Sociedad

Dime cuál es tu escuela y te diré quiénes son tus padres

4 Abr, 2013 -

Por Queralt Capsada

Después de unas semanas de puertas abiertas en las escuelas, las familias catalanas tuvieron del 11 al 22 de marzo de plazo para realizar la preinscripción de sus hijos/as en los centros escolares públicos y concertados de Cataluña. Aunque probablemente esta noticia sólo haya llamado la atención de aquellos con hijos o hermanos en edad de escolarización en Cataluña, todos hemos pasado por la escuela y nos podemos plantear por qué motivos cursamos nuestros estudios en un centro escolar y no en otro. ¿Por pura proximidad geográfica? ¿O fue fruto de una decisión reflexionada de nuestros padres?

El proceso de preinscripción nos plantea una buena oportunidad para (re)abrir el debate en torno a la forma de elección escolar en Cataluña: un tira y afloja entre la libertad de elección de las familias sobre la educación de sus hijos y la planificación educativa que se hace desde la administración. Es cierto que padres y/o tutores legales tienen una gran responsabilidad a la hora de decidir a qué escuela irán sus niños, pero el reto es cómo encontrar una fórmula que asegure la igualdad y la cohesión social, manteniendo la calidad de la educación ofrecida. Cómo hacer que los padres tengan voz y voto sobre la escuela donde sus hijos pasarán la mayor parte de la jornada evitando que haya escuelas “buenas” y “malas”.

Podríamos enmarcar el debate en un eje en el que situamos en un extremo a aquellos que defienden que la elección escolar tendría que recaer exclusivamente en manos de la familia y en el otro extremo, a aquellos que creen que tiene que ser una decisión tomada desde las administraciones públicas.

La argumentación principal de aquellos que defienden una libertad absoluta de los padres para escoger la escuela de sus hijos es que introduciendo mecanismos de mercado en la elección de los centros se hará posible que todos los estudiantes tengan la oportunidad de acceder a escuelas mejores, independientemente de su procedencia social, zona de residencia o escuela anterior. La competencia entre escuelas para atraer estudiantes también comporta una mejora en la eficiencia y promueve la innovación y la calidad de su oferta educativa. Asumiendo que el progenitor tiene derecho a decidir la educación de su descendiente y que querrá darle la mejor educación posible, podemos pensar que la elección que haga será la más óptima a nivel individual.

No es demasiado difícil pensar en algunos de los inconvenientes de confiar totalmente en el mercado y en la libre elección de las familias. Uno de los primeros sería que aunque esta acción puede ser óptima a nivel individual, no tiene porqué serlo a nivel global. Otro de los inconvenientes más conocidos y contestados a la confianza total en el mercado es la de la ya existente segregación residencial: la división por barrios o distritos en las diferentes ciudades y pueblos suele seguir una división socioeconómica, al menos parcialmente. Puesto que la proximidad del hogar al centro escolar suele ser uno de los principales factores que tienen en cuenta las familias, son aquellas familias con más recursos las que pueden escoger su zona de residencia en función de la oferta educativa (aplicando así una estrategia meditada de elección de centro), mientras que aquellos con menos recursos no pueden escoger lugar de residencia fácilmente y, por lo tanto, tampoco escuela.

Además, centrándonos en el marco de la competencia entre escuelas, hay incentivos claros para que aquellos centros que tienen los mejores alumnos los continúen teniendo. En los centros educativos percibidos como “buenos y de calidad” la demanda de plazas suele ser mayor que la oferta. La opción más eficiente es quedarse con los mejores estudiantes, puesto que es más fácil garantizar su éxito educativo que no el de aquellos estudiantes más vulnerables que ya vienen con una desventaja socioeconómica y educativa previa. Y la división catalana entre centros de titularidad pública, concertada y privada refuerza todavía más los incentivos de los centros privados y concertados para atraer los estudiantes más exitosos y dejar de lado los vulnerables.

