdo de la propuesta es tratar sanidad y educación como servicios equivalentes. La sanidad es un seguro contra la adversidad, uno de los pilares del estado de bienestar. Nadie tiene la culpa de ponerse enfermo o que le caiga un piano encima, y el estado, justificadamente, está ahí para cubrir ese riesgo («compañía de seguros con tanques», recordad). La educación superior, sin embargo, es una inversión en capital humano. El estado debe tener un papel en este campo, pero siempre recordando que poner dinero para subvencionar la educación superior puede ser (y a menudo es) un gasto social regresivo. La universidad puede ser cara; es más, para algunos debería serlo. Incluso sabiendo que el gasto en universidad pública a menudo va a gente que puede permitírselo, hay argumentos para subvencionar a la inmensa mayoría de estudiantes, pero el razonamiento para hacerlo es completamente distinto al acceso a servicios sanitarios.

En fin, es probable que esté siendo demasiado duro con Pedro Sánchez Castejón. La propuesta, al fin de cuentas, forma parte del anémico decálogo en su web; en algún lugar de Madrid alguien de su equipo de campaña estará exclamando que esto les pasa por dar demasiados detalles y que nunca más van a decir nada concreto. Aún así, me parece relevante discutir y comentar este punto en particular: la izquierda «renovadora» a veces confunde controlar el gasto irreflexivamente con reformar el estado de bienestar,  y cosas como segmentar el acceso a servicios es una mala idea que se repite demasiado a menudo.

Actualización: en los comentarios me indican que el texto que citaba ya no está en la página de Pedro Sánchez; parece que lo han corregido. El original, en PDF, está aquí.

*Nota para el PSOE andaluz: nadie «gana» unas elecciones con un 75% de avales. Ir por el mundo diciendo que no hubo presiones es pura fantasía.


52 comentarios

  1. fr_carrillo dice:

    Si no equivoco la educación publica en Madrid es un magnifico ejemplo de esto, cada vez mas usada solo por las clases con menos ingresos y cada vez peor.

    Que Pedro sea de Madrid puede demostrar que además a la larga la izquierda acaba convencida de que es buena idea hacerlo así.

    • ubiklunar dice:

      Discrepo de la valoración sobre la educación en Madrid. Hay muchísimas cosas por mejorar en ella (esos interinos que habiendo suspendido las pruebas de acceso van saltando de colegio público en colegio público sin auténtico dominio del metier…) pero están instaurando con éxito la enseñanza bilingüe, los resultados a nivel nacional están muy por encima de la media y han lanzado (ejem, gratuito), el bachillerato de excelencia para aquellos chavales con mayor capacidad y/o esfuerzo, independientemente de su renta familiar.

      • polkillas dice:

        Que la enseñanza bilingüe en Madrid es un desastre es evidente: los gastos no han conseguido mejorar el nivel de idiomas. No hay diferencia clara entre los alumnos de líneas bilingües y los que no, y sí empeoran los resultados en las asignaturas impartidas en inglés. Los resultados están por encima de la media nacional porque el PIB está por encima de la media, no por otra cosa y el bachillerato de excelencia no ha conseguido, por ahora, mejores resultados que el normal.

        • Nacho dice:

          Yo he sido profesor de inglés de niños que iban a colegios «bilingües» y colegios no «bilingües». No sé cuál habrá sido la inversión económica, pero sí puedo decir que hay una diferencia notable en el nivel de inglés en niños de misma edad y, que yo sepa, sin conocer países anglosajones ni campamentos.

          Entiendo que algunos colegios sólo dan inglés en pocas asignaturas y a veces de «menor» importancia, pero esto hay que verlo a largo plazo.

          No es fácil hacer bilingües 2.000 colegios en cuatro días, aunque instisto, mi percepción personal (por supuesto no extrapolable) es que sí hay diferencia notable en nivel de inglés.

  2. lala dice:

    «Ambos candidatos». Perdona, pero hay cuatro candidatos.

  3. Moisés dice:

    Existe una alternativa (no digo que sea a eso a lo que se refiera Sánchez Castejón): liberalizar el servicio y subvencionar el pago de los mismos (Alemania). Como cualquier otra también tiene pros y contras, pero evita los «poor services» para «poors» porque los servicios son los mismos para todos, la gente con recursos realmente bajos no paga por ellos.

