Economía

Las raíces económicas de la violencia de género

25 Nov, 2013 - - @jorgegalindo

Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Medios, políticos y ciudadanos en redes sociales están de campaña de prevención, atención, solución y lucha en general. Los debates están a flor de piel, y aunque surgen todo tipo de temas y perspectivas, me sucede que, como otras veces, echo de menos un mayor énfasis en el aspecto económico de la violencia doméstica. Sirva esta nota breve para llamar la atención sobre este punto y abrir el marco de la discusión.

Los programas para la reducción de la violencia de género en nuestro país (y en otros muchos) suelen centrarse en campañas mediáticas, trabajo psicológico y social de apoyo, medidas penales y criminalización de quien ejerce la violencia. Todos estos elementos me parecen (en su justa medida) útiles y necesarios, pero muchas veces se quedan cojos porque parten de una perspectiva con un cierto sesgo, digamos, sociocultural. La solución de cualquier problema va a depender lógicamente de las causas que identifiquemos. Si consideramos que la violencia de género hunde sus raíces en la dominación social masculina y la cultura machista, el menú de respuestas que consideraremos se centrará en intentar cambiar esta situación social y cultural. Sin embargo, nada nos impide ir un paso más allá y preguntarnos bajo qué condiciones estos valores y esta estructura social predominan facilitando la aparición de violencia doméstica.

En cambio, la respuesta del economista (o, más ampliamente, del individualista metodológico) consistirá en identificar el sistema de incentivos y opciones existente para cada uno de los agentes implicados. En este caso no parece descabellado pensar que si un individuo depende algo más económicamente de otro que viceversa dadas las opciones reducidas del primero fuera del hogar (en el mercado laboral), la aparición de situaciones de dominación incluyendo violencia física o psicológica es más probable. Es decir: si las mujeres, en general, tienen menos oportunidades de disponer de ingresos propios suficientes que los hombres, están a su merced. Y, de hecho, las mujeres tienden a tener carreras laborales menos sólidas y peor remuneradas que los hombres en países donde el mercado no ofrece las mismas oportunidades a ambos sexos, y donde el Estado no ayuda a corregir este fallo. La violencia doméstica sería en gran medida una consecuencia extrema de esta situación, correlacionada con la pobreza.

Por descontado, esto no niega la presencia e influencia de una estructura social masculinizada. Tampoco cabe hacer una relación directa y simple entre presencia de trabajo remunerado y disminución de la violencia, ya que en ciertos contextos (tabla 3.1.2) se observa que las mujeres que trabajan son más susceptibles de sufrirla si no existe una posibilidad de independencia total. Sí pone en duda, sin embargo, la clase de políticas que debemos priorizar si queremos acabar con la violencia de género (y con la misma estructura que la sostiene). Quizás valdría la pena poner más (mucho más, diría yo) esfuerzo en conseguir la igualdad de renta y de oportunidades de las mujeres.

Nota adicional: soy consciente de que en España existen programas e incentivos para la contratación de personas que han sufrido maltrato. Lo que aquí propongo va mucho más allá. Se trata de conseguir la igualdad para que las «oportunidades» de maltrato disminuyan antes de que sucedan, no al revés.


23 comentarios

  1. Molt a favor Jorge, ho compartisc.

    Ja és necessari fer esta argumentació a nivell públic, d’actuar allà on les polítiques públiques poden ser més efectives a curt i mitjà termini, i el pes que tenen els condicionants econòmics en les polítiques de gènere, sovint menystinguts en favor de polítiques d’identitat un poc etèries. Molt similar raonament podriem fer al voltant del 8 de març.

    • Carlos Jerez dice:

      Mira también lo comparto y seguro que aquí muchos, incluso si te sientes para explicarselo un rato, creo que a la mayoría de los ciudadanos se les podría convencer. Pero ese paso es ineludible, mientras tanto es más popular y fácil tirar de políticas etéreas. Fíjate lo difícil que es cambiar las estructuras económicas que favorezcan el «empoderamiento» de la mujer.

      Por cierto, sobre las causas de la desigualdad salarial, Sara de la Rica ha escrito mucho y bueno en nadaesgratis.es. El hecho de que la mujer tome el rol principal en el cuidado de los hijos parece ser una de las razones principales, que la llevan tanto a participar menos en el mercado de trabajo como una vez en éste, buscar menos el éxito laboral que la conciliación laboral. Tanto una mayor implicación del hombre en el cuidado de sus hijos como una aceptación social mayor de los ciudados externos, tiende a favorecer el desarrollo laboral de la mujer.

    • Uno que pasa dice:

      What about my rights? Are you a fascist? I want to read in Spanish, it is my right!

  2. Epicureo dice:

    Ahora mismo se está imponiendo la expresión «violencia machista», que es un tremendo disparate, porque presupone una sola causa, y encima ideológica, como si nos moviéramos sólo por ideologías. Supongo que es para que suene parecido a «violencia terrorista».

    Pero es que la violencia en la pareja tiene causas múltiples. El machismo no es ni la única ni generalmente la más importante. También están, y sin duda más a menudo, las patologías mentales, las adicciones, la dependencia económica, los problemas económicos y la legislación de familia. Invisibilizar estas causas con una denominación ideológicamente sesgada hace imposible la prevención.

