En España siempre tenemos un mismo problema dentro de nuestro sistema autonómico: nadie sabe realmente qué impuestos uno puede recaudar. La polémica del euro por receta estas últimas semanas es un ejemplo clásico; aunque las autonomías tienen la sanidad transferida desde hace años, el gobierno central se niega a permitir que nadie cree una tasa que grave la utilización de ese servicio, por mucho que ya no lo gestionen.

El absurdo, por supuesto, va más allá de la mera atribución competencial. El gobierno central lleva dos años intentando forzar a las autonomías a reducir su déficit, entre las quejas ,alaridos y protestas de todos los presidentes regionales. Cuando dos comunidades (Madrid y Cataluña) deciden que quieren hacerlo recaudando un pequeño tributo disuasorio para reducir el gasto farmacéutico*, el ministerio decide llevarlos a los tribunales. Es complicado reducir el déficit cuando llevan todos tus planes de ahorro al Constitucional.

Esta obsesión con controlar quién puede recaudar qué tributo es una estupidez por dos motivos. Primero, el gran problema de nuestro sistema de financiación autonómica (y uno de mis viejos caballos de batalla) es que las administraciones que gastan la mayor parte del dinero (autonomías) no lo recaudan. Esto crea toda clase de incentivos perversos, empezando por gastar más de la cuenta y después ir a pedir un pacto fiscal a Madrid cada cinco años para algunas comunidades ricas, o poder tirar dinero a paladas sin que nadie tenga que preocuparse de dónde sale en algunas comunidades pobres. Lo natural, en estos tiempos de crisis, hambruna y necesidad de equilibrar presupuestos, sería permitir a los gobiernos regionales pagarse sus vicios con impuestos si así lo desean, como hace cualquier administración pública responsable. Tener a Hacienda llevando la contraria no ayuda en absoluto.

Segundo, los sistemas políticos federales (y España es esencialmente un estado federal – las autonomías y municipios controlan más de la mitad del gasto) tienen una regla muy simple sobre tributación: cada administración puede poner impuestos donde le plazca. En Estados Unidos cada estado tiene una estructura fiscal completamente distinta: hay lugares con impuesto sobre renta, otros sin ella, estados con impuestos de propiedad estatal y local, otros sólo local, impuestos de lujo distintos, venta minorista, y así hasta donde a uno le llegue la imaginación. La variedad de tributación es tal que incluso hay ciudades con su propio impuesto sobre la renta o ventas (Nueva York) o tasas separadas para alcantarillado y bomberos. La única condición, en la mayoría de los gastos, es mantener una cierta estandarización en el papeleo y utilizar la estructura del IRS (la hacienda federal) para la mayoría de tributos, pero más allá de eso, cada uno actúa por su cuenta. Los estados ya se preocupan de limitar el nivel de papeleo y mantener sus impuestos parecidos a sus vecinos para poder competir.

Podemos encontrar ejemplos parecidos en otros sistemas federales. Canadá tiene dos tramos de IVA, uno provincial y otro federal; sin embargo, algunas provincias no tienen este impuesto, y la federación simplemente tiene un tipo federal más elevado en esos territorios y les pasa la diferencia. Cada provincia paga la cobertura sanitaria de forma distinta (vía impuestos, primas o cotizaciones), y todas tienen un impuesto sobre capitales distinto. El país, que yo sepa, funciona rematadamente bien. Más cerca de España tenemos los suizos, con impuestos sobre la renta completamente distintos por cantón, y algunos cantones incluso con tipos negativos (es decir, devolviendo dinero) para compensar la recaudación federal.

