Política

La función democrática de los lobbies

17 May, 2013 - y - @bpberta,

Por Berta Barbet.

Hay conceptos que por un motivo u otro generan rechazo. A menudo han sido mal utilizados, empleados para justificar acciones nocivas o relacionados con grupos poco amables, y por esto tienen una connotación negativa. Aun así, si nos paráramos a pensar un poco, nos daríamos cuenta que no tienen porque serlo y que también se pueden aplicar a grupos y acciones positivas. Un ejemplo claro es el caso de los términos lobby y lobbista. Seguramente pocos los consideran una cosa positiva para la democracia. Pero el cierto es que los lobbies, siempre que sean transparentes y no coactivos, son un elemento necesario de una democracia. Sobre todo con respecto a la introducción de nuevos temas de debate y la aportación de posibles soluciones a los problemas planteados. Me explicaré.

El mundo y la sociedad generan miles de posibles temas conflictivos que necesitan soluciones con mayor o menor urgencia. Los temas de los cuales potencialmente se podría ocupar un gobierno pueden llegar a ser infinitos. Aún así, no sólo los gobiernos no pueden ocuparse de todos los problemas, sino que ni siquiera los ciudadanos somos capaces de tener en mente todos los conflictos existentes y reclamar acciones al gobierno para solucionarlos. Además, y lo más importante, las soluciones de algunos problemas seguramente son incompatibles con las de otros. Resumiendo, en la agenda pública y política no cabe todo, sólo una proporción muy pequeña de todos los potenciales temas entran, y una parte infinitesimal se quedan para ser debatidos en profundidad.

La pregunta, entonces, es: ¿cuáles son los temas que entran a la agenda? ¿Los más importantes? ¡No! Al fin y al cabo, qué es y que no es importante es muy relativo, depende no sólo de las prioridades que uno tenga, sino también de a quiénes se atribuyan las responsabilidades de difundirlos y/o solucionarlos. Prosperan los temas que encuentran las condiciones más favorables para ello.

¿Qué determina que un tema se encuentre en condiciones favorables para prosperar mientras que otro no? Pues bien, hay diferentes teorías que ligeramente cambian algunos de los elementos pero en principio parece claro que hay tres elementos necesarios para que un tema pueda prosperar en la agenda (si os interesa el tema, este libro de Kingdon es lo más completo al respecto):

  1. Tiene que haber la percepción de que existe un problema. Y esto es importante porque la constatación de que en un lugar se está generando un problema no es evidente. Los técnicos crean indicadores para medir la existencia o no de problemas, pero la interpretación de estos no es directo (por ejemplo, un 6% de paro no se interpreta igual en España que en el Reino Unido). Además, a menudo nos acabamos acostumbrando a convivir con los problemas sin ser conscientes de ellos o sin prestarles atención. Por ejemplo, durante muchos años los indicadores sociológicos mostraban una tendencia creciente a la desigualdad sin que esto causara un gran revuelo. Del mismo modo que, hasta hace poco, a pocos nos interesaba lo que pasaba con la prima de riesgo o el nivel de déficit del país. Así, la percepción de que hay un problema acostumbra a proceder o bien de un grupo que hace presión para que se incluya en los medios o debido a un desastre o choque externo que hace muy visible el conflicto -un desastre natural o un ataque terrorista, por ejemplo-. En el primer caso, pues, los lobbies tienen una tarea importante a la hora de hacer visibles los problemas que consideran importantes.
  2. Hacen falta propuestas para solucionar los problemas. Para que un tema entre en la agenda del gobierno y, por lo tanto, se transforme en la aplicación de una política pública, hace falta que haya soluciones preparadas que no sólo sean consideradas efectivas, sino que también sean aceptables por los ciudadanos del país en términos de los valores que defiende. Además, hace falta que se perciba que estas soluciones tienen un coste inferior a los costes de mantener el problema (como muy bien explica Downs, si no pasa esto los ciudadanos inconscientemente acabarán olvidando el problema). En este sentido una vez más, vuelve a ser muy necesario el trabajo de los lobbistas y de los grupos de presión a la hora de buscar soluciones y tener propuestas de políticas publicas que sean aceptables por los ciudadanos y que se consideren efectivas y razonablemente económicas.
  3. Hace falta que los poderes políticos se encuentren en un contexto en el cual la propuesta puede ser aceptada. Por ejemplo, que no haya ningún grupo importante que amenaza con boicotear la propuesta, que el presupuesto no esté cerrado, o que el gobierno no tenga una agenda muy diferente en la que el tema ni se considera. Esta última condición es la que se ha hecho más visible cuando se habla de lobbies: la de intentar convencer a los representantes públicos para que aprueben las leyes y propuestas defendidas. Aun así, cómo he explicado, no es ni mucho menos la única función que tienen.