    • Unaquepasaba dice:

      Muy de acuerdo. Basta ver las denuncias de v.g. (de las que he visto cientos, si no miles, por mi trabajo) para darse cuenta de la enorme relación entre adicciones y violencia, que además en muchas ocasiones además de la familiar es violencia a secas (muchos agresores tienen antecedentes por otros delitos).

    • Uno que pasa dice:

      No suelo estar de acuerdo contigo, pero este es un buenísimo comentario.

  3. carlos dice:

    Esperaba alguna referencia a que España no tiene un problema de violencia de género, que somos uno de los países europeos con la tasa más baja de mortalidad por esa causa y lo éramos ya antes de que a Zapatero le diera por inventarse la solución al problema inexistente.

    Vaya, que si decimos que «la presencia e influencia de una estructura social masculinizada» tiene la culpa de la violencia de género, también tendremos que decir que España es un país donde menos se da esa circunstancia.

    http://artecontraviolenciadegenero.org/?p=1592

    • Epicureo dice:

      72 muertes al año (las que había cuando Zapatero llegó al poder, ahora son 49) no es un problema inexistente.

      Si crees eso, creerás también que en España el terrorismo no existe desde 1981, ya que ningún año posterior ha habido más de 46 víctimas. Y que todo lo que han hecho las fuerzas de seguridad y los gobiernos desde entonces ha sido «inventar soluciones para un problema inexistente».

      Podemos felicitarnos porque en España la incidencia de este problema sea menor que en otros países supuestamente más civilizados, pero eso no significa que no hay problema.

      • carlos dice:

        72 muertes al año es 0.0032 muertes cada mil mujeres, o 0.32 asesinatos cada 100.000 mujeres.

        Comparémoslo con, yo qué sé, el número de suicidios entre varones: 11.9 suicidios cada 100.000 varones.

        ¿Por qué se le ha dado tanta importancia a un problema de un orden de magnitud 40 veces menor que la tasa de suicidios de varones, que a nadie parece importarle?

        Y, efectivamente, el terrorismo es otro problema realmente menor en cuanto a mortalidad.

        Podemos alegrarnos de que las muertes de tráfico se hayan reducido en más de 1000 al año, por ejemplo. Eso sí ha sido una reducción considerable de un problema muy grave.

        • carlos dice:

          PD: ¿cómo se come que una sociedad supuestamente masculinizada lleve a 4 veces más hombres al suicidio que mujeres?

          ¿cómo se come que se suiciden 10 veces más mujeres de las que son asesinadas y esas a nadie le importen?

          • Epicureo dice:

            La tasa de mortalidad no es el único aspecto a considerar al valorar un problema. Existe también una valoración moral.

            Los asesinatos, ya sea domésticos o terroristas, nos resultan abominables porque, bueno, se trata de una persona que mata voluntariamente a otra (y en general con agravantes de alevosía, etc.). Eso está muy mal. Aunque luego muera más gente por resbalarse en el baño o en la cocina, no es lo mismo.

          • Realice dice:

            Desde el libro de Durkheim, ésa es una constante permanente (valga la redundancia) en busca de explicación: ¿por qué en todas partes, y en épocas que se extienden a lo largo de más de un siglo, los suicidios masculinos duplican (en el mejor de los casos) o cuadruplican (en el peor) los suicidios femeninos? Porque esa ratio se cumple en todos los países, con independencia de sus tasas absolutas de suicidio. Yo conozco a alguno que otro (investigadores serios, by the way) que pone en relación las tasas de suicidio y las tasas de homicidio derivadas de violencia de género.

            • Aloe dice:

              En general, las tasas de suicidio son de tres a cuatro veces mayores, pero las tasas de homicidio son nueve o diez veces mayores.

              Es decir, el planteamiento correcto del problema es: ¿por qué los hombres parecen tener una propensión mucho mayor a encarar la solución de problemas mediante la violencia, sea sobre ellos o sobre otros?

  4. Aloe dice:

    ¿Hay datos sobre relación entre ingresos familiares y violencia de género? Yo he leído que no hay esa relación, pero no sé si son anecdotas, impresiones o datos sólidos.

  5. Folks dice:

    Como sé que en esta página algunos gustan de la psicología evolucionista pero no lo quieren reconocer en público, voy a hacer de abogado del diablo de la «minoría silenciosa»: La discriminación no existe, es biología pura y todo lo que has dicho es filfa. Ejemplo: http://personal.lse.ac.uk/kanazawa/pdfs/JEP2005.pdf

    • Aloe dice:

      «…and earnings are men’s, but not women’s, means to reproductive success. »

      Dar esto por sentado en el abstract ya sé que es repetir una afirmación bastante usual, pero no por ser usual está probada (ni siquiera es lo lógicamente más plausible partiendo de otros hechos usualmente admitidos).
      Y sin eso, el edificio argumentativo del artículo se va al carajo, convirtiéndose en un argumento circular.