Pero tal como se ha destacado en numerosos estudios, la segregación escolar va más allá de la segregación urbana: el interés y la preocupación por la elección del centro no está distribuida uniformemente entre todas las familias. Según un estudio recientemente publicado sobre los dilemas y desigualdades en la elección de centro en Barcelona, la mayor parte de las familias consideran que la elección del centro condicionará el futuro de su hijo, pero se observan diferencias importantes según el nivel de instrucción de los padres.

estudios

En el acceso a P3, el 77,7% de los padres con un nivel de estudios obligatorios o inferior consideran la elección de centro como esencial, mientras que este porcentaje aumenta casi 10 puntos (87,4%) entre los padres con nivel de estudios universitarios. Los padres más informados tienden a conseguir una plaza en una escuela de más calidad, donde hay menos alumnos con desventajas educativas y económicas graves. Y estos padres más informados acostumbran a ser los que tienen más recursos económicos y un nivel de estudios más alto. Por otro lado, aquellos padres con un nivel menor de recursos económicos y culturales están menos informados sobre el abanico de posibilidades escolares y, a pesar de querer proporcionar la mejor educación a sus hijos, suelen dar más peso a parámetros poco adecuados y de carácter práctico (como por ejemplo la proximidad geográfica) y menos a los de tipo exclusivamente educativo (como el proyecto escolar o el equipo de profesores).

De forma que la combinación de padres más informados y la saturación de plazas en las mejores escuelas hace que la segregación por centros escolares aumente. Y aquí es donde entra el papel de las administraciones públicas y, por lo tanto, de los que se ubican en el otro extremo del eje.

La evidencia muestra como a nivel internacional aquellas experiencias que confían exclusivamente en modelos de libre elección de las familias están asociadas con mayores niveles de segregación escolar. Así, pues, las administraciones tienen motivos para asegurar no sólo la libre elección, sino también la equidad y la cohesión del sistema. Existen dos alternativas claras: poner límites a la posibilidad de elección o bien dar más apoyo a las familias que se encuentran en una situación de más desigualdad. Estas dos opciones no son excluyentes, sino que una combinación de ambas es posible, como se da en el caso catalán.

Las familias pueden escoger libremente la escuela mientras haya plazas disponibles y, un vez hay más demanda de plazas de las que el centro puede ofrecer se aplican criterios de preferencia para aquellos que ya tienen hermanos en el centro, para las familias monoparentales y las familias numerosas y criterios según la renta familiar o para los alumnos con discapacidad. La intención es compensar la diferencia en igualdad de oportunidades que tienen algunos colectivos en comparación con otros. Pero además de estas medidas de tipo corrector habría que emprender medidas con voluntad transformadora para hacer que aquellos menos informados puedan llegar a estarlo mucho.

En un periodo de crisis económica y de recortes no es sorprendente que los procesos de segregación escolar aumenten. En el caso de Cataluña, el Departament d’Ensenyament es el máximo responsable y quien tiene que velar por una política educativa coherente e integradora, pero parece ser que se ha preocupado más por la libertad de elección que por la planificación de las necesidades educativas de la población. Y no soy la única que lo piensa, sino que también lo muestra el estudio sobre segregación escolar en seis municipios catalanes. Sin embargo, esta misma investigación concluye que desde la experiencia municipal también se pueden emprender acciones educativas para mejorar la equidad y la igualdad de oportunidades, complementando a la de nivel autonómico.

En resumen, a pesar de que en Cataluña existen políticas para moderar la segregación escolar, cabe tener en cuenta que partimos de un contexto de desigualdad mayor que en otros países y que todavía queda mucho camino por recorrer. Para combatir la segregación escolar hay que ir más allá de una lista de criterios objetivos a tener en cuenta en los baremos de admisión al centro que protejan los más débiles. Políticas proactivas de información a las familias más vulnerables y de acompañamiento y orientación de los estudiantes son algunas de las líneas en las que la consejería tendría que profundizar con la intención de “empoderar” a este colectivo más vulnerable y no sólo protegerlo.

