Una nota rápida: personalmente, lo que me parece más interesante y jugoso del asunto del cierre de Megaupload es cómo una decisión tomada por un brazo ejecutivo en un país (EEUU) afecta de manera tan directa y clara a muchos más ciudadanos de otro (por ejemplo, España), dado que, como me apunta @alexvega, el tráfico allí es mucho menor, no comparable con otros sitios de consumo de contenidos culturales (Netflix, Hulu, iTunes…).

Ahora permítanme hacer un malabarismo analítico.

Es un problema para legislar a nivel nacional cuyo mecanismo es en parte similar a cuando la decisión de política económica de un país (por ejemplo, Grecia diciendo que no paga su deuda) puede afectar a otros. A medida que nuestros sistemas económicos, de comercio y de comunicación se integran, la coordinación legislativa y ejecutiva se hace más y más necesaria. Y también difícil. Los actores que entran en este juego son Estados-nación, y las formas de coordinación son más bien precarias y basadas en la salvaguarda de los intereses a nivel nacional. Véase, si no, lo bien que se lo pasan los países europeos con la crisis de deuda, o cómo Estados Unidos intentaba influir en la legislación española antipiratería. Ahora mismo, pues, el equilibrio está en no cooperar o en una cooperación imperfecta y desigual, basada en intentar influir para conseguir que nuestros intereses prevalezcan.

¿Cómo puede cambiar eso hacia una apetencia mayor por la coordinación? Fácil: cuando el coste de no cooperar sea tan alto (y el riesgo de que se incurra en coste, tan probable) que no pueda asumirse, y tenga que hablarse de unión fiscal europea en serio. O de un corpus legislativo internacional integrado sobre internet basado en alguna institución común.