Política

La socialdemocracia ¿evolución o ruptura?: reseña del libro de Ignacio Urquizu

29 Oct, 2012 -

En todas las democracias los partidos pierden periódicamente las elecciones. En el caso de los partidos socialdemócratas, contrasta con los partidos conservadores que esas salidas y entradas periódicas del poder suelen interpretarse como fases de una narrativa de auge, caída y redención. Estos relatos suelen estructurar enfrentamientos dónde los partidarios del pragmatismo se enfrentan a los defensores de la pureza ideológica que acusan a los primeros de haber abandonado los principios que les son propios y los diferencian.

Dependiendo del equilibrio de poder entre estos dos grupos, el resultado suele ser travesías del desierto más o menos largas, dónde los “pragmáticos” han acabo por imponerse sobre los “puros” en la formulación de políticas. Sin embargo, esa victoria ha sido siempre mucho menos clara en el ámbito de la ideología y la retórica que en el de las políticas sustantivas, con el resultado de que estos enfrentamientos las ideas suelen ir siempre un paso por detrás de la praxis creando una sensación de constante desencanto, dejando un poso de melancolía por el paraíso perdido y fomentando que periódicamente estos enfrentamientos tengan lugar de nuevo.

La pregunta a la que intenta responder Nacho Urquizu en su libro “La crisis de la socialdemocracia ¿qué crisis?” es si esta sensación de crisis permanente está o no justificada. En otras palabras ¿Cómo ha evolucionado la socialdemocracia? ¿Qué factores explican esa evolución? ¿Cómo de consistente es esta explicación con la tesis de la “traición”?.

Dado que es un tema que me interesa mucho personalmente, me ha salido una reseña bastante larga, de modo que esta entrada estará dedicada a describir la tesis del libro y las dos siguientes al análisis crítico.

El libro: Evolución sin ruptura

Ignacio Urquizu ha escrito un libro de ciencias sociales serio, apoyado en datos y en literatura académica. Sin embargo -gracias a esa maravillosa herramienta para la honestidad intelectual que son los apéndices-, mantiene un tono claro y accesible evitando volver opaca la lectura pero dejando las cartas sobre la mesa. El análisis es parsimonioso, riguroso, sistemáticamente contrastado con datos y en general bastante convincente.

Por ello, por tratarse de un libro burgués que intenta describir el mundo antes de cambiarlo, las conclusiones a las que llega son necesariamente melancólicas y encajan relativamente mal con las narrativas heroicas y moralizantes. El principal mensaje del libro es que lo que se ha observado sistemáticamente en la evolución política de la socialdemocracia ha sido una de adaptación al entorno. No ha habido un abandono de los principios, sino que se ha conjugado la consecución de objetivos de ambición variable con la reacción a unas circunstancias en constante cambio. Se trata por tanto de una gran oda al posibilismo político y una defensa implícita la labor de los hombres y mujeres que, llegado el momento, decidieron optar por la “ética de las responsabilidades” frente a la “ética de los principios”. Creo que el mensaje del libro queda bien capturado en este párrafo maravillosamente posibilista y social-liberal:

“En definitiva, la socialdemocracia ha pasado por tres etapas y en cada una de ellas ha defendido ideas fuerza distintas. Por lo tanto, el porqué del cambio ideológico tiene que ver, en gran medida, con las circunstancias descritas anteriormente. Para muchos, este cambio de ideas es sinónimo de crisis. Como hemos visto en repetidas ocasiones al principio de este libro, cada vez que la izquierda modificaba sus propuestas, surgían los “guardianes de las esencias” y acusaban a los “renovadores” de traicionar los valores y los principios, llevando al socialismo según ellos al borde del precipicio ideológico. Pero, realmente, no cambiar y no adaptarse a la realidad sí que sería una crisis profunda. Seguramente la socialdemocracia estaría en serias dificultades si no supiera adaptarse a la situación en cada momento. Y cuando lo hace, es difícil sostener que los partidos socialistas están en crisis.”

