Economía

Los efectos mentales de la pobreza

2 Oct, 2013 - - @egocrata

Llevo varias años trabajando con familias pobres. Por trabajo, a menudo tengo entrevistas con gente con muy pocos ingresos que están teniendo problemas para acceder al anémico estado de bienestar americano. Hablo con ellas, les pregunto por su situación, repasamos sus ingresos y gastos, evaluamos qué opciones tienen. Aunque hace una temporada que estoy menos sobre el terreno (me tienen más en la oficina estos días),  a menudo me sorprende como gente que está en situaciones casi desesperadas es capaz de gastar sus magros ingresos de forma bastante irracional. Familias que no llegan a fin de mes pero pagan $120 al mes en televisión por cable, por ejemplo. Gente con alquileres o hipotecas imposibles, endeudándose constantemente para pagar facturas. Fumadores que nunca dejan de serlo. A menudo decisiones absurdas, obviamente contraproducentes, y fácilmente reversibles.

Uno puede atribuir estas decisiones a torpeza, irracionalidad o desconocimiento, o algún factor cultural extraño de la sociedad de consumo. Sendhil Mullainathan, un economista de Harvard, y Eldar Shafir, psicólogo en Princeton, sin embargo,no lo ven así. Su último libro parte de  una pregunta de investigación en apariencia muy sencilla: ¿cómo cambia el comportamiento de alguien en situación de pobreza?

La respuesta: lo cambia muchísimo. Para los autores, estar en una situación de escasez tiene un efecto claro e inmediato en cómo el cerebro procesa información y cómo toma decisiones. Cuando una persona tiene pocos recursos, todo el «ancho de banda» disponible en sus capacidades cognitivas básicamente se obsesiona con el corto plazo. Toda la energía, todos los esfuerzos se dedican exclusivamente a intentar solucionar el problema urgente que tiene ante sí, descartando cualquier decisión secundaria que no lo solucione de inmediato. No es que los pobres sean «tontos»; sencillamente su cerebro se obsesiona con el corto plazo.

A corte de ejemplo, el libro incluye el siguiente escenario:

The authors and two colleagues had a team of researchers approach shoppers at a mall in New Jersey. People were asked about their income and then classified (without their knowledge) as either poor or rich. Then they were asked a question: your car needs a repair that will cost you $150. You can take a loan, pay in full, or postpone service. How do you go about making this decision? After they answered, the subjects took tests that measured fluid intelligence and cognitive control.

Poor and rich people did equally well on the test.

But then the researchers changed one thing: instead of needing $150 for the repair, they would need $1,500. The rich subjects did as well on the intelligence and willpower tests as they had before. The poor group did not.

Their scores dropped the equivalent of losing 13 or 14 IQ points — larger than the drop experienced by people who had just stayed up all night. Thinking about how to come up with $150 didn’t affect them. But thinking about coming up with $1,500 eroded their intelligence more than if they had been seriously sleep-deprived.

Simplemente el hecho de hacer a alguien justo de recursos sobre la dificultad de pagar una factura considerable bastó para que cambiaran sus respuestas en un test posterior, generando respuestas irracionales. La escasez genera un «efecto túnel» en el aparato cognitivo, como si nuestro cerebro reptiliano se conectara para buscar comida de forma desesperada.

Esto tiene varias implicaciones relevantes en el diseño de programas contra la pobreza; este artículo de NYT cubre varios escenarios interesantes. En esta entrevista en el Washington Post Mullainathan explica varias herramientas simples para corregir este problema, así como otros efectos curiosos como la capacidad de aplazar problemas y sus efectos. Una de sus respuestas, por cierto, me pareció especialmente relevante para la tierra de la precariedad y dualidad laboral:

To take another example, it’s very unclear how to think about economic instability. Unemployment is one issue, but consider the increase in hours-variability. People face a lot of variability in hours. The macroeconomist might think:Well, whatever. Labor income goes up. Labor income goes down. But that’s not all. You make a lot of decisions when your wages are tight and when your hours are low that have big consequences.

En un contexto de trabajo temporal e inestable, es bastante previsible que para muchos el ancho de banda  en la toma de decisiones sufra este «efecto túnel». En Estados Unidos esto se tradujo a menudo en hipotecas basura, entre otros productos de deuda espantosos, y el tristemente recurrente ciclo de pobreza en muchas ciudades. La brutal precariedad de una parte importante del mercado laboral español contribuye a crear estas trampas de pobreza a buen seguro.

