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La temporada tonta de las presidenciales

31 May, 2012 - - @egocrata

Mitt Romney superó ayer el número mágico de delegados necesarios para ser el candidato republicano a las presidenciales de forma oficial. No es que sea demasiado significativo, realmente; todos los rivales del ex-gobernador de Massachusetts se habían retirado ya de la campaña. Pero al menos me da una buena excusa para explicar dónde esta la campaña ahora mismo, y qué podemos esperar de aquí a las elecciones de noviembre.

La explicación es realmente bastante sencilla: no está sucediendo gran cosa. Esta es la intención de voto de Obama y Romney, haciendo media de todas las encuestas:

Por si no os habeis dado cuenta, no hay mucho que contar. La distancia entre los dos candidatos rondaba los 2-3 puntos allá por diciembre, ante que los republicanos empezaran a votar en las primarias. Los ataques constantes entre compañeros de partido, ruido, furia y demás hace que la distancia aumenta de forma considerable durante los comicios. Cuando Santorum deja de dar la vara y el partido republicano finalmente se decide por Romney, la distancia vuelve a cerrarse, quedando muy cerca de los números de diciembre.

¿Desde entonces? casi nada. Las dos encuestas diarias, Gallup y Rasmussen, llevan semanas oscilando entre el empate técnico y una ventaja minúscula para Obama. El resto de sondeos acostumbran a dar números un poco mejores para el presidente (los trackers, por algún oscuro motivo metodológico, parecen tener un pequeño sesgo pro-Romney), pero siempre oscilando entre uno y cuatro puntos.  A efectos prácticos, tenemos una intención de voto muy estable, dos candidatos muy igualados y una ligerísima ventaja para el presidente. Cualquier oscilación en la intención de voto de encuesta a encuesta parece estar dentro del margen de error, sin que haya una tendencia demasiado clara. Dicho en otras palabras: serán unas elecciones ajustadas, algo que no debería sorprender a casi nadie.

Primero de todo, no podemos olvidar la situación económica. Aunque Estados Unidos están infinitamente mejor que prácticamente cualquier país de la OCDE, con la economía creciendo a un ritmo un tanto cansino como aceptable y una economía estable,  seguimos hablando de una presidencia marcada por la Gran Recesión. Los votantes en general, y los americanos en particular, no miran al exterior para decidir lo bien que lo ha hecho su gobierno; aunque el país ha evitado los desastres que estamos sufriendo en Europa, la tasa de paro sigue estando por encima de un catastrófico 8% (insisto: en un país normal, esto es una catástrofe) y los ingresos familiares medios sólo superaron los picos del 2008 a principios de este año, si mal no recuerdo. América ha salido de la crisis mejor que nadie, pero esto no es decir gran cosa, y por mucho que el trolleo de los republicanos el año pasado hicieran mucho para desastibilizar la economía, pero el electorado siempre tiende echar la culpa al ejecutivo.

Segundo, y no menos importante, las últimas elecciones fueron bastante inusuales. Septiembre y octubre del 2008 fueron meses horribles desde el punto de vista económico; probablemente tan aterradores como lo que estamos viendo ahora en España, pero sin la «costumbre» de cuatro años de crisis. Para muchos americanos, la economía se tiró de un puente sin avisar ese otoño; eso, sumado a un presidente que ya era impopular, hizo la victoria demócrata algo casi inevitable. Por muy bien que fuera la economía  durante su primer mandato, Obama nunca iba a tener unas elecciones placenteras.

En noviembre, por tanto, probablemente tendremos un resultado ajustado, con Obama como ligero favorito por el mero hecho de ser presidente. Si la eurozona no se va a hacer gárgaras y las bases demócratas no se duermen, es probable que sea reelegido. Si España dinamita la economía mundial y/o los demócratas no son capaces de movilizar la coalición del 2008 (menores de treinta, minorías, mujeres) Romney será presidente.

