Ahora que la máxima autoridad judicial del país se ha pronunciado y tenemos el tema Bildu cerrado, estoy seguro que podremos dejar de hablar de Euskadi un rato y centrarnos en lo realmente importante, la situación económica.
Ya sé, soy un iluso. A la derecha española tener un 21% de paro le importa menos que ir por la vida negando derechos fundamentales a un grupo de gente que le cae mal, pero vamos, es lo que hay. Aún así, vale la pena recordar que la economía creció un patético 0,2% el primer trimestre, que los datos de la última EPA eran para tirarse de un puente, el BCE está completamente aterrado con la idea que los precios puedan llegar a crecer al 2,5% y la clase política española está entre enajenada y completamente desaparecida. Como dicen por Nada es Gratis, estamos a años luz de cualquier cosa que se parezca a salir del agujero, y aquí ni Dios parece preocuparse.
Empeorando las cosas, el calendario político es para echarse a llorar. Este mes tenemos elecciones, así que olvidaros de tener nada remotamente parecido a alguien gobernando en ningún sitio. El mes que viene hay primarias en el PSOE, así que tendremos el partido que ocupa la Moncloa todo obsesionado mirándose el ombligo sin hacer mucho más. Tras ello, bicefalia: un candidato que irá loco por negar cualquier relación con Zapatero, y un presidente que se debatirá entre aprobar reformas y tratar de evitar hacer las cosas aún más imposibles a su propio candidato (insisto: sin investidura, mala idea). Eso nos deja con al menos un año de dudas, cuando las cosas están para empezar a gritar de manera histérica y aprobar reformas en masa, sean sensatas o completamente experimentales.
A decir verdad, el problema de la economía española es relativamente sencillo. Tuvimos una enorme burbuja inmobiliaria que hizo que la construcción llegara a ser un 10.8% (un 18% de la población ocupada -edit) del PIB. Cuando la burbuja estalló, nos encontramos con que un sector enorme de la economía (e increíblemente intensivo en capital y mano de obra) saltó por los aires, dejando un agujero tremendo. Como nuestra sistema productivo es ridículamente inflexible y está lleno de regulaciones que hacían que la construcción fuera muy rentable, reconducir todos esos recursos ociosos es absurdamente complicado: es difícil abrir empresas, restringimos el crecimiento del sector servicios de forma idiota (licencias, horarios comerciales, mercado interior único, etcétera), tenemos un montón de barreras a la entrada en muchos mercados y limitamos la competencia en muchas cosas que no deberían tener limitaciones, desde notarías a transporte por
ferrocarril. Para acabarlo de arreglar, tenemos el peor mercado laboral de la OCDE, con un diseño legal que parece ser hecho aposta para hacer felices a abogados, gestores y masoquistas. Y no hablo de negociación colectiva, que me deprimo aún más.
En vez de hablar de vascos de forma incesante, no estaría mal que nos pusiéramos a arreglar esta gigantesca serie de cuellos de botella que hacen que nuestro país tenga un 21% de paro. Pero no, aquí preferimos hacer reformas y ajustes estructurales a base de hacer sufrir lo indecible a un tercio de la población, mientras hablamos del sexo de de los ángeles. Después nos preguntaremos por qué las cosas van mal.
Un ligero apunte, la construccion suponia en 2007 el 18% del PIB, no el 11%.
Lo que es mas, aun hoy en dia supone un 13%.
http://www.expansion.com/2011/03/03/empresas/inmobiliario/1299167059.html
Y volvemos al mismo debate del otro dia. Sin demanda, no hay salida a esto, por mucho que mejoremos las condiciones de la oferta.
«A decir verdad, el problema de la economía española es relativamente sencillo. Tuvimos una enorme burbuja inmobiliaria que hizo que la construcción llegara a ser un 11% del PIB. Cuando la burbuja estalló, nos encontramos con que un sector enorme de la economía (e increíblemente intensivo en capital y mano de obra) saltó por los aires, dejando un agujero tremendo.»
Otro problema es que antes de esa burbuja el paro era igualmente catastrófico y que incluso en el auge de la burbuja el paro era un poco alto.
Zhurrer, corrijo – sí, era el 18%. Sabía que era el 18, pero no sé teclear.
Sobre la falta de demanda, hombre, haberla la habrá. Si no es en España, en el resto del planeta tierra. El problema es que el resto del mundo si puede comprar cosas, y nosotros seguimos siendo incapaces de producirlas, o ofrecer servicios a precios competitivos.
