Sociedad

Usar datos masivos para predecir el crimen

7 Jul, 2012 - - @kikollan

Predecir un crimen antes de que se cometa es una idea vieja y recurrente. Una idea que, de hecho, constituye casi un subgénero dentro de la literatura de ciencia-ficción, tan dada siempre a abusar de categorías. Pensad en la falible unidad precrimen, en la policía del pensamiento, o en la ciencia hipotética de la psico-historia. Y sin embargo, existen proyectos reales que pretenden justamente esto: usar datos y modelos matemático para predecir crímenes a escala local.

La tarea es difícil, claro. Para empezar porque muchos delitos se improvisan —como un robo oportunista, un crimen pasional, o una reyerta—, pero sobre todo porque los criminales tienen incentivos para ser impredecibles. Por suerte lo consiguen sólo a medias. Las personas que cometen crímenes responden a las circunstancias de formas más o menos racionales, más o menos comprendidas, y más o menos extrañas, pero el efecto agregado es suficiente que emerjan regularidades estadísticas. El resultado final es que los crímenes no son fenómenos aleatorios.

A continuación tenéis ejemplos de situaciones en las que el crimen resulta predecible:

  • Cuidado con las bibliotecas. En ocasiones los datos traen sorpresas. Un estudio para detectar los lugares donde se cometen más crímenes con armas de fuego concluyó que un factor clave era la proximidad de rutas de autobús, parques, licorerías… y bibliotecas. Pero, ¿por qué bibliotecas? al parecer porque las bandas las utilizan como proveedoras de Wifi gratis.
  • El vecindario amenazado. También se ha observado que cuando se produce un robo en una casa, la probabilidad de nuevos robos en el mismo vecindario, e incluso en la misma casa, aumenta en los días siguientes. Pensad que es contraintuitivo porque se pierde el factor sorpresa. Pero al parecer los ladrones se desplazan por zonas, e invierten en estudiarla, y consideran que el riesgo de dar dos o más golpes compensa (sea cierto o no).
  • Los vidrios rotos. Quizás habéis escuchado hablar de la teoría de las ventanas rotas y el caso de Nueva York. La teoría se basa en la observación de que el crimen se dispara en lugares con edificios deteriorados. Incluso se ha cuantificado el efecto, por cada «unidad de deterioro» —una ventana rota, graffities y coches abandonados— se producen seis robos.

Estos ejemplos apoyan una idea importante: la idea de que pequeños fragmentos de información circunstancial —a veces obvia y a veces desconcertante— pueden ser útiles para señalizar el momento y lugar donde el crimen es probable.

En realidad es evidente que la policía lleva anticipándose al crimen desde siempre y por eso prepara dispositivos especiales los días de fútbol y asigna guardaespaldas a personas amenazadas. El factor revolucionario es que hoy disponemos de un volumen ingente de información para sistematizar el proceso y predecir crímenes de forma extensiva y a escala local.

Grosso modo, construir un sistema de este tipo supone iterar entre dos pasos: (1) analizar datos históricos para detectar patrones en binomios {circunstancias, crimen} y construir modelos predictivos; y (2) alimentar dichos modelos con datos en tiempo real (toda esa información masiva que ya nos rodea) para que éstos nos indiquen donde y cuándo hay que enviar policías. Esto es más o menos lo que hace un programa experimental del Departamento de Policía de Los Ángeles. Los autores están a la espera de un ensayo con un grupo de control, pero la primera experiencia es prometedora: en el área de Los Ángeles donde se probó el sistema el crimen descendió un 13% respecto al resto de la ciudad.

Quizás pronto podremos construir modelos matemáticos que, alimentándose de la ruidosa información que nos rodea, sirvan para señalar equis sobre un mapa: aquellos momento y lugares donde el crimen es probable.

 

Nota. Soy consciente de las dificultades del proceso que describo arriba. De hecho parte de mi investigación consiste en esto mismo, en combinar datos en tiempo real y modelos para predecir el comportamiento de seres vivos. En mi caso estos seres no son delincuentes en potencia, sino bacterias y organismos diminutos; lo que hace las cosas más fáciles… y aún muy difíciles.


9 comentarios

  1. Gulliver dice:

    Sí, las bacterias no están sujetas al a crítica de Lucas, pero los delincuentes sí. Si los policías se vuelven demasiado hábiles en predecir el delito, los delincuentes cambiarán sus hábitos para hacerse menos previsibles.

