Internacional

El crimen estaba en el aire

7 Ene, 2013 - - @egocrata

Estados Unidos, como la mayoría de países desarrollados, sufrió un largo, doloroso aumento de sus tasas de crimen en los años de postguerra. La delincuencia empezó a aumentar lentamente en los años cincuenta, creció vertiginosamente en los sesenta y alcanzó tasas casi disparatadas en los setenta y ochenta. Nueva York llegó a tener más de 2.000 homicidios al año a principios de los noventa (como comparación, España entera tuvo 329 en el 2010), y no era una ciudad especialmente violenta comparado con el resto del país.

A finales de siglo, sin embargo, la tendencia empezó a cambiar marcadamente: la delincuencia en todo el país empezó a disminuir de forma sostenida, casi sin excepción. Los políticos, con Giulani a la cabeza, no tardaron en ponerse medallas sobre el gran trabajo que estaban haciendo; Nueva York, tras más de una década de mejora, cerró el 2012 con «sólo» 414 homicidios, la mejor cifra en cuarenta años.

El descenso de la criminalidad, sin embargo, tiene algo de misterioso. Por mucho que los métodos policiales y la política penitenciaria hayan cambiado en muchos sitios, el descenso de la criminalidad es uniforme en todo el país; es poco creíble que todos los departamentos de policía (que en Estados Unidos son básicamente locales, no nacionales) hayan descubierto formulas mágicas para perseguir a los malos todos a la vez. Las explicaciones sociológicas (cambios culturales, inmigración, videojuegos…) siempre suenan poco creíbles, especialmente en vista que Estados Unidos es una sociedad más abierta ahora que en los sesenta o setenta. Algunos observadores han buscado explicaciones un tanto rebuscadas, como la legalización del aborto, pero las cifras no acaban de cuadrar. Algo estaba en el aire en América que hizo que todo el mundo se volviera loco a partir de los años cincuenta, pero es difícil definir exactamente el qué.

Lo curioso, según Kevin Drum, es que el motivo detrás del aumento de la tasa de criminalidad estaba literalmente en el aire, sin que nadie realmente se diera cuenta. El culpable del aumento de la delincuencia es un cambio en la composición química de la atmósfera en los años de postguerra: más en concreto, la aparición de los aditivos de plomo en gasolinas y otros productos químicos a gran escala, en paralelo a la eclosión del automóvil.

¿Suena absurdo? La verdad, no lo es tanto. El plomo es excepcionalmente tóxico; una baja concentración puede producir malformaciones en el feto, aumentar la agresión y afectar seriamente el desarrollo del cerebro. A mediados de los noventa  la fuerte correlación entre haber crecido una casa con pintura con plomo y la propensión a cometer delitos era conocida;    la correlación entre uso de gasolina con plomo (con una demora de 20 años desde que empezó a usarse – los niños nacidos en los treinta y cuarenta no empiezan a cometer crímenes hasta mediados de siglo, y los mayores de 35 años raramente cometen delitos) y tasa de criminalidad es también extraordinariamente fuerte. Aprovechando que el gobierno federal americano tiene datos muy detallados de contaminación atmosférica por estado, región, ciudad y barrio, estudios posteriores han analizado la concentración de plomo en detalle, aprovechando que la implementación de catalizadores no fue uniforme en todo el país; las área pobres acostumbran a tener coches más viejos, y la contaminación duró ahí más. La relación se mantiene, incluso controlando por esos factores.

De esto podemos sacar tres conclusiones. Primero, otro motivo más para los que creemos que Thomas Midgley Jr. era una persona horrible. Segundo, el plomo tiene, entre muchas virtudes, ser horriblemente persistente. Las ciudades, zonas donde se acumuló más tráfico rodado, siguen teniendo esa basura a patadas en suelos, edificios y demás. Aunque limpiar el plomo y renovar todas esas casas con ventanas con guías de plomo y pintura vieja no es sencillo ni barato (Drum estima 20.000 millones de dólares – una cifra considerable, sin duda, pero una mota de polvo en un presupuesto federal americano), la criminalidad es un problema con unos costes sociales considerables. Contando productividad perdida, policía, cárceles y demás, los costes de no hacer nada pueden rondar entre 150.000 y 210.000 millones de dólares; limpiar plomo es potencialmente una inversión excelente.