Como explica Kingdon, para que un tema entre en la agenda hace falta que los que él denomina “policy entrepreneurs” trabajen para abrir una ventana de oportunidad y que, cuando estas se abran, presionen para que se tome una medida concreta. Este grupo de emprendedores pueden venir o bien de fuera de la administración -en forma de lobby más o menos organizado- o bien de dentro, de entre el grupo de funcionarios y responsables políticos con acceso directo a la formación de políticas públicas. En el segundo caso, la determinación de problemas y de sus soluciones puede llegar a ser muy endogámica y cerrada a ciertos sectores. La presencia de grupos que compitan para imponer sus visiones de forma más o menos abierta y transparente puede ayudar a democratizar la toma de decisiones y hacerla más plural.

De acuerdo, sí, he hecho trampa. Existen importantes desigualdades en cuanto al poder que pueden tener unos y otros lobbies a la hora de defender sus puntos de vista con respecto a los recursos técnicos y económicos. Unas diferencias que seguramente ponen en peligro tanto la igualdad como la legitimidad del proceso. Hace falta, evidentemente, que el sistema de lobby sea lo más transparente posible para poder, así, tener constancia de lo que están haciendo nuestros representantes. Pero esto no quita que la función de los lobbies pueda y tenga que ser muy digna.

Artículo publicado originalmente en catalán en el Cercle Gerrymandering.


28 comentarios

  1. GDDL dice:

    Vaaale, bruselenses, admitimos lobby como animal de compañía. No obstante, aquí se nos está olvidando un punto fundamental: estamos incurriendo en el viejo problema de aplicar el método del mercado a problemas de naturaleza política.

    Pongamos el dedo en la llaga. ¿Qué tal una ley de lobbies que les someta a un régimen similar al de los partidos políticos o al de los sindicatos/patronales?

    • Berta dice:

      Me gusta que me hagas este comentario porque justo el otro día me estaba haciendo una reflexión similar a mi misma.
      Pero esta lógica nos llevaría a pensar que también unas elecciones son aplicar leyes del mercado a los problemas de naturaleza política, no? Las ideas compiten por el voto y gana la que, en principio, es mejor, o aceptada por más gente.
      Una vez dicho esto, creo personalmente que el mercado no funciona siempre bien en este contexto. De hecho no creo en ningún caso que el hecho de que una idea sea popular la haga mejor de por si. El problema es que no tenemos ninguna alternativa para determinar cual es la mejor idea que hacerlas competir, y igual que en el caso económico, cuanto más transparente y competitivo sea el mercado más probable me parece que la idea que gané sea la mejor. Al final más competición debería implicar que los ciudadanos tienen más información y más alternativas entre las que escoger.

      La lógica de mercado no debe ser la lógica imperante siempre, obviamente, el consenso y los pactos, la búsqueda de un supuesto bien común son importantes a la hora de tomar decisiones. Pero a la hora de generar ideas y soluciones, creo que cuanto más plural y competido mejor. Y sabemos a ciencia cierta, que la pluralidad solo se consigue con grupos organizados de un modo u otro.

      En cuánto a la última pregunta, la verdad no tengo ni idea de cual es el régimen que se les aplica a partidos y sindicatos/patronal. No soy experta en lobbies ni partidos ni nada que se le parezca, así que no sabría que contestarte. No se como se deberían organizar ni controlar, solo creo que deberían ser más visibles.

      Gracias por el comentario.

      • GDDL dice:

        Aquí ya nos estamos poniendo muy filosóficos. Diría que todo sistema (cuyos agentes compitan entre sí para llevarse un pedazo del pastel) termina respondiendo a un modelo de mercado, de manera que la pelota estaría en definir dónde existe el modelo político, si es que existe.

        EMHO, la distinción se hace en función del interés que sigue el agente. Se supone que existen problemas cuya solución requiere un agente largoplacista y que busca el beneficio del sistema en su conjunto.

