Política

Otra vez a vueltas con la selección de élites

24 Abr, 2013 - - @kanciller

(Para los lectores habituales de Politikon, esto os lo sabéis de memoria)

Un consenso relativamente amplio en la sociedad española es que tenemos unos políticos muy malos o, por lo menos, muy mejorables. Sin embargo, resulta muy difícil hablar fuera del campo de las intuiciones dado que no disponemos de indicadores objetivos de calidad. Podemos medir su nivel de estudios o su trayectoria, tal y como hacen algunos estudiosos, pero es arriesgado compararlos con los que los que teníamos antes sin riesgo de caer en la falacia de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Por otra parte, los mecanismos operando en las políticas de reclutamiento de los partidos son cajas negras para los científicos sociales. A parte de que hay pocos datos comparables – aunque empieza a haber grandes avances –, los estudios de campo siempre corren el riesgo de afectar al objeto de estudio. Tener un tipo haciendo preguntas y tomando notas en un congreso orgánico, en el que los puñales vuelan de parte a parte, genera no pocas suspicacias.

Presento todo esto para señalar que lo que expondré a continuación es una mera hipótesis y, por lo tanto, merece ser tratada con todas las cautelas. Mi propuesta es partir de que, efectivamente, tenemos un problema de selección de dirigentes que hace que tengamos políticos peores de los que potencialmente podrían serlo. Quitemos por el momento a los votantes de la ecuación y quedémonos solo con las organizaciones.

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12 comentarios

  1. Pablo Simón dice:

    Por cierto, un abrazo MUY FUERTE al comentarista #1 de la entrada

    • Alatriste dice:

      Fuerte y al cuello, espero. 😀

      En serio, no te lo tomes así, es la típica tontada inane de todos los foros. Breve, insultante, no dice nada sobre el contenido del artículo, y asume que es «fachoso» aunque las cosas que en realidad dice el texto se aplican perfectamente a los partidos de derechas, al PP de Andalucía, por ejemplo. Vamos, con decir que es tan malo que ha conseguido que la inmensa mayoría de los lectores de «El Diario» lo voten negativo está todo dicho.

      A veces he llegado a preguntarme si ciertos comentarios como ése los mandan personas o bots programados para ello…

    • algoban dice:

      Dejo exactamente el mismo comentario en otro artículo.

  2. L dice:

    «De este modo, a medida se alarga el ciclo el objetivo de la organización puede cambiar. En lugar de perseguirse una victoria electoral, el nuevo objetivo es administrar los pocos cargos de los que se dispone. En paralelo las familias internas acentúan su división ya que la tarta cada vez es más pequeña y tenemos un exceso de comensales. Además, los partidos se agotan, la militancia se da de baja y sus bases son cada vez más reducidas y, por lo tanto, también más fáciles de cooptar por los lideres. Se entra, por lo tanto, en una espiral de sostenido descenso hacia la irrelevancia.»

    Que es lo que hace sea mas barato invertir tus recursos políticos en un juego de suma negativa (redistribuir los pocos recursos que ya tienen) en lugar de formar una coalición que renueve internamente y ampliíe el tamaño de la tarta? Si cada vez tienes menos diputados, no tiene más sentido llegar a un acuerdo?

    • Pablo Simón dice:

      Esto lo hemos hablado otras veces y no tengo del todo claro el mecanismo. Entiendo que puede ser una función de a) Quien cede primero en el control de una cúpula fuertemente centralizada (inconsistencia temporal, te lamino y pongo a los mios) y b) Incertidumbre ex ante. A lo mejor no se sabe si con esa renovación se logrará ampliar la tarta y es más conservador pelear por lo que se tiene. Pero son conjeturas

      • Xanflins dice:

        Has contemplado la posibilidad de que simplemente sean administradores de la miseria debido a que sus votantes reclamen administradores de la miseria?. Quiza la mayoria de votantes, los cuales son mayoria pero no amplia, no quieren A o B y los opositores creen lo contrario. En este caso estas destinado a perder hasta que tus electores cambien o puedas sacar un eje diferente en el cual seas mayoritario.

  3. ortega dice:

    ¿Por qué tomar como hipótesis una que coincide con ese ‘consenso relativamente amplio’ del que ‘resulta muy difícil hablar fuera del campo de las intuiciones’? Casi me parece una actitud ‘de político’: nunca negarle la razón al pueblo, que parece que no se puede equivocar nunca.
    Con más de sesenta años en mi haber, y experiencias laborales abundantes, me atrevería a proponer que los políticos españoles no son peores ni mejores (por cierto, ¿qué quiere decir un buen político, aparte de la definición propuesta implicitamente en la hipótesis?) en su profesión que el resto de los españoles. De ser así, ¿qué nos diría esa opinión tan generalizada sobre ellos? Con la última encuesta BBVA en mente, que es la opinión de gente que no ha tomado una decisión en su vida y pretende seguir así.
    Para resumir: cuanto más conozco a los españoles, más quiero a sus políticos.

