Competición electoral

¿Cómo saber si de verdad las elecciones están reñidas?

16 Ene, 2012 - - @kanciller

Las pasadas Elecciones Generales de 2011 pueden calificarse de todo menos inciertas en su resultado. Era bien conocido que el PSOE se iba a meter un gran batacazo y que, salvo catástrofe, el Partido Popular dispondría de una amplia mayoría absoluta. En general, parece que estuvieron poco competidas vistas la diferencia entre ambos partidos en las encuestas. Y sin embargo, quiero matizar un poco esta idea. Lo que os propongo en esta entrada es que nos centremos en la competitividad en el nivel en el que se asigna la representación; el del distrito. Mostrar 52 pequeñas batallas para ver si la competición estuvo o no ajustada y ver si lo fue en todas partes de igual manera.

La primera pregunta que surge es cómo medir la competitividad. Si nos vamos a sistemas electorales mayoritarios con distritos uninominales es relativamente fácil. Cuanto menor sea la diferencia electoral estimada entre los dos primeros ganadores, más reñida está la carrera, y por lo tanto más decisivo es el voto para inclinar la balanza. En el extremo contrario, cuando a un partido se le prevé una amplia mayoría y se sabe que gana allí desde el principio de los tiempos, la competición será menos ajustada. El voto es menos decisivo a la hora de cambiar el resultado. Sin ir más lejos, en estos distritos era bastante común que no hubiera competencia; la oposición renunciaba a presentar candidato ante la certidumbre del resultado.

En el caso de los sistemas proporcionales es bastante más complicado saber si la competición en un distrito está reñida. Y no solo porque el método de asignación de escaños esté basado en cocientes o restos y el cálculo sea más farragoso. Es que la competición se da entre múltiples partidos al mismo tiempo, los cuales pueden obtener alguna representación al margen de que no sean el partido más votado. Esto ha hecho que algunos autores hayan optado por decir directamente que en los sistemas proporcionales las elecciones a nivel del distrito siempre están competidas.

Vamos al caso de las pasadas elecciones para ilustrar esta cuestión. Ceuta y Melilla son distritos uninominales de modo que para que PP o PSOE se hagan con el escaño deben superarse en votos por mayoría simple. El Partido Popular obtuvo en Ceuta 14.566 votos de diferencia con el PSOE mientras que en Melilla les sacaron 11.046 por lo que los dos escaños fueran para los conservadores. No parecen muchos votos… ¿Estuvieron reñidas las elecciones allí? Más bien no. Sobre el censo, un 24 y 21% de votantes extra deberían haber votado al PSOE para que el resultado se modificase, lo que vienen a ser muchos votos. En este entorno está claro el cálculo.

Pero atención, porque no estamos siempre en un entorno de competición bipartidista. Es posible que el último resto, el escaño marginal que baila, no vaya a ni a PP ni a PSOE si se modifica el sentido del voto. Supongamos que hacemos la alteración de sufragios mínima para que el escaño cambie de manos en Salamanca. En esta provincia se escogen 4 escaños y el resultado fue de tres  diputados para los populares y una para los socialistas. Pues bien, si UPyD hubiera obtenido un 10,2% más de votantes hubiera arrebatado el tercer escaño a los conservadores, obteniendo representación. Siguen siendo muchos votos y este un escenario poco competido, pero apunta a que los restos son traidores y que el trasvase dista de ser meramente PP-PSOE.

En la siguiente tabla presento el ranking con los quince distritos de las elecciones generales menos competidos tomando la menor alteración de votos entre partidos necesaria para cambiar el resultado. Las barras representan el porcentaje de sufragios sobre el censo del distrito que debería aumentar un partido para ganar el escaño marginal. En la primera fila está el nombre del partido que debería aumentar esos votos y que ganaría el escaño. Debajo está el partido que perdería el diputado al ser el que consiguió el resto menor.

Como se ve, se trata de un crecimiento importante en votos y, en un principio, parece que los resultados de estas provincias no han arrojado sorpresas. En casi todos los casos el escaño marginal fue para el Partido Popular, que sería el más perjudicado si se produjeran estas alteraciones de voto. El único caso que hay que considerar aparte es el de Álava, donde la incertidumbre pudo elevar el nivel de competición por la entrada de AMAIUR en el escenario político. Como se ve la competición tiende a ser menor, luego los votos a cambiar mayores, allí donde la magnitud del distrito es más reducida. De todas formas, no olvidemos que para explicar el grado de competición lo que tiene importancia es la fuerza relativa de los diferentes partidos. Lo que ocurre es que suele darse que los terceros y cuartos partidos tienen más fuerza en los distritos con magnitudes más generosas o bien con un sistema regional de partidos.