Las etapas a las que hace referencia Nacho las toma de Przeworski y son las del “Reformismo” (antes de la segunda guerra mundial) “Remedialismo” (hasta los años 70) y “Resignación” (hasta ahora). A lo largo de tres capítulos, analiza respectivamente la evolución en el campo de la ideología, la economía y la redistribución intentando identificar cuáles han sido los factores que han propiciado la moderación o radicalización de los partidos en cada fase.

La estructura del análisis es similar en los tres capítulos. Cada uno comienza presentando una revisión de la literatura dónde se identifican las hipótesis que han propiciado la evolución. A continuación, y esta es la contribución original del libro, se valora empíricamente la verosimilitud de cada una de esas hipótesis discriminando cuales son más o menos relevantes. El método que utiliza Nacho para esta valoración es digno de ser discutido y me detendré en él en la segunda parte de esta reseña, pero antes resumiré los principales hallazgos del libro.

En lo que respecta a la ideología, las variables explicativas que Urquizu identifica en la literatura y somete a examen son de dos tipos: políticas y económicas. Entre las políticas, destaca el papel de los actores (concretamente, los sindicatos y los votantes) y del factor de pertenencia a la UE. Entre las variables económicas se distingue el impacto de la desigualdad, del bienestar de los trabajadores y el nivel de apertura económica del país. Del análisis, se desprenden que los partidos socialdemócratas tienden a ser más moderados cuando mejoran las condiciones de vida de los trabajadores o pertenecen a la Unión Económica y monetaria mientras que tienden a ser más radicales cuanto mayor es la apertura económica del país y mayor es la desigualdad. En cambio, ni la actividad sindical, ni los cambios en las preferencias de los votantes (medidos en cómo se identifican estos) tienen un impacto significativo.

En cuanto a la economía, tras llevar a cabo un análisis similar, identifica que cuatro factores propician la moderación: la pertenencia a la UEM, el descenso de la desigualdad, las preferencias ideológicas y el aumento de la renta de los trabajadores. Finalmente, Nacho identifica que los factores que hacen que los partidos socialdemócratas propongan más redistribución son la apertura económica, el aumento de la desigualdad o la mayor preferencia por la redistribución. No tienen en este caso impacto, curiosamente, ni la pertenencia a la UE ni a la Eurozona ni el hecho de de que los partidos pasen más tiempo en el gobierno. Este contraste entre el efecto que tiene pertenecer a la UE sobre las propuesta de redistribución y las propuestas económicas es significativo y merece ser discutido, algo a lo que dedicaré algunas líneas en la segunda parte de esta reseña.

En suma, Urquizu ha escrito un libro interesante, relativamente original, que aborda una cuestión importante, y lleva a cabo una labor muy necesaria de sintetizar literatura dentro de un marco común. Sin embargo, como no todo van a ser parabienes, querría esbozar algunas críticas a las que dedicaré el resto de la reseña.


25 comentarios

  1. MuGaR dice:

    Me expliquen qué es la socialdemocracia en 2012 y si el PP se incluye en la misma. Gracias.

  2. Alatriste dice:

    MuGaR, hacía tiempo que no veía un trolleo tan elegante. Impresionante, de verdad. Nada de mazazos con un cacho de viga, lo tuyo es la estacada con un fino acero florentino… pero sigue siendo trolleo.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Socialdemocracia

    Y no, el PP ni es, ni ha sido, ni ha pretendido nunca ser, nada parecido a un partido socialdemócrata.

    • Francisco dice:

      Bueno

      Vistas algunas de las medidas del PP (nacionalizar banca, subir iRPF, subir sociedades, subir IVA, subvención vivienda, sostener micropymes) a lo mejor socialdemocrata se le queda corto y directamente es neomarxista.

      Y no lo digo como trolleo.