Como de costumbre, vale la pena recordar algunos detalles: primero, es un estudio de behavioral economics. Aunque creo que es una forma interesante de enfocar esta clase de problemas, es relativamente fácil exagerar mecanismos causales en esta clase de explicaciones. Segundo, los resultados indican que el estado puede redistribuir riqueza de forma mucho más efectiva diseñando programas de asistencia teniendo en cuenta el efecto psicológico de la escasez, pero no puede hacer magia. Sigue haciendo falta dinero, sigue haciendo falta un estado de bienestar potente, y sigue haciendo falta tener un mercado laboral no diseñado por dementes como tenemos en España. Tercero, como bien insiste en la entrevista, uno puede tener un sistema de prestaciones de desempleo que se tome en serio estos efectos (reduciendo el cortoplacismo, ajustando plazos, etcétera) pero su efecto será muy limitado si la tasa de paro es elevada y ronda el 8-10% (sí, eso es «alto» en un país normal).

Aún así, los dos artículos enlazados valen la pena, y el libro es una buena extensión sobre el tema. A tener en cuenta al hablar de estado de bienestar cuando las cosas se estabilicen, al menos.


25 comentarios

  1. David Donaire dice:

    Sin entrar en términos morales, ¿y el efecto de redistribuir más a quién despilfarra lo has tenido en cuenta psicológicamente? Básicamente es todo un refuerzo de ese comportamiento y, mucho más fácil, como bien has indicado, prestando una ayuda que colabore en su educación en este sentido. Por otro lado, la dependencia económica de la ayuda (heteronomía) no es precisamente la panacea psicológica al margen de la recompensa por el comportamiento irracional.

    Otro es «sociedad de consumo» cuando encima se promociona con dar más a quien más gasta y no es capaz de abstenerse, porque tal situación, no determina la conducta hacia lo irracional en absoluto. Ese argumento del «su cerebro…» no es válida porque se auto-justifica a sí misma: escribo esto porque mi cerebro lo impulsó a hacer. De tal manera que todo es siempre inevitable. Yo no puedo ser la explicación de mi mismo (ni una parte de mi puede ser la explicación, es una metonimia).

    Aunque por supuesto la redistribución ha de ser más eficiente siempre, pero por ello más cuantiosa.

  2. Javier dice:

    La causalidad puede ir también en sentido contrario. Cortoplácismo y falta de autocontrol permanentes e innatos como origen de situaciones de pobreza o criminalidad. El nurture afecta, pero a veces es un problema de nature.

    • Joshua dice:

      Ese es exactamente el núcleo del «pensamiento» del Tea Party. Lo demás son fruslerías decorativas.
      A mucha gente (espero) nos parece que, aunque la «verdad» fuera esa, nuestro deber moral sería trabajar para que esa dura verdad no afectase a cómo hacemos las cosas.

  3. Jesus dice:

    ¿sólo los pobres piensan a corto plazo?

    Pues me sé unos cuantos casos de altos directivos que no ven más allá de los objetivos del año (puestos por ellos mismos en muchos casos) que usando dos dedos de frente se puede ver que al cabo de uno o dos años van a joder a sus empresas, claro que como posiblemente ya no estén, el que venga detrás que arree.

    Vamos que el pobre que mencionas no se hubiera metido en la hipoteca subprime si el «listo» del banco no se la da. Y aún podría tener explicación si se hubieran dado pocas, pero se han dado a patadas pensando en el bono del año (tu da hipotecas que ya yo cobro mi bono y me voy a otra parte que ya lo arreglarás)

    Saludos

  4. Teresa Cabarrush dice:

    Un artículo muy interesante, todo lo comentado es muy lógico, ante la pobreza ¿cómo uno no va a reaccionar a corto plazo ?, es de lógica, si no que se lo pregunten a Dickens.

    De todas maneras, esa reacción de las personas en estado de pobreza es normal, ¿ es normal la mente psicopática de personas con mucho dinero ?.

    Si una persona no tiene sus necesidades básicas cubiertas, ¿ cómo queremos que procese la información?, si para todo se necesita dinero, horrible estar en esas circunstancias. También hay que distinguir entre pobres y pobres, en nuestro País, sí hay personas que buscan en las basuras( con verdaderas necesidades ),pero existen los » pobres o supuestos pobres», que han estado abusando de la sociedad, engañando y estafando a sus propios conciudadanos con las ayudas sociales, y se les ve que tienen dinero. ¿ Cuántas personas han abusado de la gratuidad de los comedores de los colegios públicos y tenían dinero ?, si dinero de la economía sumergida, pero dinero.

