Internacional

Notas rápidas sobre las elecciones francesas

23 Abr, 2012 - - @egocrata

A pesar que mis conocimientos sobre política francesa son un tanto limitados (y que mi francés es peor que mi latín, que ya es decir), no puedo evitar ejercer mi habitual papel de aguafiestas escéptico y dar unas cuántas pinceladas sobre las elecciones de nuestros adorables vecinos. De nuevo, no soy un gran experto en estas gentes, así que no les hagáis mucho caso.

1. El «socialismo» no ha «resucitado»:

El titular del País de hoy es vergonzoso, lo siento. También lo son todas estas voces proclamando el cambio de ciclo, el fin de la hegemonía conservadora y el retorno de la socialdemocracia en un mundo más feliz, menos alemán y con más unicornios que seguro os encontraréis por otros rincones de la blogosfera hoy. Lo que hemos visto no es la reacción altamente racional de unos votantes que ven con horror como el neoliberalismo es el Mal, sino algo mucho más simple: Francia va mal, la culpa es del que manda. Simple como esto.

Este, y no otro, es el mecanismo que explica el 90% de esta «decadencia de la izquierda» que muchos intelectuales llevan cuatro años repitiendo sin cesar: todos los gobiernos europeos que tuvieron la desgracia de estar en el poder cuando empezó la gran recesión (con contadísimas excepciones) se han pegado un morrazo tremendo cuando han ido a las urnas. El azar, o la mala suerte, hicieron que en muchos sitios el partido en el poder fuera la izquierda, pero los políticos caídos en acto de servicio están en ambos bandos. El tortazo de Sarkozy ha sido relativamente menor en parte porque Francia ha capeado el temporal mejor que la mayoría de sus vecinos, en parte porque la izquierda francesa es excepcionalmente incompetente, pero es perfectamente comprensible sin irse a la metafísica.

De todo lo que he escuchado, hay una estadística especialmente cargante: Sarkozy es el primer presidente de la V República en perder en una primera vuelta. Suena muy grave, pero la V República sólo ha tenido seis presidentes; De Gaulle era el Mesías y no cuenta, Pompidou murió en el cargo, Giscard perdió en la segunda vuelta, Mitterrand sólo fue incumbent en unas elecciones y Chirac se enfrentó a una izquierda en su momento más alegremente fratricida allá por el 2002. Hay sólo cuatro casos relevantes de presidentes en elecciones, y como mínimo dos de ellos fueron elecciones fáciles contra una oposición dividida. Que Sarkozy quede segundo no me parece demasiado excepcional.

2. Las grandes narrativas no existen:

Algo que repito cada noche electoral, pero que parece especialmente necesario en esta: los votantes no están enviando mensajes. Las elecciones no son mensajes en código de la dialéctica universal subyacente en la consciencia colectiva hegeliana (¡zeitgeist!) o instrumentos narrativos del poema épico periodístico de turno. Los votantes simplemente escogen a un candidato, cada uno el suyo, a menudo siguiendo razonamientos extravagantemente absurdos, y el que más votos saca es el que va a mandar. Unas elecciones son un mecanismo de transmisión de preferencias más bien garrulo, y no da para mucho más que saber que más gente prefiere al político A que al político B. El electorado no está produciendo nada más que una mayoría de gobierno; de los resultados en bruto no podemos sacar nada más.

3. Hollande es favorito para la segunda vuelta:

No por nada en especial. Me remito al punto uno, y al hecho que confió más en la demoscopia y encuestas de opinión bien hechas que en sumas ariméticas de «la izquierda» y «la derecha» y oscuros cálculos de voto estratégico.

4. La victoria de Hollande puede cambiar Europa. No sé si a mejor:

En política hay problemas que tienen arreglo, y hay problemas que no tienen solución. Me gustaría creer que la Unión Europea, los problemas de la eurozona, tienen una solución que es a la vez efectiva y políticamente factible. Es decir, que los políticos europeos en su alta torre de marfil de Bruselas pueden llegar a una solución que es a la vez técnicamente factible y que puede sobrevivir a las presiones políticas individuales de los estados miembros. Una victoria de Hollande puede que aumente el nivel de racionalidad medio de los Consejos Europeos (y sí, esto es ser optimista – en este aspecto echaremos mucho de menos a DSK), pero Francia seguirá estando llena de franceses. Es decir, seguirán siendo un país encantado de votar en contra de tratados europeos cada vez que alguien les pide su opinión y donde una candidata furibundamente anti-unión ha sacado un 18% de votos sin demasiado problema. Y Francia es de los lugares más receptivos al invento este de la moneda única; a saber qué podemos ver en el resto.

