Hemeroteca Politikon - Expectativas racionales & Refugiados

La inmigración no siempre perjudica a los trabajadores locales

8 Ago, 2011 -

Generalmente se asume que la inmigración es un fenómeno perjudicial para el empleo. Siempre, claro está, desde el punto de vista de los trabajadores locales. Quizá únicamente si una economía crece, se diría, puede asumirse que la inmigración no afecte a los trabajadores locales, pero eso es sólo aparente: a fin de cuentas, el aumento de la mano de obra presiona los salarios a la baja, lo cual sí que repercute sobre los trabajadores locales. Podríamos resumir la sabiduría popular sobre la inmigración en la cacareada frase «los inmigrantes nos roban nuestros puestos de trabajo». Los más condesciendentes, en todo caso, añadirán que «no es justo, ellos están dispuestos a aceptar salarios más bajos, pero ellos no tienen que afrontar los gastos que tenemos nosotros».

A pesar de todo, estas valoraciones son bastante intuitivas. De hecho, a primera vista un análisis del mercado de trabajo desde una perspectiva más bien clásica respaldaría estas valoraciones. Si la oferta de trabajo aumenta más que la demanda, o ésta última no aumenta en absoluto, el resultado en el nuevo equilibrio será un salario de mercado más bajo. O en caso de rigidez salarial (luego entendemos desempleo) podemos prever que las nuevas contrataciones sean únicamente de inmigrantes al estar dispuestos a aceptar salarios más bajos, pudiendo incluso llegar a desplazar a los antiguos trabajadores locales, que únicamente están dispuestos a aceptar mayores salarios (iguales a los de los trabajadores locales de otros sectores, todo sea dicho). Como decía, a primera vista esta explicación puede parecernos acertada. ¿De verdad es así?

En realidad, no. De hecho, la literatura económica sobre el tema contiene numerosos estudios que demuestran que la inmigración no perjudica ni los salarios ni tampoco las oportunidades de empleo de los trabajadores locales. ¿Cómo puede suceder ésto? Porque en realidad ambos tipos de trabajadores no compiten entre sí, o lo hacen en una escasa proporción. En un trabajo relativamente reciente, Immigration and Occupations in Europe (2010),  Francesco D’Amuri y Giovanni Peri analizan 14 economías europeas durante el periodo 1996-2007. Su conclusión es que los inmigrantes generalmente ofrecen un trabajo poco cualificado, lo cual permite a los trabajadores locales optar por trabajos de mayor cualificación, incrementando a su vez la demanda agregada. El efecto neto para la economía es positivo, o al menos puede serlo, para sorpresa de algunos. El siguiente gráfico, obra de los autores mencionados, muestra para las economías analizadas la relación entre empleos
cualificados y no cualificados (o los requerimientos de trabajo para cada uno) para cada tipo de trabajadores inmigrantes y locales en los años contemplados.

Figura 1. Segmentación en ocupaciones laborales según su nivel de complejidad entre trabajadores nativos y extranjeros para 14 economías europeas. Fuente: D’Amuri, Peri, Immigration and productive tasks: Can immigrant workers benefit native workers?, VoxEU 2010

Puede apreciarse que, en líneas generales, los trabajadores locales han ido ocupando una proporción creciente de empleos que requieren cualificación, al contrario que los inmigrantes, que muestran una tendencia inversa. Los datos presentados en el gráfico son relativos, ya que obviamente también hay trabajadores locales que desempeñan puestos poco cualificados, pero la proporción de éstos es mucho menor, es más, decreciente durante todo el periodo. Cónstese que ésto no quiere decir que los trabajadores inmigrantes sean poco cualificados, sino que ofertan, o compiten, o son demandados, en trabajos que requieren poca cualificación (probablemente, y entre otras cosas, porque estén dispuestos a aceptar salarios más bajos en relación a sus homólogos locales).

No obstante, se me antoja pensar si éstos resultados son, o han sido, representativos de la economía española en particular. Si la proporción de trabajadores con escasa cualificación (y por tanto, probablemente incapaces de optar por trabajos que requieran una mayor) es elevada, ¿se producirá el efecto de desplazamiento de los inmigrantes, o más bien se entablará una verdadera competición entre éstos y los trabajadores locales? ¿Habrá entonces efecto expulsión o quizá una bajada del salario de equilibrio, como podría predecir la teoría en el caso de trabajadores homogéneos?


8 comentarios

  1. Marc dice:

    En el caso de España, seguramente tambien es válido para un período de expansión. Pero en la situació actual de contracción económica, mi experiencia empírica me demuestra que mucha gente que había conseguido puestos cualificados ahora han «descendido» y están compitiendo por cualquier trabajo. Afortunadamente, de momento no parece que haya conflictos sociales graves entre autóctonos e inmigrantes, pero creo que si la economía sigue degradándose bastará con que alguien encienda la mecha…

  2. Ramón M. dice:

    @Marc,

    «Afortunadamente, de momento no parece que haya conflictos sociales graves entre autóctonos e inmigrantes, pero creo que si la economía sigue degradándose bastará con que alguien encienda la mecha…».