Aunque no todos los estados federales son tan flexibles (Alemania tiene un sistema excepcionalmente aburrido con Berlín recaudando casi todo- aunque su sistema de reparto es bastante más eficaz y predecible que el nuestro), las Comunidades Autónomas deberían ser capaces de decidir cómo pagan sus facturas libremente. Si quieren coser sus residentes a impuestos, deben poder hacerlo; cualquier mecanismo que haga el sistema de financiación menos dependiente de transferencias aleatorias entre administraciones debería ser bienvenido. El gobierno central, como mucho, debería asegurarse que los impuestos no vulneran la unidad de mercado (nada de aranceles, vamos) ni son demasiado arbitrarios (impuesto sobre etiquetas en castellano, o algo peor), pero dejando margen para que las autonomías puedan recaudar como les apetezca. El Consejo de Política Fiscal podría crear un marco general para armonizar sistemas y papeleo, pero no creo que hiciera falta ir mucho más allá.

Quien gasta recauda, es bastante sencillo. Y que lo haga como quiera; los votantes en cada comunidad son mayorcitos para decidir sobre sus vicios. El federalismo es eso, al fin y al cabo.

 


25 comentarios

  1. Roger Senserrich dice:

    *: no me voy a meter sobre si el euro por receta es una buena idea o no; el artículo no va hoy de eso. En general no tengo una opinión demasiado firme a favor o en contra; tiene puntos positivos, pero es bastante regresiva si no se incluyen exenciones por nivel de renta. Pero ese es otro tema para otro artículo.

  2. Alatriste dice:

    Un gran artículo, sobre todo esta parte debería ir en negrita y una fuente de tamaño 24, a ver si alguno se enteraba de una vez

    «el gran problema de nuestro sistema de financiación autonómica es que las administraciones que gastan la mayor parte del dinero (autonomías) no lo recaudan. Esto crea toda clase de incentivos perversos, empezando por gastar más de la cuenta y después ir a pedir un pacto fiscal a Madrid cada cinco años para algunas comunidades ricas, o poder tirar dinero a paladas sin que nadie tenga que preocuparse de dónde sale en algunas comunidades pobres».

    Solo puedo poner un ‘pero’, y esque deberías haber dedicado un párrafo a los sistemas empleados para lo que se suele llamar «solidaridad interterritorial» en esos países.

  3. Manu Oquendo dice:

    En estos momentos el tamaño económico de USA, como estado-nación, anda algo por encima del 40%. Europa y España alrededor del 50% del PIB que, aunque como métrica valga más para despistar que otra cosa, es lo que tenemos.

    Sobre cada ciudadano gravitan numerosísimas cargas fiscales explícitas. Hay muchas más implícitas que no aparecen en los datos anteriores.
    Por ejemplo el 60% de la factura de la luz que es fiscalidad oculta. Hay muchas otras.

    Gran parte del debate fiscal actual es de este tipo ¿qué autoridad debe tener derecho a qué de un pastel sin defensa posible por nuestra parte?

    Es claramente una discusión al gusto de los pastores y ya se sabe que «Reunión de pastores, oveja muerta».

    Antes o después es inevitable que en todo Occidente la ciudadanía comience a preguntarse por la causa del evidentísimo declive (a pesar de estar medido con métricas falsas y torticeras) y es igualmente inevitable que alguien se responda que no es posible que, –teniendo un Pastor que nos cuesta el 50% y tiene poder absoluto sobre nuestro patrimonio y renta–, la culpa de todo la tengamos las ovejas y que siempre nos toque a nosotros pagar las facturas de las juergas de los pastores.
    No, hombre, el problema son ellos no nosotros. Nuestro problema, en todo caso es que nos lo tragamos todo sin hacer nada.

    Un trabajador pobre, con unos 25,000 euros de renta bruta anual, en España, es esquilmado cada segundo de su vida por el 60% de sus ingresos brutos. Estamos hablando de una persona de bajísimos ingresos, un mileurista a todos los efectos.

    Este señor es medido económicamente por el estado desde que nace hasta que paga el IVA de la Incineradora (21%) y la plusvalía del muerto. ¿De qué le sirve vivir a este ser representativo de la mayoría de la población? ¿Tiene sentido que se esfuerce durante su vida? ¿Para qué? ¿Por qué?

    ¿Alternativas?

    Gastos a escote, como en las comunidades de vecinos.