La crisis de la Unión Europea probablemente exigirá un mecanismo increíblemente complicado, tremendamente ineficiente y totalmente incomprensible para hacer algo muy simple, un cierto nivel de unión fiscal y/o reajuste de balanza de pagos. Más que políticos de izquierdas o derechas necesitamos ocultistas, pero ese es otro tema.

Lo cierto es que es una lástima que a nadie se la haya ocurrido pedir un adelanto de las elecciones al Parlamento Europeo del 2014. Esta vez los dos grandes partidos estarán presentando su candidato a Presidente de la Comisión, y el debate, como señalaba Ronny Patz, será casi seguro apasionante. Siempre y cuando la Unión Europea siga en pie por esas fechas, claro está. Con la que está cayendo ahora, y la dimensión obviamente europea de la crisis en la que andamos metidos, sería fascinante ver unos comicios de esta clase ahora, aunque me temo que legalmente es casi imposible que eso suceda.

5. Cosas que se me escapan:

Que los sucesores del Partido Comunista celebren el fin de campaña en la Plaza Stalingrado es francamente extraño. Después se preguntarán por qué la gente no se fía de ellos.

6. Bola extra: el voto a Le Pen

No he mirado las encuestas postelectorales en detalle, así que no sé exactamente quién está votando al Frente Nacional. Obviamente es un partido que no me gusta en absoluto, pero lo que no entiendo es cómo se supone que debemos «arreglar» su existencia. ¿Qué queremos decir exáctamente cuando hablamos de «combatir» a Le Pen? ¿Qué le queremos contar a sus votantes? El mensaje populista de derechas consiste en dar soluciones sencillas a problemas complejos, no hace falta ni que sean del todo reales. Los políticos franceses llevan unas cuántas décadas dejando un montón de problemas estructurales del país a medias, empezando por un mercado laboral dual que excluye a los jóvenes de forma sistemática (¿os suena?) y acabando por una actitud completamente esquizofrénica ante la inmigración. Soltar grandes sermones a los LePenistas diciendo que son malos demócratas y parafascistas no sirve de gran cosa.


35 comentarios

  1. Utopía Binaria dice:

    Lo terrible de las elecciones francesas es que la hija de Le Pen se lleva casi el 20% de los votos. Eso sí que debiera ser una advertencia de lo que ocurre cuando se aprietan demasiado las clavijas de los «workers of the world» y al nuevo lumpen de extrarradio. A la hija del tuerto no le votan precisamente los pudientes que compran en Fauchon y oyen misa en La Madeleine.

    Recuerdo perfectamente las presidenciales de 2001, estaba en París, y recuerdo ir en el metro pensando: De estos 50 tios hay 10 que queren limpiarle el forro a los «banlieusards». Y la misma noche de la primera vuelta, todos asustados, gran manifestación en contra de aquel desatino. Allí había muchísimos cobardicas que se arrepintieron de votar a Le Pen en aquella ocasión, pero cada vez están más decididos…

  2. El Burgués dice:

    Lo peor es cómo la gente joven apoya ese mensaje del FN. Tengo la suerte (¡a veces el suplicio!) de compartir clase con varios franceses. Anoche uno de ellos se puso a lanzar grandes mensajes de alegría por el hecho de que «la France combatant» hubiera regresado, y que ya «era hora de limpiar Francia».

    Una persona de 22 años. Y estudiando en una de las mejores Universidades de Francia. Da que pensar.

  3. Ashi dice:

    Como politóloga, y desde unos conocimientos de análisis político muy básicos, me gustaría decirte que estoy prácticamente de acuerdo en casi todo, excepto en el punto dos: los votantes sí mandan mensajes, aunque ellos ni siquiera se den cuenta. Cada acto, cada voto -o no voto- cuenta. Las campañas políticas son respuestas a esos mensajes que se mandan constantemente 😉

  4. deletereo dice:

    Respecto al último punto, la batalla de Stalingrado representó un momento clave del freno la ofensiva Alemana y es un punto de referencia clave de la tradición «antifascista y patriota» tan cara al PCF (le «partí des fusilés»). En el contexto de nacionalismo antiglobalizador pero solidario internacionalista (whatever it means) que la izquierda francesa pretende liderar, no me parece un «lugar de memoria» mal elegido.

    • Roger Senserrich dice:

      Con el pequeño problema que Stalin era un tipo ligeramente malvado. ¿No hay una plaza en París con nombre de batalla de la II GM pero sin rendir tributo a Tío Iosif?

      • fra dice:

        ¿Y qué culpa tienen los comunistas franceses de que la batalla se llame así? ¿Quieres reescribir la historia? Si no te gusta el nombre de la plaza ve a quejarte al alcalde que lo puso, aunque encontrarás el nombre de Stalingrado en muchísimas ciudades francesas y belgas.
        Pero no te preocupes, también las hay a Wilson, Roosevelt y batallas como Verdún.