      Trolleo sería decir que el PP es liberal.

    • Juan de Juan dice:

      La pregunta tiene su interés. Es provocadora, sí, pero no por ello deja de tener su interés.

  3. tremere dice:

    Hombre pues a mi no me parece trolleo sobre todo si tienes que acudir a la wikipedia para responderla. La pregunta de si el PP es socialdemócrata es buena… porque implica la nula diferenciación en la practica con el PSOE y el vació total de ideas de la socialdemocracia en general que ya se veía venir con la difusa tercera vía.

    • Tenpao dice:

      Pero entonces la pregunta es si el PSOE es una partido socialdemócrata (que se puede discutir), pero preguntarse si el PP lo es demuestra una confusión importante.

      Por cierto, ya he visto que el libro no está en formato electrónico. Bienvenidos al siglo XX.

  4. MuGaR dice:

    A ver, no es trolleo. En el fondo es una forma de decir que o bien a la reseña o bien al libro, le falta comenzar por aclarar qué se quiere decir con socialdemocracia. Esto no es baladí porque de la definición que se de ya se puede uno hacer idea de e qué coordenadas se mueve el autor.

    El hecho de preguntar por el PP hace referencia a los límites del concepto de socialdemocracia,a qué criterios lo conforman y hasta qué punto se trata de un concepto claro y presente o algo difuso (quizás periclitado?)

  5. MuGaR dice:

    Por supuesto la mayoría preferirá escurrir el bulto acudiendo a una perspectiva emic de socialdemocracia, haciendo el juego a los que gustan de utilizar el concepto por las resonancias históricas que pudiera tener en el electorado (ya sea para bien o para mal).

  6. Epicureo dice:

    No es precisamente una perspectiva emic (aunque también), es una perspectiva histórica. Dado que no existe una definición exacta, objetiva y permanente de «socialdemocracia» (ni de ninguna otra ideología), un enfoque habitual es considerar los partidos que se autodenominan socialdemócratas y que presentan cierta continuidad histórica y/o intelectual con los socialdemócratas de otras épocas y lugares. Entonces, se analiza cómo evolucionan sus ideas y su praxis.

    Es lo mismo que si hiciéramos una historia de la Iglesia Católica. Lo que define el catolicismo es la continuidad histórica, no tanto las ideas concretas y su aplicación (más de una encíclica del Papa actual se habría considerado poco menos que una herejía hace no tanto tiempo).

    A mí, personalmente, me interesaría más ver un trabajo similar acerca de la evolución de los partidos liberales y conservadores en el mismo periodo. Que un partido, por la experiencia del poder y los cambios históricos, adopte posturas cada vez más moderadas y posibilistas no sorprende lo más mínimo. Más interesante me parece la evolución de los partidos de derechas en Occidente, que cuando más ocupan el poder más radicales se vuelven en su ideología (aunque no tanto, de momento, en su aplicación).

  7. Maese Alcofribas dice:

    Dado que para mantener mi puesto de trabajo actualmente debo trabajar doce o trece horas diarias, no tengo tiempo de leer este libro sobre un tema tan interesante, aunque probablemente me faltarían conocimientos para comprenderlo y poder hacer un análisis crítico

    Se me ocurren cosas sueltas. Quizás un análisis paralelo de lo que no es socialdemocracia (¿liberalismo económico?) podría resultar necesario para tener una visión más precisa. ¿Este es inmune a las circunstancias cambiantes o también ha tenido que adaptarse a ellas? ¿en qué sentido? ¿dicha ideología no padece del conflicto “ética de los principios/ética de las responsabilidades”? ¿carece acaso de principios, o son estos inmunes a las circunstancias cambiantes?

    Por otra parte, afirmar “no es una traición, es adaptabilidad; seguimos siendo socialdemocracia, pero evolucionada”, ¿qué sentido tiene si el resultado de dicha adaptabilidad es indistinguible de las políticas de la ideología contraria? ¿no viene a ser un rizar el rizo para no decir (sea cierto o no) “la socialdemocracia ya no sirve”?

