Economía & Uncategorized

Argentina y su crisis pasada de moda

4 Feb, 2014 - - @egocrata

Si algo tiene bueno Argentina es su condición de ejemplo de mala gestión económica. Cada 10-15 años el país se mete casi invariablemente en una crisis monetaria, crisis de deuda, crisis inflacionaria, crisis política o una combinación de varias de ellas que sirven para explicar por qué leer un manual de economía de vez en cuando no es mala idea.

Lo cierto es que la crisis esta vez no es demasiado especial. El corralito y bancarrota de principios de siglo fueron, por así decirlo, fruto de una serie de malas decisiones económicas sorprendentemente creativas incluso para los argentinos. La crisis de estos días, sin embargo, es mucho más clásica, mucho más normal. Es la clase de pifia económica que lleva acabando con gobiernos populistas latinoamericanos desde el periodo de entreguerras, y que por un motivo u otro (mejores políticos, por encima de todo) había casi  desaparecido en en el continente desde el primer mandato de Alan García en Perú a finales de los ochenta.

Lo de Argentina es muy sencillo: un gobierno que decide estimular su economía por encima de sus posibilidades. El país lleva desde hace una buena temporada apretando la economía con política fiscal y monetaria expansiva. Tipos de interés bajos, con el banco central férreamente controlado por el gobierno tras la última reforma, gasto público agresivo, medidas populistas, etcétera. Esto en una economía deprimida y con capacidad sin utilizar (un país en recesión) no tiene por qué ser mala idea. El problema para Argentina es que el país no sólo no está en recesión, sino que ha llegado un momento que cualquier aumento del consumo se enfrenta a una economía que no puede producir nada más. Las fábricas están al límite. Las refinerías no dan para más. La tasa de paro es baja, y no se pueden añadir más trabajadores para hacer nada más.

Cuando eso sucede, y el gobierno no levanta el pie del acelerador, tienes demasiado dinero competiendo por demasiados pocos productos así que… suben los precios. En una economía perfectamente flexible el lado de la oferta, los empresarios, construirían más fábricas, añadirían capacidad invirtiendo dinero. Argentina, sin embargo, comparte esa tradición tan hispánica de estar mal regulada y tiene un montón de límites tontos a la inversión (incluyendo falta de seguridad jurídica, por cierto); la capacidad siempre crecerá más lentamente que la demanda, incluso en condiciones normales, pero ahí lo hace aún más lentamente. El resultado ha sido, por un lado, un repunte feroz de la inflación (y una completamente inútil política de control de precios), y por otro, importar como posesos, comprando con pesos bienes, materias primas y carburantes (Argentina importa gasolina, a pesar de ser productores) denominados en dólares.

Lo curioso, claro está, es que el gobierno argentino llevaba una buena temporada negando las subidas de precios o admitiendo que el valor real del peso era mucho menor que la cifra oficial. También había limitado la compra de dólares con controles cambiarios (el cepo al dólar) en el mercado oficial, creando inevitablemente un mercado negro de divisas. Con los precios subiendo y el peso cayendo, los argentinos intentan convertir sus ahorros a dólares.

Durante los dos últimos años, el gobierno de Cristina Fernández ha tenido la suerte que allá por el mundo exterior había mucho dinero flotando tontamente, y mucha gente con dólares ansiosa de prestar dinero. La Reserva Federal estaba inyectando liquidez vía quantitative easing (la economía americana, en contra de la Argentina, tenía capacidad sin utilizar), así que el dólar era relativamente barato y podían permitírselo. A finales del año pasado Estados Unidos empezó a levantar el pie del acelerador con una política monetaria algo menos agresiva, y de repente los argentinos se encontraban que importar les empezaba a salir más caro y nadie quería sus pesos al precio oficial que pedía el gobierno. Finalmente, lo que no era sostenible dejó de poder ser sostenido, y Argentina devaluó su moneda de forma oficial… creando aún más inflación, al no poder ya importar con un tipo de cambio artificialmente inflado.

El resultado será más o menos familiar: una recesión inflacionaria de toda la vida, deudas exteriores cada vez más caras, y otra vez el país teniendo problemas para pagar sus deudas. Otra crisis, otra devaluación, y una recuperación de un década donde las exportaciones crecientes ocultan que el país está aplazando otra vez reformas urgentes. La vieja historia de siempre.

