Política

Andalucía: El Campo de Batalla

13 Mar, 2012 - y - @kanciller, @kikollan,

Este artículo ha sido escrito por Pablo Simón, con la colaboración de Kiko Llaneras.

Sólo cuando conoces cada detalle de la condición del terreno puedes maniobrar y guerrear. Así pues, los buenos guerreros toman posición en un terreno en el que no pueden perder, y no pasan por alto las condiciones que hacen a su adversario proclive a la derrota.
(Sun Tzu, El Arte de la Guerra)

Una campaña electoral tiene cierto paralelismo con la guerra. Cuando los estrategas de campaña de los partidos se dedican a planificarlas lo hacen desde una óptica paralela a la de un general guiando a sus huestes: estudian el terreno, analizan las fortalezas y debilidades de sus adversarios y diseñan estrategias en consecuencia. El objetivo final es la victoria; lograr maximizar su número de escaños.

Ahora bien, cada uno de los partidos dispone de unos recursos limitados, una cantidad finita de dinero (y de personas) con los que organizar mítines, pagar espacios publicitarios, etc. Por ello los líderes deben decidir como distribuyen esos recursos para lograr que tengan un máximo impacto en el resultado. Siguiendo con la metáfora en términos napoleónicos, ¿cuántas tropas enviar a la Península Ibérica y cuántas a invadir Rusia? ¿cuándo y dónde hacemos entrar en acción a la Guardia Imperial?

Entre los muchos factores que influyen en esta decisión uno de los que se ha demostrado como más importante – tanto por la literatura como por la práctica – es el grado de competición electoral. Allí donde el margen entre los partidos sea más estrecho merece la pena invertir recursos para obtener esos votos decisivos suponen un escaño extra. Y los partidos en todas las elecciones siguen este patrón.

Teniendo lo anterior en cuenta, en esta entrada queremos hacer el ejercicio de adentrarnos en la “cartografía electoral” para las elecciones andaluzas. Es decir, queremos mostrar el mapa que tienen colgados todos los líderes de campaña en sus cuarteles generales y desde el cual distribuyen los recursos de su partido.

Midiendo el grado de competición electoral

Para calcular la competitividad hemos hecho lo siguiente: Tomando los resultados de las anteriores elecciones andaluzas (2008), hemos calculado el número de votos que le faltó a cada partido para conseguir un escaño más en cada provincia. De forma análoga obtenemos cuantos votos tendría que perder cada partido para perder su último escaño.

Por ejemplo, en Málaga el PSOE se quedó a 3.163 votos de ganar un escaño extra a costa del PP, mientras que este lo defendió por la misma cantidad. Por lo tanto, este distrito estuvo muy competido ya que unos pocos votos fueron decisivos para que el escaño marginal cayera de uno u otro lado.

Para mostrar la información estratégica de cada partido hemos usado dos mapas, un mapa rojo para el ataque (ganar escaños) y uno verde para la defensa (conservar escaños). La intensidad de los colores indica en qué medida se trata de una zona “caliente” o competida, a más intensidad menos votos son necesarios para que un escaño cambie de manos. Cada mapa se acompaña de una tabla donde se indican los datos precisos y el partido rival a costa del cual se ganaría o perdería el escaño en disputa.

El campo de batalla

Si los adversarios están en un terreno elevado, no debes atacarles cuesta arriba, y que cuando efectúan una carga cuesta abajo, no debes hacerles frente.
(Sun Tzu, El Arte de la Guerra)

Pp

En el caso del Partido Popular, el aspirante con todos los sondeos a favor, sus escenarios más competidos están en el extremo occidental de Andalucía: Huelva, Sevilla y Cádiz. También es interesante el hecho de que tanto en Granada como en Huelva el escaño se lo arrebataría a IU, no al PSOE. Por lo que toca a su defensa, al Partido Popular le resulta prioritario acrecentar su margen en Málaga y un poco más en Granada o Jaén para asegurar sus últimos escaños en esas provincias.

Psoe

El PSOE, con excepción de Cádiz, tiene en las provincias costeras el lugar óptimo para emplazar sus baterías, especialmente en Huelva y Málaga. Sólo en esta primera arrebataría un escaño a otro partido que no fuera al PP, con lo que aquí sus victorias pueden tener doble valor – lo que sumas tú y lo que le restas a tu oponente – . Por lo tocante a la defensa, los resultados que obtuvo en Sevilla o Cádiz le implica mayores dificultades para salvaguardar sus escaños marginales.

Iu

Respecto a Izquierda Unida, tiene una distribución mucho más irregular por el territorio. Jaén, Sevilla, Almería o Cádiz son los lugares preferentes para su acción electoral. Como se verá, IU quita a ambos partidos mayoritarios escaños dependiendo del distrito, en una relación 5/3 para PP frente a PSOE. Respecto a la defensa, en Huelva, Cádiz y Granada tiene tres escaños críticos a defender. En dos provincias no defiende al carecer de escaño pero en casi todas las que sí lo hace es frente al PSOE.