        Por ejemplo, cuando examinas el sistema impositivo, puedes encontrarte con todos sus agentes buscando pagar menos y cobrar más. No obstante, el contribuyente se limita a este mecanismo, mientras que el inspector busca también un tiro largo en forma de prevención general, seguridad jurídica e incluso tratando de facilitar la vida a los agentes con intereses directamente opuestos. (Todo ello en teoría, por supuesto)

        Siendo más brutos, el modelo político no sólo se presentaría en el sector público. Un tío yendo a un banco de alimentos a echar un par de horas responde al segundo modelo, no al primero.

        En definitiva, creo que la distinción exacta entre modelo político y modelo de mercado es arbitraria. Probablemente sea más preciso decir que existe una gradación en la que, si nos dan garrafón, pasan cosas como las amnistías fiscales (cocaína tributaria), los radares recaudatorios o incluso el lobbismo malo (no quiero implicar que exista el bueno, ojo).

        Dicho sea de paso, España es muy de garrafón. De ahí que los partidos políticos y los sindicatos/patronales estén sometidos a un régimen en el que su voluntad está mucho más limitada que en cualquier empresa, y su actuación está sometida a una especial fiscalización. (Digo «especial» no para llamar retrasado a nuestro manso Tribunal de Cuentas. Que también).

        Algo parecido sucede con las asociaciones/fundaciones que perciben subvenciones públicas, aunque para ser exactos habría que decir que son los únicos que realmente sufren este sistema.

        El problema de los lobbies es que no encajan en estas definiciones porque están pensadas para situaciones en que se perciben fondos públicos. Aquí la dirección es la misma, pero en sentido inverso, con fondos privados que buscan influir en la actuación del sector público.

        Si dejas rienda suelta a los lobbies, estás creando una puerta trasera en el sistema de financiación, convirtiendo al lobby en un intermediario-pantalla.

        A botepronto, se me ocurre la siguiente estructura: Los fontaneros del partido crean un lobby amarillo, teóricamente independiente del partido, pero un títere en la práctica. Empresa da dinero a lobby, en vez de dárselo al partido. Lobby gasta dinero en campaña electoral y en pagar sobresueldos a ciertos conferenciantes. Ale, ya has abierto un boquete legal: ahora a esperar una década hasta que el pufo entre en la agenda.

        PD: Hay que joderse, estoy más incómodo cuanto más amable es mi contertulio.

        • Berta dice:

          Me parece evidente que la situación que describes se debe evitar. En ningún caso propongo que los Lobbies pueden campar a sus anchas y hacer lo que les de la gana, más faltaría. Si no me meto en como regularlos es porque de verdad no tengo ni idea, pero me parece evidentemente necesario buscar algún modo de regularlos para evitar corruptelas.

          Siento no poder responderte de forma borde, pero no creo que vayamos a generar debate por aquí, porque sabes más que yo seguro.

  2. Teresa Cabarrush dice:

    Muy interesante el artículo, puestos a pensar, ¿ y por qué un lobby no podría ser digno ? ¿son dignos todos los representantes del pueblo ? ¿ son dignos los representantes sindicales ?, total puestos a mirar a nuestro alrededor, trabajar con transparencia o sin ella lo puede hacer cualquiera. Si hay políticos que miran por su País y otros políticos que arruinan a su País, me imagino que podrá haber distintos lobbies también, los honestos y los que no lo son, es mi pequeño pensamiento. De todas maneras, se defraudan hasta los propios ciudadanos unos con otros… se dan patadas diplomáticamente y no son dignos en sus comportamientos…se puede esperar de todo, conductas correctas como las incorrectas…pero quizás tenga algo de razón el artículo…¿ por qué tiene que tener carácter negativo los lobbies ?

    http://www.youtube.com/watch?v=_C5mNs8vFSc

    Saludos.

  3. Teresa Cabarrush dice:

    Mentiras hay muchas, verdades pocas…así que nos podemos encontrar con lo que sea, por ejemplo puede haber un blog donde sus creadores defiendan la democracia, la dignidad, la responsabilidad, la coherencia y luego resulta que censuran comentarios sin nada de particular, dirigidos a los articulistas del blog. ¿ Esa actitud es la de ser democrático y coherente ?, ¿ censurar comentarios sin motivo razonable alguno ?, lo dicho, una cosa son las palabras y otras los hechos. Una cosa puede parecer verdad y luego descubrirse que no es tan verdadera, que no es muy creíble, así que no sé si podría ocurrir algo similar con los lobbies, que puedan tener ese carácter negativo y no serlo tanto o viceversa.