    ¿ Cuantas subvenciones se han dado a no sé que clase de personas ?, que tienen más información de dónde solicitar esas ayudas que cualquier persona decente que lo necesite y pregunte por ellas, no le harán ni caso… no sé si será por lo mal que funciona todo o yo que sé.

    Entre los pobres, hay dos clases al igual que entre los ricos » los que tienen Vergüenza y los que no», diría más bien » los que tienen escrúpulos y los que no»

    Es muy preocupante la erosión de la mente, causada por la pobreza, tanto como la determinada por la riqueza sin escrúpulos.

    Historia de Dos Ciudades.

    «»Eran los mejores tiempos, era los peores tiempos, la edad de la sabiduría, el ciclo de la estupidez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la estación de la Luz, la hora de las Sombras, era la primavera de la esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada había frente a nosotros…»

    » A lo largo de las calles de París avanzaban con estruendo los toscos y trágicos carros de la muerte. Seis carretas llevaban el vino del día a la guillotina… Seis carretas rodaban a lo largo de las calles. Vuélvelas a lo que eran antes, Tiempo, tú que eres un poderoso mago, y se verán las carrozas de monarcas absolutos, los equipajes de nobles feudales, los vestidos de rutilantes jezabeles, las iglesias que no son la casa de mi padre, sino guaridas de ladrones, las chozas de millones de hambrientos campesinos. »

    «De mi puedo decir que mi mayor deseo sería olvidar que de él formo parte. Ni el mundo tiene algo bueno.»

    Muy importante a lo que alude Javier, » la criminalidad», su aumento en un escenario cada vez más tétrico, cargado de una pobreza mayor.

    Saludos.

  5. Jaime dice:

    Este post me ha llegado. Voy a autopsicoanalizarme un poco y hacer enunciados anecdóticos por mi caso particular. Avisados quedais:

    – No tener dinero sale caro. Tomando el ejemplo de la reparación del coche, «tirar de tarjeta» en un momento determinado (y solucionar un problema AHORA) puede salir mucho más caro a largo plazo.
    – El stress a la hora de tener que «echar cuentas» y tener que pensar constantemente en el dinero agota psíquicamente, especialmente si no se afronta el problema de manera organizada (la inmensa mayoría de la gente diría que no usa un presupuesto familiar o similar). Ese agotamiento hace tomar peores decisiones. Y, especialmente, primar comportamientos de recompensa porque llega el momento que bajan las defensas y se procede a actuar impulsivamente. «Estoy harto de privarme de todo, ¡me voy a comprar esto!»

    Por supuesto, la disciplina ayuda, y el pensamiento a largo plazo también, pero estar en una situación «de no llegar a fin de mes» es terriblemente agotadora, estresante y no me extrañaría que tuviese efectos a largo plazo psicológicos si dura un tiempo prolongado. Voy a traer a colación una cita de Dickens, el principio de Micawer:

    «Annual income twenty pounds, annual expenditure nineteen pounds nineteen and six, result happiness. Annual income twenty pounds, annual expenditure twenty pounds nought and six, result misery.»

  6. Joshua dice:

    Aunque es seguro que Victor Hugo no había oído hablar de «behavioral economics» el 1862, llegó a las mismas conclusiones cuando escribía «Los Miserables». Un poco de observación basta para constatar que hay una delgada línea de renta bajo la cual la gente (toda la gente, al margen de sus milimétricas diferencias genéticas) pasa a actuar con un sistema operativo mental diferente. Es por eso que el paro de larga duración se alimenta a sí mismo, y por lo que es crucial evitar que la gente (al margen de su historial genético o sus costumbres) atraviese esa línea hacia abajo o no tenga nunca en su vida la oportunidad de pasar de esa línea hacia arriba.
    Decir que «es lo que se merecen» o que «al final creamos dependientes», son dos formas como otras cualquiera de escurrir el bulto y poder seguir yendo a misa diaria de la religión-credo de cada cual sin grandes remordimientos.

