Mitt Romney tenía este fin de semana tres eventos para recaudar fondos en los Hamptons, en Long Island, el lugar de veraneo de los ricos y famosos de la ciudad de Nueva York. Romney, que es extraordinariamente rico, lleva un par de semanas llevándose guantazos con las noticias que tiene una sociedad en las islas Caimán, tuvo durante años una cuenta corriente en Suiza y en general parece ser casi tan bueno con sus negocios como evitando pagar impuestos por ello.
Supongo que alguien debe haber mencionado que esto de nadar en dinero en estos tiempos de crisis y desigualdad no vende del todo bien. Lo que no estoy seguro es que los invitados a estos fastos se han enterado. Primera muestra:
A New York City donor a few cars back, who also would not give her name, said Romney needed to do a better job connecting. “I don’t think the common person is getting it,” she said from the passenger seat of a Range Rover stamped with East Hampton beach permits. “Nobody understands why Obama is hurting them.
“We’ve got the message,” she added. “But my college kid, the baby sitters, the nails ladies — everybody who’s got the right to vote — they don’t understand what’s going on. I just think if you’re lower income — one, you’re not as educated, two, they don’t understand how it works, they don’t understand how the systems work, they don’t understand the impact.”
Esos pobres tontos sin educación, que no son capaces de ver que Obama les está perjudicando. Ojalá votara sólo la gente con clase, o algo así. Pero no se vayan todavía, aún hay más:
A few cars back, Ted Conklin, the owner of the American Hotel in Sag Habor, N.Y., long a favorite of the well-off and well-known in the Hamptons, could barely contain his displeasure with Mr. Obama. “He is a socialist. His idea is find a problem that doesn’t exist and get government to intervene,” Mr. Conklin said from inside a gold-colored Mercedes as his wife, Carol Simmons, nodded in agreement.
Ms. Simmons paused to highlight what she said was her husband’s generous spirit: “Tell them who’s on your yacht this weekend! Tell him!”
Over Mr. Conklin’s objections, Ms. Simmons disclosed that a major executive from Miramax, the movie company, was on the 75-foot yacht, because, she said, there were no rooms left at the hotel.
Ese sacrificio, esa solidaridad. Ese permitir que otro colega millonario pueda venir a darle decenas de miles de dólares a Romney cediéndole una cama en tu yate. Todo sea por combatir el socialismo.
Sé de sobras que el plural de imbécil no es «clase social de gorrones sin empatía que merecen ser corridos a gorrazos», pero vamos. Hay días que a uno le da ganas de sacar las antorchas e instrumentos de labranza. Esta clase de bobadas no son en absoluto inusuales, todo hay que decirlo; cada día hay algún cretino soltando algo parecido. A veces es incluso Mitt Romney. La desigualdad en Estados Unidos ha crecido de forma desaforada los últimos treinta años, y los ganadores del sorteo parecen no haberse dado cuenta.
Los ganadores del sorteo se dan cuenta pero se hacen los locos si les preguntas, y
están dispuestos a defenderse y mantener o mejorar su status con todos los recursos económicos y políticos a su alcance, que no son pocos.
Deliciosa nota de sociedad que podría haberse hecho, con escasas modificaciones, en la corte de Luis XVI el 13 de julio de 1779 o el 16 de octubre de 1917 en casa de los Romanoff.
Si que es verdad que dan ganas de echar mano de los aperos de labranza, pero como muy acertadamente señala Gulliver, no todos los «premiados» están viviendo de yate en yate ajenos al mundanal ruido. Una parte importante es consciente de que la lucha de clases existe y de que van ganando. Y por eso mismo por propia mano o, más generalmente, por mano interpuesta generosamente pagada, están lanzando todas las cortinas de humo que pueden.
Así que vamos a tener que cambiar la hoz por el teclado. Ya sé que tiene menos glamour y no da para hacer películas de acción. Pero es lo que toca.
Uffff… Anécdotas de éstas sobre los USA he leído yo a puñados en los últimos años. Por ejemplo, en este reportaje:
http://www.theatlantic.com/magazine/archive/2011/01/the-rise-of-the-new-global-elite/8343/3/
«As an example, she described a conversation with a couple at a Manhattan dinner party: “They started saying, ‘If you’re going to buy all this stuff, life starts getting really expensive. If you’re going to do the NetJet thing’”—this is a service offering “fractional aircraft ownership” for those who do not wish to buy outright—“‘and if you’re going to have four houses, and you’re going to run the four houses, it’s like you start spending some money.’”
The clincher, Peterson says, came from the wife: “She turns to me and she goes, ‘You know, the thing about 20’”—by this, she meant $20 million a year—“‘is 20 is only 10 after taxes.’ And everyone at the table is nodding.”
O por poner otro ejemplo, éste del otoño pasado, durante lo de Occupy Wall Street:
http://www.jwz.org/blog/2011/09/wall-street-mocks-protesters-by-drinking-champagne/
Este clasismo existe también en España. Y con la crisis vive momentos estupendos, añado. Su propio, y heredado mérito, en medio de la debacle de la clase media española, les parece confirmar en la idea de que son estupendos y que el resto somos unos plebeyos.