Esta entrada fue publicada originalmente en catalán en Cercle Gerrymandering.


27 comentarios

  1. juan dice:

    Se parte de una falacia, no hay defensores de la total libertad de elección, lo que dicen serlo son los que quieren colegios concertados del Opus, Legionarios de Cristo, segregando por sexo, y que les den no solo concierto sino el terreno para construirlos. Eso lo quieren para su «tendencia» PERO SE NEGARIAN a que otras orientaciones tuviesen esos mismos privilegios, pongamos una institución que quisiese abrir colegios concertados de orientación Marxista Leninista. Me gustaría ver si la gran liberal Lucía Figar les cedía terrenos y les concertaba.

    Por otro parte el futuro depende de la escuela pero es un tema egg-chicken, a lo mejor si pagas un colegio de 800 € al mes es porque tu nivel económico y de contactos para que su hijo debute laboralmente más fácilmente que el común de los mortales y pueda progresar más rápido.

    • jcsanzprat dice:

      1er párrafo tienes razón en lo del poder de los lobbys, pero recuerda que los concertados no dejan de ser un negocio y tiene sentido o se sostiene porque hay padres que ven bien, o al menos no tienen reparos en llevar a sus hijos a esos colegios, si no fuera así, cerrarían.

      En el 2º se supone que ese es el papel del Estado, romper el dilema egg-chicken con apoyo a los desfavorecidos. ¿Cómo?, ¡Ah! amigo, esa es la cuestión, al final no dejan de ser el reflejo de la sociedad como casi todo, TV, políticos, fútbol, número de libros leídos al año/habitante, vamos que acabamos en que España está llena de Españoles y Finlandia de Finlandeses. El tema es como ir cambiando la sociedad, si es que esta quiere cambiar.

      • Queralt dice:

        Estoy de acuerdo en que existen lobbies para un tipo de escuela y con intereses económicos, pero por lo menos en Barcelona hay escuelas privadas no religiosas y de corte «progresista». Lo de las concertadas es un modelo híbrido y, desde mi punto de vista, poco deseable en términos de igualdad educativa, pero puede que sí en términos económicos…

        Por lo segundo, estoy de acuerdo – y eso he intentado poner de manifiesto en el artículo – en qué el papel del estado es reducir las desigualdades. No se trata de que España esté llena de españoles y Finlandia de finlandeses, sino que en Finlandia el estado hace algo y en España poco.

        • juan dice:

          Queralt, para mi también es indeseable el modelo híbrido.

          Respecto al «ascensor social» que es el tema del segundo punto, obviamente tienen más oportunidades los que van a colegio privado caro de la misma forma que tienen más oportunidades los que viven en una casa grande y lujosa, y los que sus padres ganan mucho dinero, es que son los mismos, no creo que la ventaja sea su escuela.

          El problema es el «fatalismo», que padres y profesores crean que no se puede ascender socialmente, y que los niños-alumnos también asuman eso porque entonces ni padres ni profesores van a esforzarse en que los alumnos sean conscientes que su futuro se decida en lo que hacen en esos años.

          El problema es que el ascensor social incluso con esfuerzo puede subir 1 piso ó 2 pero rara vez sube 10, y eso hace que mucha gente ni lo intente.

          Contraejemplo de motivación de mis anteriores argumentos es la bonita historia del Colegio México de Madrid.
          http://elpais.com/diario/2011/07/17/madrid/1310901857_850215.html

    • claudio dice:

      Los centros marxistas leninistas ya existen. Les llaman públicos.

    • Ian Hazlitt dice:

      Se parte de una falacia, no hay defensores de la total libertad de elección, lo que dicen serlo son los que quieren colegios concertados del Opus, Legionarios de Cristo

      LOL Esto no es una falacia, claro. <3 <3

      • juan dice:

        los mismo para los cuales Educación para la Ciudanía es adoctrinar pero exigen que se oferte en la pública sus doctrinas tipo las palomas embarazan vírgenes

        Y no se ha visto que ninguna oferta de suelo gratis y pre-concertación se haya dado por concurso entre posibles opciones convocando concurso, no, la Figar los ha dado a los de su secta.