    • Anouar dice:

      Con esa alternativa tendrás un sistema de salud más caro (hay evidencias empíricas que demuestran que en los países con sistemas de salud públicos el gasto por habitante es menor) y a unas clases medias cabreadas por tener que pagar el servicio y aparte pagar impuestos para sufragar el servicio a los demás.

    • Juan de Juan dice:

      Me extraña eso que dices, Moisés. Yo creía que el sistema alemán es un sistema de opting out a partir de determinada renta.

      • Moisés dice:

        En realidad cada uno decide si contrata un seguro en una empresa pública o privada (las públicas tienen mejor reputación en cuanto a burocracia y temas administrativos y es más difícil cambiarse de una privada a una pública que al revés. No se pueden tener ambas como en España). Todas están obligadas a cubrir una lista de core services y hay ligeras variaciones con temas específicos menos relevantes (homeopatía, osteopatía, terapia ocupacional, étc). El empleador paga una parte y el empleado otra. Los autónomos pagan una cuota fija ellos solos, obviamente. El problema es que si estás desempleado y vives solo, o en tu casa todos lo están, o no tienes familia o cualquier situación que te convierta en alguien sin ingresos o con ingresos muy bajos, no tienes que pagar el seguro. No tienes que irte a un servicio paralelo «para pobres». Simplemente pagas menos o no pagas (dependiendo de tu situación). Hay copago para todo el que tenga ingresos muchos de los servicios que se prestan, aunque son copagos mínimos o a veces simbólicos (10 EUR por una asistencia con ambulancia equipada, médico y personal paramédico a casa cuyo coste es más de 600 EUR en total, por dar un ejemplo).

        • Moisés dice:

          *Hay copago para todo el que tenga ingresos en muchos de los servicios que se prestan»

          • lolodecordoba dice:

            Creo que la opción alemana es muy interesante, pero, ¿es una medida progresista? La impresión que me da es que es bastante liberal.

  4. Interesante artículo. Yo añadiría un cuarto inconveniente a la merma de calidad, a los costes de la tramitación desincentivadores de la participación de los usuarios y a los costes para el Estado de levantar un sistema de restricciones. Creo que un problema importante es que si los pobres reciben prestaciones gratuitas mientras sean pobres, de alguna manera, se está incentivando a que sigan siendo pobres. Supone un desincentivo al trabajo o al ahorro, ya que una parte importante de las mayores rentas se la llevará el Estado no sólo en forma de mayores impuestos, lo que es normal y razonable, sino en forma de menor financiación de las prestaciones. Por lo tanto, me parecería muy regresivo condenar a la pobreza precisamente a los más pobres.
    Reciba un cordial saludo.

    • Jaime dice:

      Muy buen aporte. La idea de cobrar más por el acceso a servicios viene siendo añadir una mayor regresividad (cuanto más ingresas, más impuestos pagas y más pagas por los servicios).
      Cuanto más brusca y percibida sea esa regresividad (es decir, que haya mucha diferencia de cobrar X o cobrar x + 1000), al final lo que tendremos es gente apiñada en justo el borde, bien sea a base de renunciar a mejores oportunidades, cambiar de trabajo, ambición, o fraude fiscal puro y duro…
      No sólo eso, sino que creo que se motiva un pensamiento entre la gente según cobra más dinero de «mal trato», puesto que según ingresa le quitan un porcentaje mayor, y además pierde servicios (o son más caros). Emocionalmente cabrea.

      Como se ha tratado muchas veces aquí, el quid de la cuestión es redistribuir en base a gasto, no ingresos. De manera que potenciar los servicios que demandan los jubilados o gente en riesgo de exclusión es más efectivo que intentar ajustar al milímetro si el ibuprofeno debería costarte 3€ o 3.50€ porque este mes te han dado un bonus en la empresa…

      • GDDL dice:

        1. Repasa la definición de regresividad.
        2. El efecto frontera es la consecuencia de usar tramos, en vez de una puñetera ecuación.
        3. Emocionalmente cabrea pagar impuestos.
        4. Lo de que redistribuye mejor el gasto que el ingreso es un simplismo digno de entrar en 140 caracteres.

        PD: Partiendo de que el gasto y el ingreso son dos caras de la misma moneda, hay medidas redistributivas que funcionan muy bien en los ingresos, y medidas redistributivas que funcionan muy mal en los gastos. No se puede generalizar a la ligera.

