El gran libro de pifias épicas de la política americana ha añadido hoy un nuevo héroe: Anthony Weiner, demócrata, representante en el Estado de Nueva York.

Sí, es un escándalo irrelevante que afecta a un congresista sin apenas poder en la minoría demócrata de la cámara baja, pero es demasiado divertido para dejarlo pasar. Y total, en Estados Unidos no se habla de otra cosa, a pesar de las preocupantes cifras de paro (9,1%) de las últimas semanas. Para que se entienda el por qué del cachondeo, es necesario un poco de vocabulario: wiener quiere decir salchicha de Frankfurt en inglés…. y pene, en lenguaje de patio de colegio. Y sí, Weiner se pronuncia casi igual.

¿Cuál es el escándalo? La semana pasada Anthony Weiner envió un tweet con una foto a una chica. En ella se podían ver unos calzoncillos tapando un pene erecto. El tipo quería enviar la foto como un mensaje privado, así que la borró tan rápido como pudo, pero siendo como es internet, alguien cazó la foto y la envió a Andrew Breitbart, un bloguero conservador con una larga tradición de montar algaradas. No hace falta decir que la foto apareció a los dos minutos en media blogocosa republicana, y al día siguiente estaba en Fox News y CNN.

Ahora es cuando viene lo divertido. Weiner salió de inmediato en los medios, diciendo que alguien había entrado en su cuenta y le estaba intentando hacer quedar mal. En un planeta normal, con un apellido normalito, la cosa se hubiera quedado ahí, estoy casi seguro. Pero claro, el tipo se llama Andrés Pene, y la noticia va de un pene erecto. Los periodistas, en un alarde de humor infantil, siguieron persiguiendo al pobre tipo… y Weiner, cada vez que abría la boca, parecía estar más aterrado. A los pocos días ya le preguntaban si reconocía los calzoncillos como suyos, algo que primero negó, después dijo que quizás sí y al final acabó admitiendo que sí, probablemente era su pene, pero que no tenía ni la más remota idea sobre quién tenía esas fotos.

A los pocos días, Weiner era el hazmerreir de todos los cómicos del país, la carnaza de una furiosa investigación de todos los tabloides de Nueva York (y sí, la reputación que tienen de estar llenos de hienas desalmadas es totalmente correcta) y objeto de la obsesión constante de todos los informativos en CNN, Fox y MSNBC, medio internet y la otra mitad de Twitter. Todo el país, sin excepción, se ha pasado el fin de semana haciendo chistes malos y juegos de palabras atroces sobre penes en Fox News. Para acabarlo de rematar, esta mañana ha empezado a circular el rumor que Breitbart tenía bastantes más fotos (incluyendo algunas de Weiner marcando músculo y tal), así que a media tarde el pobre congresista ha convocado una rueda de prensa.

Que ha empezado con Breitbart, que pasaba por ahí, respondiendo preguntas de la prensa desde el podio, por cierto. Todo surrealista.

¿Qué ha dicho Weiner? El pobre hombre ha confesado absolutamente todo. Ha reconocido que el famoso pene es suyo, y que él envió el mensaje. Ha explicado que desde hace tres años le gusta tener conversaciones sexuales más o menos explícitas con desconocidas por internet, incluso después de haberse casado. Ha pedido perdón a absolutamente todo el mundo, desde la prensa a su mujer, pasando por los votantes. Ha explicado que todo eso lo hacía porque no estaba pensando en lo que hacía, sólo pasando un buen rato. Ha llorado un poco bastante ante las cámaras durante media rueda de prensa. Y ha dicho que no tiene la más mínima intención de dimitir. Y se ha quedado tan ancho.  Toma semanita.

Sus compañeros de partido, que para eso están, ya han pedido que se lance una investigación, pero tengo la sensación que el tipo sobrevivirá. El motivo es simple: los políticos que tienen la jeta suficiente para no dimitir acaban por conservar el cargo, ya que el resto del partido acaba por no tener más remedio que aguantarlos. Preguntadle a Camps, si le ha funcionado. El 2012, cuando toque reelección, Weiner ganará fácil, ya que es un distrito ridículamente seguro, y nadie se acordará de ello en tiempo. La carrera del congresista, sin embargo, no sé si llegará demasiado más lejos. Se dice que su ambición era la alcaldía de Nueva York, algo que ahora está un poco más difícil.

Lo que si es seguro es que nunca he escuchado tantos chistes malos sobre penes en la televisión americana como estos últimos diez días. Madre mía.