Ciencia recreativa & Impuestos y fiscalidad

Moderación salarial y la dinámica del Estado de bienestar

5 Jul, 2011 -

Uno de mis temas favoritos sobre el EStado de Bienestar es el que desarrolla Isabella Mares en un libro que le regalé a Roger con la idea de que él escribiera este post, pero que como prefiere leer cosas en su kindle, ha dejado de lado. La idea es intentar explicar el aumento del desempleo en Europa desde los años setenta. A menudo, cuando se compara EUA con Europa en temas de mercado de trabajo, se olvida que hasta los años 70 Europa fue comparable o superior en temas de mercado de trabajo y eso con las mismas instituciones. ¿Qué ocurrió en los 70? Es probablemente LA pregunta de la macroeconomía laboral.

Una posible explicación a este fenómeno sería del tipo siguiente. Hasta los años setenta, los mercados de trabajo europeos, con una negociación colectiva muy sindicalizada, una estructura productiva basada en el crecimieneto extensivo y unas organizaciones de «capitalismo coordinado» fue capaz de crecer mucho y crear mucho empleo porque, en el mercado de trabajo, los sindicatos estaban dispuestos a producir moderación salarial. La pregunta es, obviamente, por qué. Una respuesta posible es por razones culturales: la gente todavía se acordaba del paro masivo de la recesión y pensaba que había que reconstruir el país con un esfuerzo colectivo. Pero otra respuesta más realista tiene que ver con el Estado de bienestar. Lo que hacían los gobiernos en las posguerra era intercambiar moderación salarial por mejoras en el Estado de bienestar. Desde el punto de vista de un sindicato de clase, admitir que los salarios no suban este año tiene mucho sentido si se
consigue una mejora en el seguro de desempleo, en la sanidad o en las pensiones. De esta forma, gobiernos y sindicatos se vieron inmersos en una dinámica virtuosa de «toma y daca» (tit for tat) dónde el modelo socialdemócrata parecía ser la bomba: no solo generaba pleno empleo, además era compatible con cada vez más estado de bienestar.

El problema es que en algún momento de los años 70 esta dinámica se rompió. El desencadenante (que no necesariamente la causa) fueron los shocks energéticos. Para entender esto, tenéis que pensar en lo siguiente: el PIB se puede pensar como repartido entre cuatro partidas: los impuestos, las materias primas, los salarios y los beneficios. Si de repente, de forma exógena, aumenta la parte de la que se apropian las materias primas pero el PIB permanece constante, una de las tres otras partes tiene que ceder. Y esto es exactamente lo que vimos con el significativo aumento de la conflictividad social de los años setenta y ochenta: por un lado, algunas industrias dejaron de ser rentables con los nuevos precios del petróleo y tuvieron que cerraras, por otro, en otras los actores relevantes (empresarios y trabajadores) tenían un conocimiento imperfecto de la situación y no supieron llegar a un acuerdo para moderar sus partes respectivas: el efecto fue un paró que aumentó de forma, para aquél entonces, vertiginosa.
Además, este conjunto de shocks marcaron la entrada de una nueva era, basada no ya en el crecimiento extensivo (acumular capital y aumentar empleo) sino en la innovación, para el que las instituciones de nuestra economía estaban menos adaptadas.

¿Como afectó esto al Estado de bienestar? A nivel presupuestario, la consecuencia inmediata fue que el presupuesto público absorbió una parte del shock. Por un lado, en forma de gasto, ya que se dieron ayudas a determinadas industrias en declive y sobre todo se pagaron subsidios de desempleo a la legión de parados. Por otro, en forma de ingresos, en la medida en que al caer la actividad, los ingresos se resintieron. Pero sobre todo, la dinámica del intercambio político cambió: para paliar el impacto que sufrían los salarios y los beneficios (es decir, aumentar la parte de la tarta que podían repartirse), los gobiernos comenzaron a reducir la carga impositiva que soportaban ambas partidas.

Pero además de esto, otra cosa había cambiado a partir de los años ochenta. Por un lado, llegó un momento en que el Estado de bienestar no podía mejorar mucho más a un precio decente -y el margen para el intercambio político era bajo. Pero sobre todo, la gente comenzaba a hacerse mayor y a tener menos hijos. El envejecimiento progresivo de la población se tradujo en un aumento del número de gente que cobraba beneficios del Estado de Bienestar y una reducción de los que pagaban impuestos. De esta forma, proporcionalmente, la carga impositiva del Estado de bienestar empezó a aumentar. En esta situación, el intercambio virtuoso de los primeros años de posguerra, dónde se intercambiaba moderación salarial por estado de bienestar había dejado de ser viable; ahora, la austeridad era la regla, por un lado porque no se podía seguir aumentando la factura, por otro porque la presión sobre los salarios era cada vez mayor.