  5. Julián López dice:

    Es el análisis de alguien que se cree muy listo. Mucho más listo que el vulgo (véase punto 3). Pero que apenas aporta algún tipo de pista que ilumine las dinámicas de voto de la sociedad francesa. Sucesión de lugares comunes que se pretenden puntos de vista privilegiados. Mucha pedantería y pocas nueces, como es habitual aquí.

    • Roger Senserrich dice:

      Decir que me fío más de encuestas científicas que de sumas chapuceras es creerme muy listo?

      Y abro el post diciendo que de Francia sé poco. El post, de hecho, habla poco sobre Francia directamente.

      • Julián López dice:

        No, lo de las encuestas no. Me confundí. Me refería al punto dos. En que usted, bajo mi punto de vista, está sumamente desafortunado:

        «Los votantes simplemente escogen a un candidato, cada uno el suyo, a menudo siguiendo razonamientos extravagantemente absurdos, y el que más votos saca es el que va a mandar. Unas elecciones son un mecanismo de transmisión de preferencias más bien garrulo, y no da para mucho más que saber que más gente prefiere al político A que al político B. El electorado no está produciendo nada más que una mayoría de gobierno; de los resultados en bruto no podemos sacar nada más.»

        Debería mostrar más respeto por la gente corriente (la de esos «burdos» razonamientos, sí). Calificar al derecho de la ciudadanía a elegir su futuro de «mecanismo de transmisión de preferencias más bien garrulo» oscila entre lo yupi y lo fascista. Pues le recuerdo que los primeros en desmerecer conceptos como soberanía nacional para apelar a supuestos gobiernos de gente «preparada» que traerá la paz y la prosperidad; es propio de los fascismos. Echar por tierra conquistas básicas de nuestros estados de derecho como son el sufragio universal, me parece cuanto menos frívolo. Y añado: muy propio de esta bitácora.

        A su vez, considero que el punto dos adquiere dimensiones intelectuales aún más pobres; cuando se le articula con el resto de consideraciones que usted realiza. Es decir, que usted, para analizar cómo y por qué vota el pueblo francés a determinadas opciones políticas, resulta que prescinde…¡Del pueblo francés!

        Porque sin duda ponerse a especular por qué votan a esta o aquella opción supone el esfuerzo de meterse en esas «mentes garrulas» que, básicamente, castigan al que está en el poder. Pues mire, no señor, existen multitud de variables sociológicas que es necesario estudiar y si no, lo mejor es callarse. Porque, por poner un ejemplo fácil. El PP apenas subió de forma considerable en estas pasadas elecciones, fue el PSOE el que se desplomó; en el marco de una pérdida sin precedentes de confianza política en las instituciones por parte de los españoles y españolas. Así pues, antes de extrapolar situaciones políticas y decir que un candidato va a ganar porque lo dicen las encuestas (como si estas encuestas no reflejasen otro tipo de dinámicas sociales) o porque, en toda Europa, los Gobiernos se han desgastado con la crisis y han caído; es necesario informarse. Y antes de insinuar que los franceses son reticentes a la UE casi por «capricho», es importante informarse.

        Así pues, no se trata de metafísica. Nada más al contrario. Es toda una apelación a argumentar sin perder de vista la observación de fenómenos y las particularidades de cada cual. Se puede decir, en general, que la crisis desgasta al gobierno que está en el poder. Pero no puede ser el factor explicativo de cambio de voto en Francia, porque es mucho más complejo que todo eso.

        En fin, que no es que me resulte molesto que se den pistas, sin demasiada pretensión científica, sobre las elecciones en Francia. Lo que me parece falto de ética y de rigor intelectual es realizar, por el camino, observaciones epistemológicas tan absurdas (bajo mi punto de vista) como las que usted hace. No le tenga tanto miedo a la Metafísica oiga, porque le aseguro que se encamina uno más a ella (a la dogmática, claro) extrapolando supuestas «leyes generales de los comicios europeos» (no digo que haga usted eso, pero poco le falta).

        • Julián López dice:

          Vamos, que se puede decir que la crisis por lo general, ha desgastado a los gobiernos; pero es importante ver cómo lo ha hecho y ahí influyen muchas particularidades de cada país. Por otra parte, despreciar por qué se vota a alguien o alguien no, porque sea «metafísico»; no tiene ningún sentido. Una cosa es que no hayan desarrollado un argumento perfecto, coherente, para votar y otra muy distinta que no se pueda explicar por qué votan a una u otra opción. En definitiva, que no necesitamos que la gente se comporte como doctores en ciencias políticas, para intentar dar cuenta de las variables culturales, sociales y antropológicas que explican al voto, Ahí está la preciosa dificultad de las ciencias sociales, en tratar con un objeto que a su vez es sujeto instituyente de órdenes y sistemas categoriales (por muy precarios que estos sean); pero no por qué no seamos directamente sujetos instituyentes (espíritus) hemos de dejar de lado un análisis del comportamiento, de la praxis humana.