        • Jaime dice:

          Muy bien, entonces, en lugar de usar tramos, mejor hacemos una fórmula. De manera que puedas pagar 4.37€ o 4.38€ por un ibuprofeno (y un jubilado quizá 7 centimos) e ir al médico cueste 27.84€ o 37.45€ al ingresar en Urgencias. Yo lo veo bastante poco práctico…
          ¿A partir de cuanto se tiene derecho o no a vivienda social? ¿O hacemos un descuento también?

          A mi, personalmente, me cabrea menos (no es que moleste, claro, molestar molesta) pagar 10€ más de IRPF que el tener que lidiar con pagar 10€ al ir a hacerte unos rayos X que te ha mandado el médico. Quizá porque a lo primero te acostumbras (es cotidiano) y está algo más escondido que lo segundo. Especialmente si tienes que pagar cosas a menudo y tienes la sensación de que estás pagando dos veces por el mismo contexto.
          Por ejemplo, esta sensación creo que sería más acusada en casos que tengan que ver con la Sanidad que en transporte. Todos asumimos que el autobús hay que pagarlo (aunque esté subvencionado)
          El famoso argumento del «repago» está ahi. No estoy totalmente de acuerdo con que sea malo siempre, pero tiene una indudable carga emocional. Ya digo, en ese respecto entiendo que se puede (y debe, probablemente) «jugar» con la psicología para tomar medidas que, en la medida de lo posible, hagan que la gente se cabree una vez al mes, en lugar de 15.

          Y, sí, disculpas, respecto a cambiar «regresivo» cuando quería decir «progresivo» (más tienes, más pagas) 😉 Me he liado…

  5. […] Por qué un estado de bienestar para pobres es mala idea […]

  6. Cruz Alarcia dice:

    Como siempre, me encantan vuestros artículos: claros, concisos y razonables.
    Lo que, personalmente, me ocurre con el «estado de bienestar» es que la expresión me rechina. Si no ando muy equivocado, se entiende por «estado de bienestar», «estado de tener muchas cosas» y creo que ese exceso es, justamente, la causa de gran parte del malestar de muchos.
    En los países nórdicos (creo que este hombre se refería a ellos con eso de «países avanzados»), es donde más suicidios se producen, y opino que es porque se lo dan todo hecho desde pequeños.
    Pero bueno, son reflexiones personales mías… No obstante, si queréis profundizar un poco más, os dejo un artículo en la misma línea:

    http://codigonuevo.com/por-que-el-estado-de-bienestar-es-en-realidad-un-estado-de-malestar/

  7. elrasero dice:

    Nota pedante de la mañana:

    El uso de la palabra ‘aplicación’ en el séptimo párrafo creo que es incorrecto, debería ser, en castellano, solicitud o demanda. Me parece que es una mala traducción del inglés, pero corregidme si me equivoco.

    Por otro lado, me pregunto cuándo la izquierda va a poner el verdadero debate en las calles sobre medidas y programas a largo alcance para combatir la desigualdad, y no comentarios generalistas que simplemente dicen que tienen intención de acabar con la pobreza. ¿Cómo? ¿Con qué medidas? ¿Por qué esas medidas y no otras?

    ¿Será posible generar un debate alrededor de medidas y no de siglas? ¿Cambiar el contenido del debate público en los medios?

  8. Miguel A. dice:

    Algunos errores factuales en el artículo:

    «sólo nos faltaría hacer eso con los servicios sociales» -> Por supuesto que los «servicios sociales» están segmentados: sanidad (para no esperar esos meses para una prueba diagnóstica, para una segunda opinión, para poder ir fuera de horario laboral sin esperas excesivas) y educación (para educar a mis hijos en el idioma que quiero, o para que esté acompañado por otros niños cuyos padres también quieran que aprendan en vez de ser una guardería de adolescentes).

    «Nadie tiene la culpa de ponerse enfermo…» -> Ejem, ejem, tabaco, ejem, alcohol, ejem, conducción de riesgo, ejem, obesidad, ejem,… simplemente esas 3 suman la práctica totalidad de la población y un porcentaje muy alto de causas de enfermedad.

    De ideología no hablaré mucho, aunque me ha gustado la crítica a la «burocratización» como causa de los problemas, he sentido un déjà vu caribeño.

    • Populista emérito dice:

      Y no se olvide usted de que también tenemos la culpa de envejecer…

      Y luego dice que de ideología no hablará mucho, el tío. ¡Manda huevos! ¿Ha hablado de otra cosa? And so on, and so on, que diría Žižek 😉

      • Miguel A. dice:

        ¿Repase el significado de la palabra «nadie»?… le puedo decier que no todo el mundo muere de viejo así que, efectivamente, sigue siendo un error factual.