Tercero, y más importante: aunque los números son muy sólidos y las cifras cuadran extraordinariamente bien, hay que ser cautelosos. Los datos regionales señalan que la relación es muy fuerte, incluso controlando por otros factores, y los estudios médicos demuestran que el mecanismo causal está ahí, así que no es una historia descabellada. Pero como todo en Ciencias Sociales, no existen soluciones mágicas. La criminalidad es un fenómeno complejo; que productos químicos en la atmósfera nos hagan más propensos a conductas antisociales no explican la existencia de esas conductas por sí solas. Cometer delitos, sin ir más lejos, puede ser una conducta perfectamente racional en algunos contextos; el narcotráfico es increíblemente lucrativo, al fin y al cabo. Reducir la contaminación a cero no eliminaría el crimen, aunque probablemente contribuiría a disminuir el número de sociópatas ahí fuera.

Lo que si es cierto es que cuando los adultos en los años cincuenta y sesenta se preguntaban qué les habían dado a los chavales para que se volvieran así de locos, estaban haciéndose la pregunta correcta. Habían estado inhalando plomo.


32 comentarios

  1. Roger Senserrich dice:

    Para los amantes de la justicia poética, por cierto, no os perdáis como murió Midgley:

    «In 1940, at the age of 51, Midgley contracted poliomyelitis, which left him severely disabled. This led him to devise an elaborate system of strings and pulleys to help others lift him from bed. This system was the eventual cause of his death when he was entangled in the ropes of this device and died of strangulation at the age of 55.»

  2. Edmuondo dice:

    Me parece que es una tesis un tanto difícil de creer. Digo, no hemos visto aumentos considerables de criminalidad en países que arrojan muchos contaminantes al aire como China o India.

    También considero que no se puede restar mediante «intoxicación» la importancia de dinámicas sociales (por ejemplo la evolución de la juventud a partir del 68), políticas (por ejemplo el fin de la guerra fría) y económicas (el desaceleramiento de finales de siglo). En cualquier caso, aceptando la idea de que el plomo hizo más agresiva a la población, sería bueno cruzar datos de accidentes de tránsito, violencia familiar y asistencia a deportes de contacto como el box (si es que esas estadísticas existen y si es que nos son útiles).

    • Roger Senserrich dice:

      China e India se han industrializado utilizando gasolina sin plomo – recordad, los catalizadores empiezan a implantarse en los setenta.

  3. Alnair dice:

    Faltaría explicar porqué en Europa no se observa ese mismo efecto. Como mínimo falta un ingrediente en la explicación.

    • Roger Senserrich dice:

      La tasa de criminalidad en toda la OCDE sigue un arco parecido: mira este artículo de 1977 https://www.ncjrs.gov/App/publications/Abstract.aspx?id=51429.

      A recordar también que ningún país del mundo tiene tanto automóviles como Estados Unidos, y nadie los empezó a comprar en masa tan pronto. En 1960 los americanos tenían tantos coches por cápita como UK o Francia tienen ahora – la contaminación por plomo en USA fue mucho peor que en Europa, y mucho más concentrada en ciudades.

  4. Marc dice:

    Si eso fuese cierto, pasaria lo mismo en los paises que tambien usaron plomo. En la Europa de post-guerra no ocurrió?

    No se, no lo veo muy claro. Si miramos correlación «amenaza del comunismo (al estilo Joe McCarthy)» vs «criminalidad» nos daria que a medida que la guerra fria deja de ser una realidad, la criminalidad baja.

  5. heathcliff dice:

    Deberías leerte «la fiebre del heno»,de Stanislaw Lem, Roger.

    Con esto, no niego que el plomo sea UNO de los causantes, pero quizás el problema esté en su combinación con algo. Con el vapor de la mantequilla de cacahuete, por ejemplo, lo que explicaría que en Europa no produzca el mismo efecto…

  6. Adrián dice:

    Estoy con lo que ha dicho Edmuondo: hay muchos países en el mundo aparte de EEUU donde hay contaminación por plomo, y en muchos de ellos no se observa una especial incidencia de la criminalidad sino todo lo contrario. Así a primeras se me ocurre India: cierto que no es una sociedad tan pacífica como la pintan, pero lo cierto es que Delhi es una ciudad inusualmente tranquila para tener 20 millones de habitantes y un departamento de policía francamente deficiente.

    Creo que esa hipótesis haría falta contrastarla fuera de EEUU. Y ojalá que fuese cierta, porque entonces tendríamos la solución más barata a un problema sociológico jamás propuesta.