    Por otra parte, las circunstancias cambiantes… ¿son siempre de la misma e inevitable naturaleza? ¿entran en la misma categoría de “circunstancias cambiantes”, sin mayores matices, un cambio climático y una liberalización del mercado de capitales, una continua reducción de los ingresos por impuestos y un desplome de la URSS? ¿las circunstancias cambiantes son obra de hombres o de dioses?

    Que 25 gestores de hedge funds ganen en un año (2006) el triple que 80.000 maestros de primaria, ¿es producto inevitable de las circunstancias cambiantes?

    PD: salvando las distancias, llegados a tal punto de confusión y desconcierto, una diría que Sócrates (el griego, no el brasileño) fue condenado a la cicuta por trollear

  8. Capitalismo y globalización. dice:

    .Interesante tema. Sin embargo…

    ¿Guardianes de las esencias en la social-democracia? La social democracia siempre ha sido el lugar para esa gente de izquierdas que pensaba que los obreros podían vivir bien en el régimen de la burguesía. O que la burguesía les iba a permitir cambiar sus estructuras y cuotas de poder con la cosa esa de las elecciones (Bendita inocencia. Que le pregunten a Allende, al Frente Popular o a H Chavez)

    Aunque tengo entendido que ya los nuevos ni creen en las clases sociales… madre mía.

    No se despisten: Los guardianes de las esencias siempre hemos militado en el marxismo leninismo. En la social-democracia sólo hay adaptados al capitalismo. Las diferencias por lo tanto son simplemente las tragaderas. Naturalmente estas son cada vez mayores. Y lo son por las circunstancias históricas. ¿Pero a que no saben ustedes que determina las «circunstancias históricas»? Pues la relación de fuerzas entre las clases sociales en contradicción.

  9. Joshua dice:

    Pues me parece interesante el libro y espero la segunda reseña porque esta primera me deja un poco frío.
    Yo pienso que la socialdemocracia se perdió cuando su gente puso en su mesilla de noche «el libro» de Francis Fukuyama. Se acostaron en modo Olof Palme y el que se levantó al día siguiente era un tipo encantado de conocerse llamado Tony Blair. Fueron a conquistar a un electorado que creían que no era suyo y al final fueron ellos los que acabaron cacareando lo que ese supuesto electorado pensaba antes de que ellos fueran a buscarlo. Confusión de personalidad, le llaman los psicólogos.
    Visto desde fuera, también puede parecer resignación, como dice el autor. Pero me temo que para tener resignación hay que acordarse muy bien de que era lo que queríamos hacer.

    • Joshua dice:

      Por cierto, siguiendo el hilo Tony Blair, me ha venido a la mente la foto del trío de las Azores. Allí tienes, hombro con hombro, a Blair y Aznar, dos políticos que hacían gala de «no tener complejos». Ya hemos visto después qué era lo que significaba eso…
      No soy muy de «una imagen vale más que mil palabras», pero sí creo que hay fotos que dicen mucho más que miles de discursos, como la del abrazo «más que protocolario» de Eisenhower a Franco.

  10. Alatriste dice:

    MuGaR, dado que iba en serio, respuesta en serio. Las mejores definiciones son las más breves, y la mejor de socialdemocracia es que es la izquierda que está en contra de todas las dictaduras, incluída la del proletariado.

    Lo que diferencia a la socialdemocracia de la Berdadera Iskierda es que los socialdemócratas creen en las libertades y en la democracia, ellos no. Para ellos como mucho eso solo es la antesala de la Revolución, cuando no un espejismo o un engaño burgués, y todo el que no comparta su fe en la gloria de la revolución que fue y que será, un traidor, un colaboracionista o un «adaptado».