    De este modo nos centramos en el nivel de gasto y si alguien no puede (pero de verdad, no en plan free rider) se reparte o se le ofrece la opción de pagar con su trabajo.
    Esta última opción ya existe en pequeñísimos municipios en todo el mundo, también en España.
    Y la mayor parte de los políticos al voluntariado rotativo.

    Así, de una vez, despertamos del sopor y enfrentamos los problemas en su raíz: En el concepto mismo de un poder sin fondo y sin límite cuyo único problema es inventarse nuevos impuestos para comprarse votos.

    Buenos días

  4. Pedro dice:

    No me parece razonable, en el caso concreto del euro por receta, que unas comunidades puedan imponer impuestos y otras no en algo tan sensible. Una cosa es el federalismo y otra es garantizar la unidad de ciertos tributos que gravan cosas esenciales y que perjudican a la población más desfavorecida.
    No creo que sean cosas incompatibles, para eso están las competencias separadas o para eso se podría tener un senado que se ocupase de este tipo de cosas. Creo que todos aceptamos traibutaciones diferentes en el tramo alto del IRPF, por ejemplo, o impuestos sobre la gasolina, pero las medicinas de jubilados que cobran una miseria…Pues ahí no.

    Yo propuse hace unas semanas una reforma federal que incluyese unas haciendas autonómicas que recaudasen muchos de los impuestos. Ahí sí estoy de acuerdo en que la administración que gasta debe tener también responsabilidad recaudadora. Pero mi idea es más parecida al sistema alemán que lamentablemente consideras aburrido. Dejo link:

    http://larepublicaheterodoxa.blogspot.com.es/2013/01/el-federalismo-que-espana-necesita.html

    Saludos,

    • Alnair dice:

      Para eso las autonomías tienen elecciones ¿no? Si a sus ciudadanos no les gusta el euro por receta, pues que voten a otros.

      • Pedro dice:

        El problema es que unas elecciones no lo justifican todo y que hay más variables que hay que contemplar, como la igualdad en cosas básicas entre territorios. Además, creo que en el caso de Madrid por ejemplo nadie votó sabiendo que iban a aplicar el euro por receta.
        El vencer en unas elecciones autonómicas no puede ser patente de corso para aplicar la politica impositiva que te de la gana, como ganar unas generales tampoco te permite aplicar discreccionalmente cosas contrarias a las leyes orgánicas y la constitución sin su reforma previa.
        Insisto, un senado mejor estructurado podría solucionar este tipo de problemas.

        • Pescador dice:

          Como hiceran elecciones a mitad de legislatura para renovar la mitad de los escaños, coincidiendo con las muncipales, ó en la mitad de las provincias se iban a tentar la ropa antes de hacer según que cosas…
          No falta capacidad de control y/o sanción, eso que no sirve para nada porque vamos a votar igual a los mismos….lo que nos conviene es estar atados y bien atados durante cuatro años, para que los dueños del juguete tenga tiempo para hacer y deshacer a gusto

    • Alatriste dice:

      Cuando Roger llama a algo «aburrido» suele querir decir que es eficaz, bien organizado, gris y muy previsible. Algo así como un guateque en el ministerio de Hacienda sueco.

  5. Andrés dice:

    Buenos días,

    Clarificador artículo, pero si se me permite me gustaría señalar que cuando se dice que «Canadá tiene dos tramos de IVA, uno provincial y otro autonómico […]», pienso que debería decir que los canadienses tienen «dos tramos de IVA, uno provincial y otro federal». Es sólo un lapsus que para nada empaña el artículo.

    Un saludo.

  6. Andrés dice:

    P.s.:

    Si consideráis aburrido el sistema alemán, echad un vistazo al austriaco. El federalismo de verdad es aquel en que los diferentes gobiernos -local, provincial, nacional- representan cada uno 1/3 del gasto público total. Como sucede en Suiza. El mal llamado federalismo alemán es un federalismo semántico.