  4. DavidField dice:

    Este articulo es una broma no?

    Precisamente los lobbies forman partes de grandes grupos financieros que ejercen presion para obtener un beneficio metiendo bajo un yugo a la poblacion. Otra cosa es que te convenzan de que la idea que te venden te beneficia. Pero en realidad te esta enfrentando al resto de la sociedad.
    No se si quien ha escrito esto es antitabaquista, antitaurina, anti o pro catalana, el caso es que formas parte de un ejercito que crean los lobistas para que vayas analizando al resto de la poblacion si lo que hace esta fuera de las normas establecidas por los politicos.
    Y como dijo Groucho, algo asi como «la tarea del politico no es otra que encontrar un problema que no existe, diagnosticarlo mal y aplicar malos remedios» asi para las proximas elecciones te votaran, siempre que hayan problemas necesitaran politicos

  5. Epicureo dice:

    Por algún motivo que no puedo entender (o sí), tanto este artículo como en otros publicados en Politikon parecen empeñados en cambiar la definición de «lobby» para que incluya muchas más cosas.

    Un lobby no es lo mismo que un grupo de presión. Pueden tener fines análogos, pero son cosas diferentes. El grupo de presión trata de influir en la opinión pública, y a través de ella en la política. El lobby trata de influir directamente en los responsables políticos mediante contactos personales.

    En ambos casos, el dinero es importante. Pero en el primer caso, al menos, es necesario que se implique bastante o mucha gente. En el segundo, basta con tratar con el responsable. Y esto supone una gran diferencia. Porque en el segundo caso está mucho más claro que se sustituye el principio «una persona, un voto» por el principio «un euro (o muchos), un voto». Y esto es así independientemente de que la causa sea justa, que haya transparencia o todo se haga con angélica honradez.

    • Anonadado dice:

      «Lobby: (2) a group of person who conduct a campaign to influence members of a legislature to vote according to the group’s special interest» (Webster’s 1989)
      Me temo que es justo al revés: hay muchas personas empeñadas en cambiar la definición de lobby para que incluya tan sólo su concepto restringido.
      Cualquier grupo de presión que pretenda influir en el voto de los legisladores (no en el de los ciudadanos) es un lobby, y prácticamente todos ellos combinan campañas hacia la opinión pública y campañas directas hacia los legisladores.
      Así que no sólo son lobbies los malvados de la NRA, tabaco, o grupo industrial XXX; en EEUU existe el lobbies como el homosexual, el pro y el anti abortista, los anti y pro transgénicos, y así un largo etcétera.

      • Epicureo dice:

        Gracias por confirmar mi definición. «Influence members of a legislature». Ni una palabra sobre la opinión pública. Justo lo que yo digo. A ver si usamos las palabras con su significado propio.

        Sólo los actores que pretenden influir directamente en el voto de los legisladores, principalmente mediante contactos personales, son lobbies. De ahí viene la palabra: «lobby», el pasillo donde los lobbystas originales esperaban para encontrarse con los legisladores y darles la lata o lo que sea.

        Otra cosa es los grupos de presión, que pueden hacer lobby o no (según los medios de que dispongan), pero que sobre todo harán campañas de opinión pública, ya sea para influir en los legisladores (indirectamente) o en los votantes.

        Y sí, totalmente de acuerdo; ni todos los lobbys son malvados egoístas ni todos son de derechas, ya lo dí a entender antes. Pero una cosa está clara: lo que hacen no tiene nada que ver con la democracia.

        • Anonadado dice:

