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La «hora de Franco» y «las once»

18 Mar, 2012 - - @jorgesmiguel

Viviendo en Bélgica, tengo conversaciones sobre los horarios españoles con cierta frecuencia. Por lo general, cuesta hacer entender a mis interlocutores que el desbarajuste no se debe a ninguna particularidad antropológica de los españoles, sino a una decisión política relativamente reciente. La última ocasión fue durante una cena hace un par de semanas, así que me hizo gracia leer poco después que en Nada es Gratis hablaban del tema: desconocía la anécdota de la «hora de Franco», y hubiera animado bastante mi explicación alrededor de la barbacoa, además de satisfacer las expectativas de barbarie, autoritarismo y exotismo ibéricos de mis anfitriones. Como sabéis, me interesa el asunto de la evolución histórica de los ritmos de sueño y vigilia, y su relación con la economía, las instituciones y el control social. Después del excepcional libro de Ekirch, tengo pendiente este otro.

Pensando sobre esto, he recordado lo que con toda probabilidad es otro vestigio de la hora solar perdida. En Cantabria, o al menos en la zona de donde procede mi familia materna, existe la costumbre de tomar un aperitivo, más o menos ligero según los gustos y las necesidades calóricas -que me imagino que serían significativamente más altas en el campo antiguo-, que suele incluir vino blanco, queso y embutidos. Este aperitivo se llama «las once», pero ya todo el mundo lo toma alrededor de la una o más tarde.


18 comentarios

  1. cives dice:

    Cuna de la humanidad.

  2. urko dice:

    Una confirmación del tema de «las once» cántabro: en euskera se le llama «hamaiketakoa», que literalmente significa….»el de las once». Un tema muy interesante…

  3. Bidatzi dice:

    Bueno, lo de la hora de Franco sería la explicación del asunto si tan solo funcionásemos con una hora de diferencia. Pero generalmente es bastante más (empezar a comer a las 15:00 en lugar de hacerlo entre 12 y 13).

    • Jorge San Miguel dice:

      Es que dentro del «horario europeo» también hay variaciones. Por ejemplo, si no me equivoco, la costumbre holandesa es particularmente draconiana desde nuestro punto de vista. Estas variaciones sí pueden deberse a factores como clima, latitud, pautas culturales y otros. Pero lo que hace que el horario español esté completamente al margen de los demás es el desajuste con la hora solar.

  4. Con la implantación del horario de verano la diferencia llegaba a las dos horas.
    Mi padre contaba cómo la gente de su pueblo, al preguntar por la hora, te contestaban «las diez, que son las once, que son las doce«, por las sucesivas sumas sobre la hora del sol.

  5. Manu dice:

    El aperitivo de las once es universal y propio de culturas avanzadas lo cual excluye a los calvinistas y los luteranos, por masoquistas, envidiosos y fanáticos.

    Es el almuerzo de toda la vida o el amaiketako del euskera que se hablaba en toda la península antes de la romanización proveniente de la Galia entrando por los Pirineos desde el Bessiberri y Huesca o por la vía de Aquitania y Bardulia, hoy Guipuzcoa.

    Un buen amaiketako no pide mucho. Ayer, por ejemplo, chistorrita con pan recién salido del horno y txakoli o un zurito con una tortillita de merluza de la que quedó del viernes que estamos en cuaresma.
    Humilde y civilizado placer tras el cual un ser humano agradecido se postra ante el señor y reza al Ángelus.

    Vivímos en Londres a principios de los 70. Por aquel entonces era una grosería presentarse en un restaurante más allá de las 8:30 de la tarde y escuchar que ya no atendían. Hoy, una de las niñas vive con su familia por la misma zona, entre Marble Arch y Mayfair. En cualquier restaurante cerca de su casa admiten clientes hasta las once o más. La última vez hace unas semanas entraban matrimonios ingleses a las once y media y había bullicio.

    En esto de los horarios, somos líderes mundiales y todo dios, si puede, nos copia con envidia.

    Comenzando por los Franceses que da pena ir por cualquiera de sus tristes pueblos y ciudades. Ventanas cerradas a cal y canto, sin luz a las ocho de la tarde. Pena de vida.
    ¿Y los Belgas? Venga, hombre, que siguen añorando al duque de Alba y nuestros pedidos de holandas. Puñetera envidia.

    ¿Por qué creeis que vienen y se quedan?

    Hoy, en el amaiketako, hemos elegido unos culines de sidra asturiana con pantrucu y luego tres oricios. Insuperable.
    Mañana un poquito de sabor mediterráneo con cava del Penedés –Canals i Canals–, una tacita de suquet y pan de centeno con Garum.
    Es la gracia de cada día.

    Antes del ángelus, claro.
    Como España no hay.

  6. Eleder dice:

    Confirmo lo del «amaiquetaco» (a veces se le llama «amarretaco» también, «de las diez»). Pasó al léxico castellano de la zona.

    De todos modos, según tengo entendido, otra de las razones del «desbarajuste» fue la posguerra. Había mucha hambre, y a la vez mucha demanda de trabajo, lo que ocasionó que se extendiera mucho la doble jornada. Para poder trabajar en turnos de mañana y de tarde el mismo día, tenías que retrasar la pausa de la comida. http://hora-1.blogspot.com.es/

  7. Dragoon dice:

    Cuéntaselo a S. Dragó, que sostiene que todos los males hispanos, incluidas todas las guerras civiles, vienen de la falta de sueño.