Lo curioso, y hasta cierto punto más relevante, es el hecho que Argentina estos días sea más la excepción que la regla en América Latina con esta clase de crisis. Aunque Brasil ha sufrido turbulencias monetarias estos días (aunque a una escala bastante menor), los únicos países metidos en el viejo ciclo de sobreestímulo, inflación, controles de precios y demás son Argentina y Venezuela. Hace veinte o treinta años en una crisis así tendríamos a Ecuador, Paraguay,Colombia o algún otro vecino participando en la fiesta. En los últimos tiempos, sin embargo, países como Perú o Bolivia han creado bancos centrales independientes y seguido una política fiscal prudente y responsable (que no conservadora – uno puede gastar con mesura y apostar por la política social), abandonando las viejas tentaciones populistas.

¿Por qué ha sucedido esto? La verdad, no lo sé. América Latina está mucho mejor gobernada ahora, de media, de lo que estaba hace 30 o 40 años. No sé si la caída del comunismo ha quitado de en medio un montón de ideas extrañas, si los gobiernos han aprendido la lección tras la década perdida en los ochenta o si la emergencia de China e India han hecho una economía basada en exportaciones mucho más viable política y socialmente. Es un cambio francamente curioso. Sé de sobras que los problemas del continente distan mucho de estar solucionados, pero la verdad, es mucho más fácil ser optimista hoy que hace 15 años.


10 comentarios

  1. Ramón García dice:

    Argentina es un caso de maldición de riquezas naturales. No es una coincidencia que los países con más materias primas sean los peor gobernados.

    En Buenos Aires hay mucha gente que vive sin hacer nada. Puro subsidio. ¿Por qué? Porque las exportaciones del campo permiten aguantarlo.

    Y todo está montado para tener atrapado al campo. Sólo hay un puerto exportador por donde todo ha de pasar y las infraestructuras en las zonas rurales son deficientes. Así se evitan tentanciones independentistas.

  2. rafa dice:

    Brillante artículo, pero, ay, ese «competiendo» del cuarto párrafo… http://www.wordreference.com/conj/EsVerbs.aspx?v=competir

  3. […] Argentina: una crisis pasada de moda […]

  4. Ainsthrilln dice:

    Cuando Alemania se opone a la compra de deuda pública por parte del BCE, a lo que le tiene miedo es a que hagamos de Argentina dentro del Euro…

  5. Josefo dice:

    Ramon Garcia: ¿Asi que en BA hay mucha gente que «vive» sin hacer nada? ¡Que bien! Me sentiría orgulloso de vivir en un país donde eso pueda suceder, pero no es el caso. Los subsidios son notoriamente menores al costo de la canasta básica. Así que estas personas que nombras suelen tenerlo como una ayuda en sus ingresos informales. Que haya una minoría que pueda llegar a aprovecharse de ellos (aunque no se como podrían…) es otro problema…
    Sobre eso del campo atrapado…Japón, por ejemplo, tendría una Industria atrapada según tu razonamiento. Ya que con los ingresos de la exportación de productos terminados (que es lo que produce competitivamente Japón) importa materias primas y alimentos. Argentina es una potencia agro-exportadora (segunda o tercera a nivel mundial) así que el emplear esos ingresos para traer lo que no produce me parece la decisión lógica. Y casi obligada.

  6. Frost dice:

    Hay varios elementos a tener en cuenta sobre el cambio de Latinoamérica en cuanto a sus crisis económias. Un punto ya se apunta en el artículo, bancos centrales independientes creados en varios países.
    La caída del comunismo puede tener que ver, pero en varios países como Brasil o Uruguay tienes a exguerrilleros comunistas gobernando con seriedad. Un punto fundamental creo que se encuentra en la emigración. En 2001 hubo una auténtica oleada de gente joven que se marchó en busca de un futuro mejor y no ha vuelto. Varios países de Latinoamérica tienen problemas de envejecimiento demográfico comparables a los niveles europeos. Esto hace que las políticas populistas de izquierda calen menos (por eso de que sabe más el Diablo por viejo que por Diablo, y que los ancianos suelen ser más conservadores).
    Otro punto importante es la criminalidad, que también ha descendido notablemente, aunque siga siendo elevada comparada con Europa. Con una menor criminalidad, los discursos populistas radicales en su contra típicos de la derecha ya no calan de la misma forma.
    Con lo cual tienes que los discursos más radicales de la izquierda y de la derecha se han vaciado de contenido electoral. Todos los partidos tienen incentivos a comportarse de forma seria y responsable para atraer a emigrados con niveles académicos altos (o sus hijos, o extranjeros con políticas de inmigración más generosas que Europa) con el fin de ocupar puestos en economías donde el sector de las TIC y de la externalización de servicios son las que más crecen.