          • Roger Senserrich dice:

            Conozco la literatura sobre comportamiento electoral bastante bien, gracias. Y algo que se repite en toda es que los votantes, en general, no son demasiado complicados en su decisión de voto. No es cuestión de metafísica, hay toda una disciplina académica que estudia esto. Votantes sofisticados de veras hay poquísimos.

            Y sí, la situación económica de un país es un predictor estupendo sobre el voto al incumbent.

            El voto es un instrumento torpe. Eso está en toda la teoría política democrática desde hace mínimo 200 años, y no es nada polémico. Transmite muy poca información.

            Es también de lejos el sistema menos malo que conocemos. Ninguna alternativa ha resultado más justa o ha funcionado mejor.

  6. Francisco dice:

    Seguro que lo que digo es irrelevante, pero, ¿no puede existir un «voto malvado»?

    En plan, voto a Le Pen/Melenchon/Bayrou y si suena la flauta saco el posible competidor del otro bando (Sarkozy/Hollande).

    • jasev dice:

      En una campaña tan igualada (un punto de diferencia), ese voto malvado podría cargarse al de tu propio bando. No parece buena idea.

      • Francisco dice:

        Yo no he dicho que fuera buena idea, sino que alguien la tenga 🙂

        Para mi los que votan Melenchon sabiendo que votarán Hollande en la segunda juegan a eso, por ejemplo.

        Y si, se cargó al de tu bando ya una vez. Cuando Jospin tenía la segunda vuelta ganada si no recuerdo mal contra Chirac.

  7. Julián López dice:

    Francia es un país con un fuerte arraigo de la noción estado-nación en la ciudadanía. El ascenso de la extrema derecha está cantado si no se invierte en políticas de integración de las minorías excluídas, si se realiza una política regresiva en materia de derechos laborales, si se avanza en el cambio de rol del estado (de garantía social universal a organismo de beneficiencia) o si se tiene un espacio público controlado por medios de comunicación atravesados de redes clientelistas.

  8. Manu dice:

    ¿Alguien podría dar detalles de las cosas que dice Le Pen o su hija?
    No sea que nos limitemos a llamar al lobo y no nos enteramos de lo que dicen.
    Esto está pasando aquí con Rosa Díez porque los que llevan 35 años de mamandurria arruinando a todos no quieren competencia y ni Rosa ni Cascos (otro) son bichos raros.
    A ver si alguien nos trae una propuesta donde veamos los detalles.
    Gracias

    • octavio dice:

      Si entiendes el francés puedes mirar en http://www.marinelepen2012.fr ,su programa se resume en politicas nacionalistas,aranceles a la importacion,control de la inmigración,etc…
      He leido todos los folletos de propaganda,y ningun candidato dice claro que piensa hacer,excepto los comunistas que si se mojan pero pa gagarla ,su solución :
      todos funcionarios,se impaga la deuda se sale del euro se imprimen billetes,y se suben los sueldos minimos a 1700 euros mensuales.
      Tras leerme los programas de los candidatos a presidente,mi conclusión es que dentro de unos años Francia estará como España ,España estará como Grecia y en Grecia explotara el volcán Santorini.
      Lo unico bueno de estas elecciones es que han mejorado los partidos minoritarios.

      • Manu dice:

        Gracias por el enlace, Octavio.

        Lo que sospechaba, Marine parece una mujer encantadora diciendo cosas que todo el mundo entiende y comparte.
        Esto lleva muy mal camino cuando los grandes partidos sólo saben insultar y llamar ultras a quienes se les enfrentan. Ni un argumento serio. Colapso en cámara lenta y sin asidero.

        Saludos

  9. ginola dice:

    El que Sarko haya sido el primer presidente que no encabeza los resultados de la primera vuelta es sintomático del hartazgo de los franceses, incluso de algunas facciones de su propio partido. NO ES UNA ANECDOTA. Y más si consideramos que el punto fuerte de la UMP (partido de Sarko) era la unión de toda la derecha «republicana». Así pues, quedar por detrás de Hollande, a pesar de las numerosas candidaturas de izquierda (6 en total) es un fracaso total y absoluto para su quinquenio, marcado por cortinas de humo relacionadas con el laicismo y la estigmatización de los musulmanes ante los ojos de los franceses «de pura cepa», amén de su ostentación (celebración de su victoria en el Fouquet’s, viajes en yates de amigos…) y la exposición mediática de su esposa.
    Hace 5 años ponía como ejemplo a seguir a la España de Zapatero. Hoy…

    En cuanto a la nueva irrupción del Frente Nacional, nada nuevo bajo el sol, sobre todo tras los grandes temas de la campaña de Sarko (carne Halal, control de las fronteras…). Hace 11 años que vivo en Francia y los dos grandes partidos (PS y UMP) se obstinan en seguir con luchas dialécticas estériles para una gran parte de la población, sin plantearse dar una solución a la «fractura social» tan cara a Chirac en las presidenciales de 1995.

