Política

El peligroso juego de las expectativas

27 Mar, 2012 - - @jorgegalindo

Da igual donde mire uno: medios de derechas, medios de izquierdas, medios centrados, Twitter, Facebook, discursos de candidatos, conversaciones de barra de bar, tertulias radiofónicas… El consenso respecto a la valoración positiva de los resultados del PSOE andaluz es prácticamente total. Y lo es porque nadie mira ya a los resultados de 2008, no. La referencia de partida para toda valoración son encuestas, sondeos y las Generales del 20N. Es decir: las expectativas formadas.

Los individuos, ya seamos ciudadanos corrientes o sesudos analistas políticos a sueldo de los partidos y los medios, nos dedicamos a formar predicciones, o expectativas sobre lo que va a suceder, en base a la información de que disponemos en un momento dado sumada a nuestras propias creencias previas. Cuando el «futuro» llega, valoraremos el resultado no tanto en comparación con el evento más similar y más cercano en el tiempo, sino en comparación con lo que esperábamos que sucediese. Además, en un asunto tan público como un resultado electoral, también recurrimos a las expectativas que los demás se forman para crear las nuestras propias, ya sea por afiliación o por oposición. Como quiera que existe una jerarquía en la generación de información considerada como autorizada (lo que dicen unos pocos tiene más difusión y más prestigio que lo que dicen otros muchos, por razones de fiabilidad, carisma o simple costumbre), es relativamente probable que se generen consensos de expectativas. En este caso existía un relativo consenso (sí, marcado y matizado por las creencias previas de cada individuo) respecto a la derrota más o menos aplastante del PSOE en Andalucía.

Y cuando los resultados han sido tan apretados que permiten a los socialistas gobernar si Izquierda Unida accede a pactar, cosa que parece plausible, la absoluta superación de este consenso de expectativas (formado, recordemos, por las que tenía cada uno de los individuos interesados, yo entre ellos) ha llevado a una valoración entre bastante y extremadamente positiva de los resultados.

Esto no es un mero ejercicio gratuito de psicología social. Cuando un agente supera expectativas, lo que suele hacer, justo después de sorprenderse (ayer Griñán estaba genuinamente alucinado, creo, con lo que había conseguido), es aprovecharlo. Él y los que de su lado están, no de una manera necesariamente coordinada. O, mejor dicho, solo tácitamente coordinada. Así, la idea de que el voto de ayer es una ratificación no solo de Griñán y los suyos, sino un aviso, toque de atención o freno a una manera de hacer política (los recortes del PP) mientras se favorece otra (el modelo andaluz de bienestar, que, recordemos, ha sido puesto como ejemplo por Rubalcaba). Eso ya comienza a desprenderse de los discursos del propio candidato, del PSOE, y, sobre todo, de Izquierda Unida y de ciertos medios (véase Público).

Es comprensible, e incluso legítimo en cierta manera, que los agentes interesados hagan este uso de la comparación entre realidad y expectativas previas. Pero el resto deberíamos ser capaces de dar un paso atrás, mirar con algo más de detenimiento y considerar que:

– Pensar que el voto autonómico está relacionado en mayor parte con asuntos nacionales es, cuanto menos, arriesgado. Sí, vale, la literatura de elecciones de segundo orden muestra que este fenómeno (como me lo definió ayer Pablo Simón en una conversación, «aprovechar las Autonómicas para atizar al Gobierno»), se da. Pero de una manera relativa: no creo, ni de lejos, que explique la mayoría de sufragios, o el mayor porcentaje en la decisión de los mismos. La pregunta de «por qué la gente vota una cosa y no la otra» aún no tiene respuesta, o mejor dicho: tiene muchas. Los politólogos tienen el cartel de «estamos trabajando en ello» colgado en esta obra de manera permanente.

– Olvidarse de que Javier Arenas es un pésimo candidato, y de que en realidad esto no lo ha ganado el PSOE sino que lo ha perdido el PP, sería un error. No es que me guste más o menos como político, es que su recorrido electoral habla por sí solo: cuatro elecciones sin conseguir alcanzar el poder. Cuatro. Y con semejante nivel de paro, amén de la corrupción destapada en el Gobierno actual.

– El PSOE ha perdido ni más ni menos que diez puntos (traducidos en nueve escaños) respecto a 2008. Eso, para mí y para cualquiera, es un ‘palo’ a su política. Que las encuestas hayan fallado (estrepitosamente) en la horquilla de votos no quiere decir que lo hayan hecho en la tendencia.

– IU ha doblado en número de escaños, y estos votos no han venido de la nada, sino de la pérdida del PSOE. Cives tiene la interesante hipótesis de que el tipo de gente que ha sido más golpeada por la gestión del PSOE, no es el tipo de gente que vota al PP, es el que vota a IU.