Algo interesante de este contexto es darse cuenta de las consecuencias que tiene para el programa socialdemócrata. La sensación de paraíso perdido que tiene la socialdemocracia respecto al pasado, dónde era posible combinar pleno empleo y mejoras sociales, se explica en buena medida por esto. Ahora, cualquier gobierno que llegue al poder se ve enfrentado a un problema de sostenibilidad creciente dónde lo único que se puede hacer es recortar gastos aquí y allá. Al mismo tiempo, los sacrificios realizados persistentemente por los sindicatos tienen ese aspecto de no ser nunca suficientes -ya que a diferencia de antes de los 70, ahora no se pueden recompensar.

No obstante, esta perspectiva tiene algo de ilusorio. Como dice muchas veces Kantor, no es que nos hayamos vueltos pobres, es que nunca fuimos tan ricos. Es probable que muchos de los compromisos adquiridos en los años de la expansión del Estado de bienestar fueran solamente sostenibles en un contexto de demografía creciente y por tanto no es que ahora tengamos déficit, es que empezamos a tenerlo en el pasado. En el fondo, el principal desafía al que se enfrenta la izquierda es el de como reconstruir una dinámica virtuosa dónde el pleno empleo sea compatible con un grado importante de igualdad social.


Sin comentarios

  1. Miguel Núñez dice:

    Buen artículo.

    Un saludo.

  2. Ender dice:

    Muy bueno.

    Me quedo con la expresión, afortunadísima, de: «La sensación de paraíso perdido que tiene la socialdemocracia «… creo que éso es precisamente lo que le pasa a cierta izquierda, pero obviamente no han reflexionado sobre las causas, sino que están convencidos de que «alguien nos ha engañado, alguien nos ha quitado lo que teníamos, lo duramente conseguido, y si no lo combatimos nos lo arrebatarán para siempre, y bla, bla, bla…»… desde los Indignados varios, los columnistas izquierdosos bienpensantes y los grandes comunicadores de todos conocidos…

    ¿Seremos (los izquierdosos) capaces de superar esta fase?

  3. […] Por qué la socialdemocracia no volverá a ser como antes politikon.es/materiasgrises/2011/07/05/moderacion-salaria…  por Egocrata hace 2 segundos […]

  4. julian tierno dice:

    Últimamente estas aún mejor que Lo acostumbrado. Sigue así

  5. Diego dice:

    Este post está pidiendo a gritos una continuación que de respuestas o al menos profundice en la última frase.

  6. Carlos Jerez dice:

    Muy buen post. Un apunte, creo que la mayoría de los ciudadanos no ven una relación entre moderación salarial y reducción del desempleo. Además creen que se trata de reducir los beneficios empresariales (en parte cierto) pero creen que se consigue vía impuestos o nacionalizaciones más que buenas políticas de competencia con organismos independientes (definidos por algunos como antidemocráticos). Es muy difícil maniobrar políticamente cuando muchas veces no tenga más que darle la razón a Churchill cuando dice: «El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.»

  7. Roger Senserrich dice:

    Estoy leyendo el libro! Ese y otros tres a la vez.

    Que tengo trabajo… snif…

  8. Gorgias Marat dice:

    Hay una cosa que no entiendo muy bien. Es cierto que hay menos niños y más pensionistas, por lo que en el futuro habrá menos cotizantes que personas que reciban prestación por jubilación. Pero lo cierto es que tener una base demográfica donde hay muchos niños, también conlleva un coste fuerte para el estado y disminuye la renta disponible de cada individuo en la familia.

    ¿Es que en el trade off entre niño/»abuelo» siempre pesa más el coste abuelo que el coste niño?

  9. nop dice:

    Gorgias,

    Un niño no cobra pensión (las ayudas fiscales a los padres no son demasiado altas) y su sanidad+educación es más barata que la sanidad de los abuelos. Aunque disminuya la renta per capita dentro de la familia, para el gobierno (y por tanto para los contribuyentes) supone un gasto mucho menor.

    Además, un niño no vota. Un desplazamiento de la piramide de población a la vejez siempre conlleva un aumento de pensiones y prestaciones a los abuelos, que sí votan.

    Por último está el problema del ciclo vital del ahorro. Normalmente la gente ahorra (la compra de vivienda también es un ahorro, aunque puede que no sea el mejor)entre los 25 y 65 para gastar más de lo que ingresa a partir de la jubilación. Por tanto una sociedad con muchos jubilados es una sociedad que se está vaciando de ahorro, y en el largo plazo el ahorro es el combustible del crecimiento. Luego una sociedad con muchos jubilados no tiene crecimiento. Una sociedad con muchos niños no tiene este problema.

  10. cives dice:

    Voy a repartir gallifantes a los que hagan comentarios como los de Nop. Habéis si hacéis más como esos, joder

  11. Gorgias Marat dice:

    Estimado Nop

    Un niño no cobra pensión, pero sigue teniendo un gasto sanitario importante, y hay otros muchos costes fijos y constantes, no sólo el coste de la guardería y los colegios, también la FP, la universidad pública, etc (ya lo sé la educación es una inversión, pero hay que pagarla en los presupuestos), y desde luego contribuye menos al sostenimiento del estado que en un jubilado, aunque sea porque usa sus ahorros de toda la vida para consumir y realizar hechos económicos que tributan.