  7. Pescador dice:

    Faltan algunos de detalles para completar:
    ¿Como repartir los impuestos que afectan a la sacrosanta unidad del mercado – para algunas cosas-? Como repartir Sociedades, Tasas aduaneras, Hidrocarburos… ¿Crees que las CCAA desatenderían esas vacas y se las dejarían ordeñar en exclusiva al Estado?
    ¿Alguna medida/posibilidad para compensar el autoanclaje que los españoles nos hemos autoimpuesto? Con el nivel de vivienda en propiedad y deuda que tenemos somos prisioneros de nuestras CCAA, ya que la vivienda ha dejado de ser un bien líquido. Los estados que pones como ejemplo tienen una movilidad bastante más amplia, el alquiler, más caro ó más barato pero abundante, es su forma de vida. Aqui no puedes escaparte de una subida de impuestos mudandote sin más a la CCAA vecina

  8. Uno que pasa dice:

    Hay que repasar Tributario I, eh.

  9. sergio jimenez dice:

    Hola. Quería negar la mayor. Las Comunidades Autonomas NO son titulares de la sanidad, dado que sigue existiendo el Sistema Nacional de Salud, sino de su gestión, razón por la cual, ni pueden introducir impuestos ni tasas adicionales, ni pueden vender los bienes de los mismos. Es un sistema incoherente y absurdo pero acordado primero por el gobierno de España en 2000 con Catalunya y luego generalizado por el modelo café para todos. De hecho, para poder afrontar dicha estructura fue necesario desligar el SNS de su caja financiadora que no era otra que la Seguridad Social a cambio de un aumento de la cesión del IRPF hasta el 33% de lo recaudado en el territorio (hablando de corresponsabilidad fiscal mirar el uso recaudatorio del tramo de IRPF que gestionan tanto Madrid como Catalunya indica lo que realmente creen de dicho concepto).
    Tan insostenible era el modelo que los técnicos del Ministerio de Hacienda advirtieron que separar la Sanidad de la Seguridad Social y gestionarlo mediante impuestos con el resto de las cosas era avocar al sistema financiero a la insuficiencia (ni siquiera poniendo el euro por receta), y ambas partes decidieron que la guerra por el modelo territorial del estado la ganaría el último hombre en pie, o el Estado o las CCAA.
    Dicho de otro modo. No puedes introducir un impuesto sobre algo de lo que no eres titular, sino que gestionas. La corresponsabilidad fiscal no afecta solo a los impuestos regresivos y poco distribtivos (céntimo sanitario, o euro por receta), sino que permite jugar con el IRPF, a parte de con impuestos de gestión autonómica (fíjese la coincidencia de lo que ocurre con sucesiones en ambas CCAA citadas, o con el juego en Madrid, esclarecedor, no?). El sistema podría ser más sostenible si ambas comunidades no se hubieran lanzado de cabeza a una subasta alcista por el sistema sanitario más genial en tiempo de bonanza (vacunas accesorias, pruebas que ahora parecen menos importantes, puja al alza de retribuciones de personal funcionario….).Y es que la responsabilidad en gastos también es corresponsabilidad fiscal

  10. rojobilbao dice:

    » Es complicado reducir el déficit cuando llevan todos tus planes de ahorro al Constitucional.»

    Si tus planes pasasen por gastar bastante menos que lo que recaudes (te pasen desde el Gobierno Central) no habría problemas jurídicos.

    • J.E dice:

      El problema es que lo que te pasa el Estado no es algo previsible y constante, así que se hace difícil planificar. Obviamente se podría plantear que entonces la reforma sea que lo que pase el Estado sea algo previsible y constante como alternativa al federalismo; ambas soluciones me parecerían bien (aunque preferiría algo más federalista).