Carlos:
Tienes razón, sí. Ahora sí que me has deprimido.
Estoy repasando las series de VAB en el INE porque 18% no me suena nada. El dato más alto es para el tercer trimestre de 2006, pico de la burbuja: 10,8%. Lo que sí tuvimos al 17% y rozando el 18% fue el porcentaje de población ocupada en la construcción.
Por lo demás, excelente artículo.
[…] Ahora que hemos resulto el tema vasco… politikon.es/materiasgrises/2011/05/06/ahora-que-hemos-re… por disconubes hace 2 segundos […]
Vamos, que la culpa del paro es de Aznar, aunque hace años que dejó la Moncloa. Las cosas malas, en economía, se manifiestan a los ocho años. Las cosas buenas, inmediatamente, sobre todo si quien manda es psociata.
Supongo que cuando dices derecha quieres decir PSOE, ya que es el partido que lleva gobernando 7 años (es decir, lleva las riendas de la economía 7 años) y los recursos para ilegalizar Bildu partieron de abogacía del Estado, en manos del mismo partido el mismo tiempo.
A no ser que el pobre PSOE esté luchando contra un paro que no ha generado, que todo puede ser.
Eso sí, el calendario futuro da cosica, con tantas elecciones internas y externas que hacen que los pobres políticos no puedan gobernar. Acojonante que eso pase las tres cuartas partes del tiempo que tienen para trabajar de lo suyo. Y acojonante que no hayan tenido tiempo antes de hacer… bueno, casi nada.
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«A la derecha española tener un 21% de paro le importa menos que ir por la vida negando derechos fundamentales a un grupo de gente que le cae mal, pero vamos, es lo que hay». Este grupo de gente que a la derecha española le cae mal, y que por tanto, habría que deducir que a la izquierda española le cae bien, es la que ha estado matando personas inocentes durante 50 años. En cuanto al dato del paro, a los que parece no importarles demasiado es a la izquierda española, a juzgar porque es la cifra que consigue cada vez que llega a gobernar.
Manuel, llámame cínico, pero prefiero un minigrupo terrorista que de higos a brevas se atreve a matar a alguien que medio país en la pobreza. Vale ya. Si te parece, en los próximos presupuestos destinamos *todo* el dinero a la policía, y nos olvidamos de esas tonterías y minucias como que tengamos para pagar la luz.
Off-topic total:
¿Has leído el último artículo de liberalismo.org? Cito textualmente del último párrafo: «El cambio climático es real y parece estar causado por el hombre»
¡¡¡¡!!!! Ojíplatico me he quedao, oiga.
http://www.liberalismo.org/articulo/440/aprendiendo/vivir/calentamiento/global/catastrofismo/
Con nuestra clase política tenemos un problema estructural y uno coyuntural.
El estructural es que la partitocracia genera dinámicas de este tipo porque los agentes del sistema presentan un conflicto de intereses entre su deber de velar por el bien común (y por tanto articular el debate público alrededor de los temas verdaderamente relevantes) y su necesidad de resultar elegidos (y por lo tanto hablar de lo que interesa hablar). Los partidos dedican más atención de la debida a todo lo relacionado con el nacionalismo porque es una cuestión polarizante, que afecta a la identidad (y por lo tanto con implicaciones sentimentales). En la partitocracia, la estrategia electoral tiende a determinar el debate público en mayor medida que la relevancia de los temas, incluso en épocas de emergencia. Iñaki Gabilondo lo señalaba hace poco cuando decía que el único motor de la política, hoy, son los antagonismos:
http://blogs.elpais.com/la-voz-de-inaki/2011/04/el-unico-motor-de-la-politica-son-los-antagonismos-.html
Nuestro problema coyuntural con la clase política es que si bien presenta las inercias anteriormente citadas, un buen liderazgo puede mitigarlas en gran medida. Y eso es justo lo que no tenemos. No tenemos un Roosevelt, por citar el ejemplo arquetípico.
Respecto a la sociedad, la apatía resulta odiosa e inexplicable (por mucha economía sumergida que le eches) a partes iguales. Sin embargo me da la impresión de que la cosa puede cambiar en cualquier momento, de que los acontecimientos pueden empezar a sucederse en poco tiempo.
