Economía

Reformas que no duelen (demasiado)

3 Abr, 2012 - - @egocrata

La izquierda en general, y no pocos blogueros en particular, se están tomando todo anuncio de reformas del gobierno Rajoy como una horrible, tremenda afrenta a todo lo que es público, social y bueno en este país. Ciertamente, el gobierno ha aprobado su cupo de reformas injustas y recortes de gasto regresivos, pero hay algo que no debemos olvidar en todo este circo: de todo lo que debe hacer el PP en esta legislatura, los ajustes de gasto no son, ni de lejos, el tema más importante.

Hoy en Vox EU Forni, Gerali y Pisani hablan sobre Italia, un país que tiene unos problemas estructurales (salvando las distancias – nosotros estamos bastante peor) relativamente parecidos a los nuestros. La economía italiana, igual que la española, se caracteriza por regular el sector servicios de forma increíblemente estricta. El gobierno exige montones de licencias para hacer casi cualquier cosa, los colegios profesionales tienen una capacidad enorme para establecer barreras a la entrada y tarifas, hay sectores enteros de la economía (como transporte) con fuertes controles de precios, el sistema legal exige toneladas de intermediarios, y una larga, eterna lista de normas estúpidas que añaden un sinfín de pequeñas ineficiencias a la economía del país. Algo parecido a lo que vemos a España con nuestras notarias, absurdos horarios comerciales, gestorías, farmacias y demás leyes ridículas que no hacen más que hacer las cosas difíciles a todo el mundo.

¿De dónde viene toda esta normativa tan cargante? Para los autores, la regulación del sector servicios en Italia no parece estar diseñada para evitar abusos o proteger a los consumidores, sino para limitar la competencia. Los notarios, abogados, farmacéuticos, taxistas, peluqueros, médicos y demás profesiones no añaden cosas como números limitadas, colegios controlados, un número limitado de proveedores o licencias, necesidad de conseguir un título o limitación de plazas en los MIR porque eso mejore la calidad del servicio. Lo hacen porque de este modo limitan la cantidad de gente que está haciendo su trabajo en el mercado, y por consiguiente pueden subir sus precios. En España tenemos una cantidad realmente salvaje de micro-regulaciones de esta clase, y una especialmente grande con efectos parecidos en nuestro estupendo mercado laboral. Todas esas licencias de apertura, todas esas limitaciones para abrir negocios, todos esos papeles que tienen que pasar por notarías, esos semi-monopolios en rutas de transporte, eléctricas, telecomunicaciones y demás. Un montón de empresas, grandes y pequeñas, que saben que pueden cobrar un poquito más porque entrar en su mercado es horrorosamente difícil.

Forni, Gerali y Pisani, en su artículo, explican los efectos que un desregulación en profundidad del sector servicios tendría sobre la economía italiana:

Overall, the effects on output start to be sizeable only after one year or so, when output starts growing faster than in the no-reforms scenario and keeps doing so for approximately six years, after which the effects of the reform gradually fade away.

  • On average during this period, the reform adds almost 1.3 percentage points to the yearly growth rate of output, the cumulative effect amounting to about 11 percentage points.
  • The welfare improvement for the average Italian family is equivalent to an increase of about 3.5% in the long-run level of consumption. 

Un 1,3% de crecimiento adicional, en el mejor de los casos, no suena mucho, pero no es ninguna tontería. La economía española, sin ir más lejos, no empieza a crear empleo de forma más o menos consistente hasta que está añadiendo sobre un 1,5- 2% anual al PIB. Si la liberalización del sector servicios fuera la mitad de efectiva de lo que predice el modelo, estaríamos hablando que sólo necesitamos «encontrar» un puntito de crecimiento para empezar a salir del pozo. Si cumple con lo que dicen (y la economía española, recuerdo,probablemente tiene más regulaciones estúpidas que la italiana, y depende más del sector servicios que ellos) podemos hablar de generar empleo a poco que exportemos.

Obviamente, para conseguir esta clase de cambios necesitamos no unas pocas reformas, sino un montón de ellas. Aún más importante, cada uno de estos cambios tiene perdedores clarísimos y notorios en forma de tipos que viven muy ricamente en un mercado sobreregulado a su mayor gloria y que de repente ven que el chiringuito se les encoge. Si el gobierno se lanzara a aprobar estos cambios escucharíamos, no lo dudo, alaridos de farmacéuticos hablando del horror de los medicamentos peligrosos («¡su abuela puede confundir laxantes por aspirinas!»), notarios hablando de terrores de inseguridad jurídica («¿de verdad se fía de su abogado?»), eléctricas diciendo que son vulnerables («vendrán los alemanes y me comprarán») y telecos diciendo que no tienen con qué invertir («¡nada de LTE! ¡No hay pasta!»). Algunos, como los taxistas, lloriquearán de forma convincente («me tiro 18 horas en el taxi»), otros con cierta caradura («sólo los tasadores con licencia nos salvarán de la burbuja que viene»), pero todos, todos protestarán. Natural, están perdiendo su pequeño monopolio.