¿»clase social de gorrones»?
Es decir, que crees que cuando alguien tiene más dinero, es porque se lo ha quitado a sus legítimos dueños. Y no hablando de ricos herederos, sino de gente que tiene un empleo mejor pagado (ejecutivo de Miramax) o porque es un empresario de éxito.
Por otro lado, pareciera que cuando alguien de izquierdas te dice que votas en contra de tus intereses es porque es un angel de bondad y tiene razón. Aunque te llame «tonto de los cojones», en realidad no te está llamando nada, se le presupone buena fe y se le perdona. En cambio cuando alguien de derechas te dice que votas en contra de tus intereses es porque es un idiota insultante. Y además, se le presupone mala fe, porque es imposible que sea de derechas de verdad. Toda la gente de derechas en realidad piensa con estructuras mentales de izquierdas, de lucha de clases, sólo que es mala.
Me recuerda a mi abuela, que no cree que pueda haber ateos, sólo gente mala que odia a Jesús.
Quien tiene mucho dinero es porque se lo ha quitado (legalmente por supuesto) a quienes lo han ganado, o bien porque lo ha heredado. Nadie puede hacer tantas horas extra como para ganar veinte millones al año. No dudo que para quedarse con gran parte del producto del trabajo de otros hay que tener talento, pero no diría yo que eso equivale a «merecerlo».
¿Cuáles son los empleos mejor pagados (los de 20 millones de dólares)? Básicamente los de «ejecutivos», o sea, capataces encargados de hacer que los que realmente trabajan se esfuercen más. En mucha menor medida, los de las estrellas del deporte y el espectáculo, encargados de entretener a las masas para que se olviden de su miserable vida.
Los ingenieros que inventan las cosas tienen salarios del montón, los científicos que descubren los principios que emplean los ingenieros viven con lo justo, los trabajadores que hacen realmente las cosas, salvo de momento en unos pocos países occidentales y occidentalizados, ganan lo mínimo para subsistir y gracias.
Y dirán que ya no hay lucha de clases.
Sin duda hay gente de derechas que piensa sinceramente que mantener y profundizar esta situación, perdonar los impuestos a los ricos y eliminar la sanidad y la enseñanza públicas beneficia a todos. La gente puede creer en cualquier cosa. Pero lo tienen difícil para convencer a la población de que es así, sin la menor prueba de ello y bastantes pruebas en contra.
Te ha faltado llamar a los ricos «job creators»… :-PPPP
Anda, léete esto:
http://www.princeton.edu/main/news/archive/S33/87/54K53/index.xml?section
El autor, Michael Lewis, entró a trabajar en Wall Street con 24 años, sin tener ni idea de inversiones, y en poco tiempo estaba ganando millones de dólares al año. Como él hay miles de jóvenes hoy en día en el sector financiero. No han trabajado mucho más que otros, no son mucho más listos que otros, y el bien que hacen a la sociedad es… discutible. Y aun así ganan 30 o 40 millones de dólares al año. Muchos de los ricos de hoy en día son de este tipo, no son Amancios Ortega.
Ojo: al contrario que Epicureo abajo, yo no minimizo la importancia de los emprendedores (otra palabra que seguro que te encanta). Por experiencia propia sé que los ingenieros, los diseñadores… podemos saber mucho, pero sin alguien con una visión que nos marque metas, muchas veces nos perdemos en diletantismos y pajas mentales. Pero, ¿cuántos de los megarricos de hoy en día tienen una «visión» de verdad? (Y más aún, una visión que justifique que ganen 1000, 5000 veces más que el empleado medio). Uno de los espectáculos más cómicos de los últimos años ha sido ver a los republicanos agarrarse a la sombra de Steve Jobs para justificar las bajadas de impuestos a los ricos, como si la mayoría de ellos, los Romney, Adelson, Trump, Jamie Dimon, Dick Fuld… tuvieran algo en común con él.
Las historias de los empresarios de éxito que se han «hecho a sí mismos» y que se acaban forrando, junto con las de las pequeñas empresas que desaparecen por culpa de los impuestos sobre el patrimonio, forman parte del imaginario colectivo, junto con la mujer que hace autostop en la curva.
Si lo que realmente se remunerase fuera el esfuerzo, la capacidad y la responsabilidad, podríamos hablar de buenos, malos, de envidias y de otras categorías morales. Podríamos aceptar sin pestañear disparidades de riqueza y de renta grandes (aunque no tendiendo a infinito).
Pero, en el mundo real, las categorías izquierda y derecha ya no sirven para esto. No conviene darle demasiadas vueltas a eso: aquí conducimos por la derecha, en la Commonwealth suelen hacerlo al revés. Si te avisan, no hay mayor problema. Lo malo son los que se cogen los dos carriles para ellos…