    No sé si es la explicación correcta, pero desde mi punto de vista de español residente en América Latina tiene bastante sentido.

  7. juan dice:

    Yo viví en Argentina todo el 1997 y el problema era peor, Ménem y sus corruptos engañando a la gente con «la paridad» inventada por el ministro Cavalho, que equiparaba el Peso y el Dólar, de forma que las importaciones y salir a gastar fuera era barato y era imposible vender nada producido en Argentina por caro. Una sensación de falsa riqueza por el valor «inventado» del Peso, comparable a la falsa riqueza percibida por los españoles cuando un piso comprado por X entendían que valía 2X, 3X o si era reciente un 20% más por cada año desde la compra.

    En todo caso el proteccionismo y la devaluación inicial del peso ha resucitado la industria y ha aumentado la ocupación. A lo mejor la política económica correcta es diseñar ciclos donde la gente vea que habrá un final a lo malo.

    Las serias políticas «europeas» son dar el poder monetario a Alemania que al forzar los tipos a la baja para financiar su «reunificación» crearon burbujas inmobiliarias en varios países, regulación extrema y normas para todas pero puertas abiertas para productos made in Asia sin cumplir con todas esas normas….y por último, todo lo que hacen los del sur sin protección aduanero pero eso sí, las placas solares como las hacen los alemanes se hace ley ad hoc para limitar importaciones chinas.
    La «seria» política de la UE condena a millones de personas (sobretodo en el sur) al desempleo de larguísima duración con coberturas menguantes. La única seguridad jurídica que se busca es la de los especuladores, que no pierdan.

    Creo que Europa no está en condiciones de dar lecciones en política económica.

    • Frost dice:

      No estoy seguro de si tu comentario es una réplica al mío, o al artículo de Roger. En realidad, por «seria y responsable» hablaba en términos teóricos, y no me refería específicamente a Europa.
      Con todo estoy de acuerdo contigo en tus críticas a la «seriedad» europea. Y pongo la palabra entrecomillada porque dudo que lo sea. Hay que diferenciar entre una política seria en el sentido de realpolitik rigurosa con un determinado enfoque a largo plazo y buscando el beneficio colectivo, mirando más allá del calendario electoral, y la política «seria» de Europa, que busca el beneficio colectivo de una minoría.
      Personalmente, creo que el proteccionismo es mala idea. Puede tener cierto beneficio económico a corto plazo, pero provoca estancamiento tecnológico cuando las empresas nacionales no tienen incentivos a competir con el desarrollo de nuevos productos y procesos en el exterior. En el siglo XVIII podías permitirte quedarte atrás veinte o treinta años en innovación. Hoy en día es un suicidio. Los consumidores encontrarán formas de comprar productos más avanzados en el exterior, hundiendo el consumo y largo plazo saboteando la protección dada a las empresas nacionales.
      En cuanto a la creación artificial de ciclos, creo que es bastante mejor usar la política económica para eliminarlos. Mejor un crecimiento leve pero sostenido, que una montaña rusa de ciclos económicos en los que el gobierno tiene que tomar la decisión consciente de elegir unos perdedores en cada fin de ciclo. Eso provoca patadas hacia delante, que la oposición se coma el marrón y en definitiva un juego político de improvisación en lo económico que termina por no beneficiar a nadie.

      • juan dice:

        Creo que me he explicado mal en cuanto al tema de los ciclos, cuando escribí «diseñar ciclos donde la gente vea que habrá un final a lo malo» no me refería a diseñar ciclos, sino que dando por hecho que la economía es cíclica (no se ha conseguido lo del leve crecimiento sostenido) que se asegurase que un ciclo pico-valle no pudiese tener una recuperación supertardía, como parece que va a pasar aqui, donde parece que van a necesitarse 10 años para bajar el paro a la mitad del actual, y esa mitad del actual ya sería de por sí alto en otros países.

        El tema del proteccionismo no es de grises. No sólo es sobre tecnología tan sólo, es sobre regulación de las relaciones laborales. Si Europa no cree que las jornadas laborales han de ser de 70 horas semanales en sitios infectos (afortunadamente) no puede dejar pasar sin arancel a quien produce en esas condiciones.

Comments are closed.