Cosa que me lleva al siguiente punto: Rajoy y sus ministros llevan semanas diciendo que vienen reformas liberalizadoras de las buenas, pero no acabo de creermelo. El PSOE dijo algo parecido sobre la dichosa ley de economía sostenible, y mirad en qué resultó. Todas estas regulaciones son un ejemplo de libro de políticas públicas que preocupan una barbaridad a los afectados pero que añaden un coste muy pequeño al resto de la población. El tener que pagar 50 céntimos de más al comprar aspirinas quizás no suena como un gran sacrificio, pero los farmacéuticos que reciben 20-40 millones de euros adicionales cada año con esta tontería no tienen ni la más mínima intención de dejarlo ir. Aprobar esta clase de leyes requiere un gobierno con ganas de marcha y una idea clara sobre qué clase de problemas estructurales debemos solucionar.

A ver si me sorprenden. Hasta que no vea notarios quemando contenedores por la calle no voy a estar satisfecho.


21 comentarios

  1. […] que el Potomac pasa por Washington, que Roger ha mencionado la idea de las reformas indoloras (juro que había empezado este post antes de que él publicara el suyo!) y ya que el tema del […]

  2. francisco dice:

    Tengo poca fe, no por el PP, sino porque estas hablando de ir contra (oh dolor, campos de soledad, mustíos collados) un montón de las sagradas pymes ya autónomos.

    Esos pobres notarios tienen cada uno una recepcionista de la que amenazaran desprenderse, esos ayudantes de farmacia, esos taxistas autonomos, esas pequeñas y extremadamente ineficaces clinicas de barrio con (de nuevos) esos millones de puestos de trabajo de recepción que se verán destruidos. Esas tiendas minúsculas… Etc.

    Mientras la gente sacralice las pymes estamos jodidos. Yo les ponía un impuesto especial.

  3. jcsanzprat dice:

    Que cosas dices Roger, luego te llaman ultraliberal y con razón. Las salidas están en la verdadera izquierda.

  4. Iván dice:

    Todo esto en el papel está muy bien. El problema es ponerlo en práctica. Se me ocurre… ¿Qué harías con esos taxistas que han pagado recientemente 120.000 € (o más) por una licencia de taxi que no le valdría nada tras esta reforma?

    • Undry dice:

      Eso tiene fácil arreglo, que les explique Losantos las ventajas de las liberaciones que tanto piden para los demás y ellos se encargan de explicárselas amablemente a los clientes. Si son tan buenas para los demás, seguro que para ellos también.

      Coñas aparte, se puede definir un periodo de transición (por ejemplo, 10 años) para amortizar la inversión y que de deje de especular con las licencias. A partir de ese momento, se liberaliza el mercado del taxi.

      Lo que nunca se debió permitir fue que los ayuntamientos permitieran la especulación las licencias.

      • Iván dice:

        Teniendo en cuenta que el porcentaje de taxistas que son del PP debe andar por el 135% (aprox.), dudo mucho que Rajoy lleve a cabo este tipo de propuestas.

        BTW, ¿10 años para amortizar una licencia o es una cifra al azar? (es pregunta seria, soy ajeno al mundillo?

        • Undry dice:

          Hola

          Por lo que tengo entendido, deben andar (en Madrid por los 150-200.000 €) aunque supongo que en otros sitios sean más baratas.

          10 años me parece una cifra de compromiso, suponiendo que muchos la tendrán medio pagada e intentando perjudicar lo menos posible. Lo que no vamos a hacer es poner 40 años de moratoria para que las cosas sigan como están.

          Saludos

  5. Jose R. dice:

    Más allá de lo que comentas, los taxis son parte del servicio público de transporte y sus tarifas están marcadas por la autoridad del transporte local de turno. No es que su situación sea la de monopolio privado que impone sus taxas, sino que es un monopolio público que ejercen los que tienen la licencia. Aunque no defiendo la situación actual, sí que en el análisis deberías valorar si el monopolio del transporte público deben o no estar los taxis, si es bueno o no, que sus tarifas sean reguladas, etc..