    • Pescador dice:

      A mi me encantó la noticia aquella de la mami americana que saltó por al ventana con su hijo en brazos – no por deporte, había un incendio- y se rompió la columna, quedando paraplejica. Era muy tierno y muy solidario lo de que se tuviera que pagar los gastos a través de donativos, porque no tenía seguro médico…quien le manda a la muy idiota saltar sin hacer una estimación coste/beneficio. El coste de dejar socarrar al neonato quiza hubiera sido inferior al de una vida paraplejica . Y en nueve meses, otro…
      Un «me gusta» para todos aquellos que afirman que las enfermedades son un castigo a nuestros comportamientos «físicos». Penita que no pase también con los morales…

      • Miguel A. dice:

        Bueno, un póco de primero de lógica: Si nadie tiene la culpa de ponerse enfermo es que todo el mundo se pone enfermo por accidente. Lo cual es evidentemente falso.

        Y sigo sin entrar en ideología.

        • Pescador dice:

          ¿La vida?

          «Nadie tiene la culpa de ponerse enfermo…” -> Ejem, ejem, tabaco, ejem, alcohol, ejem, conducción de riesgo, ejem, obesidad, ejem,… simplemente esas 3 suman la práctica totalidad de la población y un porcentaje muy alto de causas de enfermedad.»

          Simplemente incluir la conducción de riesgo, por ejemplo, tiene poca lógica. Entre otras cosas porque tenemos a los que mueren y sufren por la conducción de riesgo de otros. Y , si vamos a una de las mayores causas de enfermedade incapacidad, no hay que olvidarse del trabajo. Desde los accidentes y las enfermedades profesionales hasta el stress, pasando por los que no pueden permitirse parar y tiran a base de ibuprofeno y lo que haga falta y , al final , se rompen.
          Si nos ponemos tiquismiquis, pues nos ponemos tiquismiquis. ¿Uno es obeso por? ¿Vicio? ¿ Desaprovechamiento de la educación primaria? ¿ Dioxxx lo quiere? Y eso ahora, que las enfermedades infecciosas están – por el momento- de capa caida, entre que tenemos a las bacterias a raya y los virus no están muy mutantes.
          Es que, sin entrar en ideología, te has lucido. El argumento es calcadito al de los jovenes neocons americanos

          • Miguel A. dice:

            Que los que enfermen sin responsabilidad sean más o menos es irrelevante para una proposición que implica el 100%, y ya que no es el 100% es una proposición falsa.

  9. Er Tato dice:

    Resulta curioso que cuando he ido a la página web del candidato a través del enlace que cuelgas, no aparece el texto que citas.

    Una de dos. O ese texto nunca estuvo allí, lo cual me resulta bastante absurdo. O el candidato lo ha modificado tras leer tu artículo.

    En todo caso, curioso, muy curioso.

    Saludos

  10. Er Tato dice:

    Más curioso todavía.

    A estas horas, el texto de la web lo han cambiado, pero se les ha olvidado cambiarlo en el PDF del final de la página, en el que, en efecto, figura el texto citado en la entrada.

    http://sanchezcastejon.es/wp-content/uploads/2014/06/decalogo-PS-pulgar-arriba-1.pdf

    En fin, más de lo mismo…

    Saludos

  11. Fernando dice:

    Debe ser como dices un gazapo o error de redacción. Cuando he ido a mirar el enlace ya estaba cambiado. Se defiende la universalidad y se rechaza el copago

  12. Fenix dice:

    A ver, todo lo que sea excluir a la clase media de los servicios es efectivamente un error; pero el copago en función a la renta es una idea razonable, que genera una disuasión del uso de los servicios (públicos) igual para todos.

    La idea es que a todo el mundo le cueste relativamente lo mismo. El gratis total suele generar sobre consumo, y racionamiento; incluir mecanismos de disuasión monetaria es sin duda buena idea.

    Por lo demás, es verdad que obligados a afrontar un copago, por ejemplo en sanidad, la clase media muchas veces elegira la opción privada, pero eso tambien contribuye a descongestionar el serivicio.

    Con copago contingente en renta, por ejemplo en sanidad, uno esperaría ver menos ingenieros en las consultas de los ambulatorios públicos, pero al final, para un cancer o un transplante, seguro que se seguiría eligiendo la pública.