Upyd pa

Finalmente hemos incluído a los dos partidos principales sin representación parlamentaria, UPyD y Partido Andalucista, y que por lo tanto, no defienden ningún escaño. Sus expectativas de votos son limitadas, y por tanto su estrategia pasa por concentrar sus recursos en unas pocas provincias. Como puede apreciarse, el Partido Andalucista se quedó más cerca que UPyD de entrar en el Parlamento en 2008, y ambos tienen en tres provincias sus principales nichos: Cádiz, Málaga y Sevilla. Por economías de escala, lo más probable es que ambos partidos concentren sus esfuerzos en esta última, y en caso de que tengan éxito, el escaño ganado sería previsiblemente a costa del PSOE.

Conclusión

Como norma general, para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola intención y todas las fuerzas militares deben cooperar.
(Sunt Tzu)

Presentado estos mapas, solo dos consideraciones finales. La primera es que dada la opacidad en las cuentas de los partidos no podemos saber exactamente cuánto y dónde se gastan los partidos su dinero. Ahora bien, la evidencia sí que nos indica que allí donde veías un color más intenso para uno de los partidos notaréis una presencia mayor de cuñas de radio, más carteles en las calles y más visitas de dirigentes. Los partidos son perfectamente conscientes de lo ajustado de las carreras y obran en consecuencia.

Y una segunda conclusión, a modo de aviso, el pensar que los partidos son como ejércitos que se aprestan al combate es una imagen singularmente bella pero solo parcialmente cierta porque, al fin y al cabo, hablamos de organizaciones. El líder no tiene poder absoluto y la victoria electoral no es el único objetivo de los agentes involucrados. Las operativas de campaña no están pues exentas de constreñimientos: los generales tienen que pelear con las tropas disponibles. Por poner un ejemplo, los partidos tienen muchas veces equilibrios internos que mantener y éstos imponen costes de transacción, como puede ser el que los dirigentes provinciales presionen para conseguir más recursos y salvar así su posición, sin importarle que esos recursos fuesen más útiles en otro lugar.

Ahora, una vez dispuestas las piezas sobre el tablero y cartografiados los puntos fuertes y débiles de cada fuerza, que continúe la batalla por Andalucía.

Nota 1: Hemos tomado datos reales de 2008 porque emplear la encuesta del CIS tiene la problemática de que los márgenes de error pueden hacer bailar los restos y es difícil capturar la competitividad real. Por supuesto, los partidos – los grandes seguro – tienen encuestas internas a nivel provincial y juegan con mejores datos.

Nota 2: Las Elecciones de 2008 también fueron Generales para Andalucía y eso introduce un cambios respecto este años. Pero no teníamos opción porque para comparar con una elección andaluza independiente teníamos que alejarnos demasiado en el tiempo.

Nota 3: Los cálculos los ha hecho Pablo Simón (datos disponibles de ser solicitados).


10 comentarios

  1. Laura dice:

    «Como norma general, para poder vencer al enemigo, todo el mando militar debe tener una sola intención y todas las fuerzas militares deben cooperar.»
    (Sunt Tzu)

    Ya sé que esto es como mínimo de antes de Cristo, pero alguien debería habérnoslo dicho antes, que es por no hacer esto mismo por lo que nos va como el culo como país.

  2. Ian Hazlitt dice:

    Mmm un pero. Este análisis sería válido sólo si la variación porcentual de votos de PP y PSOE con respecto a las últimas elecciones fuera pequeño. En ese caso, importa ver dónde puede cambiar, dónde no, dónde está reñido, etc. Si la variación va a ser muy grande (estoy pensando en mi región, CLM, donde se pasó en algunas provincias de empatar a sacarle 15 puntos el PP al PSOE) la cosa no está en ver si va a haber cambio en el reparto, que seguro, sino si va a ser de un escaño o va a llegar a dos o más (arriba para el PP y abajo para el PSOE, respectivamente).

    Lo que sí se entreve es lo previsible: a los pequeños les interesa centrarse en las circunscripciones grandes.

    • admin dice:

      Barajamos la opción de hacer el mismo análisis con datos de encuestas (por que sean más recientes) pero el margen de error nos preocupa. Piensa además que donde es más fácil girar un escaño, a tener de 2008, también será más fácil girar dos o tres si el vuelco es muy grande.

  3. aldelgadog dice:

    Así que todo el trabajo que estoy haciendo es para quitarle un escaño a IU e impedir que lo gane el PP (Huelva). Pero esos datos qe dais habría que sopesarlos con los resultados «establecidos» de las municipales y generales.

    • Pablo Simón dice:

      Si nos limitamos a mirar las autonómicas es porque ni se vota lo mismo ni se vota igual según el tipo de elección. Aunque interesante, esos datos no serían extrapolables. La idea es comparar, en medida de lo posible, «peras con peras» siendo relativamente conservadores.

  4. Manu dice:

    Y, naturalmente, sus prioridades más importantes en la batalla nada tienen que ver con las nuestras.

  5. […] de La Kancillería, insiste en algo fundamental pero que a muchos no les parece lo obvi oque es: que los diputados son elegidos en las circunscripciones. La consecuencia es que las batallas electorales no se dan en todo el país y, salvo de sea una […]

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