  2. Penny dice:

    Muy interesante, Kiko

    Es bueno saber que la Policía de los Ángeles utiliza modelos matemáticos para prevenir la delincuencia (y me ha recordado un episodio de Numb3rs)

    No obstante, lo veo muy, muy complicado tratándose de humanos. Los delincuentes deberían modificar su comportamiento ante la puesta en práctica de este tipo de programas y estropear la capacidad predictiva de los modelos

    No es por dar ideas, pero si me dedicase a la delincuencia, definiría mis objetivos ayudado de un generador de números aleatorios

    PD ¿Nos cuentas lo que haces con bacterias para que yo lo entienda?

    • Kiko Llaneras dice:

      De bacterias hablaré algún día. Por alguna razón es algo que he pospuesto siempre; nunca escribo de mi investigación en Politikon (supongo que por variar). Pero prometo hacerlo en alguna ocasión.

  3. Epicureo dice:

    Seguramente los delincuentes modificarán sus hábitos, y la policía cuenta con ello (supongo que por eso dan publicidad al asunto), ya que la modificación consistirá, en parte, en que se cometan menos crímenes. El objetivo final del procedimiento, al fin y al cabo, no es predecir los delitos, sino evitar que se produzcan, de una manera o de otra.

    Las regularidades que encuentran estos modelos no son simples caprichos de los criminales: están relacionadas con la oportunidad y el coste de cometer el crimen. En ocasiones, no son ni siquiera modificables: los delincuentes no van a trasladar los enfrentamientos entre bandas al centro de sus territorios porque la policía patrulle en las fronteras. En otros casos, la reducción es directa: si en vez de utilizar su estudio de un vecindario para cometer dos o tres robos, sólo cometen uno, está claro que habrá menos robos. Cambie o no cambie la conducta de los delincuentes, los recursos de la policía se emplearán de forma más efectiva.

  4. dpcereza dice:

    Tanto lo de los crímenes en la zona de frontera como la lógica de las represalias parecen seguir patrones de comportamiento similares a los de la violencia en guerras civiles http://en.wikipedia.org/wiki/The_Logic_of_Violence_in_Civil_War analizada por Stathis Kalyvas. A nivel analítico, la diferencia entre bandas criminales urbanas y grupos armados en guerras civiles no debe grando, y menos aún recordando la analogía aquella de Charles Tilly, que explicaba la construcción del Estado en Europa (Siglos XIII-XVIII) como una disputa por territorios en los que cobrar a cambio de protección entre bandas mafiosas rivales https://netfiles.uiuc.edu/rohloff/www/war%20making%20and%20state%20making.pdf.

  5. Samuel dice:

    Que como resultado del proceso policía y criminales modifiquen su comportamiento es lo lógico y lo normal en un sistema con «feedback».Lo importante es que el proceso converja a un nivel de criminalidad menor.

  6. Kiko Llaneras dice:

    Tenéis razón en que si los modelos fuesen muy eficientes los delincuentes acabarían modificando su conducta. En parte seguro que será así, y lo que veremos será una persecución perpetua entre modelos y conductas delictivas. Pero como dice Samuel, es de esperar que el resultado tienda a niveles de criminalidad menores.

    Además es posible que una parte de las circunstancias proclives al crimen —parte de las regularidades que capturarán los modelos— sean variables que los delincuentes no pueden manipular. Imaginad, por ejemplo, que los domingo de fútbol sean buenas oportunidades para robar, si la policía lo sabe y vigila, un delincuente puede decidir no delinquir, pero no puede cambiar el día que hay fútbol. El crimen se reduciría. La cosa no es perfecta porque el hecho de que la policía atienda los robos en especial ese día generará oportunidades (peores) en otros sitios. Surgen ahí las dinámicas que comentáis, pero la tendencia a mejor se mantendría.

    Todo esto hablando muy intuitivamente.

    Gracias por los comentarios y un saludo.

  7. Alejandro dice:

    El otro día fui a una biblioteca en Washington DC. Había cola y estuve charlando con unos mendigos hispanos con los que acabé compartiendo mesa. Las bibliotecas son un sitio calentito con internet gratis y libros donde beber cerveza a escondidas, leer algo y pasar el día sin congelarse. La mafia hobo era impresionante.

    • Kiko Llaneras dice:

      En realidad tiene todo el sentido. Hace no mucho veía un documental sobre el uso de internet que hacen los mendigos en EEUU (la gente sin casa, que allí son un fenómeno algo distinto que en Europa).

      ¿Sigues por Washington?

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