  7. Txaverius dice:

    De lo más interesante pero me pregunto por otra explicación, sin pretender que sea la única, como el impacto del despliegue del mercado internacional de drogas duras. Quizá tras una fase salvaje de colonización e inexperiencia, tanto criminal, como policial y social, la sociedad en su conjunto, criminales y consumidores incluidos, se habrían «calmado» gracias a un poco de control policial, un poco de socialización del consumo, un poco de cambio de hábitos sociales para reducir la exposición al crimen (evitar sitios, blindar puertas, etc), un poco menos de competencia feroz al haber agentes bien establecidos ocupando todo el territorio… ¿Tienes datos sobre esto?

    • Roger Senserrich dice:

      El plomo explica parte de la variabilidad, no toda, eso es evidente. Pero crimen organizado lo ha habido siempre; antes de las drogas se dedicaban a prostitución, alcohol de contrabando o juego, pero estaban ahí.

      • Txaverius dice:

        Si, pero las drogas duras son un nuevo mercado negro internacional y un nuevo problema social. ¿Se expandió la droga entre los 50 y los 80 de forma epidémica?. Si es así también pudieron tener una naturaleza epidémica sus efectos secundarios y reducirse su virulencia una vez pasado el periodo de colonización y de inexperiencia de todos los afectados. Pero son solo elucubraciones.

        También recuerdo haber leído algo, hace tiempo, sobre un aumento de la criminalidad en USA en los 60-70 relacionado con el aumento del paro masculino y, al mismo tiempo, del empleo femenino en puestos mal pagados. ¿Te suena?

        • Roger Senserrich dice:

          La tasa de paro no correlaciona con la caída de la delincuencia – de hecho, en esta recesión, va en dirección contraria. Sobre el mercado de las drogas, la ley seca en USA creó un mercado negro enorme y crimen organizado a espuertas, pero mucha menos violencia. La epidemia actual sólo explicaría el aumento del crimen, pero no su descenso; la violencia debería seguir ahí.

          Y por descontado, las drogas tienen incidencias muy distintas según región, pero la tasa de crimen está cayendo de forma uniforme en todo USA.

          • Txaverius dice:

            Quizá no sea comparable el caso de la ley seca porque fue la prohibición temporal de una droga bien conocida e «integrada» socialmente. No era un problema de salud pública y cohesión familiar-social completamente nuevo como el que ha supuesto la propagación de la heroína o la cocaina. Y duró una década. Las drogas duras llevan 30 o 40 años en múltiples nuevas modas y versiones. Quizás es más comparable al impacto del alcohol en algunos pueblos indígenas sin una cultura previa o socialización sobre su consumo y abuso.

            Sobre el paro: la correlación a buscar no sería con el aumento del paro sino con la calidad del trabajo y su diferente reparto entre hombres y mujeres en una época más patriarcal que esta en la que todavía se pensaba (y se podía) mantener una familia con un solo empleo masculino.

  8. […] El crimen estaba en el aire – o cómo el plomo nos hace violentos. Compártelo:Me gusta:Me gustaSe el primero en decir que te gusta. « Previous post […]

  9. mellowman dice:

    Ya que mencionan la India. Voy a lanzar una teoria pajera al vuelo: y que tal si es el plomo + alto consumo de proteína cárnica la que vuelve a los hombres potenciales psicópatas.

    Digo… en la India no se consume mucha carne no? Por lo de las vacas sagradas.

    • Roger S. dice:

      India empieza a comprar coches en un mundo post-plomo.

      • Roger S. dice:

        Recordad, hay un lag de 16-20 años; los recién nacidos tienen que crecer antes de empezar a hacer el burro.

    • Adrián dice:

      Esto tiene su gracia, porque en India existe una creencia (infundada, claro) de que los musulmanes son más violentos porque comen carne.

    • Adrián dice:

      Y de todas formas, hay mucho vegetarianismo, y es cierto que no se consume ternera bajo ningún concepto, pero igualmente se toma bastante carne de pollo y cordero (entre los no vegetarianos) y, sobre todo, productos lácteos. Los indios toman *mucha* leche, hasta el punto de que es casi imposible ser vegano en India.

  10. Edmuondo dice:

    Si la tesis es correcta y la población estadounidense sufrió un envenenamiento masivo de plomo, debería haber en las estadísticas de salud una curva coincidente con la criminalidad en enfermedades y padecimientos relacionados con la contaminación por plomo.

    Se debería buscar estadísticas de cefalea, insomnio, encefalopatía, enfermedades del riñón, nacimientos prematuros y bajo peso al momento de nacer, etc.

    Lo bueno es que en USA hay estadísticas de todo.