      • PETER dice:

        Buen intento para no entrar a fondo en el paper; pero no cuela. Vera que no hay argumento circular en ningun sitio. El abstract es un resumen de las hipotesis, la forma de plantearlas, probarlas o no y las conclusiones.

        • Aloe dice:

          Estoy segura de que va a ser una peŕdida de tiempo, pero vamos allá.

          En la primera página: se dice que la discriminación se deduce pero «no puede ser observada directamente»: bien, no siempre y no a voluntad, pero sí puede ser observada, porque se ha hecho. De eso no se pueden deducir cifras aplicables en general, ni uniformidad en todos los casos, pero sí su existencia real.
          Tampoco es cierto que las alternativas sean discriminación pura y dura o «inherentes diferencias» en las preferencias puras personales, que son las únicas alternativas que se contemplan. Además de esas dos posibilidades, están las intermedias de: discriminación debida a las expectativas del empleador de menor rendimiento por futuras o presentes obligaciones familiares que no asumen los varones; y preferencias no «inherentes», sino condicionadas por dichas obligaciones (y posiblemente por otras causas como valores y socialización) (1)

          Hasta aquí lo que se puede decir de la introducción, antes de que el autor entre en materia psicoevolucionista. El apartado tercero resume el planteamiento desde la perspectiva de la psicología evolucionista en general, de la que el autor considera derivadas sus hipótesis, hasta la proposición de estas. Nótese que ese planteamiento no lo demuestra, lo presupone. Menciona un poco de antropología inconexa (de forma muy tosca), cosas de aquí y de allá, pero son ilustraciones escogidas, no demostraciones.

          Las hipótesis en las que concreta ese planteamiento sobreentendido, y que presuntamente va a contrastar en este artículo, son tres:
          – Los hombres tienen un mayor deseo de acumular bienes y ganar dinero.
          – Esta diferencia entre hombres y mujeres en sus deseos personales de ganar dinero se acrecienta cuando se tienen hijos o se está casado.
          – Y se acrecienta tambien con la edad, aunque no se tengan.

          El resultado esperado (las predicciones) de este modelo de diferencias-biológicas-inherentes entre hombres y mujeres sería el siguiente:

          La diferencia entre lo que ganan los hombres y lo que ganan las mujeres será más pequeña cuando se habla de jóvenes solteros. Será más grande cuando las mujeres se casan y/o tienen hijos. Y será más grande también cuanto mayor sea la edad.

          A continuación viene la validación empírica: ¿esto se cumple?
          Oh, sí, se cumple. Controlando por las cualificaciones y otras medidas de capital humano, resulta que en efecto se cumple: Tachán. QED

          Juro que no estoy parodiando el artículo. Es exactamente esto lo que dice.

          (1) De hecho, al final del artículo el autor se anticipa a esta objeción y cree resolverla preguntándose a su vez por qué se produce esta diferencia entre las expectativas de empleadores, familias, cónyuges etc., respecto a las obligaciones familiares de hombres y mujeres. Como no encuentra ninguna explicación, salvo las diferencias biológicas tal como él las postula, considera que eso le da más aún la razon. Y ese es el cierre a su razonamiento absolutamente circular, como estaba cantado.

          El autor desafía con total ufanía a los que intenten criticar su modelo de la siguiente forma:
          economists and sociologists would somehow have to contend that employers discriminate against women more if they have children, if they are maried, and if they are older, and explain why.

          Porque por supuesto, nadie había pensado antes que los hijos y las obligaciones familiares fueran variables importantes en este asunto hasta ahora, ni nadie tiene explicación ninguna para ello.
          Y tampoco se ha observado nunca ni cambio social en curso ni preferencia de los empleadores por los jóvenes contra los viejos, por lo que es una completa sorpresa que las mujeres mayores ganen menos.
          🙂

  6. Uno que pasa dice:

    Lo que yo quiero saber es por qué no se habla de los hombres asesinados a manos de sus parejas (femeninas o masculinas) o de la tasa de suicidios entre hombres divorciados/separados/condenados o de la ausencia de custodia compartida (y de la ausencia de mujeres en las manifestaciones que la solicitan).

    Food for thought.

    • Guille Muñoz dice:

      No se habla los hombres asesinados tal vez por que son menos y por «las raíces económicas de la violencia de género». O por que son menos por «las raíces económicas de la violencia de género».
      Una pregunta, ¿poner sobre la mesa el tema del suicidio de hombres separados en un debate sobre violencia contra las mujeres lleva implícito que los suicidios responden a «violencia» o «presión» femenina sobre los hombres o solo me lo parece a mí?

      • Carlos Jerez dice:

        O porque los hombres somos en promedio mucho más violentos que las mujeres, sea en relaciones de pareja o en cualquier otro contexto.

        Lo de @Uno que pasa lo entiendo pero te equivocas. Es la típica reacción ante el aparente ataque sobre los hombres, a la acusación contínua sobre nosotros, pero injustificada. No es que no haya casos en los que el hombre es discriminado negativamente respecto a la mujer, es que son una minoría y sin duda alguna sigue siendo la posición de la mujer más vulnerable.

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