    Esperemos que, entonces, nadie tenga tan mala leche como para hacerlo, ¿no?.

  3. Heathcliff dice:

    Uno de los mayores problemas de la economía española es precisamente el bajo uso de la tecnología (ladrillo, plástico de invernadero y paella en chiringuito) y por ende la baja cualificación de una buena parte de la masa laboral.

    Mr parece correcto decir que el inmigrante compite por la escala baja de los empleos, pero creo que es demasiado audaz afirmar que eso eleva el nivel de los trabajadores locales. O dicho como lo diría mi abuela, que entren peones de fuera no convierte a nuestros albañiles en ingenieros, ni de broma.

    Desde mi punto de vista, la gráfica demuestra que los inmigrantes ocupan una porción cada vez mayor de los puestos poco cualificados, pero no, de ningún modo, que eso genere más puestos cualificados. Para que fuese así, debería superponerse esta gráfica a una evolución del desempleo.

    Coincido por tanto con @Marc, cuando habla de que al descender el nivel de empleo donde buscan trabajo los españoles, se producirá el encontronazo, y el exceso de oferta sobre la demanda existente.

    Por último, no creo que sea necesario que nadie encienda la mecha. Basta con que se reduzcan las prestaciones por desempleo (o se diluyan) para que la mecha se encienda sola. A los españoles no les importa competir con trabajadores que trabajan por mucho menos mientras tengan la opción de decir NO. Si esa opción desaparece, o se reduce, veremos muy a las claras quienes somos y hasta dónde llegan los límites fronterizos del País de la Piruleta…

  4. Ramón M. dice:

    @Heathcliff,

    «Me parece correcto decir que el inmigrante compite por la escala baja de los empleos, pero creo que es demasiado audaz afirmar que eso eleva el nivel de los trabajadores locales. (…) Desde mi punto de vista, la gráfica demuestra que los inmigrantes ocupan una porción cada vez mayor de los puestos poco cualificados, pero no, de ningún modo, que eso genere más puestos cualificados. Para que fuese así, debería superponerse esta gráfica a una evolución del desempleo».

    El estudio recoge una muestra de 14 economías europeas durante el periodo 1995-2007. En términos generales, más aún para las economías consideradas, éstas se encontraban en una fase expansiva; su crecimiento era, por tanto, positivo (aunque las tasas podían variar ampliamente entre países). No negaré que sería pertinente, a efectos de ser riguroso, incluir algunas comparaciones adicionales, en particular la que mencionas; no obstante, creo que las suposición que acabo de hacer y las que haré a continuación son lo suficientemente razonables como para admitirlas, al menos de forma preliminar.

    Así pues, si entendemos que hay 1) crecimiento económico, 2) crecimiento de la población activa, 3) inmigración, 4) estabilidad del nivel de empleo, 5) una estructura ocupacional que no cambia, y 6) una distribución ocupacional relativa entre nativos e inmigrantes que sigue el patrón descrito en la gráfica, entonces debemos concluir que en el periodo considerado los inmigrantes efectivamente ocuparon de forma progresiva los puestos de trabajo que requerían una menor cualificación, desplazando a la población local hacia puestos de mayor cualificación.

    «Por último, no creo que sea necesario que nadie encienda la mecha. Basta con que se reduzcan las prestaciones por desempleo (o se diluyan) para que la mecha se encienda sola».

    No lo niego, pero desde luego también resultaría deseable que nadie jugueteara con un mechero cerca de ella; me refiero, en particular, a aquéllos relacionados con el mundo de la política. No son tan lejanas las posibilidades de un fenómeno político al estilo Le Pen en Francia, especialmente tras los resultados cosechados en las últimas elecciones locales en España, por ejemplo, en Cataluña, por gente como Josep Anglada y sus muchachos, o incluso por ciertos sectores del Partido Popular catalán que enarbolaban un discurso muy (demasiado) crítico contra la inmigración que en ocasiones rozaba los límites del populismo.

    No quiero aventurar razones concretas, pero entiendo que por tratarse de un núcleo industrial importante, Cataluña ha estado más expuesta desde siempre a inmigración y además se ha visto más afectada por la crisis; y por supuesto, supongo que el estar rodeados de una ideología que acentúa los caracteres propios tampoco ayuda.

  5. Heathcliff dice:

    Muchas gracias, Ramón, por la explicación.
    Visto así, parece que es cierto y me doy por convencido, sobre todo por ser épocas expansivas, como dices.

    Me queda, como siempre, la duda de cómo es posible que lleguen masas de inmigrantes a un país que lleva una década sin bajar de los dos millones de parados (en números redondos).