  6. Carlos Jerez dice:

    Cuanto me recuerdo esto a Adam Smith y seguimos aquí después de más dos siglos.

    Por cierto Roger, ¿crees que la palabra oligopolio es de difícil comprensión para la mayoría de los lectores?.

    Y sí, necesitamos un gobierno con ganas de marcha, tiene la mayoría absoluta y encima es un partido que si su jefe se pone duro y quiere pasar reformas no le van a decir que no, cosa que en el PSOE aún con mayoría absoluta no se podría decir lo mismo (ponte tu a pasar reformas de pensiones drásticas, sin «consenso social», contratos únicos con coste de despido realmente más bajo o cambios en los convenios que permitan bajar rápidamente nuestros costes laborales y verás cuantas voces disonantes salen). Solo falta que Rajoy tenga «cohones» y cerebro. De lo segundo creía que tenía, de lo primero lo dudaba bastante, de momento no sale muy bien parado, ojalá me sorprenda.

  7. […] "CRITEO-300×250", 300, 250); 1 meneos Reformas que no duelen (demasiado) politikon.es/2012/04/03/reformas-que-no-duelen-demasiado/  por Sigerico_Redivivo hace […]

  8. PaulJBis dice:

    Lo que me parece a mí es que has leído mucho a Matthew Yglesias…

  9. Manu dice:

    Toda la Unión Europea funciona como la descripción que nos trae Roger del artículo de Vox.

    Hace unos días la propia UE nos subió un 50% el precio de los huevos (y el IVA que llevan) por el simple expediente de alterar un reglamento.

    Un poco antes la ley antitabaco sirvió para obligar a nuestros bares a comprar medio millón de estufas de gas alemanas.
    Y ayudó a Gas Natural y a Repsol a colocar buena parte de unos excedentes de gas infumables fruto a un precio estupendo. Este CO2 no importa y en todo caso también lo hemos pagado con unos cientos de millones en derechos que se habrán ido a Rusia (premiados en su día por firmar Kyoto)

    Y un poco antes otro sinvergüenza se compró en China bombillas de un supuesto bajo consumo e hizo su uso obligatorio.

    Las nuevas bombillas valen de diez a quince veces más que las tradicionales, están llenas de gas con vapor de mercurio y, al ser tan caras, su IVA vale el triple que una de las bombillas anteriores.

    Mientras eso sucedía la fábrica de bombillas que quedaba en España, en Vitoria, cerró su producción. Si el ERE hubiese estado en Andalucía seguramente algún político habría cobrado algo al cerrar la fábrica. Cerrar fábricas puede ser un buen negocio.

    Por las mismas fechas el gobierno obligó a suspender la retransmisión de TV analógica (que funcionaba).
    El pretexto era introducir plataformas digitales y acelerar un cambio tecnológico haciéndolo obligatorio.

    Tuvimos que comprar una mierda de aparato, «chino», y de cualquier forma ir retirando los viejos televisores e importando millones de los nuevos estimulando la demanda de los Orientales y, claro, recaudando mogollón de IVA a costa del empleo.

    Las nuevas teles funcionan peor que las anteriores y nadie sabe por qué hay que tirar equipos que funcionaba bien.

    Estamos en lo que estamos y el culpable central que emerge no es anónimo: Todas las leyes las hecen los mismos y su resultado neto es invariable: Más parados en todos los sectores menos en las filas de los políticos: Aquí y en la UE.

    El estado es el problema.

    • jesus dice:

      Por favor no mezcles churras con merinas y un problema de salud pública como es el tábaco con otro como es el consumo de gas. El dueño de bar que comprará una de esas estufas debería revisarse el cerebro por su absoluta ineficiencia e inutilidad, cualquier que las haya visto en funcionamiento aunque sea un segundo sabrá que su utilidad a menos que esté sentado pegamos a menos de 5 cms es poco menos que ninguna.

  10. Roberto González dice:

    ¿Tu crees que un Presidente de Gobierno que es Registrador de la Propiedad va a aplicar medidas en esta dirección?

    Algunos de los grupos que nombras, como notarios, registradores, farmaceuticos, etc, son una parte fundamental de la base social del Partido Popular. Después de la ostiaca que se acaba de llevar el PP en Andalucía y con su popularidad en picado, no creo que tomen medidas que les quite también apoyo interno.

  11. Ander dice:

    Necesitamos gobernantes masoquistas…

  12. Alberto dice:

    Buenisimo articulo, esto es España. Ya lo decia Ortega en España Invertebrada que nuestro mayor problema es el particularismo de nuestra sociedad. 40 millones de ombligos como crateres.