    Lo de que el niño no vota es un hecho objetivo. Pero los países con una base demográfica joven también experimentan cambios políticos y sociales, sin contar con las tensiones internas, delincuencia o revoluciones. Los países del norte de África, o el África subsahariana son ejemplo de ello.

    Por otro lado, lo mismo te digo, el ahorro como bien dices se produce entre los 25 y los 65, si el 60% o el 70% de tu población tiene menos de 25 o incluso de 20 años, el ahorro simplemente no existe.

    Ergo lo único que importa para el crecimiento económico desde el punto de vista poblacional es tener una fuerte cohorte de población activa (el ratio población dependiente vs población activa). De hecho si me apuras, tienen un futuro mucho más negro en cuanto a igualdad y desarrollo económico los países que no han sido capaces de frenar su desarrollo demográfico que los que padecen problemas de envejecimiento. Prefiero vivir en Japón que en Sudán.

    Comparto con Cives y contigo que tenemos un problema de envejecimiento, y que sería importante buscar formas de lograr por lo menos la tasa de reposición natural, pero creo que lo que explicó el fuerte crecimiento económico de los 30 gloriosos fue sobre todo la industrialización. El problema que tenemos los países desarrollados ahora es que hemos perdido la ventaja comparativa de ser los únicos países industriales en un mundo de agricultores, y por tanto nuestra riqueza en comparación a los demás irá disminuyendo, a medida que los demás se desarrollen lo que conlleva también que los errores que cometamos los aprovechará mejor la competencia, lo cual es por otro lado positivo a nivel de bienestar global agregado.

  12. nop dice:

    Gorgias Marat te respondo por partes;

    En los países desarrollados se gasta muchisimo más en pesiones que en todo lo que pueda necesitar un menor. Para España puedes mirar el gráfico aquí: http://graficos.lainformacion.com/politica/finanzas-publicas/en-que-gasta-espana_GOKnXNSkES9pTHKnt1YdS5/ Creeme, una sociedad con muchos jubilados es mucho mucho más cara de mantener que una con muchos estudiantes.

    Los países con una base demografica joven (has mencionado el Norte de Africa) tienen problemas, es un hecho innegable. Pero en este articulo se habla del sostenimiento del estado de bienestar y ese no es problema para esos países.

    Lo del ciclo del ahorro voy a intentar explicarlo mejor. Para el crecimiento ecómico influyen tres factores: trabajo (efectivamente el ratio de población activa), cápital (ahorro) y tecnología. En una sociedad que aumenta el ratio de jovenes disminuye solamente el primer el factor trabajo, pero no los otros dos. En una sociedad con muchos jubilados aparte del factor trabajo, también disminuye el ahorro (no la tasa, sino el valor absoluto). Esto supone que el capital disponible disminuye (sin contar los saldos internacionales) y que las empresas no solamente no pueden ampliar el credito sino que necesitan ampliar los fondos propios, lo cual supone un decrecimiento más acusado que el del facrtor trabajo.

    Hasta aquí los hecho objetivos, ahora mi opinión sobre las politicas de natalidad. Yo opino que no es realmente importante fomentar la natalidad, aunque es cierto que una sociedad con muchos jubilados se empobrece esto se puede solucionar con inmigración y reduciendo las pensiones públicas. Me parece más importante fomentar las pensiones privadas que la natalidad para el bienestar de la sociedad. Por otra parte tengo doble nacionalidad de un pais rico en materias primas donde se está reduciendo la población, en este caso está claro que aunque la reducción y envejecimiento de la población afecte a la tasa de crecimiento del país, al haber menos gente con la que repartir cada individuo sale beneficiado.

  13. José Luis dice:

    Yo de economía no entiendo, pero siempre que leo artículos y comentarios llego a la conclusión de que se intenta cuadrar el círculo.

    Nop dice que tener muchos jubilados perjudica el ahorro. Doy por hecho que si no ahorran es porque gastan, por lo que un aumento en el consumo también debería ser bueno. También dice que las personas entre 25 y 65 años si ahorran, cuando supongo que lo que están haciendo es comprar una casa y, por lo tanto, no tienen nada ahorrado (por lo menos una cantidad considerable, ya que si fuera así les importaría un pimiento la pensión pública que les quedase).

    No quiero que parezca que discrepo de Nop, tan sólo lo he puesto como un ejemplo de la sensación que me dejan los artículos y comentarios que pretenden dar una explicación y para ello requieren una contradicción en otra parte ajena al razonamiento que están tratando.

  14. […] ¿Donde entra en esto la socialdemocracia? Históricamente, el origen de la socialdemocracia se asienta sobre un compromiso entre clases y sobre determinadas políticas de redistribución apoyadas por sindicatos. En un mundo dónde estas instituciones –como los sindicatos, la regulación del mercado de trabajo o el Estado de Bienestar- ven su papel cuestionado o están necesitadas de renovarse, gobernar como socialdemócrata es una tarea muy desagradable. EDIT: Esto no es un invento, no es como las hadas que si uno no cree en ellas desaparecen, es la realidad […]

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