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Primary Colors (XLV):viajando en el tiempo

17 Feb, 2012 - - @egocrata

El debate político americano es ya de por sí un tanto extraño, pero esta semana está siendo especialmente surrealista. Repasemos por un momento las tres grandes preocupaciones que parecían ocupar a las élites dirigentes del país hoy:

  1. a. En el Congreso, los republicanos tenían una bonita comisión investigadora sobre libertad religiosa, reforma sanitaria y acceso a anticonceptivos. En el panel de expertos, cinco hombres, ni una sola mujer. Está claro que no saben nada de tener hijos o salud femenina.
  2. b. Los conservadores están envueltos en una polémica interna sobre si las faldas de las estudiantes que acudieron a CPAC, una convención que celebraron la semana pasada, eran demasiado cortas o no.
  3. c. Foster Fries, el hombre que está financiando la campaña electoral de Rick Santorum, ha dicho hoy que en su época no tenían problemas con anticonceptivos. Si la mujer no quería tener hijos, se ponía una aspirina entre las piernas y listo. Si, el tipo ha dicho eso de veras. Y sí, estamos en el año 2012.

Después los republicanos se extrañan que tras meses y meses de furor anti-Obama los votantes ahora les miren raro. La economía americana ha mejorado bastante los últimos meses, ciertamente, y con ellas los números de Obama cara las elecciones de noviembre, pero el partido republicano realmente está hablando de cosas extrañísimas estos días.

Lo que lleva, obviamente, a la no menos extraña historia de Rick Santorum, Mitt Romney y las incomprensibles elecciones primarias. Tras la enorme sorpresa de la semana pasada y el breve interludio de Maine, Rick Santorum se ha medio consolidado como el nuevo líder en las encuestas, con opciones de ganar incluso en el supuesto feudo de Romney en Michigan. Tras la sorpresa inicial ante la súbita aparición de un candidato presidencial con una pinta de friki del Opus como presunto favorito a la nominación republicana, el debate de los opinadores profesionales en Estados Unidos se centra ahora en primero, quién narices está votando a Santorum, y segundo, si Mitt Romney es realmente tan invencible como lo pintan.

La primera pregunta, aunque parezca mentira, es la que más me cuesta responder. La respuesta obvia es que Santorum es el último ejemplo de la larga estirpe de candidatos-no-llamados-Mitt-Romney estas elecciones. Es el último hombre en pie en la larguísima carrera de eliminación de Anti-Mitts; de los tres no-Mitts restantes, es el más aceptable. Herman Cain era un chiste malo, Michele Bachman estaba poseída, Rick Perry es tonto, Newt Gingrich es un cretino egocéntrico y Ron Paul tiene una política exterior demasiado cuerda. El único que queda es el buenazo de Santorum, que ha tenido la extraña virtud de pasar desapercibido hasta que no quedaba casi nadie con vida, y es básicamente desconocido por el gran público.

La cosa, sin embargo, no es tan sencilla: Santorum será muchas cosas, pero no es un político que debería ser del agrado de los miembros del tea party, al menos en teoría. El ex-senador de Pennsylvania está a la izquierda de gran parte del partido en temas económicos (no es un gran enemigo del gasto público y es un populista en temas de redistribución), y a la derecha del tea party en temas morales y religiosos, con una visión muy expansiva de la autoridad federal en estas materias. El único electorado natural dentro del partido son los evangélicos, aunque sea a costa de dejar de lado el hecho que Santorum es católico.