    Finalmente, cabe aclarar que la contaminación por plomo no sólo se da al inhalar ‘vapores’ de autos. También al trabajar en industrias u oficios en los que se manipulen vidrios (fundición), soldaduras, baterías, algunos plásticos o electrónica. Hasta ahora no parece que los trabajadores chinos de Foxconn sean particularmente más agresivos que sus compatriotas de otras empresas.

  11. Milgrim dice:

    La tesis es interesante y puede explicar parte de la caída de la delincuencia, y en particular del crimen violento, desde mediados de los noventa en USA y UE.
    Pero me parece que la explicación es multicausal y en ella deben considerarse también el envejecimiento de la población, la mejora radical en los cuerpos policiales tanto en su número de agentes como en la tecnología (del táser a las pruebas de ADN) y sus tácticas, el endurecimiento de las leyes penales que mantiene a los delincuentes en la carcel hasta que se caen de viejos, los cambios en el mercado de la droga con la sustitución de la muy adictiva heroína por cocaína y drogas de diseño y por último y no en último lugar la epidemia de SIDA que exterminó literalmente a los delincuentes juveniles de finales de los setenta y ochenta adictos a la heroína en su casi totalidad

  12. Utopía Binaria dice:

    La culpa de todo la tienen Mendeleyev, la tabla periódica, y el «mardito» 82_Pb.

  13. […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos   El crimen estaba en el aire politikon.es/2013/01/07/el-crimen-estaba-en-el-aire/  por Txaverius hace […]

  14. José Jarauta dice:

    El crimen estuvo antes en el vino:

    «El plomo y la caída del imperio romano».

    http://www.creces.cl/new/index.asp?tc=1&nc=5&tit=&art=326&pr=

  15. PNCad dice:

    Una imagen vale mas que mil palabras:
    Correlation doesn’t imply causation
    http://xkcd.com/552/

  16. Rubén dice:

    Interesante el asunto de la correlación entre el plomo y la violencia. Sin embargo, no entiendo esa «hostieja» gratuita a Midgley, es más, me resulta muy desagradable porque esconde un problema mucho más grave: la medida de la rentabilidad.

    La historia es magnífica, un científico sin escrúpulos capaz de engañar acerca de las consecuencias de sus descubrimientos. Sin embargo, queda fuera un aspecto interesante, y es aquel que sucede cuando a los científicos les llega el director de producto y les pide una solución a un cierto problema. Esa solución puede estar enmarcada dentro de un montón de limitaciones, pero siempre hay dos que son impepinables: que realmente solucione el problema y que sea lo más barato posible. Los efectos secundarios, buenas prácticas y demás quedan en un segundo plano jugando con los bordes de la legislación vigente.

    Y aquí llega la gracia, la legislación va siempre por detrás de las consecuencias. No puede ser de otra manera puesto que ciertos efectos no son evidentes a priori (¿en qué laboratorio se debería haber previsto que el CFC afectaría a la capa de ozono?), aunque es verdad que uno puede pensar en riesgos potenciales. Sí, en principio echar plomo al aire no parece una buena idea, no sabemos qué va a pasar, pero no parece una buena idea. Sin embargo, esto suele quedar fuera de la responsabilidad del investigador que aun en el caso de proponer otra opción más conservadora se encontrará con la pregunta: «Ya ¿pero cuánto cuesta?»

    Insisto, la implementación final de una solución no es -generalmente- decisión de los investigadores, las toman tíos que en su vida han pisado un laboratorio y que no tienen ni la más remota idea de ciencia, más que de aquella que dicen que es económica donde, por supuesto, son absolutamente incapaces de englobar peligros reales dentro del concepto de rentabilidad. Lo vemos con los aditivos, lo vemos ahora con la energía nuclear (¡hola, costes de almacenamiento!) y no creo que tardemos demasiado en ver como el maravilloso «fracking» que ha rebajado a, ¡oh dios mio! un cuarto el valor de extracción del gas natural. Vapor de agua con surfactantes químicos introducidos a presión en la tierra y con salida totalmente controlada ¡Ja!

    Y todo esto no es un asunto baladí. Por estas y por otras muchas razones el criterio de rentabilidad ha de ser revisado. Es el concepto fundamental de la organización económica mundial y lo tenemos errado. Las consecuencias serán divertidas, aunque siempre tendremos un malo.

  17. […] detrás de estas cifras?  La mayoría bien conocidos. Pobreza. Desigualdad. Nivel educativo. Contaminación atmosférica. Arreglarlo no es imposible (el resto del estado es mucho más tranquilo, al fin y al cabo), pero […]

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