  7. Rex dice:

    No he leído ningún estudio sobre el tema, pero creo que más que la falta de ingresos lo que provoca que se tomen decisiones irracionales y cortoplacistas es el estrés, no la falta de ingresos

    Esto también explicaría lo que comenta @Jesús de las decisiones cortoplacistas en las empresas

    Persona con ingresos ajustados -> estrés -> decisiones irracionales
    Directivo en condiciones difíciles -> estrés -> decisiones irracionales

    • Pescador dice:

      «Directivo en condiciones difíciles -> estrés -> decisiones irracionales»

      Para el directivo son decisiones plenamente racionales: los directivos y sus bonus primero. Son irracionales desde el empirismo y el medio plazo, pero para la empresa, pero elegir cubrirse el riñon cubierto en el corto plazo es plenamente racional

    • Pescador dice:

      Jesús explica un comportamiento plenamente racional de los directivos, de las empresas no dice nada.
      Yo añadiría que las empresas adoptan las decisiones más irracionales en momentos de maxima bonanza y mínimo stress, a no ser que entendamos que perder la oportunidad de ganar dinero provoca stress.
      En los momentos de autentico stress las empresas si toman decisiones racionales pero se encuentran con que decisiones racionales no te garantizan la supervivencia, ya que hay varias decisiones racionales para toda situación y solo una minoría te llevarian a la salvación.

  8. Jesús dice:

    Creo que, además de lo que se comenta, hay también otros factores involucrados. Por ejemplo, los «pequeños placeres» que, para alguien pudiente, son frivolidades totalmente descartables, para alguien que lleva una vida de mierda a lo mejor son sus únicas vías de escape.

    Vamos, que alguien sin problemas económicos no tendrá mayor problema en quitarse la TV por cable para reajustar su economía, pero a lo mejor para un parado de larga duración que se ha pasado el día siendo descartado en ofertas de empleo y haciendo malabarismos para dar de comer a sus hijos, ver un partido de fútbol por la TV, comerse una hamburguesa en el McDonalds o fumarse un pitillo son tal vez los únicos momentos agradables del día, quizá imprescindibles para mantener la cordura. De ahí que, pese a que racionalmente no deberían hacerse, se sigan haciendo, para incredulidad del personal que, desde otra perspectiva, no entiende lo que está pasando.

    • naiara dice:

      Eso es. ¿Por qué es ‘irracional’ -y desde el punto de vista de quién- comerte un kebab en el suelo si tienes bajos ingresos? ¿Por qué es irracional tener una super tele si tienes bajos ingresos pero vives en un barrio en el que no puedes salir a la calle a partir de las ocho de la noche? Esta señora le contestaba muy bien a un cocinero top de UK que decía que no entendía cómo los pobres comían mierda pero tenían superteles en casa. Él no lo entendía porque no había sido pobre. Ella sí.

      http://www.theguardian.com/lifeandstyle/wordofmouth/2008/oct/01/jamie.oliver.ministry.food

  9. Saulo dice:

    Gracias por la censura, Roger. Habrá que ver si aplicas el mismo baremo a todo el mundo o sólo a quien comparte opiniones que no te gustan.

    Un saludo.

  10. Er dice:

    En las pelis de hace no tantos años los pobres estaban orgullosos de serlo, eran «pobres pero honrados» los ricos siempre eran hipócritas e interesados, la felicidad no se vinculaba a la riqueza, si no a la unión de la familia y la comunidad. La verdad, no me imagino una película de hoy en día tratando de trasmitir esos mismos valores.

    Los pobres de antes eran campesinos o trabajadores, productivos y autosuficientes, totalmente necesarios para que el sistema funcionase; los pobres de ahora son simples parados: no consumen y por lo tanto solamente estorban y dan la lata. Nos han quitado hasta el derecho y la dignidad de ser pobres, esa es la causa última del stress mental que genera la pobreza y no lo que pone en el artículo.

  11. NN dice:

    Un fenómeno similar ha sido detectado entre aficionados al ajedrez. Los sujetos del experimento se clasificaban inicialmente compitiendo entre si. Después debían resolver un problema y finalmente volver a jugar unos contra otros. Los jugadores a quienes los investigadores propusieron problemas insolubles, sufrieron un clarísimo descenso en sus resultados posteriores, lo que el estudio atribuía a la pérdida de confianza en si mismos.

    En el trabajo sobre al pobreza ¿podría ocurrir algo similar? Un pago de 1.500 $ puede ser fácilmente un problema insoluble para una persona pobre, y al planteárselo, se le hace tomar consciencia de sus limitaciones económicas. No habría un novedoso «efecto túnel», sino la bien conocida pérdida de autoestima vinculada al fracaso y a la sensación de vulnerabilidad.

    Sea como sea, de una cosa y la otra, lo que parece quedar claro que la pobreza es, también, un estado de ánimo y que debe ser abordada teniéndolo en cuenta. Gracias por el artículo.

    • Roger S dice:

      Quiero ver ese estudio sobre ajedrez – suena muy interesante. ¿Cita/enlace?