  4. Teresa Cabarrush dice:

    Mi modesta opinión, que los políticos de antes, tenian una preparación mayor y mejor tanto académica como profesional, que los de ahora, hay políticos actuales que no han conseguido trabajo ni en lo privado ni en la Función Pública, es decir, algunos no han trabajado nunca…y como se come » ¿ cómo van a saber dirigir un gobierno y a una sociedad, si no han sabido dirigir sus vidas personales ?

    Otra cuestión, es a parte de la preparación profesional y personal de un político, si este ama o nó a la sociedad, si siente y ama su País, porque yo creo que ni los españoles aman su País, y ahí está el grave error, no sentimos a nuestro País, si eso se da en los ciudadanos normales se traduce lo mismo en los políticos, los ingleses miran mucho por lo suyo…¿ y nosotros ?, nos da igual todo, un pasotismo increible.

    Y otra cuestión, ¿ que está antes el político o la persona ?, porque un político puede ser un buen político como profesional, preparado, ¿pero es buena gente ? ¿ ama a la sociedad, a sus adolescentes, a los niños ?, o¿ su calidad humana no importa?

  5. Aloe dice:

    Me parece que el artículo enlazado habla de varias cosas a la vez, que pueden influir todas ellas en la mala calidad de los políticos, pero que no tienen que responder al mismo mecanismo necesariamente.
    Hasta ahora y durante bastantes años, lo que parece respecto a los partidos mayoritarios que o gobiernan o esperan gobernar, es que sus cúpulas creen que «el que aguanta gana» (y así parece ser en bastante grado). Eso signficaría que el único peligro para el politico de la cúpula derrotado o desacreditado vendrá de las puñaladas traperas de otros miembros de la misma cúpula (que son los ataques que hay que «aguantar»), no directamente del coste electoral por rechazo de los votantes. Hasta ahora han jugado a que el voto de muchos o casi todos los electores era al partido como tal, de forma en buena parte independiente de a quiénes presente el partido como candidatos.
    Eso puede ser más cierto de unos partidos que de otros, pero en gran parte así creo que han funcionado todos.
    El mecanismo de «administrar la miseria» y el número menguante de cargos como condicionante principal también se aplica más a unos que a otros, pero sobre todo a los (eternamente) minoritarios.

    El mecanismo que a mi me parece más fuerte para tener un promedio de políticos peor de lo que podríamos tener (quizá hasta peor en nivel ético que el español promedio, y peor en preparación y capacidad que los dos o tres primeros deciles de españoles) es ese: que la competición política dentro de cada partido se libra entre los propios miembros de las cúpulas (por medio de alianzas enfrentadas entre sí más o menos cambiantes u oportunistas) y sus aliados del segundo y tercer nivel, cooptados por ellos mismos (eso sí se dice en la entrada).
    No siendo el árbitro real de esa competición ni las bases ni los electores, que pinchan y cortan entre poco y nada, los incentivos para reclutar a los segundos y terceros niveles por parte de las cúpulas son bastante perversos: se centran en cualidades como la lealtad, obediencia, mediocridad y dependencia del líder-mentor (que sea un subalterno eficaz, confiable, sin ideas propias y sin paracaídas fuera) y no en las cualidades que les podrían convenir a los ciudadanos.

    En mi opinión, desde luego tan poco fundada en indicadores objetivos como las otras, eso sería congruente con el progresivo descenso de la calidad a lo largo de los últimos treinta años: porque los subalternos de anteayer son las «promesas» de ayer y la cúpula de hoy, y cada vez el reclutamiento tiene peores incentivos y menos postulantes decentes (ya que el descrédito de ser político va aumentando). El punto de partida, el de finales de los setenta, se tuvo que sustentar necesariamente en élites nuevas, o en las viejas compitiendo con reglas nuevas, así que afloró más talento. Aquellos ocuparon los nichos, repartieron las cartas… y a jugar con sus reglas y las vías de renovación bien taponadas.

    Mi conclusión es parecida a la de la entrada: O cambian las reglas efectivas del juego, entrando como jugadores con alguna influencia los votantes y simpatizantes, (lo que en mi opinión cambiaría algo los incentivos para reclutar escuderos y secuaces en los segundos niveles, además del efecto de rotacion mayor en la cúpula) o el proceso seguira igual o cuesta abajo.

  6. Teresa Cabarrush dice:

    Bastante bueno su comentario Señora Aloe.

  7. juan dice:

    Los partidos, mayormente los grandes confían en el voto táctico (llamado útil) para si no ganar mantener un nivel de ingresos por subvenciones y cargos y asesores para mantener su pesebre. Lo que impide que otras fuerzar crezcan es ese voto útil de último momento forzado por el sistema electoral.

    No obstante, la gente está tan harta, que sólo con la abstención no técnica más unos cuantos votantes de «mira, por joder» podrían dar un buen % de votos a un alternativa diferente tipo Verstrynge o Revilla que descolocase a los grandes.

    Yo lo agradecería. Y bueno, no vale usar la palabra «populismo» para criticar, ni siquiera está en la RAE 🙂

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