  2. GuidoBCor dice:

    mmmh….

    Mejorar la educación de manera global, que no hubiera tanta diferencia entre un colegio y otro no sería una forma de disminuir la desigualdad? Quiero decir si el colegio de mi barrio es muy parecido al de barrio guay (pero ambos de alta calidad… pero ese es otro tema enorme) podría aumentar la empleabilidad y capacidad de desarrollo de income de mis hijos?

    Qué pasaría si el gobierno te dé todo el dinero que igualmente piensa gastar en tu hijo a ti y tú elijas que hacer con ese dinero… (pero que ese dinero solo se pueda gastar en educación) y los coles establezcan precios y calidades y tu elijas dónde gastarlo? Ellos competirían para ganar más, tu verías tu capacidad de decisión mejorada…

    Saludos muy buen tema del post y muy buen desarrollo!

    • Queralt dice:

      Totalmente de acuerdo en que una estrategia más es mejorar la calidad de las escuelas más desfavorecidas, subiendo el nivel hasta el de los mejores centros. Pero lo que a mi juicio es central es empoderar a los que tiene que elegir para que lo hagan en base a criterios adecuados y relevantes. Si les das dinero a las familias para gastar en educación, y pueden elegir, pero tiran una moneda al aire, de poco sirve que les des dinero condicionado. Lo que hay que hacer es orientar y guiar a los que están menos informados para que lleguen a estarlo.

      Gracias por los comentarios! En un post nunca cabe todo y siempre se agradece seguir debatiendo gracias a los lectores-comentaristas!

      • GuidoBCor dice:

        Gracias a vosotros, que haceis que internet valga la pena!

        Muy cierto que si apoderas sin dar criterios….se reproduce el modelo. Por eso fundamental lo de elevar el nivel de todas las escuelas.

        En debates coloquios en clase nuestra idea loca era ofrecer cursos de educación «Técnicas de modificación de conducta» / «Criterios alimenticios para sus hijos» / «Lo que sea que hagamos los psicólogos para mejorar la sociedad con criterio científico» que dedujeran impuestos, la idea es…. si haces los cursos mejoras la sociedad con educación que hace que el gobierno pueda gastar menos entonces… quién los haga paga menos impuestos, ale

        Saludos!

  3. luis dice:

    Dejemos una cosa clara, en la elección de centro pesa, y muchísimo, el tema social y de prestigio, esto es, «quiero que mis hijos vayan a Maristas porque van a ir con los hijos de fulanito y menganito» y, efectivamente, a mayor nivel socioeconómico mayor es la «pijería». No se trata de mayor información de los padres sobre la calidad educativa de los centros sino mayor información sobre el «prestigio social» del mismo .

    Dudo mucho que la calidad educativa del colegio cuente en la elección de la mayoría de padres que llevan a sus hijos a concertados religiosos. Por otro lado, si no recuerdo mal, los informes PISA, una vez descontado el sesgo que supone el nivel socioeconómico de los padres de los alumnos, otorgan más o menos la misma, baja, calificación a públicos y concertados. No existen esas presuntas diferencias de calidad entre centros, hay coles guays y coles públicos.

  4. Javier dice:

    Este artículo del Economist da una visión de un proceso parecido en los EE.UU. Los ganadores de la meritocracia que logran que sus hijos ganen el juego de la meritocracia.

    http://www.economist.com/news/leaders/21571417-how-prevent-virtuous-meritocracy-entrenching-itself-top-repairing-rungs

    Los resultados son fatalistas. Los padres más preocupados por la educación de sus hijos siempre tenderán a tener hijos que hagan un mejor papel en su educación. Y estos acostumbrarán a ser los que tienen más recursos económicos y un nivel de estudios más alto. Claro que eso se podría solucionar alejando a los hijos de las influencias antiigualitarias de sus padres a una edad temprana y educándolos en internados estatales hasta su mayoría de edad para garantizar los criterios igualitarios deseados.