          No confirmo tu definición: fíjate que influir en el voto puede hacerse a directamente (a través de contactos personales) e indirectamente (a través de presión de la opinión pública, futuros votantes). Algunos lobbies usarán uno u otro, pero casi todos usarán los dos.
          Un partido político intenta influir en la opinión pública para que les voten y convertirse ellos en legisladores.
          Un movimiento social «puro» (no encuentro ahora un término mejor) intentará influir en la opinión pública para que la gente piense o actúe de otra manera.
          Un lobby o grupo de presión intenta cambiar la legislación: como no tiene sus propios legisladores que lo hagan, intenta influir en los legisladores mediante presión directa (desde el escrache hasta el soborno, pasando por cualquier tipo de intercambio o negociación política) o mediante la presión de la opinión pública (campañas mediáticas, manifestaciones, envío de cartas, etc), o bien mediante ambos, para que esos legisladores cambien leyes, reglamentos o presupuestos (subvenciones). Les estoy «presionando», directamente o a través de los votantes.
          Si creo un grupo contra las telenovelas que se dedique a hacer campaña entre la opinión pública para que la gente no vea las telenovelas, y convenzan a sus familiares y amigos de que no las vean, no soy un grupo de presión. Pero si además intento mediante manifestaciones, protestas, etc que el Congreso prohíba o limite las telenovelas, que la administración no subvencione a las cadenas que las emiten o les quite la licencia, etc, me he convertido en un lobby aunque no haya contactado con un solo legislador. Piensa en el nombre de «grupo de presión», ¿a quién presiono si solo intento convencer a la opinión pública de algo?
          El elemento crítico de la definición es «influir en los miembros de la legislatura para votar»; el objetivo último es votar leyes, presupuestos, etc, no convencer a la opinión pública. El que esa influencia sea directa o indirecta es secundario, y fíjate que no aparece en la definición.

          • Epicureo dice:

            Si no aparece en la definición lo más sensato es pensar que la influencia ha de ser directa. Afirmar otra cosa es estirar el significado de la palabra sin justificación.

            Dado que existen las dos palabras, «lobby» y «grupo de presión», me parece que deberíamos usarlas para nombrar cosas distintas. Y el uso tradicional es: lobby = influencia directa, grupo de presión = influencia indirecta en los legisladores. No excluye que un determinado grupo emplee las dos estrategias, si puede.

            Entiendo que queráis mezclar las dos cosas, porque los lobbies tienen una (merecida) mala fama. Pero no está bien.

  6. Pau dice:

    En pocas palabras, el lobby no tiene una función realmente democrática sino que sirve para cubrir un defecto de la democracia, que es la participación ciudadana; aunque en el caso del Lobby, eso último suene a burla.
    Para conocer la practicidad de un sistema nada mejor que la experiencia, y en este caso la cosa está clara.
    ¿Por qué los lobbyes se han convertido en lo que son?
    Por lo mismo que los encuentras necesarios, por un defecto de democracia.
    En fin. Pretender que un lobby, por muy sana que sea su intención, tiene una función democrática, es lo mismo que decir que una secta tiene una función educativa. Y claro que la tiene, pero del mismo modo que si no existiera el mundo sería más educado y estaría más adelantado.

    • Berta dice:

      Gracias por el comentario. La verdad es que no se me ocurre ningún sistema de participación democrática que no necesito lobbies. Es más, como más abierta la toma de decisiones, más opciones de influir en la agenda, y por tanto, más necesario que los grupos se organicen en lobbies para intentar que sus problemas estén entre las decisiones a tomar. Quizá en vez de lobbies, les llamariamos grupos organizados pero su función sería la misma.

      De hecho, la democracia de partidos, al tener unos partidos que pueden actuar como lobbies, hace esta función menos relevante. Pero en un contexto en que la participación es mucho más directa, organizarse para mantener un tema en la agenda o para que la solución deseada sea la que sale ganadora sería más importante que nunca. De otro modo si quieres, presionando más a la opinión pública y menos a los que controlan la agenda (aunque me cuesta de imaginar) pero igual o más importante.

      Añadiría, como menos organizados los grupos que toman las decisiones, más fácil influirlos. En EEUU donde los congressistas tienen mucho más margen de maniobra, el poder de los lobbies es mucho mayor que en el contexto europeo donde los partidos son suficientemente fuertes como para resistir presiones externas que van contra lo que en un principio defiende el partido.

  7. davidrjordan dice:

    Me parece muy acertado el artículo.
    Es más, me veo reflejado en él al formar parte (OpenKratio)de un grupo de activistas ciudadanos en el que una de sus áreas de actuación es precisamente la de hacer lobby.
    Eso si, lo hacemos de forma abierta y transparente y con el unico interes del pro comun
    http://openkratio.org/index.php/category/actividad/lobby-actividad/

    Ese creo que deberia de ser el criterio a la hora de cuestionar la conveniencia o no de lobbies: el interes que persiguen.