    El problema es que el electorado clásico del padre Jean-Marie (jubilados, antiguos combatientes, campesinos xenófobos, obreros desencantados con el PCF y PS…) ha mutado gracias a la aparición de su hija, más moderada en las formas, y que pone sobre la mesa problemas cotidianos (poder adquisitivo, la Globalización destructora de empleos en Francia, el fracaso del Euro, integración de ciertos colectivos en la sociedad). LOS JÓVENES Y LOS OBREROS son ahora el principal caladero de votos del FN.
    Para resumir, durante dos semanas, Sarko intentará seducir a los votantes del Frente Nacional, legitimando así esta opción política, que seguirá creciendo en el futuro de la mano de su nueva lideresa y de la incompetencia de los dos partidos de Gobierno. El único que se atrevió a denunciar las ideas del FN fue Mélenchon, pero primó el voto útil hacia Hollande.
    Disculpad la extensión del comentario.
    Saludos

    • Roger Senserrich dice:

      – Pobre Bayrou.
      – Totalmente de acuerdo: ni el PSF ni la UMP están hablando de soluciones sobre nada.

    • Realice dice:

      No encuentro un link a la gráfica del voto desglosado por variables sociodemográficas que he visto esta mañana en El País, pero me ha llamado especialmente la atención que justificaba tu primera apreciación sobre los caladeros de voto del FN, pero no la segunda. O sea: obreros sí, jóvenes no… o, al menos, no especialmente. De hecho (aunque obviamente no había coeficientes de correlación en una gráfica de prensa), mi impresión ha sido que debía ser más fuerte la correlación con el sexo (el FN tiene un voto más masculino que femenino) que con la edad o la generación.

      En resumen… no puedo justificarlo, porque no logro encontrar los datos desglosados, pero mi impresión a vuela pluma ha sido que el voto del FN es un voto obrero y de pequeños autónomos, con cierto sesgo masculino. La edad no parecía una variable significativa.

  10. ginola dice:

    Ah, se me olvidaba, el pobre candidato centrista François Bayrou, el único que ha hecho una campaña seria y ha planteado los desafíos de la Francia actual (cuentas públicas) ha sido castigado injustamente por una sociedad francesa más acostumbrada a políticos mentirosos (célebre es el «super mentiroso» Chirac en los guiñoles de 2002) que al rigor de personas como Bayrou, Jospin o Michel Rocard (perdedor en el PS frente a Mitterrand).
    Los franceses no aprenden.

  11. sergio jimenez dice:

    No estoy deacuerdo en casi nada. Aunque no es el retorno del socialismo, estas elecciones son un cambio drástico para la política de crisis de la UE. En Francia solo el 30 % (aprox.) de la ciudadanía cree en el libre mercado (fuente IFOP), y eso se ve claramante en las elecciones. De las 4 primeras fuerzas tres están en contra abiertamente de la política de austeridad y tan solo una parte de la UMP y MoDem están a favor de la política de contención del déficit. Y digo sólo una parte porque en la UMP se ha acelerado una guerra interna entre el ala más gaulista (conservadora pero estatista) liderada por su Presidente Copé y el ala liberal (muy a favor de los recortes) liderada por el actual primer ministro Fillon que parece que está perdiendo este último (recordemos que el domingo 15 Sarkozy se apropió el discurso de Hollande de la política de crecimiento del BCE, que rápidamente intentó minimizar el propio Fillon).
    Parece ser que pase lo que pase es muy probable que lo que salga de estas elecciones obligue a replantear el pacto del euro y el papel del BCE). Los franceses son favorables a la intervención pública en su práctica totalidad… el mayor descalabro del Gaulismo fue precisamente, el discurso thatcherista de 1988 que llevó a Mitterrand a un resultado delirante para un candidato socialista de 33%. Los franceses son más de derechas (de 54 años de V república, solo 14 han tenido presidencia de izquierda), pero no creen que el mercado y la contención de déficit entren con los valores ni de la república ni de la europa que quieren.
    l hecho de que Sarkozy sea el primer presidente en no ganar una primera vuelta no es una anécdota, es muy grave. El sistema político francés premia enormemente a su presidente (tal y como diseñó de Gaulle) y si le das la vuelta a tu razonamiento, el único que no ha ganado la reelección fue Giscard d’Estaign, especialmente porque perdió el apoyo Gaullista de Chirac a finales de los 70 (a parte de por la buena campaña de Mitterrand). Es tan preeminente dominante la figura del presidente que desde 1958 hasta 1998 (con Jospin y el peor Chirac )nunca un primer ministro había superado en popularidad y aprobación al presidente.
    Hollande es favorito por dos cosas:
    1.- Sarkozy no ha sido un buen presidente, los franceses sienten que se ha abandonado al mercado, a Merkel y ha olvidado lo que es la grandeza de Francia.
    2- Sarkozy necesitó el apoyo de la extrema derecha para ganar en 2007 (en un entorno muy ajustado), caló el discurso, pero ha fallado a ese electorado que se ha entregado a Marine Le Pen y que jura que no volverá a votar al traidor… Sarkozy ha prometido acabar con Schengen, hacer monumentos a los «pies negros», endurecer condenas y etiquetar el halal… pero eso en su gran mayoría lo prometió en 2007 y no lo ha cumplido (es el principal discurso lepenista) y por lo que, muy posiblemente, no pueda retener el voto del FN aunque ya esté lanzado a esa carrera). Esta misma semana, se rumorea que Buisson, jefe de campaña de Sarkozy se encaró con la cúpula moderada de la UMP porque a su juicio, el discurso moderado de Sarkozy iba a dar alas a Marine Le Pen y a llevar a su candidato al segundo lugar… y parece que así ha sido.