    Vamos, que no puedo estár mas en desacuerdo, si hablamos de copagos contingentes. En lo referente a la exclusion por renta, si estoy de acuerdo en que es rechazable.

    • dalek_fan dice:

      «Copago». «Gratis total».
      ¿De verdad es posible hablar seriamente en esos términos?

    • Pescador dice:

      Yo, todavía, estoy esperando a ver una gestión eficiente de los recursos en la sanidad. Y las experiencias que veo privadas – modelo Alzira/modelo Aguirre- no hacen más que confirmar que no vamos a ir a mejor

  13. Castigador dice:

    Yo es que creo que el tema de la sanidad no necesita «reformas», el problema que tiene es el que comparte con la mayoría de elementos que forman el estado del bienestar español, esto es, que hay que pagarlo, lo que entronca con el paro crónico que afecta a España y el hecho del envejecimiento de la población, lo que va a hacer que se use más, con menos población activa para pagarlo.

    O sea, que aquí el problema es hacer de España al fin un puto país competitivo que tenga cifras soportables de paro como la mayoría de nuestros vecinos europeos y a partir de ahí, hacer las reformas necesarias para que todo funcione más eficientemente.

  14. Juan de Juan dice:

    Hay, por cierto, otro tema, que tal vez es demasiado pedir aparezca en el análisis de una oferta electoral (siquiera para unas primarias).

    Las compañías de seguros utilizan tablas propias de mortalidad y de morbilidad porque no pueden usar las de la población general. Esto ocurre porque las personas que pagan seguros viven más, y tienen mejor salud, que la población general. En materia de salud, esto quiere decir que la frecuencia y gravedad del gasto sanitario unitario (por individuo) correlaciona negativamente con la renta: a mayor renta, menores tienden a ser frecuencia y/o gravedad.

    Si, por lo tanto, se crea una sanidad para pobres, lo que se está haciendo es una especie de tabla de morbilidad agravada. Se está escogiendo una muestra poblacional que tiene, por decirlo malamente, a todos los malos y sólo a una parte de los buenos (para más inri, no lo más buenos).

    Esto quiere decir que, si las modelizaciones a futuro del gasto sanitario suelen errar casi siempre, ésta erraría más todavía. Tendría en cuenta frecuencias y costes medios en realidad muy optimistas. Como, además, frecuencia y coste de gastos sanitarios (no digamos ya sociosanitarios) tienen un efecto exponencial con la longevidad, si la evolución demográfica hace que la gente (también los pobres) viva más, lo que se produce es una tormenta perfecta de gasto que con elevada probabilidad no habría sido prevista por presupuestador alguno.

    • Populista emérito dice:

      Pues parece que así es. Pero espere a que alguno de esos que «no tiene ideología» le lea eso de «las personas que pagan seguros viven más y tienen mejor salud que la población general» y ya verá, ya. 😉

      • Pescador dice:

        «Esto ocurre porque las personas que pagan seguros viven más, y tienen mejor salud, que la población general.»

        Ahí, antes de hacer sangre, habría que responderse a unas cuantas preguntas:
        ¿Quienes pagan seguros? Nivel social y económico, tipo de trabajo ¿Lo pagan ellos de su salario o es un extra aportado por la empresa?
        ¿Es exclusivo este seguro? Al decir esto quiero decir que o tienen seguro privado o tienen seguro privado, en que cantidad se da el caso de tener seguro privado mientras eres jovén, eres padre y crias a tus hijos y cuando te jubilas, el cancer te lo tratan en la pública. Y posiblemente el mismo médico que en la privada. Saber si el porcentaje de saludables y provectos ancianos que se cuidan con el seguro privado mantiene la misma proporción que el de saludables y atleticos jovencitos.
        Es que no es lo mismo ser un cada vez más competitivo proletario o autónomo de los que se manchan y tal que un funcionario o un emprendedor o profesional liberal, al que le viene el negocio al despacho, a la hora de cuidarse.

  15. José Jarauta dice:

    Suele decirse que rectificar es de sabios.
    ¿Alguna opinión sobre la nueva redacción?. El pdf ya ha desaparecido.

    «Por eso debemos introducir racionalidad en la prestación de los servicios públicos y aumentar los recursos destinados a sostener el Estado de bienestar, de manera que podamos ampliar el catálogo de prestaciones gratuitas a aquellos que no puedan sufragarlas y atender las nuevas necesidades surgidas como consecuencia de la crisis, la inmigración, las nuevas estructuras familiares o el envejecimiento.»