    Aún así, los hijos de las personas más inteligentes tenderán a tener hijos más inteligentes, que tendrán más éxito académico y profesional. Esto podría hacer hereditarias las situaciones de privilegio. Para protejer a los más débiles y «empoderarlos» el estado podría considerar desproveer de esta injusta ventaja a quienes la detenten mediante una suave cirujía cerebral.

  5. Igants dice:

    Mi experiencia en la Comunidad de Madrid es que la libertad de elección basada en una red de concertados y publicos es básicamente una falacia.

    Teóricamente el acceso a un tipo de centro u otro, ya que ambos están sostenidos co fondos públicos, debería ser completamente independediente de los recursos económicos de las familias. En la práctica, y el caso concreto de la zona que yo conozco, los colegios concertados establecen una serie de filtros basados en los gastos que conlleva acceder a ellos. Los gastos son en parte transparentes: uniformes obligatorios que solo se pueden adquirir a un proveedor, (por un precio de alrededor de 200 euros), material escolar específico obligatorio, que triplica el importe a desembolsar en un centro público; servicios como comedor o transporte, muy por encima del coste de un centro público, etc,

    En otros casos el filtro económico es menos descarado pero igualmente efectivo: contribuciones ‘voluntarias’ de hasta 140 euros mensuales, actividades extraescolares cuya alternativa es quedarse en un rincón mirando al techo, viajes de una semana cada trimestre a la nieve, etc, cuya alternativa, otra vez es perder el tiempo o una sutil marginación.

    Por último no es raro que a los alumnos con necesidades especiales de integración, aunque sean de familias acomodadas, no se les preste el apoyo necesario (es caro) y los padres se vean obligados a trasladarlos, a centros públicos o privados específicos.

    Resultado práctico: sólo las familias de un estatus socioeconómico medio-alto pueden acceder a los centros concertados, sostenidos con fondos público. El beneficio percibido para las familias, más que la posibilidad de elegir un programa educativo o un ideario religoso, es que sus hijos no van a mezclarse con alumnos con necesidades especiales o de integración, leáse emigrantes, chavales de familas desestructuradas o con discapacidad (Además con un desembolso relativamente modesto comparandolo con un centro privado). Esta elección no tiene que ver necesariamente con motivos clasistas o racistas, sino porque perciben que la presencia de emigrantes va a provocar la ‘bajada de nivel general’, lo que efectivamente ocurrirá en los colegios públicos cuando en determindadas zonas se convierten en un gueto,

    Este resultado está propiciado por los gobienos regionales, que satisfacen así el deseo de su base electoral (beneficiado por la segregación) y también por la actitud de parte de los docentes de la pública, que en muchos casos parecen más preocupados por mejorar sus condiciones laborales (jornada escolar, vacaciones, etc) que por ofrecer una alternativa que pueda contrarestar el sesgo hacia la concertada

    Por poner un ejemplo, según datos del mec de 2013 en la Comunidad de Madrid el 54% de los alumnos van a centros públicos, y sin embargo éstos acogen al 77% del alumnado extranjero, No es dificil sospechar que dentro del menor número de extranjeros que acogen los concertados se encontrarán además los que provienen de entornos más integrados y de mayor nivel eductivo en su país de origen (No es lo mismo el hijo de un ejecutivo desplazado de una multinacional, que el de un agricultor del Atlas)

    En fin, que lo de la libertad de elección y la competencia entre centros está muy bien, pero que en este país, por mucho que los políticos se llenen la boca con la defensa de las libertad de elección, ésta solo existe para quien se la puede permitir. Al final a lo que tendemos es a la segregacíon absoluta y a la desaparición de cualquier atisbo de un aefectiva igualdad de oportunidades.