    El FN crece y crece y nadie parece capaz de explicarlo más allá del fracaso de las élites, la crisis, etc… pero en 2002 no estabamos en crisis… es muy difícil encontrar las razones porque aún hay un voto oculto muy importante (entre 2 y 3 puntos del FN no aparecían en los sondeos, y parece el error más destacable de todos los que había, junto con el voto a MoDem… dan tentaciones de pensar que mucho lepenista dice en los sondeos que irá a votar a Bayrou).
    Por último, el mitin del Front Gauche en Stalingrado no tiene relevancia por la batalla ni nada parecido, sino porque es un lugar próximo a la sede central de PCF (Colonel Fabien, lugar dónde SI hacía sus mitines y actos el PCF… la gracia está en hacer algo cerca del PCF y que no sea exactamente donde el PCF).

    En resumen, creo que el artículo es muy flojo y parte de un análisis con bastante desconocimiento de la campaña y del sistema político francés… Aún así, gracias por no dejaros llevar por el titular fácil, que tampoco es cierto.

  12. Manu dice:

    El año 2006, un día después del referendum de la constiución europea (Ganó el No en Francia) una encuesta daba el 58% a favor de un regreso al proteccionismo.

    Un porcentaje abrumador si se tiene en cuenta que los que no estaban a favor (un 32%) eran mayoritariamente Funcionarios Públicos y Pensionistas (es decir gente que se siente segura).

    Es demasiada presión y los gobiernos, si son democráticos, tendrán que cambiar de rollo librecambista.

    El Libre Comercio está muy bien pero resulta que los parados los pagamos nosotros. No el que nos vende lo fabricado fuera.

  13. Pau dice:

    El Libre Comercio está muy bien…. o no. Menos cuando ocurre que nos deja sin armas para competir contra los mismos productos producidos fuera en condiciones infrahumanas (véase Asia). Antes podíamos ponerle freno, ahora tenemos que parecernos a ellos para competir (es decir, perder derechos para igualarnos por debajo).

    La UE, que como concepto está muy bien, lo cierto es que nos la han montado de aquella manera… nos la han colado pero bien.

  14. Luis dice:

    Estimado Roger,

    Si tenemos en cuenta la Unión Europea 27, el color político sí que ha sido importante en las elecciones que se han celebrado. De los 27 miembros, sólo cuatro países tienen un gobierno de izquierda (Austria, Bélgica, Chipre y Dinamarca) por dos independientes (Italia y Grecia) y 21 de derecha. Si tomamos el inicio de la crisis como base, desde entonces ha habido cambio de signo político (de izquierda a derecha o de derecha a izquierda) en los gobiernos de 10 países. En 8 los partidos de derecha han sucedido a los de izquierda y en 2 la izquierda ha sucedido sucedido a la derecha. En los restantes, en caso de cambio de gobierno a través de elecciones (lo que elimina los casos de Grecia e Italia), este cambio no ha sido de color político.

    Es relevante, pues, que los ciudadanos europeos decidan que sean partidos de derecha los que naveguen la crisis, tanto a nivel nacional como europeo. Por tanto, la crisis se ha llevado por delante a muchos gobiernos, cierto, pero el color político sí que ha sido importante. Y este hecho no es baladí. Pensemos, por ejemplo, en España, donde la velocidad en el ajuste impuesto por Bruselas responde claramente a un enfoque conservador de la política económica y también menos europeísta, ergo solidario, que el que «suelen» (matizable) tener los partidos de izquierda.