    Por cierto, de cómo reducir el paro ni mú.

  16. […] Roger publicaba una crítica a uno de los puntos del decálogo de Pedro Sánchez: la idea de que deberíamos ajustar el acceso a […]

  17. nop dice:

    Lo más triste del asunto es que para una vez que un politico hace una propuesta concreta y razonable (puede que equivocada, pero razonable y medible) ante las criticas, la solución no ha sido cambiarla por otra propuesta concreta y razonable sino por el típico discurso politico que no dice nada en absoluto.

    Hace años que voto a los partidos que hacen las propuestas más concretas y razonables en sus programas electorales, aunque no éste de acuerdo con ellas. Asumo que al hacer propuestas concretas al menos demuestran ser conscientes de haber identificado un problema.

  18. Logsemán dice:

    «Esto se debe, por un lado, a que los pobres son casi por definición un porcentaje pequeño de la población, así que no tienen demasiada capacidad de presionar a los políticos en las urnas, y por otro, al simple hecho que los pobres en general votan relativamente poco.»

    Con más de 3 millones de personas fuera de los sistemas de ayudas públicas (http://www.elnortedecastilla.es/culturas/201406/30/espana-hacia-brasilizacion-pobreza-20140630201921.html) y un coeficiente de Gini más elevado que la India, el «porcentaje pequeño» probablemente llegue a ser una mayoría simple de la población, si es que no lo es ya.

  19. heathcliff dice:

    Cada vez que un político hace una propuesta concreta, un asesor de su partido se cuelga de una viga.

    😀

  20. […] Ellos pedirán que lo que pagan se deduzca fiscalmente de alguna manera porque de lo contrario mejor lo pagan en instituciones privadas que al menos le garantizan que no les adelantará nadie que no pague. Todo ello unido al proceso de depauperación de los servicios públicos para pobres por las causas que tan bien ha explicado R. Senserrich. […]

  21. LuisL dice:

    Si Senserrich y colaboradores fundasen un partido, les votaría.
    Gracias

  22. […] programas de gobierno*. En los pocos casos en que alguien ha dado cierto detalle han acabado por cambiarlo o hacerlo más vago a poco de recibir críticas. Otros han producido declaraciones de principios […]

  23. Ghell dice:

    El artículo en mi opinión es casi un sinsentido. No se puede comparar tan alegremente USA con España cuando el sistema político y económico son tan diferentes.

    No es cierto eso de que el nivel de pobreza es bajo en España. La población en riesgo de pobreza se sitúa en un 28%, y la tasa de pobreza en un 6,4% en 2013 (casi el doble que en 2007).

    Encarecer la educación superior (universidad y FP2) solo sirve para perpetuar las clases medias-altas y altas, así como para crear unas masas de trabajadores poco cualificados que resultan inútiles hoy en día pues no se puede competir con China, Bangladesh y tantos otros en este aspecto.

  24. […] concretas de su página es bastante escaso, y el único conato de detalle está en un decálogo de contenido variable. El tipo es economista, y por lo que se dice, no tiene nada de tonto; fue el responsable del […]

  25. Ejemm; estooo; que es del Artículo 15 – Constitución Española: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral». De interpretación restrictiva???

    Es un Derecho Universal, del que se quieren apropiar privatizándolo. Porque todos los días inventan nuevas enfermedades; no solo mentales. Y nuevos y viejos medicamentos se venden a mansalva. Un pastón, oiga; que de una u otra manera saldrá de nuestros bolsillos y sudores.

    Cuidadito con las puertas que se abren al precipicio; luego es difícil cerrarlas.

  26. Efectivamente sanidad y educación son cosas muy distintos. Para sanidad todo se traduce en arbitrar un sistema en el que todo el mundo disponga de un seguro de salud (con o sin copago), y los ciudadanos – con la debida supervisión del sistema por el Estado- escojan sus proveedores de cuidados. La educación universitaria es una necesaria inversión de futuro; la mejor forma de rentabilizar el gasto seria hacerla totalmente gratuita, con numerus clausus según necesidades previstas de licenciados. El problema es que los muy numerosos demandantes que no obtengan nota para entrar en el sistema publico gratuito usaran un sistema privado alternativo, pero es una libertad que no se puede coartar.

  27. Castejón dice:

    […] a servicios básicos del Estado de Bienestar al nivel de renta. Y las encontradas posturas aparecen aquí y […]

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