Ya sé que la situación económica española es catastrófica. Entiendo perfectamente que si no bajamos de un 17% de paro, el PSOE tiene entre pocas y ninguna posibilidad de superar al PP el 20N. Comprendo que, ante este contexto, Rajoy y su equipo hayan optado por esconder la cabeza. La estrategia es racional, en principio: como vas ganando, cualquier cosa que digas es una apuesta arriesgada que puede hacerte perder apoyos igual que puede hacértelos ganar. Con distancias de más de siete puntos en las encuestas, ¿para qué arriesgar?

El problema es cuando tu oponente cambia su estrategia. Desde que Rubalcaba es el candidato oficial y ya no ocupa puesto en el Gobierno, no ha parado de hacer propuestas. Literalmente. A uno, como ciudadano, le podrán gustar más o menos (a mí, por ejemplo, me gustan alrededor de la mitad, y la otra mitad me parecen erróneas). Pero el caso es que, oh, está hablando de política pública. Y no solo eso, sino que está marcando el ritmo del debate. ¿Rubalcaba habla de impuesto a la banca? González Pons responde. ¿Rubalcaba habla de eliminar Diputaciones? Ana Mato se ve obligada a contestar. ¿Y cómo responden? Como pueden, francamente. Dado que no tienen un programa sólido y bien estructurado, sus palabras preferidas son «demagogia» y «electoralismo». Está muy bien acusar a tu contrincante de oportunista, pero esto es bastante limitado y te deja como un político de patio de colegio frente a unos votantes que, justo estos días, valoran de manera especialmente negativa a los dirigentes que no hacen propuestas
concretas. Además, estás dejando que el PSOE (no el Gobierno, no, el PSOE) marque la agenda política. Eso, obviamente, es una ventaja muy importante para ellos.

Tarde o temprano, el PP va a tener que empezar a hacer propuestas. De hecho, Rajoy ya ha hablado de planes de choque sin concretar más allá de que «los emprendedores nos importan» y «queremos contrato único» (esta última idea es muy buena, la verdad, y debería hablar más de ella). Va a tener que mojarse. Si no lo hace, pone en peligro su mayoría absoluta. Y, lo que es más importante, su futuro liderazgo como hipotético Presidente del Gobierno.


7 comentarios

  1. popota dice:

    ¡Vaya, qué sorpresa! Abro Politikon para leer el artículo de Galindo y me encuentro con un artículo del mismísimo Alfredo P.
    Querido P., cualquier español con una edad superior a diez años sabe que la credibilidad de una propuesta tuya es la mitad de la mitad de la que tiene una promesa de matrimonio de José María Gutiérrez formulada a las 05:00 AM en el interior de una discoteca. No es que el personal tenga ya una cultura democrática gringa -esa cosa civilizada de escrutar todo lo que ha hecho el candidato desde que le crecieron pelos en los huevos y pasar olímpicamente de las «propuestas» que idefectiblemente acaban en el «de entrada, no»-, pero no estamos tan mal como para no saber que con el impuesto de sociedades que paga Querido Emilio esta mañana no haría falta un solo segundo para discutir vaguedades como ese invento -equiparable a la ley de economía sostenible, el plan E, los ordenadores en las aulas y demás conejos en la chistera- del impuesto a la banca para crear empleo.
    A todo esto, ni tarde ni temprano el PP va a tener que hacer ninguna propuesta, como no la hizo Cameron, como no la hizo Mas y como no la hace ni Dios con dos dedos de frente.

  2. Carlos Jerez dice:

    Por supuesto el PP no es inspirador, para uno nunca lo ha sido pero ahora mismo para Rajoy parece que no lo es ni para los de su partido. Como dices puede que la táctica de la gallina sea de lo más racional, a mí lo que me da miedo es que cuando habla de reformas estructurales suele evitar las de verdad importantes (menciona las administraciones públicas y poco más) salvo en el caso, dicho en voz baja, del contrato único. Habrá que ver como de único es, podría ser como el de CEOE, contrato único entre los indefinidos y aparte el temporal. Ninguna maravilla pero a mi parecer mejora lo que hay ahora.

  3. Amalric dice:

    La estrategia de Rubalcaba parece sencilla: «volver pequeños hijos descarriados del 15 M y votadme» y con cosas como esta de sentido comun por cierto, se los esta atrayendo

  4. J.E dice:

    «La falacia del espantapájaros es una falacia informal. Consiste en «poner en la boca» del interlocutor argumentos que nunca dijo. Posteriormente, se rebate ese argumento desde la propia invención, dando la sensación de que se «ganó» la discusión.» –> «¡Vaya, qué sorpresa! Abro Politikon para leer el artículo de Galindo y me encuentro con un artículo del mismísimo Alfredo P.»

  5. Carlos Jerez dice:

    Muy buena J.E

    Por cierto, Merkel y Sarkozy ya han cagado algo y huele mal. http://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/16/economia/1313511516.html

  6. Epicureo dice:

    Rajoy puede ganar y hasta sacar mayoría absoluta sin abrir la boca. Eso está claro. Lo único que le puede quitar votos es precisamente que Rubalcaba le obligue a hablar de cosas concretas. ¿Qué excusa sacará el PP para evitar los debates?

    El problema de esta estrategia es que si gana dando a entender que no va a recortar nada, y luego se vuelve Mariano Manostijeras, cuando le monten un super 15-M no tendrá legitimidad para quejarse.

  7. Mi nombre es Sombra dice:

    #6

    Harán como en Castilla La Mancha: «nos vemos obligados a pasar estos recortes porque, al asumir el poder, nos hemos encontrado con unos agujeros económicos en las cuentas mucho más nefastos de lo esperado, amen de armarios llenos de facturas sin pagar. Esto es consecuencia directa de la nefasta herencia dejada por el PSOE y bla bla bla».

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