  8. McManus dice:

    Jorge, una pregunta acerca de libro sobre el uso del tiempo e instituciones. ¿Qué opinas de «Las máquinas del tiempo», de Carlo M. Cipolla? Es que está merodeando en mi lista de pendientes desde hace mucho tiempo. Gracias.

    • Jorge San Miguel dice:

      Pues la verdad es que no lo conozco. Cipolla suele ser recomendable, pero más de eso no te puedo decir.

  9. Anónimo dice:

    Estoy de acuerdo en el desbarajuste de horarios españoles, pero discrepo en que sea por motivo del huso horario.

    La hora es arbitraria, es un convencionalismo, y que a un momento dado lo llamemos «las 7:00» u «Hora Tertia» no influye para nada en los actos.

    Por ejemplo, en España nos levantamos a las 7:00, en Reino Unido a las 6:00; en España comemos a las 14:00, en RU a las 13:00… pero es que, dado que no compartimos huso horario, el momento es el mismo. Hacemos lo mismo cuando el Sol está en la misma posición.

    Los alemanes están en nuestro huso y siguen el horario británico, pero es que como están más al este para ellos el Sol estaba a las 6:00 en la misma posición relativa al horizonte que para los españoles a las 7:00 (y los británicos a sus 6:00).

    El problema es otro.

    El problema es la media hora o tres cuartos de hora de café y la hora y media o dos horas de parada al mediodía para comer.

    Si ventiláramos un café rápido en un cuarto de hora para aligerar la mañana e hiciéramos una comida ligera en media hora en vez de en hora y media saldríamos hora y media antes.

    Ese es nuestro problema, no que hayamos dado a una referencia arbitraria en un valor arbitrario diferente del valor arbitrario de otros.

    • Frost dice:

      Estoy totalmente de acuerdo. Yo que estuve trabajando en Alemania (donde se hace esto mismo), ahora me cuesta terriblemente adaptarme al horario de trabajo español y eso que tengo la suerte de trabajar en jornada continua de 8 a 15 igual que allá en Alemania. La diferencia estriba en que allá podía salir a la calle y tenía quince sitios a cinco minutos de la oficina en los que tomar algo ligero. O podía llevarme algo de casa y calentarlo en la cocina con la que disponía mi oficina. Ahora, trabajando en una oficina diez veces mayor, mis opciones se reducen o a escoger entre las limitadas opciones de la máquina, comer algo frío que me traiga de casa (lo cual en invierno es un suplicio) o irme a un restaurante.
      Puesto que quiero ahorrar, al final mi opción es la de comer en casa a las cuatro de la tarde. En general, mis compañeros de trabajo hacen lo mismo.
      Incluso así, considero esto mucho más eficiente que el clásico horario partido español, con el cual es imposible tener tiempo libre por la tarde que dedicar a la familia, al ocio, a la formación o cualquier otra cosa.
      Recuerdo claramente que un amigo alemán, cuando hablamos de este tema, me dijo con una sinceridad tremenda: «vuestro modelo no tiene sentido: trabajáis todo el día, pero ¿cuando consumís?»
      No se puede vivir en una economía de mercado basada en el consumo, sin dar tiempo para consumir a los consumidores.

  10. Avelino dice:

    ME uno a Bidazti y el anterior anónimo. El cambio de hora sólo explica parte de la diferencia con el resto del mundo, no toda.

    Si en general en los países industrializados todo el mundo deayuna p.e. a las 7:30, es normal entender que a las 12:00 hace falta meterle algo más al cuerpo. Comer a las 14:30 deja al organismo 7 horas sin aporte, cosa que igual puede explicar en parte nuestra baja productividad. ¿Qué sentido tiene pasar 7 horas sin comer para luego merendar 4 horas después y cenar otras 3 horas después? ¿No parece más razonable hacerlo a intervalos más regulares?

    Los que tengáis niños pequeños lo habéis visto seguro: un niño que se despierta a las 8:00 literalmente no aguanta despierto hasta las 14:00, necesita una siesta antes…que divida su jornada en dos. Es decir, comer a las 12:00, dormir, merendar a las 16:00, cenar a las 20:00.

  11. Zhurrer dice:

    Quién me iba a decir a mi que iba a comer todos los días a las 12:30…

  12. F dice:

    En el RU e Irlanda al aperitivo de las 11 se le llama «elevenses»:

    http://en.wikipedia.org/wiki/Elevenses

  13. utopía binaria dice:

    En Chile, «las once» viene a ser la re-cena.

    El nombre viene del «tentempié» de aguardiente (11 letras) que se tomaban los trabajadores al salir de las fábricas, y consiste ahora en un par de tostadas y un té.

    Pero qué se puede esperar de un país en el cono Sur, donde en Diciembre vas a la playa, el agua va al revés en el labavo, y se les caen las ideas de la cabeza (http://d3j5vwomefv46c.cloudfront.net/photos/large/376921362.jpg?key=1280960&Expires=1332731928&Key-Pair-Id=APKAIYVGSUJFNRFZBBTA&Signature=QTAfkltYAW2GqsFHmmjsKou5X29icHa2PriZF2KjZT9j6vQghfXCEOxfIdgGs5rlhRqVos09xviKFDi0INS4IXmBGT7VE-T~XkBob~3nEA5Vn2rSIGyDZ2Hry1gp43vI5jnfaTFCf8r6rblHoBdeR2JFQ3sx~fXilVjjCd5H1oY_)

  14. […] claro para los operativos en la red. Un ejemplo paradigmático es esta serie de tres artículos (I, II, III, fnord) de Jorge San Miguel, centrados en algo que parece trivial, las horas de sueño y […]

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