    Todos sabemos lo que son esas cifras y la causística que las produce, por lo que no las esgrimiré como prueba en contra, pero estaremos de acuerdo en que esos dos millones de parados no suelen ser gente demasiado cualificada.

    Por tanto, parece que es cierto que los inmigrantes han «empujado» hacia arriba a los trabajadores nativos en la escala de cualificación, pero también parece cierto que, al mismo tiempo, han expulsado a otros del mercado laboral.

    Quiero decir con esto que quizás habría que plantearse la existencia de algún punto de inflexión en la cualificación, por encima del cual los inmigrantes te enpujan hacia arriba y por debajo del cual te hunden en el desempleo. Una especie de línea de flotación, por decirlo de modo gráfico.

    En cuanto a la mecha y la irresponsabilidad, y entrando ya directamente en camisas de once varas, creo que la presión del mundo de lo políicamente correcto contra cierta clase de opiniones no sólo no las elimina, sino que las enquista, impidiendo conocer su verdadero alcance.

    A mi ver, aquí no tendremos un fenómeno estilo Le pen, sino algo aún más peligroso: una lucha entre los partidos principales por pescar en el caladero de votos que supone la xenofobia. Porque la masa social xenófoba existe.

    Y termino con una apreciación subjetiva mía: hasta hace dos o tres años, esa masa social xenófoba era habitrualmente conservadora y votaba a la derecha. Ahora, por lo que veo por la calle, empieza a ser todo lo contrario. Y eso es lo que me preocupa porque, ya sabes… los tenderos no suelen meterse en linchamientos.

  6. Gulliver dice:

    «debemos concluir que en el periodo considerado los inmigrantes efectivamente ocuparon de forma progresiva los puestos de trabajo que requerían una menor cualificación, desplazando a la población local hacia puestos de mayor cualificación.»

    Esa no es la única explicación posible. Otra explicación es que las generaciones más recientes están mejor formadas que las anteriores y pueden ocupar puestos de trabajo más cualificados. Esto se podría controlar mirando la correlación entre el crecimiento de ese índice de cualificación laboral y el crecimiento de la inmigración para varios países.

    Es muy posible que la inmigración haya sido globalmente beneficiosa para la economía. Sin embargo dentro de ese beneficio general, también habrá habido ganadores y perdedores. Aunque la proporción de trabajos cualificados haya aumentado, hay muchos trabajadores que siguen en trabajos poco cualificados, compitiendo por ellos con los inmigrantes. Estos han visto como la demanda de trabajo poco cualificado ha aumentado dramáticamente, posiblemente con un impacto significativo a la baja en los salarios.

    Aunque el trabajador medio haya podido salir beneficiado de la inmigración, hay que controlar también cuantos han salido perdiendo y en qué medida. Posiblemente han sido los más humildes los perjudicados. No solo económicamente sino también en otros aspectos sociológicos, como cambios en la convivencia de sus barrios.

    Cabe preguntarse si la inmigración es positiva desde el punto de vista del PIB, pero regresiva desde el punto de vista redistributivo. La respuesta cambia según que la perspectiva sea local o global. Para los locales puede ser redistribuitivamente regresiva, pero si tienes en cuenta a los inmigrantes que vienen a Europa con una mano adelante y otra atrás, la redistribución es claramente progresiva.

  7. Ramón M. dice:

    @Heathcliff,

    Estamos de acuerdo. De hecho, como decía, el estudio se ha realizado sobre datos de 14 economías europeas (eso incluye España, pero también Francia y Alemania, entre otras). Las conclusiones, por tanto, han de observarse en términos generales. De ahí que al final de hecho preguntase sobre cuál podría ser la situación particular de España.

    Desde luego, en este caso no tiene por qué haberse producido únicamente un desplazamiento de los trabajadores nativos; puede que efectivamente haya habido competencia entre éstos y los inmigrantes en buena medida. No obstante, creo que el desplazamiento también ha sido importante, quizá más que la competencia, de ahí que no esté de más tenerlo en consideración.

    @Gulliver,

    Excelente comentario. No puedo más que estar de acuerdo con tus apreciaciones. Por supuesto, sería más que interesante disponer de esa información, pero siempre está bien recordar que en muchas ocasiones los procesos que tienen como resultado una ganancia para la economía en su conjunto suelen dejar por el camino tanto ganadores como perdedores, por mucho que la ganancia de los primeros pueda superar, en mayor o menor medida, la pérdida de los segundos. Es aquí donde entran en juego las consideraciones redistributivas (que yo, al menos, no considero irrelevantes).

    Sobre la posibilidad del efecto generacional, aunque desde luego sería una posibilidad, no sabría decir si éste resultaría significativo para el caso de este estudio en particular; principalmente, porque en él se estudia una muestra de países para un periodo tan sólo de 12 años. No obstante, puede que en los enlaces a los informes del INE que he dejado más arriba venga información relevante al respecto. Habrá que echarles un ojo.

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