Santorum va por delante en las encuestas no tanto por méritos propios, sino por la debilidad de Mitt Romney. Los evangélicos no se fían de la «conversión» de Romney al derecho a la vida (ni ellos ni nadie), y difícilmente van a confiar en un mormón. Ron Paul está demasiado chiflado para atraer demasiados apoyos, por mucho que sus posturas sean las más cercanas a las del tea party. Su política exterior es inaceptable para la inmensa mayoría del partido. Los conservadores fiscales no se creen que Romney hable en serio cuando dice que quiere un gobierno mínimo, especialmente en vista de su (excelente) reforma de la sanidad en Massachusetts. Aunque sobre el papel Mitt es más conservador que Santorum en este aspecto, muchos votantes acaban por preferir alguien que genera menos dudas. El resultado es que en un partido cada vez más conservador fiscalmente y con cada vez menos peso de la derecha religiosa, el GOP ahora mismo parece querer escoger a alguien que es muy religioso pero poco amigo de apretarse el cinturón. No me extraña que muchas voces del tea party estén hablando que han perdido las primarias.

Mi opinión (y la de otros muchos – no estoy siendo original) es que Romney sigue siendo favorito a ganar estas primarias, en gran medida porque de los cuatro candidatos sigue siendo el más cercano al centro del partido ahora mismo. Su gran problema, sin embargo, es que las bases del partido no se fían, merced de sus continuos cambios de opinión (y púramente cínicos – el tipo ni se inmputa), y que estas primarias han demostrado que es un candidato mucho menos efectivo de lo que todo el mundo creía. Los repetidos ataques de Gingrich y compañía han debilitado mucho su fortaleza cara a las generales, hasta el punto de ser cordialmente detestado por gran parte del electorado.

Los más sorprendente, sin embargo, es que Romney esté sufriendo tantísimo para ganar unas primarias contra esta tropa. Todos los periodistas que siguen la campaña están maravillados por la enorme cutrez que es la campaña de Santorum. No tiene presupuesto para encuestas propias, organizadores o montar eventos; prácticamente toda la publicidad electoral ha sido pagada por terceros (aunque la poca que tiene es buena – y mordaz). Muchos comentaristas republicanos están realmente confundidos ante la aparente timidez / falta de respuesta de Romney ante unas elecciones que debería tener ganadas ahora mismo, sin explicarse realmente dónde está gastando todo ese dinero que tiene a mano.

Lo cierto es que por primera desde que empezaron las primarias tengo ciertas dudas (no demasiadas) que Mitt Romney puede llegar a perder estas primarias. Sigue siendo el favorito, y si tuviera que apostar sería mi candidato preferido, pero los errores de estos días y la aparente pasividad de su campaña dan que pensar.

Santorum no es un candidato tan obviamente espantoso como era Gingrich, así que es un blanco más difícil de atacar. Si sobrevive hasta el supermartes (y saca un resultado decente entonces), tiene una posibilidad remota pero real de ganar estas primarias. Lo más probable, sin embargo, es que la gente de Romney salga de su letargo y machaque de forma inmisericorde con publicidad negativa a su rival de aquí a la fecha decisiva.

Si eso sucede, aún le hará bien – toda buena campaña aprende de sus errores. Ahora mismo, sin embargo, el aura de invencibilidad de Romney parece menos brillante e impenetrable de lo que todo el mundo creía.


4 comentarios

  1. Maese Alcofribas dice:

    Aquilino Polaino estaría en su salsa en esa tribu…

  2. amalric dice:

    ten cuidado roger los numeros romanos solo llegan hasta la miriada, te vas a quedar sin numeros antes de las generales

  3. Mireia dice:

    Lo de la CPAC sí que es una alianza de civilizaciones. Algunos llegan a estar de acuerdo con judíos y musulmanes en materia de «decoro», lo cual demuestra que esta gente sólo está en contra de la Sharia porque no es SU Sharia.
    El tercer caso es directamente lerdo, pero le agradezco que haya dicho semejantes burradas porque me ha dado una oportunidad de oro para trollear por youtube, que relaja lo suyo.
    Por cierto, se pone la aspirina entre las rodillas y no entre las piernas… es que si no no se entiende el «chiste» :p

  4. El Talibán Ortográfico dice:

    «el tipo ni se inmputa»

    Esa «p» ahí suena fatal, quítala por favor.

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