      • rojobilbao dice:

        Uno planifica sabiendo que puede haber (que habrá) desviaciones. Pero parte de una base. Si el déficit está disparado los gastos deberán ser siempre decrecientes para enjugar dicho déficit cuanto antes. Y yo también prefiero un modelo federalista, siempre que recaiga la tributación en las diputaciones y no en las autonomías (caso vasco)

  11. titus dice:

    Hay que tener en cuenta que el Tribunal Constitucional todavía no ha tomado una decisión acerca de la constitucionalidad o no de la medida. Solo SUSPENDE provisionalmente durante 6 meses el recargo para poder deliberar y tomar una decisión sobre el fondo.
    La cuestión no es sobre «titularidad» o «gestión» como sostiene otro interviniente, sino sobre si la competencia exclusiva del Estado central para fijar el precio de los medicamentos alcanza a gravar la receta, lo que puede considerarse un efecto equivalente al de fijar el precio del medicamento.

    Por otro lado, en este debate sobre el federalismo fiscal hay un elemento que este tema en particular se introduce: los impuestos que no tienen como finalidad principal aumentar la recaudación sino reducir el gasto farmaceutico (desincentivando que las recetas «menos necesarias», por así decir, lleguen hasta la farmacia).

  12. […] Federalismo e impuestos […]

  13. Manuel dice:

    Yo creo que la comparación muere aquí en el tamaño de lo comparado. España en USA sería un Estado ¿no? lo que no va a hacer USA es dividir sus estados en 17 cachos… España debe recentralizarse o dividirse en 4 o 5 trozos de similares características sino todo sistema inventado será un engendro revisable a dos años vista…

    • Pescador dice:

      Si nos vamos a las trece colonias va a ser que no…y me temo, por lo poco que he leido aqui, que en EEUU si que hay descentralización real dentro de los mismos Estados…Vamos, que la capital de un Estado no tiene tanto poder para decidir el ingreso de cada Condado como aquí hace Madrid…

      • Alfredo dice:

        La diferencia no está en la proporción, está en la agregación.

        España en EEUU podría ser un estado, sí (aunque sería el más habitado, por encima de California).

        Pero también hay Estados del tamaño de nuestras CCAA. Nueva Jersey tiene casi los mismos habitantes que Andalucía, Arizona es equivalente a la Comunidad de Madrid, Colorado a la Comunidad Valenciana, Nevada está menos poblada que Galicia, Idaho es como Murcia, Montana como Asturias y Wyoming tiene menos habitantes que Cantabria.

        Al final sólo 10 de los 50 estados tienen más población que la comunidad española más poblada, con lo que comparar el sistema federal estadounidense español con el americano no va en absoluto desencaminado.

    • Deus ex Machina dice:

      Por eso en el artículo también habla de Suiza, un país fiscalmentre federal y que no les va mal con el sistema

  14. Lao-Tse dice:

    Quién gasta , recauda, dice el amigo. Qué bien. Como don Emilio Botín hasta bastante más que el parado del piso de abajo, pues que recaude el su propio dinero, que ya se encargará de gastarlo. Como el parado tiene poco que recaudar, que viva del aire y qué se muera cuando no pueda más. Te gusta la idea?

    Si queremos solidaridad y redistribución entre personas, por qué no entre territorios?

    • Pescador dice:

      Ya, pero es que una cosa es la solidaridad y otra las regalías. Una cosa es pagarte 1000 médicos y otra darte lo que cuestan y que tu te lo gastes en lo que te parezcan y sigas necesitando 500 médicos. Una cosa es que necesites que te aporten cien millones – porque no llegas- y otra que eres soberano para decidir que presión fiscal quieres y como la aplicas – y así te faltan esos 100 millones -..
      Si fuera tan sencillo, no habría tantas oportunidades para la demagogia

  15. Deus ex Machina dice:

    Existe un problema con la idea. La facilidad para que las diferentes administraciones creen impuestos no es la misma en EEUU que en España (en Suiza y Alemania no lo sé). En EEUU las administraciones pueden crear tributos por cualquier tontería, por la renta, por la producción de alcohol, por llevar sombrero o por tener coches de 5 puertas.

    En España no. Existe un concepto en derecho tributario, concepto que está en la Constitución, que es el de capacidad económica, y es en lo que directa o indirectamente se basan todos los tributos. Y si creas un tributo que no se base en la capacidad económica el TC te lo puede echar abajo por inconstitucional.

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