    • B. y Ana dice:

      ¿Podrías detallar un poquito más tu experiencia dando datos concretos? Es decir, en tu zona que tiene este nombre, en el concertado tal el coste es cual y se desglosa en pascual. En el público x el coste es y que se desglosa en z. Nos das como 6 ó 7 casos y ya empezamos a darnos una idea.
      Después, nos desglosas por países y situación socioeconómica los alumnos extranjeros que van a los públicos y los concertados, sin olvidar la proximidad de las zonas con mayor residencia porcentual de extranjeros a los colegios de una u otra naturaleza.
      Con todo eso, te saldrá un comentario mucho más concluyente y menos doctrinario.
      Un saludo.

      • navarta dice:

        ¿Y que tal si eres menos impertinente con los comentrarios de los demás?. ¿Dormirías peor?, ¿irias peor al baño?.

        Quizás si contestas a estas preguntas tu comentario sería menos impeinente.

  6. Enrique dice:

    La autonomía de los centros que preconiza la futura LOMCE, ¿en qué va a consistir? ¿En dejar cierta libertad para elegir el camino sin modificar el punto de destino? ¿En permitir que cada centro reparta como guste un pequeño porcentaje del tiempo lectivo, para que unos colegios dediquen una o dos horas más de las habituales a las enseñanzas artísticas y otros las destinen a las matemáticas? ¿O va a llegar tan lejos como para apostar por proyectos en los que se rompan, parcial o totalmente, la agrupación por edades, los horarios rígidos y la parcelación en asignaturas de los contenidos?

    La recuperación de las reválidas y la distribución temprana de los alumnos en distintos itinerarios educativos, a medida que van fracasando en el itinerario central, parece que proporcionan algunas pistas sobre lo que se entiende por autonomía: el requisito necesario para justificar la futura competición entre los centros, concentrando los recursos en los centros con alumnos más brillantes (los llamados centros de excelencia) y permitiendo que los demás se vacíen. Lo cual no significa que la situación actual sea buena y se tenga que mantener. Tampoco parece la mejor estrategia invertir enormes sumas de dinero para conseguir que todos y cada uno, quieran o no, puedan o no puedan, cumplan con los requisitos académicos que establece el propio sistema.

    http://www.otraspoliticas.com/educacion/eficiencia-y-rendicion-de-cuentas

  7. Epicureo dice:

    La idea de que algún sistema educativo, el que sea, es capaz de proporcionar un «fresh start» y conseguir la igualdad de oportunidades es una ilusión. O un engaño deliberado de los partidarios de la desigualdad.

    Podemos mejorar el nivel educativo de las escuelas públicas todo lo que queramos, hacer conciertos con las escuelas públicas o no hacerlos; siempre habrá alguna manera de que los privilegiados concentren a su prole en establecimientos donde no se mezclen con la plebe.

    Es necesario mejorar el sistema educativo público para tener buenos ciudadanos y trabajadores productivos, por supuesto. Pero para reducir la desigualdad son necesarios otros medios, eso no basta. Si es que queremos reducirla, claro.

  8. Manel dice:

    Ante todo felicidades por plantear una discusión abierta sobre la elección de centro escolar, un tema que salvo en El Economist o los informes de McKinsey no he visto en casi ninguna parte.

    Me confieso partidario de la elección de centro hasta donde sea posible. Creo firmemente que este es uno de los puntos clave para la mejora del sistema educativo en nuestro país, aunque probablemente sólo tenga efecto en el contexto de una serie más amplia de medidas (transparencia en los resultados académicos de cada centro, información a los padres, mejora del nivel competencial / prestigio social de los profesores, mayor autonomía de gestión de los centros, por ejemplo).