    En otras palabras, se puede matizar todo lo que se quiera pero en resumen la socialdemocracia es la izquierda no marxista.

    • Epicureo dice:

      ¿Y qué es la izquierda?

      • tensoplast dice:

        Varo, Varo!! Devuélveme mis legiones!!

      • Alatriste dice:

        ¿Qué es izquierda?, dices mientras clavas en mi pupila tu bandera tricolor.
        ¿Qué es izquierda? ¿Y tú me lo preguntas? Izquierda… es lo que la blogosfera de IU diga, por supuesto.

        Y en el improbable caso de que lo preguntes en serio, mi opinión es esta: La izquierda es progresista, la derecha conservadora. La izquierda cree que los problemas de la sociedad son solucionables y que la desigualdad social es nociva. La derecha cree que muchos de los problemas no lo son, porque la desigualdad social es natural, y que las soluciones tampoco lo son, unas por caras, otras porque crean problemas nuevos. Vamos, que la izquierda cree en la idea del Progreso (nótese la mayúscula) y la derecha no, cree en que el ser humano nunca cambia.

        ¿Y los del centro? Muchos son simplemente moderados de izquierda o de derecha. Los demás son tan, tan pragmáticos que al entrar en el Jeu de Paume decían que no sabían donde estaba su asiento y que les sentara el acomodador…

        • Francisco dice:

          Creo que intentar decir que «derecha» es mantener estatus quo e «izquierda» es progresar es erróneo.

          Hay izquierda que quiere sostener muchos estatus quo actuales, y se niega a cualquier cambio (avance) y creo que hay derecha que intentar progresar y mejorar la situación para todos aplicando sus propias medidas.

          Para mi izquierda tiene más que ver con un concepto de «gobierno de todos» extenso y servicios públicos iguales para todos y garantizados (de pago o gratis, pero que todo el mundo los tenga) y derecha está más cerca de un modelo donde el gobierno de «todos» se limita con mayor intensidad dejando muchos más ámbitos a la iniciativa individual.

          Luego está el asunto de la moral pública, donde también se puede establecer cierto sesgo.

          Pero yo estoy convencido de que hay gente de derechas que quiere que progresemos.

          • Alatriste dice:

            Si por progreso entendemos progreso material sí. Por supuesto que la derecha está a favor de que en el futuro haya más riqueza, más prosperidad, más renta per capita y más esperanza de vida para todos. Y coches voladores y jetpacks. En eso estamos todos de acuerdo, izquierda y derecha. Pero ¿El progreso como un camino de mejora de la condición humana, un proceso de perfeccionamiento? La derecha desconfía intensamente de la idea de que la sociedad sea mejorable, y aún más de la idea de que el hombre mismo pueda progresar, de que sea mejorable.

            Un ilustrado (Turgot) escribió que «el género humano, con alternativas de calma y agitación, de bienes y males, marcha siempre, aunque lentamente, hacia una perfección mayor».

            Esa es la idea de progreso que la derecha, en mi opinión, rechaza (y me juego algo a que solo con leer esto ya hay visitantes que estában pensado que esa idea del «progreso» llevó a la Revolución Francesa y a la guillotina).

            Y la derecha no siempre quiere mantener el status quo, pero cuando quiere cambiarlo parece como si se sintiera en la obligación moral de ver ese cambio como un retorno a un pasado mejor, un pasado idealizado en el que los hombres eran hombres de verdad, el trabajo duro recibía su recompensa, el estado sabía cual era su sitio y el dinero era dinero auténtico.