La tercera pata del análisis es la tocante a los medios de comunicación. Yo como ciudadano considero el escrutinio y la participación en la res publica un imperativo moral. Pero los que por definición deben realizar un análisis y un escrutinio *profesional* de la misma (para ayudarme a mi en mi escrutinio personal) son los medios de comunicación. De nuevo nos encontramos con que en España no están a la altura.
Negro panorama.
Ian, me he releído todo el artículo y todos los comentarios por si acaso y te juro que no se dónde sacas base para semejante exabrupto. Ninguno ha hablado de culpas, y menos de echárselas a Aznar.
Practicamente todas esas idioteces que agarrotan la economía española (y creo que sobra el «practicamente») primero las hemos heredado del franquismo, segundo nadie ha hecho gran cosa por reformarlas en estos 35 años y siempre han sido parches improvisados, y tercero la «verdadera izquierda» y UGT/CCOO son los primeros en defenderlas como si fueran la Numancia, el Verdún y las Termópilas de la clase obrera. Si nos ponemos a repartir culpa, aquí sobra para todos.
Pero ya que lo mencionas, libre de culpas no está. Cuando el Gran Hombre (TM) se mudó de La Moncloa dejó un índice de paro que superaba con holgura el 10% y una EPA entre 2.500.000 y 3.000.000 de parados, niveles a los que la gran mayoría de los países europeos ni siquera se ha acercado en la peor crisis desde 1929, y consevábamos sin problemas los records de la Unión Europea y de la OCDE – como siempre, que de ese trofeo España tiene las vitrinas llenas.
Y no quiero hablar siquiera de asuntos tan deprimentes como la financiación de los ayuntamientos, el ordenamiento urbano o la desgravación fiscal de la compra de vivienda, que le recuerdan a uno eso de «Arrepentíos, humanos. Todos ahí metísteis vuestras manos»
No es que Aznar sea «el culpable», pero en mi opinión en ese tema como en otros habló mucho y muy alto – demasiado alto, como es su costumbre – y luego resultó que se le iba toda la fuerza por la boca y que la pretendida liberalización de la economía no se proponía ir más allá de una privatización parcial y chapucera de grandes empresas públicas.
Alatriste, lo has clavado. Pero yo siempre repito lo mismo porque con lo de la verdadera izquierda parecéis confundidos, no es solo la verdadera izquierda quién defiende esas instituciones arcaicas, son las 3/4 de los ciudadanos de este país que se oponen a abaratar el despido indefinido y a ajustar el sistema de pensiones a los cambios demográficos o a evitar los abusos en el sistema sanitario. Sino lo creéis, tirar de encuestas.
Totalmente de acuerdo con Carlos Jerez. No sólo es la Verdadera Izquierda (¿No recuerda a «Partido de los Auténticos Finlandeses»?), es la gran mayoría de la masa anestesiada con ladrillo, tanto de derechas como de izquierdas. Con semejante resistencia social, reformar es imposible y vano, y sólo nos queda esperar a una verdadera catástrofe para que eso sacuda las conciencias.
@david
Estoy de acuerdo, pero…. joder, ¿Aun no estamos en una verdadera catástrofe?
Carlos, quiero creer que no, que cuando se habla a la gente con la verdad por delante, que los miles de millones que hemos enterrado cada año en ladrillos con la desgravación fiscal hubieran estado mejor gastados en casi cualquier otra cosa, o que si vivimos cada vez más años es imposible que el sistema de pensiones no necesite cambios lo entiende… aunque la experiencia demuestre que no es solo Juan Español quien se resiste a creerlo, sino que salen pretendidos expertos soltando barbaridades literalmente alucinatorias, como aquella de que es mentira que vivamos más años sino que todo es un espejismo estadístico provocado por la reducción de la mortalidad infantil (creo recordar que fue Vicenc Navarro quien la lanzó, pero no podría jurarlo) Esa me hizo mella tanto por lo evidentemente erróneo de la afirmación como por la fe templaria con la que se esgrimió
Así que temo que tengas razón.
No, aún no. Los jóvenes viven de sus padres, las viviendas aún tienen su valor inflado y nos hemos salvado de la quema de la deuda.
@david
Pues el purgatorio se me empieza a parecer mucho al infierno…
No, Adrián, no hace falte que te lo llame Manel. Yo me apunto para decírtelo. Basta con que le toque a un pariente tuyo para que lo entiendas. Me parece repugnante, sinceramente, tu afirmación, y mira que no soy demasiado remilgado en las moralinas…