Economía

¿Y si los perdedores no quieren ganar?

23 Abr, 2014 - - @egocrata

Los Estados Unidos durante décadas han declarado con orgullo ser el país de la clase media, el lugar en el mundo donde el ciudadano de a pie vive mejor que en cualquier otro lugar. Esta afirmación ha sido cierta como mínimo desde principios del siglo XX, y lo fue con rotundidad en los cincuenta y sesenta, cuando Estados Unidos no solo era el país más rico del mundo, sino también uno de los más igualitarios.

El NYT publicaba ayer un artículo explicando una verdad dolorosa: la clase media americana ya no es la más rica del mundo. Esa distinción ahora recae sobre la clase media canadiense por primera vez, a pesar que los vecinos del norte tienen un PIB por cápita casi 10.000 menor. Estados Unidos sigue siendo el país grande más rico de la tierra (Noruega siendo el único país que les hace sombra), pero el tremebundo aumento de la desigualdad durante las últimas décadas ha hecho que la clase media haya perdido posiciones.

El artículo, además, incluye una serie de gráficos absolutamente fascinantes con la evolución de los ingresos por decila de renta en diez países, incluyendo España. Los gráficos muestran que Estados Unidos no es un caso típico:  la distribución de la riqueza  ha tendido a hacerse más desigual en todos los países, pero no al mismo ritmo. La economía americana ha crecido igual o más rápido que en casi cualquier país desarrollado, pero la clase media apenas ha recibido el fruto de este crecimiento. 

¿Por qué? Estos días en Politikon estamos citando con cierta frecuencia el libro de Thomas Piketty sobre desigualdad y capital en el siglo XXI, y su teoría sobre la concentración de la riqueza y sus efectos sobre la distribución de los ingresos en la población. No me voy a meter demasiado con el libro (Octavio y Jorge ya lo han hecho, y media internet ha escrito una reseña ya), pero ayer hubo una noticia que pasó casi completamente desapercibida sobre una posible explicación ante esta concentración de riqueza.

Hace unos meses en Tennessee los trabajadores de una fábrica de Volkswagen fueron llamados a votar. Tennessee, como la mayoría de los estados del sur del país, basa sus derechos laborales en el principio de «right to work«, un eufemismo legislativo para referirse a una prohibición explícita a que un puesto de trabajo pueda requerir la afiliación y pago de cuotas a un sindicato. Esto quiere decir que no existe la negociación colectiva como tal, con muy contadas excepciones; los trabajadores no pueden organizarse de forma efectiva, dando como resultado salarios más bajos y pensiones y seguros médicos menos generosos.

Los trabajadores de la planta de Volkswagen en Chattanooga, Tennessee iban a votar si querían formar un sindicato. Volkswagen, como muchas otras empresas alemanas, tiene amplia representación sindical en el consejo de administración, y los sindicatos alemanes llevaban tiempo presionando para extender su presencia a las fábricas del sur de Estados Unidos. De forma inusual, la empresa no hizo campaña en contra de sindicarse, en contra de lo que vemos en otras empresas en el país. La United Auto Workers les apoyaba. El partido republicano de Tennessee, por supuesto, hizo una furibunda campaña a favor del no.

El resultado: 712 trabajadores votaron que no, 626 que sí. A pesar que Volkswagen poco menos que apoyó la creación del sindicato, y pidió activamente a la constelación de políticos y grupos externos que hacían campaña en contra que no se metieran en la votación, los trabajadores se negaron. Ante una votación en que la empresa ofrecía a sus empleados poder negociar unas condiciones laborales mejores hablando directamente con sus dirigentes, pudiendo recoger un porcentaje mayor de los ingresos netos de la compañía en mayores salarios, una mayoría de los obreros de la fábrica dijeron que no.

Ayer la U.A.W anunció que no iba a recurrir la votación – no querían tirarse años litigando sobre un tema donde habían perdido una votación abierta. Los trabajadores habían preferido renunciar a ganar poder de mercado y poder aumentar sus ingresos explícitamente. En un mundo de capitalistas y mano de obra de Piketty, pocas veces veremos ejemplos de un sistema político generando desigualdades de forma tan activa y evidente.

La pregunta, por supuesto, es por qué esto sucede. Es fácil ponerse marxista y hablar de la alienación de la clase obrera, ciertamente. Más allá de eso, el sur de los Estados es un ejemplo de libro de sistemas políticos y legislación laboral diseñados para dar un abrumador poder de negociación a los empresarios sobre los trabajadores. El origen de estos sistemas es complicado, y no tiene demasiado que ver con obreros votando en contra de sus intereses; hable sobre ello con cierto detalle el año pasado. La democracia, el gobierno de muchos, debería producir redistribución. El por qué esto no sucede es una de las preguntas más importantes para los próximos años. No tiene una respuesta fácil.