    Respecto a las desventajas de la elección parental «pura», comparto el riesgo que expones de segregación, pero creo que este riesgo existe de todas formas en un sistema de planificación centralizada. Y lo que es peor, tiene efectos adversos adicionales:
    ¿Alguien se ha preguntado por qué ciertos barrios de las principales ciudades tienen precios de vivienda astronómicos y acogen una representación desproporcionada de familias con altos ingresos? Resulta que cerca de esos barrios acostumbran a estar las mejores escuelas. ¿Y las escuelas con mayor problema de inmigración, alumnos de familias desestructuradas etc? Acostumbran a hallarse en barrios de población con menos recursos.
    ¿Y cuál es el criterio básico de asignación de centros del sistema planificado actual, cuando la demanda excede las plazas disponibles? ¿Acaso se realizan entrevistas con los padres, para ver si existe un interés real por la educación de los hijos? ¿O se comparan resultados académicos previos? No, a parte de ganar puntos por tener un hermano en el centro, el criterio básico es la proximidad de la vivienda o del trabajo.
    O sea, en lugar de tener un mercado para que compitan las escuelas tenemos un mercado en el que compite la vivienda,y trasladamos el «premium» desde las escuelas hacia las promotoras inmobiliarias. Cierto que este problema no es sólo Español, pero para una familia que está dispuesta a hacer sacrificios para llevar a sus hijos al mejor centro posible (y no hablo de centros privados inasequibles) es muy frustrante dar con el «muro» de la planificación administrativa que impide en muchos casos qualquier elección.

    En lo referente a los centros concertados: creo que sí podrían tener un sitio en un mercado de competencia real, pero claramente no tienen ningún sentido ahora. Al menos en Catalunya, el sistema planificado actual no sólo no permite competición entre centros públicos, sino que incluso la ha eliminado en los concertados!! Es decir, no importa lo que haga el centro, las plazas están en buena parte garantizadas sólo por su ubicación.

    Y un último detalle: puesto que el sistema de asignación de centros premia a las demandas de «primera elección» sobre las de «segunda», se incentiva a la familia a que pongan en primera elección el centro más «probable» (no el «ideal»), con lo que se falsean las estadísticas de asignación vs. preferencia de centros.

    Sugiero que este tema se discuta con mucha más frecuencia en los blogs de referencia. Nos estamos jugando el futuro del país!

    • Epicureo dice:

      La libertad de elección de centro es algo muy bonito, pero secundario.

      En Finlandia no hay colegios concertados, ni los centros compiten por los alumnos, ni los padres se vuelven locos intentando averiguar qué colegio es mejor. Lo que hay es una calidad alta homogénea mediante la selección del profesorado y la autonomía de los centros, con evaluación permanente de resultados.

      Un sistema en el que se permiten grandes diferencias de calidad entre centros acaba convirtiéndose en un sistema segregado, da igual los criterios de adscripción que impongas. En eso tienes razón.

      Lo que hay que hacer si un colegio es mejor no es permitir a los padres que compitan para llevar allí a sus hijos. Es averiguar qué están haciendo bien para copiarlo en los demás centros.

      • Manel dice:

        Estoy de acuerdo con tu argumento.
        Evidentemente la elección de centro por sí sola no resuelve el problema, y la calidad del profesorado es probablemente el factor número uno a tener en cuenta (tal y como se observa no sólo e Finlandia sino también en Corea del Sur y Singapur).

        Pero sigo pensando que, además de buenos profesores, autonomía de gestión y transparencia en los resultados, deben darse los incentivos adecuados a los centros para que evolucionen y mejoren. No creo que un enfoque «top-down» puro sea suficiente. Una mayor competencia entre centros ayudaría en este contexto. Solamente la ampliación del distrito geográfico utilizado actualmente ya seria un primer paso (por ejemplo, considerar como una misma zona a criterios de adscripción a partir de 15000 habitantes, o 10 centros), así como dotar a los centros de cierta capacidad de selección en base a criterios objetivos en caso de exceso de demanda (ej por resultados académicos).

        También es cierto que un aumento en la capacidad de elección debería complementarse con medidas que eviten la segregación (cuotas, becas o similares).

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