En la siguiente tabla  sigo la misma lógica pero presentando los distritos en los que el resultado fue más ajustado para determinar el escaño marginal.

Frente a la tabla anterior, en este caso una pequeñísima variación de votos respecto al censo podría haber cambiado la atribución de escaños. Al PSC le faltaron 703 votos en Girona para arrebatarle el escaño a ERC mientras que Izquierda Unida de Alicante apenas se quedó a 2.200 de conseguir otro diputado a costa del PSOE. En Navarra, si el PP hubiera conseguido 1.132 votos más, un 0,25% más sobre el censo, hubiera ganado un tercer escaño frente a Geroa Bai. Y mala suerte para los Regionalistas Cántabros, que no entraron por 1.760 votos, un 0,37% del censo, a costa de un escaño del PP.  Como se ve, unas variaciones muy pequeñas de votos entre determinados partidos podía haber alterado el resultado. No hubieran cambiado dramáticamente el resultado global pero sí han afectado a la utilidad marginal del voto según el territorio.

El problema sobre el grado de competitividad es que en nuestro sistema no siempre es fácil saber si un distrito estará competido. Generalmente los votantes utilizan “atajos informativos”, como los resultados en el distrito de las pasadas elecciones, para intentar intuir lo decisivo de su voto. Es relativamente fácil  saber que Ceuta o Soria estarán probablemente poco competidos; es un escenario casi bipartidista donde uno se impone sobre otro claramente. Sin embargo, la cosa cambia cuando hay varios competidores en juego con fuerzas parejas. En distritos como Guipúzcua, Barcelona, Madrid o Sevilla ¿Cómo saber qué partido se quedará con el menor resto sin representación y, por lo tanto, con unos pocos votos más podría ganar el escaño?

El dilema se ilustra fácil en Girona. Los resultados de 2011 fueron 3 escaños para CiU, uno para el PSC, uno para el PP y otro para Esquerra. Si el PSC hubiera sacado 703 votos más, le hubiera arrebatado su escaño a ERC. Por lo tanto, los votos al PSC en Girona tuvieron gran importancia en términos de resultado. Sin embargo, votar a los otros partidos importó bastante menos. Para que CiU obtuviera ese escaño a costa de ERC hubiera necesitado 9.563 votos más y PP e ICV unos 15.000. Incluso si ERC quería obtener el segundo debería haber sacado 47.600 votos extra. Por lo tanto la competitividad cambia según el partido en que nos centremos y los votantes lo tienen aquí más difícil saber qué opción es decisiva.

Aunque es posible que para los votantes el escenario más barato sea mirar el nivel nacional y ver como de ajustada está la carrera, dudo mucho que los partidos políticos se limiten a hacer este tipo de aproximaciones de brocha gorda. Lo más seguro es que ya haya un montón de chinchetas clavadas en los mapas de los secretarios de organización. Si los partidos tienen un número de recursos finitos, la competitividad a nivel del distrito nos da pistas de cómo articularán su estrategia. Así que no os extrañe que en las próximas elecciones veis una saturación de carteles de UPyD en Murcia y Sevilla, de IU en Cádiz o del PSC en Girona. Es que, sea lo que sea a nivel nacional, aquí la batalla sí que está on fire.


8 comentarios

  1. Carlos Jerez dice:

    Aprendiendo de política un día más. Muchas gracias.

    Offtopic: ¿que os parece como se polariza la sociedad? Con ejemplos como el reciente de Fraga o muchos otros, puedes ver personas muy (verbalmente) violentas con el «enemigo» (el que tiene ideas políticas diferentes). Especialmente curioso me parece como los jóvenes muchas veces defendemos posturas muy cerradas sobre temas que no hemos vivido ni de cerca y seguramente comprendemos de regular a tirando muy mal. ¿Es siempre así?.

  2. Basilio dice:

    Acerca de lo que indicas al final de que la competitividad varía dependiendo de los partidos en los que nos fijemos en un mismo distrito: un modelo de voto ideológico continuum 1-10 izq.-dcha. con percepción de los partidos y autoubicación votantes podría ayudar a explicar esas disputas por «los restos».

  3. Kanciller dice:

    Hola;

    1# Gracias por el comentario. Sobre la polarización en España no tengo evidencia para aportar. Creo que le daré alguna vuelta al tema porque en los EEUU sí que se ha estudiado un poco a raíz del Tea Party y cia.

    #2 Sobre la posibilidad del continuo izq-dcha., no me cabe duda de que es útil para explicar trasvases de voto, competencia interpartidista, etc… Tiene razón cuando apuntas a que la presencia o no de un solo cleavage en un distrito explica si los restos se disputan entre los dos partidos mayoritarios o entre más. (Ej; Guipuzcua entre AMAIUR y PNV // Barcelona entre PSC y CiU // Soria entre PSOE y PP)

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