  8. Xacobo dice:

    Lo que me parece más interesante del concepto de lobby (y manejo el concepto amplio que incluye grupo de presión) es la relación costes de transacción y beneficios que hace posible su existencia. Asumiendo racionalidad económica en el ser humano, la existencia de un lobby tiene que darse en el supuesto en el que los beneficios de (intentar) solucionar un conflicto son superiores a los costes (percibidos) en los que se incurren para ello. Me temo, que como en muchos otros ámbitos, los costes percibidos por las clases altas suponen un detrimento inferior que para las más bajas. Ahí es donde la búsqueda de (eso que llaman) «bien común» me parece necesaria. Tema complejo donde los haya.

    • Epicureo dice:

      Aunque discrepo del concepto amplio de lobby, tu razonamiento es válido (aunque asumir la racionalidad económica en el ser humano es mucho asumir).

      Es muchísimo más barato influir en las opiniones de unos centenares de personas que en las de varios millones, y mucho más factible si además lo que se quiere inculcar es contrario a los intereses de la mayoría de la población. Por eso existen los lobbies.

      De hecho, parece existir un lobby para legalizar y empoderar los lobbies al estilo estadounidense, que ya ha tenido éxito en la UE, y del que algunos de los que publican en Politikon parecen formar parte. Artículos como éste parecen parte de una campaña de opinión pública con este fin.

      • Shine dice:

        ¿Qué es y cuál es el objetivo de Politikon?

        • Epicureo dice:

          Eso pregúntaselo a alguien de Politikon.

          Yo sólo digo lo que parece: que están haciendo una campaña a favor de los lobbies. Y quizá tenga que ver el que algunos colaboradores sean o quieran ser lobbystas (por supuesto de la variedad más decente y con los fines más dignos, eso no lo dudo). Pero podría equivocarme.

          • Shine dice:

            Efectivamente y sin entrar en la disparidad de opiniones que puedan tener los colaboradores, ¿es Polítikon un lobby?

        • Teresa Cabarrush dice:

          En otro blog hubiesen censurado esa importante pregunta, así que veo muy buena la actitud de Politikon de dejarla, de lo contrario, no lo vería como muy inteligente, vamos cuando en un blog censuran opiniones que no tienen ningún motivo para censurar, entonces es cuando te viene la duda del por qué de ese blog, ¿ cuáles son sus intereses ?.

  9. titus dice:

    Que a lo largo del proceso de adopción de nuevas regulaciones se asocien otros actores, además de los políticos, y éstos formen un sistema más o menos equilibrado, donde los diversos intereses civiles (económicos, medioambientales, del consumidores, etc.) en liza puedan colaborar, formar alianzas o contraponerse, etc. me parece positivo. Ante todo veo que cumplen la función técnica de informar y acompañar al regulador. Ahora bien, decir que además cumplen una función democrática, francamente, me parece patinar. Ni aun en un sistema de lobby perfecto (que no existe) su influencia se mediría por su nivel de representación o de expresión de una voluntad popular. Los lobbies son la expresión de un interés determinado de la sociedad civil y no cumplen, ni aspiran, a ejercen una función democrática en una especie de entorno multipolar. Si ejercen una influencia es por su capacidad técnica en analizar el impacto de una determinada regulación, o de la ausencia de la misma, de acceder al regulador para exponer su punto de vista, de formar alianzas «ad hoc» con grupos que compartan la misma preocupación y de utilizar los medios de comunicación para difundir sus puntos de vista. Realizan una actividad legitima, y hasta digna, pero no todo lo digno ha de revestirse de democrático.

    • Epicureo dice:

      Muy acertado.

      Los lobbies pueden cumplir una función en la legislatura, pero definitivamente no son instituciones democráticas. Decir que lo son es mentir.

      La prueba de ello es que en las dictaduras también existen los lobbies y son incluso más importantes, ya que en ellas los gobernantes no disponen de otros medios para enterarse de las necesitades a las que atender, como son (en una democracia) las elecciones y la prensa libre.

      • Berta dice:

        Siento si el título o el redactado es confuso, pero en ningún momento he defendido en el texto que los lobbies sean democráticos. Que tengan una función positiva para el funcionamiento de la democracia no los hace democráticos, y creedme que no creo que lo sean.

        Pero tampoco me parecen democráticos los medios de comunicación y esto no hace que no crea que son necesarios para que la democracia funcione democraticámente. Y, sí, también existe en dictaduras, una vez más, no veo como esto niega mi argumento. Los presidentes del gobierno también existen en las dictaduras y esto no los hace una figura menos necesaria para la democracia.

