Nota inicial: sé de sobras que el tema del día hoy es el discurso de investidura de Rajoy y su programa político. Eso vendrá mañana. Hoy Antes de hablar sobre lo trágico que es todo, un artículo ligero sobre las primarias americanas.

Las elecciones primarias americanas son un poco complicadas de entender desde Europa. Estamos hablando de un proceso complicado basado en unas tradiciones y retórica política completamente distintas que sucede en un país increíblemente diverso y enorme que lleno de gente con ideas bastante extrañas. Así que para hacer la cosa un poco más comprensible, voy a hacer un ejercicio de adaptación contextual: voy a repasar el proceso de primarias de este año, pero explicando qué deberíamos hacer en España para que el sistema fuera comparable. Veamos.

1. El PSOE necesita candidato:

Tras dos años en la oposición, es hora que el PSOE empiece a buscar candidato para las generales. Desde las elecciones del 2011 el líder de la oposición de facto ha sido una combinación de Alfonso Guerra, que está en el Congreso y tiene un micrófono, un tipo con gafas cuyo nombre nadie recuerda y José Blanco, todos ellos siguiendo las órdenes estentóreas de Carlos Carnicero, Vicenç Navarro y Masa Enfurecida. Aunque el mensaje era caótico, las propuestas irreales y el tono completamente salvaje, el partido ha sacado unos resultados decentes en las elecciones municipales aprovechando el malestar derivado de la crisis. Con la cosa sin visos de mejorar, una serie de candidatos emerge de la nada, postulándose para las próximas primarias.

La lista de candidatos es larga y pintoresca. Tenemos desde veteranos de la época felipista hasta un mono con dos pistolas, pasando por un tipo que se ha hecho famoso emprendiendo cosas y arruinándose varias veces y un de gente que están aquí para hablar de su libro. Sólo hay candidato mínimamente racional, según todos los observadores, un tal Mario Romerales, que se distingue por su pragmatismo, estupendo peinado, total falta de escrúpulos e inagotable cinismo. La campaña se inicia a principios del 2014, con mucho ruído, muchos discursos y diecinueve debates televisados en Intereconomía. Nadie se explica bien por qué se necesitan diez meses dando la vara antes de las primarias, pero ahí están, hablando todo el santo día.

2. La asamblea de la comunidad de vecinos de Palencia:

Por motivos totalmente inexplicables derivados de antiguas tradiciones mayas, las primarias no se celebran en todo el país de una tacada, no. Se distribuyen de forma caprichosa en orden y distribución geográfica, empezando en enero en un lugar frío, poco poblado, rural y que nadie realmente sabe dónde narices está, Palencia, y continuando a trancas y barrancas hasta mayo-junio, cuando vota la última provincia o ya no queda nadie mirando la tele.

La gente de Palencia, por eso, son un poco especiales. No se conforman con ser los primeros en votar, sino que además lo hacen en un sistema un poco especial: la «asamblea de la comunidad de vecinos», o caucuso. La cosa va como sigue. Allá las ocho o nueve de la noche, cuando fuera pega un frío de narices, los palentinos se van al colegio, iglesia o club social de su pueblo y debaten sobre quién es mejor candidato. Tras hablar un ratito, todos los presentes se van a un rincón con la gente que apoya el mismo candidato; el grupo más pequeño ve su candidato eliminado, y tienen que escoger otro. Tras cada ronda se discute un poco más, y hala, otra vez a circular, hasta que sólo quedan dos, y el más votado es escogido ganador de esa comunidad de vecinos, y los delegados votarán por él en el congreso provincial.

Todo esto se hace un martes, por descontado, para que sólo puedan ir aquellos que están más interesados en esto y/o más chalados. Habitualmente acaban por escoger un tío raro.

3. Las primarias de Lleida:

Una vez conocidas las preferencias de una provincia rural apartada del mundo, unos cuántos candidatos deciden que si no pueden ganar en medio de ninguna parte no son dignos de ser nominados, y lo dejan estar. Los supervivientes cogen sus bártulos y se van a Lleida, en una punta del país, para participar en las primeras primarias de verdad de este ciclo.

¿Por qué Lleida? Bueno, la tradición dice que tras Palencia, un sitio poco representativo, es necesario que voto una región fronteriza, fría, rural y de una zona con una cultura política muy peculiar y completamente distinta al resto del país para seguir sin tener nada claro.  Es también un territorio pequeño, por cierto, así que hay cuatro gatos. Si los políticos quieren, realmente pueden saludar a todo el mundo en los diez meses largos que llevan de campaña. Una lástima que lo único relevante de esta provincia es que está cerca de Barcelona, uno de los centros económicos del país, pero los barceloneses no votan hasta abril.

4. Las primarias de El Ejido:

Una vez conocidos los resultados de Lleida, otro pequeño grupo de candidatos abandonan la carrera. A estas alturas los medios ya hablan de un favorito, un aspirante y uno o dos pesados sin opciones que siguen presentándose a todo a ver si los fichan de tertulianos en la Ser.

Las próximas primarias son dos semanas después, esta vez, en un sitio algo más representativo: rural, un poco menos vacio y aún a años luz de cualquier zona relevante del país, pero un exponente fascinante de lo que se ha venido a llamar «la España Profunda». Los periodistas le dan mucha importancia; ganar aquí quiere decir que puedes ganar «en el sur».

5. Las primarias de Alicante:

¡Por fin primarias en un sitio relevante! Esta vez se vota en uno de los sitios más afectados por la burbuja inmobiliaria, lugar popular de segundas residencias y viejetes de viaje del Imserso. Siendo como es grande y poblada, hacer campaña aquí es caro y complicado; el superviviente mejor financiado acostumbra a aprovechar esta circunstancia.  Dependiendo de cómo queden las cosas, sin embargo, las elecciones pueden seguir abiertas, a pesar que quedan 46 provincias por votar.

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Para los que no lo sigáis demasiado, Palencia es Iowa, el equivalente americano a «midwest, ninguna parte», y primer estado en votar. Lleida es New Hampshire; un estado de Nueva Inglaterra que comparte con el resto de la región una cultura política bastante peculiar y muy distinta al resto del país. El Ejido es Carolina del Sur, un estado muy conservador. Y Alicante es Florida, el primer estado grande en votar. Después de eso quedaría el supermartes (en marzo, aunque este año es un poco triste), y una larga, eterna serie de votaciones que acaban en junio. California, el estado más rico y poblado,  vota al final del proceso; a esas alturas el partido ya tiene candidato.

Como véis, es un proceso largo, extraño y no precisamente racional. Los cuatro estados que votan el primer mes tienen un peso desproporcionado marcando la agenda del voto; algunos, como Iowa, tienen una larga tradición de escoger cosas raras. El por qué lo hacen así da para escribir varios libros – si os interesa podemos explicarlo más adelante.

Y ahora, a Rajoy, y al otro gran tema del día, la muerte del amado líder Kim Jong Il.