      • NN dice:

        Creo que fue una web especializada en ajedrez la que publicó un artículo bastante detallado no hace muchos meses. Por desgracia, no doy con él, lo siento.

  12. David dice:

    «…es un estudio de behavioral economics. Aunque creo que es una forma interesante de enfocar esta clase de problemas, es relativamente fácil exagerar mecanismos causales en esta clase de explicaciones.»

    Puedes elaborar esto un poco más? Alguna referencia?

    Gracias

  13. Raúl S. dice:

    «Their scores dropped the equivalent of losing 13 or 14 IQ points »

    Ni siquiera es una desviación típica. Quiero decir: no es que caiga 30 puntos o 40; no parece un cambio cualitativo en capacidad de procesamiento.

    Aquí la base son factores emocionales: no es que ser pobre te haga tonto o te quite capacidades cognitivas, es que las amenazas y la ansiedad asociada a ellas es mayor. La capacidad de procesamiento puede que tampoco sea tan diferente, pero dentro de las cosas a procesar también están las amenazas constantes y crecientes (deudas, perdida de casa, etc).

    Y la exposición continuada a este estrés acaba en cansancio, agotamiento y en intentos de evasión de una realidad que se percibe como inalterable e insoportable. Es un tema más emocional que cognitivo, aunque lo influya.

  14. Raúl S. dice:

    Veo que NN comenta lo de la confianza y autoestima: eso es. Este tipo de comportamientos (televisiones de plasma en gente sin casi dinero) tienen que ver con la necesidad de evadirse de una realidad que creen que no pueden cambiar de ningún modo, creen que no son capaces de modificar absolutamente nada de su entorno ni de su vida.

  15. Folks dice:

    «a menudo me sorprende como (sic) gente que está en situaciones casi desesperadas es capaz de gastar sus magros ingresos de forma bastante irracional. Familias que no llegan a fin de mes pero pagan $120 (sic) al mes en televisión por cable, por ejemplo.» == «hay gente que viene a pedir ayudas al ayuntamiento y resulta que tiene una cuenta en el Twitter» (…) «Eso cuesta dinero» http://www.publico.es/464143/la-alcaldesa-de-cadiz-hay-gente-que-pide-para-comer-y-tiene-twitter-que-cuesta-dinero

  16. Aloe dice:

    De forma menos sistemática efectos de ese tipo se han mencionado constantemente en diversos contextos. Por ejemplo, en lo que respecta al esfuerzo y motivación para la educación de los hijos.

    Lo que dudo es que muchas de las decisiones que se consideran irracionales lo sean de verdad en un contexto de pobreza constante, estrés permanente de origen económico y pocas o nulas expectativas de mejora.

    Por ejemplo, el incentivo para ahorrar es mínimo cuando el sacrificio es muy grande y la cantidad que se consigue ahorrar es tan pequeña que es muy improbable que llegue para ningún cambio cualitativo (por ejemplo, para la universidad de los hijos).
    Lo mismo pasa con sacrificar placeres accesibles por otros inaccesibles: ¿durante cuántos años se va a renunciar a la televisión por cable y a cambio de qué, si ese sacrificio no garantiza tampoco poder pagar las cuentas y llegar a fin de mes sin estrés? (Teniendo en cuanta como se ha mencionado la diferente utilidad de ese gasto para quien tiene y para quien no tiene alternativas de ocio)

    Para quien tiene bienes, reputación financiera que perder y esas cosas, declararse en bancarrota asusta y hay una fuerte motivación para no perder bienes y crédito. Para quien vive al borde de la catástrofe financiera de modo permanente, no es una pérdida tan grande (hablando de Estados Unidos donde las personas físicas no están peor tratadas al respecto que las sociedades, como sí sucede aquí).

    Por otra parte, muchas personas que viven así ya se educaron viviendo así, porque la movilidad social es pequeña. Por tanto, incluso si tienen épocas financieramente potables, es más difícil que las aprovechen porque tienen los hábitos de vivir al día. Esa parte sí inclinaría a decisiones irracionales, pero algo similar nos pasa a todos, incluso educados en el estilo de la clase media. Un ejemplo de eso son esos reportajes sobre lo que hace la gente a la que le toca una gran cantidad de dinero a la lotería, y cómo a la mayoría les empuja a decisiones irracionales y hasta les destroza la vida. La educación (informal) que hemos bebido en nuestra familia y entorno también afecta a nuestras decisiones financieras, porque es lo que hemos aprendido (y rara vez hemos recibido educación más formalizada al respecto)

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