        En ningún caso he defendido que les demos a ellos el poder de decidir ni el poder de legislar. Simplemente digo, que ayudan a tomar decisiones más plurales en los casos en que se haga bien.

  10. Alejandro dice:

    Me resulta confusa la argumentación… Es obvio que en la agenda política no caben «todos los problemas del mundo», pero también es cierto que no es necesario ni lógico que lo hagan.

    A fin de cuentas, un partido político nacional, en campaña, solo debe encarar en su programa los temas más urgentes y/o polémicos del momento (nacional), así que es un tanto curioso hablar por una parte de un partido político de ámbito nacional y pretender cargarle con todos los problemas del planeta. Como argumentación parece un poco cogida por los pelos, diría… Hasta un poco sensacionalista.

    No obstante no es eso lo que quería decir. El lobby viene a ser, un «grupo de presión» que representa por definición la opinión de una minoría, que pretende «sensibilizar» a determinados políticos sobre sus problemas. En un sistema como el democrático, representativo de las mayorías, pretender legitimar al lobby, es equiparable a pretender que, después de haber puesto todos los mecanismos para que el estado se rija por la opinión de la mayoría (lo más parecido que conocemos al bien común), defendamos que determinadas minorías impongan sus «sensibilidades» a la agenda política.

    Y por otra parte, tratar de justificarlo alegando que los políticos no saben que temas tratar en su agenda política, porque no los conocen, por lo que es necesario que esas minorías les «sensibilicen»… Se me hace pretender justificar la corrupción por la incompetencia.

    Hasta donde estudié en el bachillerato sobre estos temas, lobby y democracia se me hacen conceptos pertenecientes a modelos de estado totalmente distintos. En fin, que me resulta una paradoja usarlos en la misma frase con esa soltura.

    • Berta dice:

      En ningún momento quería defender que todos los temas deban estar en la agenda. Realmente no debe estar muy bien argumentado si has leído esto. Lo que defiendo es que no es evidente cuales deben estar y cuales no deben estar. Y que alguien debe tomar esta decisión de un modo u otro.
      Que todo el poder para tomar estas decisiones este en un grupo de gente reducido me parece ligeramente problemático. Nada horrible, pero problemático. Y no, la opinión pública puede estar más o menos respectada en democrácia en cuanto a las medidas que tomar alrededor de los distintos temas, pero los ciudadanos no organizados son muy malos a la hora de hacerle entender al gobierno que un tema les preocupa y deberían estar haciendole caso. Primero porque es algo que las encuestas no acostumbran a preguntar. Segundo, y más importante, porque los ciudadanos no se pasan el día observando indicadores y pensando en cosas que se podrían mejorar. Tienen otras cosas que hacer, y por lo tanto, se acostumbran a centrar solo en los temas que se hacen visibles en los medios o en la política a su alrededor. Por lo tanto, no, la opinión pública no funciona muy bien a la hora de introducir temas en la agenda. Y tampoco, los políticos no son conscientes de todo lo que ocurre en el mundo, alguien se lo tiene que contar. Este alguien puede ser siempre la misma persona, o puede ir variando de forma que tenga inputs más plurales. No veo nada raro en esto. Luego tomara la decisión que crea mejor pensando en la mayoría, en la minoría o en sus amigos. Pero no veo nada corrupto en que alguien le haga ver que hay un problema en un rincón del mundo.

    • Berta dice:

      A perdón. Un punto importante: no existen unos problemas más importantes y urgentes como tales. Depende de la persona, sus circunstancias y su punto de vista, pero te aseguro que si te pones a hablar con 10 personas distintas te darás cuenta que cada cual prioriza a su manera. A mi me puede preocupar mucho el tema del paro juvenil, a ti el paro en general y a mis amigos el tema de que la gente se esta quedando sin casa. Y ya no te digo si pedimos que nos den 50 temas que son los que seguramente puede gestionar un gobierno (la verdad esto no lo se). No veo muy fácil que me puedas justificar de forma indiscutible que hay unas prioridades claras que son a las que deberían prestar atención los gobiernos y los partidos sin lugar a duda. Depende de como veas las cosas. Me parece bastante más sensacionalista tu argumentación que la mía en este sentido.

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