Sobre la campaña en sí, ahora mismo, no hay nada relevante – o al menos nada visible que sea relevante. Los dos candidatos dan discursos, tenemos polémicas absurdas de vez en cuando (dos palabras: Amercia y Trump) y los comentaristas de CNN se desgañitan entusiasmados ante cada oscilación de los sondeos, pero a efectos prácticos aparte de cuatro frikis nadie está prestando la más mínima atención a las elecciones. La campaña en sí empieza en agosto, con las convenciones; es entonces cuando la maquinaria propagandística entrará a todo tren. Lo peor que le puede pasar a un candidato estos días es que los periodistas le cojan manía, especialmente si se pasa de cinismo, con los democratas intentando convencer a todo el mundo que Romney es un cínico incorregible. Que lo es, por cierto. Pero ese es otro tema.

Lo importante, a estas alturas, es la clase de detalles que aburren a los periodistas: la organización. Ambas campañas están montando las monumentales redes de voluntarios, analistas, encuestadores, coordinadores, oficinas locales, eventos, redes de donantes, páginas de internet, equipos de prensa, etcétera, etcétera que son necesarias para ganar unas elecciones en un país de 325 millones de habitantes. Estamos hablando de dos monstruos con mil millones de dólares de presupuesto (este es el objetivo de la campaña de Obama), nada menos, que sólo existen para que su candidato sea elegido.

En Estados Unidos no hay partidos estables; las campañas se crean de la nada. Una de las ventajas de ser Presidente es que la estructura que te llevo al poder está ahí, latente, así que tienes menos trabajo para reorganizarte, pero aun asi estamos hablando de un proyecto mastodóntico.

Una cosa debe quedar clara: va a ser una campaña muy, muy fea. Pero de eso hablamos otro día. Queda mucho por decidir.


4 comentarios

  1. El mormón republicano sabe muy bien cuál es su fuerte y por donde tiene que enfocar la campaña: «Estados Unidos es la economía más grande del mundo y yo sé de economía, yo sé de como elevar a un diferente nivel este país, y no es aumentando impuestos, sino haciendo Washington más efectivo, lo he logrado en los Olímpicos, lo he logrado en Massachusetts y lo voy a hacer en la Casa Blanca», dijo.

    Viene avalado además por su gestión en Massachusetts donde fue gobernador de 2003 a 2007. En este estado, sin aumentar los impuestos, conteniendo el gasto y reorganizando el gobierno estatal, acabó con el déficit presupuestario de 3.000 millones de dólares que había heredado de la administración anterior. En educación creó un programa de becas para los mejores estudiantes, y en sanidad, poniendo de acuerdo a la conservadora Fundación Heritage y a los demócratas de la Asamblea, firmó una ley que extendía la cobertura médica a aproximadamente 500.000 ciudadanos del estado que no cuentan con seguro. El plan unía a una reforma el mercado de seguros, las subvenciones estatales y la obligatoriedad de la cobertura médica.

    http://bit.ly/L7Ud2d

    • Alatriste dice:

      No sé si tienes razón sobre su gobierno en Massachusetts, pero si sé que esa estrategia que propones, que en teoría sería muy razonable, en la práctica le resultaría muy difícil a Romney: su supuesto dominio de la economía no se basa en gestionar empresas, sino en destriparlas a lo Gordon Gekko, y su reforma de la sanidad, que en principio es impecable, por desgracia es anatema para el Partido Republicano de hoy.

      Así que sospecho que la campaña de Romney, lejos de vender en positivo esos dos temas, va a ser sobre todo negativa y se va a basar en ataques a la gestión de Obama, pasando de puntillas por cualquier otro tema, y va a silenciar especialmente su reforma de la sanidad de Massachusetts: se parece demasiado al «Obamacare».

  2. Zhurrer dice:

    Supongo que ese billón que planea usar cada candidato no van a salir gratis en un futuro. Muchos favores caben en semejante cantidad.

  3. matiob dice:

    se acuerdan de «el aleteo de una mariposa en nueva york puede provocar un tifon en pekin», bien creo que la victoria de la «sella curulis» de la casa blanca va a estar condicionada de manera central y con un peso muchisimo mayor al de otros momentos en la historia, al papel que juegue CHINA, la efectividad de la «campaña siria» y la evolucion y cambios de la crisis europea. En el pais del capitalismo de mercado se va a votar por un presidente que aboga a un estado árbitro (Obamacare) o un estado espectador, los argumentos para cada planteo van a venir desde fuera del «limite» de la república.

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