12 comentarios

  1. Javier dice:

    Cuando alguien vota de la forma que no quieres, siempre hay una respuesta sencilla, coherente, gratificante y falsa. Los que votaron en contra de UAW tenían sus propios motivos para hacerlo, y no mencionarlos es un poco «desingenuo» como dicen los americanos. Cosas como su historial en otras fábricas done han hecho más mal que bien, o que son una extensión del partido demócrata o que su dinero va a causas que no tienen que ver con la defensa de los trabajadores y que éstos no tienen por qué apoyar (prohibición de las armas de fuego).

    VW quería un comité de empresa. ¿Qué tiene que ver eso con un sindicato único y obligatorio? Nada, en otros países. Pero en EEUU la legislación lo obliga. Precisamente porque está hecha a medida de sindicatos como la UAW. Si a un español le dijeras «para trabajar aquí hay que afiliarse a comisiones obreras y darles dinero todos los meses que va a ir a la campaña de tal político a quien no apoyas y a tal causa que no deseas. Y si te parece mal es que estás alienado» también te mandará a la porra.

    • Alatriste dice:

      Pero ¿Es así? Lo que dices sería cierto solo si el sistema a aplicar en Volkswagen fuera de tipo «closed shop» o «union shop»…

      http://en.wikipedia.org/wiki/Closed_shop
      http://en.wikipedia.org/wiki/Union_shop
      http://en.wikipedia.org/wiki/Right-to-work_law

      • Javier dice:

        Precisamente ha habido una votación porque Tennessee tiene una legislación tipo «right to work». En el norte y el medio oeste tienen legislaciones tipo «closed shop» y esto ya ha sido decidido de antemano.

        Pero si la votación hubiera salido a favor de la UAW, la UAW habría sido el único negociador colectivo de todos los trabajadores «blue collar», que habrían tenido que afiliarse obligatoriamente a la UAW:

        «The UAW and VW signed the agreement January 27 to hold the election. The agreement calls for, if the VW Chattanooga workers approved the UAW, the establishment of a works council similar to the ones VW had at all of its major wholly owned plants around the world.

        Such a works council would include both the blue-collar workers whose wages and benefits would be collectively bargained for by the UAW as well as white-collar workers who would not be in the union.»

        http://www.reuters.com/article/2014/02/25/us-autos-vw-uaw-idUSBREA1O21S20140225

        P.D.: Parec ser que las «company unions» están prohibidas en los EEUU. Seguramente por motivos históricos.

        • Roger Senserrich dice:

          La cuestión es que aunque tu representante será de la UAW, puedes votar a los dirigentes de tu local separadamente. No sólo eso: cada local puede decidir si pasa dinero a campañas políticas o no.

          Y la UAW, por cierto, no ha hecho campañas a favor de limitar la posesión de armas de fuego. Donan dinero a candidatos que comparten su agenda, pero no se pronuncian abiertamente en estos temas.

        • nurito dice:

          Entonces, en el Norte, ¿UAW habría podido negociar y acordar la «closed shop» directamente con VW?

  2. overflow dice:

    Muy clarificadora la precisión sobre el tipo de sindicato propuesto en Tennesee, suficiente para explicar los resultados sin necesidad de elucubraciones antropológicas o psicosociales abstractas.

    Aún así, me atrevo a aportar una idea muy simple y evidente, que ayuda a entender porqué tantas veces los perjudicados por un sistema extractivo apoyan con vigor su permanencia. Lo resumió una vez un conocido en una frase inolvidable para mi.

    «Es difícil no ganar una guerra cuando la mayor parte de tus enemigos están deseando cambiarse de bando»

  3. […] ¿Y si los perdedores no quieren ganar? […]

  4. Joan dice:

    La cultura política del sur de Estados Unidos es bien particular. No me imagino un resultado parecido en una fábrica de América Latina o Europa.

    Ante la paradoja del «obrero de derechas» creo que el enfoque más apropiado es el de Przeworski de la «dependencia estructural del capital». Las políticas de redistribución de la riqueza pueden llegar tener costes para los pobres cuando los capitalistas, enfrentados a la perspectiva de perder su propiedad o no poder gozar de sus frutos reducen la inversión, reduciendo a su vez la riqueza futura y los futuros ingresos de todos. La deslocalización de empresas ha podido generar efectos similares en los sindicatos.

  5. pablo dice:

    La verdad es que la aventura continúa y la historia es bastante «peculiar». La votación fue muy ajustada y estuvo rodeada de amenazas republicanas que indicaban que el establecimiento del sindicato debilitaría la competitividad (y los proyectos) de la fábrica, pero casualmente VW anunciaba poco después de las votaciones que prácticamente descartaba la ampliación de la planta (y muy probablemente se llevaría la producción de un nuevo SUV a México).

    Volkswagen, acostumbrada a trabajar con consejos, no ha mostrado ningún reparo en que quiere canalizar la acción y representación a través del modelo alemán (comité). Personalmente, me planteo la posibilidad de que el fabricante crea que es mejor un método organizado e institucionalizado. El panorama de la vuelta de la producción a EE.UU de la que tanto bombo se está haciendo podría conllevar una emergencia de «sindicatos libres» y orientados a la acción que se organicen de una forma menos diplomática (y que por tanto sin entrar en el juego político). Y eso es más dificil de controlar.

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