Sí, es cierto que Griñán ha obtenido oro de donde nadie esperaba más que mirra, y que la estrategia de agotar la legislatura se ha demostrado, finalmente, acertada. Pero, pasada la sorpresa y poniéndolo todo en contexto, aquellos que no tenemos intereses puestos en esta partida deberíamos saber mirar mejor las piezas en el tablero.


7 comentarios

  1. Y.G. dice:

    La misma masa que dio Valencia a Rita/Camps para castigar a Zapatero ha hecho con lo mismo con Arenas por Rajoy. Estoy seguro. ¿No hay encuestas post-elecciones? ¿Y que además del partido pregunten el por qué del voto?

    • Aitor dice:

      Creo, como valenciano, que en mi tierra buena parte del electorado considera que votar al PP es algo así como defender la «valencianía», un concepto muy dificil de explicar a un no valenciano.

      Piensa que cuando ZP era valorado en toda España, el PP arrasó aquí y ya había casos de corrupción en 2007 (Fabra), pero aquí las iaias van a votar al grito de «mos volen furtar la paella»

      Es por ello que la comparació con el Pais Valenciano no creo que sea la más correcta, aquí hay más chicha que la que desde fuera se ve.

  2. Javier dice:

    No creo que, como dice en el primer párrafo, en los medios de derechas se valore positivamente la derrota arrancada de las fauces de la victoria. Se pueden hacer esfuerzos propagandísticos de disimulo, en plan «derrota dulce», pero está claro que es una pantomima. ¡Precisamente porque esperaban ganar!

  3. Mohorte dice:

    Pues estoy de acuerdo. Pese al cabreo (evidente y comprensible) de Roger el otro día, los andaluces le han pegado un palo interesante al PSOE en Andalucía. Al final, han perdido nueve escaños y la posibilidad de gobernar en solitario. Un buen número de gente les ha dicho que no quiere verles gobernando. En otra comunidad (véase Aragón), hubieran perdido el poder, pero en Andalucía, treinta años después, era más complicado para el PP alzarse en su lugar. Eso no quita para que el PSOE haya sido castigado.

    Sí han votado cambio. Otra cosa es la gobernabilidad. Y que el PSOE, en realidad, debiera haberse desintegrado (cosa que comparto), pero que es imposible que suceda plenamente (y menos en Andalucía).

  4. guition dice:

    Varias cosas:
    – Javier Arenas gusta tan poco como siempre (no conozco a nadie que le guste).
    – Esta vez los votantes del PP no se han movilizado tanto, más bien ha sido al revés.
    – El PP ha perdido votos en la costa (votante del PP) quedándose en casa.
    – El otro bastión del PP, las ciudades, tanto de lo mismo. Recuerdo que el ayuntamiento más poblado que tiene el PSOE es Dos Hermanas.
    – En las generales había penetrado algo el PP en el interior rural, cosa que ha vuelto a perder en esta. El interior de los pequeños pueblos sigue siendo su asignatura pendiente.
    – No es que las ciudades y la costa sean más conservadoras, es que confían más en la gestión económica del PP. Sin embargo, la tibieza de Rajoy ha servido para no dejar contento a nadie. Ni a los que no le gustan las reformas, ni a los que querían un golpe en la mesa.
    – El PP se ha confiado. Estaba claro que iba a ganar, pero nada claro que consiguiera la mayoría absoluta.
    – IU ha ganado votos en todas partes. Creo que el rollo 15M/Alberto Garzón ha influido en ello.

    Y otra cosa, esa manía de los medios de sacar conclusiones como si Andalucía (u otra) fuera una sola mente: «Andalucía ha votado izquierda», «Andalucía no quiere el cambio», etc. La gente vota, o se queda en casa, y luego sale lo que sale, y en ello influyen muchos factores.

    Y sí, una cosa es que el PP no haya conseguido la mayoría absoluta para gobernar y otra que el PSOE haya ganado las elecciones. Las expectativas han sido determinantes, precisamente, perjudicando al PP esta vez.

  5. Paco dice:

    Totalmente de acuerdo con guition. Y señalaría un punto especialmente importante: Arenas es, con muchísima diferencia, la persona más odiada en Andalucía. Y no sin motivos.
    Estoy convencido de que es capaz de presentarse por el PP en Castilla León, o peor, Valencia, y perder.

  6. […] a pesar de la velocidad con la que el PSOE ha querido ver un balón de oxígeno, lo cierto es que su electorado ha vuelto a castigar severamente al partido por tercera vez consecutiva. La realidad de lo que ocurre, lejos del […]

Comments are closed.