            Un ejemplo perfecto sería cuantos elementos de las ideas de la derecha americana actual son intentos conscientes de regresar a la época anterior al New Deal. O por lo menos a lo que sus miembros creen que era la América anterior al New Deal…

          • MuGaR dice:

            Alatriste: «Y la derecha no siempre quiere mantener el status quo, pero cuando quiere cambiarlo parece como si se sintiera en la obligación moral de ver ese cambio como un retorno a un pasado mejor, un pasado idealizado en el que los hombres eran hombres de verdad, »

            Rousseau era derecha pues, y la mayoría del movimiento ecologista, y por supuesto todo el indigenismo en bloque…

  11. carmen sanchez dice:

    El problema es que, al empeñarnos en perpetuar determinadas ideas políticas (en este caso las de la socialdemocracia), estamos actuando como si las recetas del pasado fueran a servirnos para siempre. Como si las situaciones, el mundo, no cambiara. Y lo que tenemos ahora es, precisamente, una mega crisis que está cambiando muchas cosas. Frente a ello, nos hace falta gente con ideas nuevas. ¿Dónde está esa gente?. Los partidos están secos de ideas, las instituciones, empresas e, incluso, los intelectuales, no miran al futuro con suficiente dosis de creatividad. Y de la crisis no vamos a salir con las recetas del pasado, más o menos retocadas. Recomiendo este artículo: http://www.otraspoliticas.com/politica/la-crisis-es-sobre-todo-de-ideas

  12. Alatriste dice:

    MuGaR, vayamos por partes

    a) Rousseau es un personaje inclasificable, que no encaja en nuestras categorías modernas de derechas e izquierdas… mayormente porque vivió antes de que cristalizaran (¿Eran Erasmo, Descartes o hasta Voltaire de derechas o de izquierdas?). Pero aparte de que su pensamiento estaba lleno de contradicciones – que decir de una persona que escribió que las artes y las ciencias eran responsables de la degradación moral de la humanidad y compuso siete óperas – por cada una de sus opiniones que hoy llamaríamos progresista hay otra que sería de un conservadurismo extremo, como su machismo exacerbado, y no pocas que serían sencillamente extravagantes, al menos en Europa, como su idea de que era importante practicar una religión porque conducía a la virtud, pero muy poco importante cual fuera…

    b) Eso de que el ecologismo lo que quiere es regresar a un pasado ideal lo dirás tú, personalmente opino que eso solo describe a algunos grupúsculos marginales, pero en cualquier caso ¿Qué impide que haya ecologistas de derechas, de centro, de izquierdas y apolíticos? Por poner solo un ejemplo muy conocido, el partido nazi asignó gran importancia a la conservación de la naturaleza en su legislación (parte del bagaje heredado del Romanticismo, según muchos expertos) algo extremadamente poco común en los años 30.

    c) Respecto al indigenismo ahí no voy a entrar en profundidad porque estaría hablando de un tema del que no sé nada, aparte de que existe. Pero sospecho que aunque los movimientos indigenistas idealizen de boquilla algunos aspectos del pasado precolombino/tribal (y solo algunos) en realidad no quieren regresar a ellos en ningún punto… aún admitiendo que sé tan poco del tema que de hecho solo puedo preguntar si no existen movimientos indigenistas de derechas.

  13. MuGaR dice:

    Alatriste agradezco la respuesta pues no la merecía. Es mi intención simplemente hacer ver que tu criterio de izquierda/derecha en base al progreso ¿del hombre? resulta confuso en extremo.

    En cuanto a la «naturaleza humana» si es que hay algo que decir parece pertinente tener en cuenta lo que los científicos nos puedan aclarar, de tal manera que no viene a cuento hablar de izquierda/derecha en el tema sino de informados/desinformados basicamente.

    Resumiendo, la distinción de marras, si aún tuviera sentido, debe referirse al campo político o de lo contrario la discusión cae en una vaguedad que la hace esteril.

  14. […] de la socialdemocracia ¿qué crisis?” de Ignacio Urquizu. La primera parte está acá. En esta parte me ocuparé de los aspectos relacionados con la pertenencia a la UE y del método […]

  15. […] las dos entradas anteriores de esta reseña (I y II) me he encargo de resumir las tesis básicas del libro y su metodología. En esta última […]

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