  13. Excelente artículo y también extraordinario nivel de los comentaristas. Aunque me temo que se impone el escepticismo. Rajoy va a desaprovechar una oportunidad histórica para implantar verdaderas reformas.
    Qué término más devaluado, de verdad, este de la reforma. Es como los tomates que uno come hoy en día, que saben a cualquier cosa menos a tomate.
    Gracias a Roger y a todos los que aportáis por aquí abajo.

  14. muccius dice:

    Los notarios (y registradores) son funcionarios públicos, que ejercen una función pública, en una oficina pública, donde redactan el documento público (escrituras, actas, pólizas…), que no le cuestan un duro ni al Estado ni, por tanto, al contribuyente vía impuestos, más bien al contrario, actúan como recaudadores liquidando diversos impuestos, amén se sus respectivas declaraciones de renta más las de sus empleados (unos 30.000), a lo que hay que añadir que el índice de litigios a que da lugar los negocios intervenidos por notario no alcanza el 1% con los consiguientes ahorros para la administración de justicia. Ante este panorama alguien cree que cualquier gobierno (sea de derechas o izquierdas) en su sano juicio va a modificar un sistema de seguridad jurídica preventiva que no le cuesta un duro, que ahorra costes judiciales, que se autofinancia mediante un arancel (que a pesar de la opinión popular es reducidísimo en comparación con otros como los de los notarios alemanes o franceses), que sólo lo paga quien lo utiliza, que no es obligatorio salvo supuestos excepcionalísimos (como la hipoteca, por su trascendencia económica, jurídica y social), que se ha demostrado eficiente y de calidad, que se utiliza en más 80 países (algunos tan subdesarrollados como Francia, Holanda, Alemania o Italia)…..? Si alguien lo cree es que no se ha enterado de nada de lo anterior.
    PD: El tomarse a broma liberalizar una función pública y que cualquier abogado pueda autorizar o intervenir escrituras, polizas… además de confundir jurídicamente el concepto de documento público y privado y sus distintos efectos jurídicos llevaría a una avalancha de litigios descomunal. Ya no sólo por equiparar la formación de cualquier notario o registrador con la de un abogado, que ya es de aurora boreal, sino porque el 90% de las demandas en el ámbito civil respecto a la formalización de negocios jurídicos se basan en vicios del consentimiento (error, dolo, violencia o intimidación), y eso con la intervención notarial es imposible o muy difícil pues una (de las muchas) cuestiones que se controlan en la notaría es la prestación del consentimiento libre e informado. Si no se es funcionario no hay imparcialidad si no hay formación no puede haber información.

  15. florentino dice:

    Es muy posible que la desregulación que se propone tuviera los efectos dichos pero no hay que olvidar las razones por las que en teoría se reguló y las efectos negativos que conlleva. Si todo el mundo puede poner el chiringuito que quiera sin restricciones ni limitaciones, es posible que no haya servicio telefónico ni de comunicaciones, ni televisión, en muchos pueblos que no salen rentables. Lo mismo podemos decir de algún otro servicio.
    Los de los pueblos que vayan a por medicinas para el riñón a los hospitales, en el bar solo tenemos antigripales y anticonceptivos que es lo que rota, por supuesto en taxi ya que no sale rentable tener una línea de autobuses que pase por santiuste.

    No para todas las profesiones pero los servicios básicos, luz, comunicaciones, sanidad, se supone que tienen una regulación porque deben asumir una parte no rentable a cambio de su licencia además de otras razones de seguridad más discutibles. Habría que admitir en tal caso que aquella parte de la población que no sea rentable se puede quedar sin estos servicios o pagar más por ellos. Es una opción, puede ser razonable, pero no hay que ignorarla.

    Es cierto que para notarios, taxis, abogados, ingenieros de montes, controladores aereos o peluqueros (desconocía que estaban regulados en Italia) no veo el impedimento aunque tal vez algún notario nos pudiera ilustrar.

    • Pescador dice:

      Te olvidas de que los servicios de transporte publico y de agua y energía son posibles gracias y solo gracias al poder del Estado y la aplicación de servidumbres/expropiaciones forzosas. Desde instalar la central hasta llevar las lineas de distribución hasta un gran punto de consumo conlleva un montón de pequeños y obligatorios sacrificios privados. Que menos que una exigencia de cubrir los nucleos de población no rentables per se a cambio de tamaña cesión.

  16. Miguel dice:

    ¿Un impuesto especial para las Pymes, Francisco? Pero si comemos todos de sus impuestos.

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