    Con esto no digo que Hollande sea la solución. Ni mucho menos. Soy muy escéptico respecto a la capacidad de los políticos para solucionar los retos que plantea la unión monetaria. Empezando porque modificar los tratados es un asunto enormemente complicado y lo sencillo es continuar rindiéndose a los objetivos de Maastricht.

    Pero los cambios políticos en Europa no sólo están precipitando la caída de los gobernantes. También aparecen otras tendencias destacables sobre las que sí se puede pensar, más allá de saber que «más gente prefiere al político A que al político B».

    Un saludo cordial

  15. Julián López dice:

    «Conozco la literatura sobre comportamiento electoral bastante bien, gracias. Y algo que se repite en toda es que los votantes, en general, no son demasiado complicados en su decisión de voto. No es cuestión de metafísica, hay toda una disciplina académica que estudia esto. Votantes sofisticados de veras hay poquísimos.

    Y sí, la situación económica de un país es un predictor estupendo sobre el voto al incumbent.

    El voto es un instrumento torpe. Eso está en toda la teoría política democrática desde hace mínimo 200 años, y no es nada polémico. Transmite muy poca información.

    Es también de lejos el sistema menos malo que conocemos. Ninguna alternativa ha resultado más justa o ha funcionado mejor.»

    Le garantizo que no pretendo en este debate cuestionar en modo alguno lo que usted sabe o deja de saber sobre comportamiento electoral. Es más, estoy seguro de que sabe más que yo sobre esa cuestión. Pero si se fija, yo no centro mi debate en la poca o mucha información que nos da el voto; sino que entiendo que es preciso un análisis más o menos profundo de diversas circunstancias que rodean a los ciudadanos, para explicar, con arreglo a ellas, el voto. Es decir, que no se trata de lo que el voto nos dice en sí mismo. Naturalmente, el argumento que lleva a votar por Marine le Pen le garantizo que es bastante débil y muy desmontable. No se trata de eso. Se trata de explicar qué circunstancias llevan a una sociedad a que se confíe tanto en una política como Marine Le Pen.

    Luego, por tanto; no digo que el voto sea insuficiente para deducir de ello qué es lo que quiere un ciudadano. De hecho, soy un defensor de fórmulas de profundización democrática, porque entiendo que el voto cada cuatro años no es suficiente. Ahora bien, me parece un completo error renunciar a explicar qué tipo de dinámicas sociopolíticas son las que sirven de tranpolín a ciertos resultados electorales. Considero que son cuestiones diferentes que se juegan en planos diferentes. Por ese motivo me parece que es un error garrafal hablar en estos términos de un proceso electoral (y no discuto lo mucho o poco que de ellos sepa): «Unas elecciones son un mecanismo de transmisión de preferencias más bien garrulo, y no da para mucho más que saber que más gente prefiere al político A que al político B.»

    Y, como diría Rubalcaba «le voy a dar dos razones»:

    a) Porque está usted hablando de ciudadanos y ciudadanas, hombres y mujeres; con un retórica que roza la descalificación. Le recomiendo que vea, si no la ha visto aún, La batalla de Chile. No es importante a este respecto el proceso político, sino la imágenes filmadas de asambleas de hombres y mujeres analfabetos diciendo cosas muy sensatas e inteligentes. Todos llevándose la contraria y todos teniendo al mismo (y terrible) tiempo, la razón. Luego, no hay que caer en ese gesto altivo intelectual en el que, insisto, se cae mucho por estas páginas. Pero lo digo sin ánimo alguno de ofender, sino con vocación constructiva.

    b) Detras de que se prefiera a un político u otro media muca información social que es dificilísimo desentreñar. No es que nos diga mucho del interés político de un alemán medio el echo de que votase a Hitler; pero sí que tenemos que saber mucho de un alemán medio para poder explicar por qué vota a Hitler. Es obvio que es una gilipollez pensar que los «extranjeros vienen a delinquir», pero lo que no es nada obvio es el conjunto de circunstancias que empujan a alguien a creer eso; al tiempo que consideramos que ese alguien no es un mero objeto en la serie de causas, sino también un sujeto libre capaz de emitir juicios. Recomiendo a este respecto la introducción de «Las palabras y las cosas» de Foucault.

    Así pues, lo que me parece que le afea mucho el artículo, que por otra parte diría cosas más o menos conocidas por todos (salvo la apreciación de que es insignificante eso de que sea el primer presidente en perder las elecciones, que me parece un buen matiz a una información cogida por los pelos) es que usted haga esas digresiones epistemológicas, insisto, desacertadas, cuando está intentando esbozar notas rápidas sobre el proceso electoral francés. Es decir, que resulta paradójico que los dos únicos elementos de juicio que aporte sean que la izquierda francesa es «incompetente» (proposición muy discutible, que exigiría mucho análisis y que suelta con cierto gracejo) y que la crisis económica no ha sido tan fuerte en Francia (también muy discutible, porque no cuenta tanto lo fuerte o no que haya sido objetivamente -que lo es- sino como la perciban los franceses; y la perciben con pavor). Así pues, usted se arma de esas dos pequeñitos principios y una consideración general admisible pero que adquiere diversas modulaciones según el contexto (a saber; el desgaste de los gobiernos por la crisis). Y con eso y unos datos de sondeo analiza los resultados de las elecciones. Hasta ahí, perfecto. El problema es cuando viene a cuadrar el círculo diciendo que, en fin, que pretender darle más vueltas es metafísica y especulación. Pues mire, no, metafísica es dejar volar a la razón a partir de principios muy generales. Justamente lo que usted hace. Y no está mal como notas rápidas, repito, están muy bien y son útiles; lo que sobran son consideraciones epistemológicas que vienen a ridiculizar otros análisis confundiendo, bajo mi punto de vista, las peras con las manzanas.

    En cualquier caso, le agradezco su tiempo al contestarme.

  16. Julián López dice:

    Vamos, que por cuando vamos a las urnas nos comunicamos con la sociedad en tanto que sujetos; y no se debe desmerecer en modo alguno nuestra condición de sujetos instituyentes de más estables o más precarios órdenes conceptuales. Se nos ha de considerar así, con todo el respeto del mundo; y en todo caso, potenciar la comunicación en tanto que sujetos, es decir, como ciudadanos. Dos vías fundamentales: fortalecimiento del espacio público y expansión de las fórmulas democráticas por el tejido institucional social.

    Por otra parte, en la medida en que un sociólogo, un politólogo o un antropólogo analiza el por qué voto así; me trata en tanto que objeto de una ciencia determinada. Pero soy objeto que es a la vez sujeto. Y en ello reside la particularidad de los objetos de las ciencias sociales ( y la dificultad de este campo del saber).

  17. guition dice:

    Me llama la atención la susceptibilidad que despierta el punto dos. A mi lo que me sugiere desprecio por los votantes es la lectura de un mensaje de conjunto del tipo: «El pueblo X quiere Y». Mucho más útil que la estadística para poner titulares o decir la típica frase partidista ante las cámaras, pero que desprecia la heterogeneidad del votante, la abstención y la habitual mayoría de votos que no eligen al que más votos tienen. Ya es difícil saber la intención de un individuo como para concluir la de millones en una sentencia.

    Tal vez vote al candidato X porque me gusta los chistes verdes que hace. Puede que mis razones no sean muy sofisticadas ni garantice un buen gobierno, pero es al fin y al cabo mi razón y eso la convierte en personalmente valiosa. Lo que hace que me sienta alienado no es que me digan que mi elección es muy garrula sino que sea muy predecible y clasificable.

    Los ciudadanos tienen una idea muy clara de cuál es su situación, otra cosa es que su análisis sobre sus causas y consecuencias sea muy ilustrada. Lo que no quiere decir que los que gobiernan sean mucho mejores al respecto ni mucho menos. Una cosa es pensar que la democracia sea la menos mala de las formas de gobierno y otra sublimarla en algo sagrado. Esa autocomplacencia de la opinión pública no garantiza la calidad democrática sino más bien la degeneración en oclocracia. En ese sentido la mordacidad de Roger la considero más sana que la típica suspicacia de lo políticamente correcto.

    • Julián López dice:

      Lo único que digo es que no es insignificante saber por qué la gente vota a quien vota. Si nos quedásemos en el argumento que presentan para justificar su voto, nos quedaríamos en la superficie; porque a buen seguro se repetirían tópicos, prejuicios y mentiras. Lo que creo es que en la asimilación superficial de todo ese enjambre de pseudo-argumentos hay mucha consistencia social, antropológica y política que es preciso explicar; y que no se trata de una cosa extravagante escudriñar las dinámicas de voto. Y desde esa perspectiva, mire, puede haber razonamientos extravagantes o lo que sea, pero la posición esta de «que tonta y simplona que es la gente votando y qué listo soy yo», pues qué quiere que le diga, me enrabieta. La gracia de Marvin Harris o Levi Strauss no reside en que se tomen muy en serio los argumentos explícitos de sus interlocutores (que son más bien pobres) sino que atienden a las dinámicas culturales y sociales que están por detrás de esos razonamientos más o menos precarios (o muy precarios); solo de ese modo consigues resignificar opiniones en primera instancia absurdas y verlas con su pleno sentido, a la luz de las configuraciones socio-culturales a las que pertenecen.

  18. Alicia dice:

    Me ha encantado el artículo. Especialmente el punto dos.

  19. xangal dice:

    Y de las elecciones de 2007 y anteriores. El cuadro de la página 15 es muy interesante:

    http://www.cevipof.com/PEF/2007/V1/rapports/VotesLePen_NM.pdf

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