Ahora

Nacionalismos, referéndums y catástrofes

4 May, 2011 - - @egocrata

Hace unos años, cuando la economía era boyante y los partidos políticos españoles tenían tiempo y energía para discusiones racionales sobre nacionalismo y la organización territorial del estado (sí, ya sé), escribía sobre por qué un referéndum sobre secesión no sólo no era peligroso, sino que era una buena idea.

Cada vez que mencionaba el tema, sin embargo, siempre había voces que decían que un plebiscito de esta clase iba a generar un ciclo de reivindicación inacabable: los nacionalistas pedirían votar una y otra vez de forma incansable hasta que sacaran el resultado que querían.

Lo curioso es que en los últimos años hemos tenido un experimento natural sobre qué sucede cuando una democracia avanzada permite que un partido soberanista tenga su votación. Ha sucedido en Canadá, con el Bloc Québécois; la región tuvo dos referéndums en 1980 y 1995, con el segundo perdido por muy, muy poco. Por aquel entonces, en 1993, el Bloc sacaba un 13% del voto en Canadá, un 40% largo en Quebec.  En estas últimas, el 2011, han sacado un 6%,  en Quebec andan por un 30%, y parece que se les ha pasado las ganas de largarse.

Dos cosas. El punto de partida en porcentaje que apoyan la secesión es mucho más alta que en Euskadi y Cataluña. Y sí, sé que no son situaciones comparables, etcétera. Lo que parece claro, sin embargo, es que un referéndum no es necesariamente el fin del mundo. Es más, puede ser un primer paso para arreglar un problema.


Sin comentarios

  1. Es algo que llevo diciendo desde hace mucho:

    http://www.ruinaimponente.info/2009/09/el-panico-a-preguntar/

    y revise las últimas líneas.

    En todo caso a los federalistas canadienses con los que he hablado, a pesar de que en cierta manera compartían ésta opinión, en todo caso insistían en que era un gambito demasiado arriesgado, que habían pasado un susto de muerte y, si por ellos fuera, no se volvería ha hacer.

    Y el soberanismo volverá. Basta con que los conservadores hagan alguna barrabasada. Y no tardarán.

  2. Alatriste dice:

    Me parece que relacionar tan directamente la decadencia del Bloc Quebeçois y del secesionismo con el referendum de 1995 es un non sequitur… sobre todo cuando en 2004, casi 10 años despues, aún alcanzaron un 12.39% de los votos.

    Aparte, no sé que tiene que ver eso con el problema moral que está en la raíz de mi oposición – y la de muchos – a cualquier referendum de secesión: que si sale «Sí» el pueblo ha hablado y el tema se ha acabado, todos debemos acatar el resultado y aceptar la independencia. Pero si sale «No»… la cosa cambia. Entonces nadie ha hablado, nada se ha terminado, y los perdedores ni de coña van a aceptar que el pueblo ha decidido. Esa actitud de «jugar al fútbol» con unas reglas amañadas en las que un equipo solo puede ganar o empatar pero si pierde se anula el partido me parece inaceptable.

    Y no dejo de preguntarme qué hubiera ocurrido si en lugar de perder por 51 a 49, el referendum lo hubiera ganado el Bloc por el mismo estrecho margen… ¿Qué hubiera pasado con todas las áreas donde ganase el ‘No’, y en el mapa se ve que las hubo donde ganó por porcentajes enormes (aunque resulta un mapa difícil de leer, al representar el negro rojizo lo contrario que el negro azulado)?

    Siempre me ha parecido que esta clase de referendums, desde el primigenio de Silesia de 1921, nunca han arreglado nada. En unos casos, porque al haber una mayoría clara fueron una mera formalidad (Timor Oriental, por poner un ejemplo) y en otros, donde hay dos comunidades enfrentadas o más, al día siguiente siempre se plantea el problema de por qué razón Sildavia puede secesionarse de Borduria, pero Zmylpathes no puede secesionarse de Sildavia… y es en ese momento cuando los desalmados de los dos lados empiezan a poner en práctica sus sueños de limpieza étnica.

  3. carloss dice:

    Proponer que unas de las regiones más ricas de España pueden decidir voluntaria y «autodeterminadamente» que abandonan al resto, precisamente porque son más ricas y están hartas de pagar, me parece tan absurdo como que un día cojan las 100.000 familias más ricas de España y decidan que se independizan, que están hartos de pagar impuestos. De un día para otro todas las urbanizaciones de lujo de este país pasan a ser independiente por votación de sus habitantes.

    Pues muy bien oye. Y lo próximo será que las comunidades del PP se independizan cuando el gobierno central sea del PSOE. Y que las del PSOE hacen lo mismo cuando sea al revés.

    En fin, esto de la «autodeterminación» provoca unos absurdos muy graciosos. Por algo la ONU sólo habla de estos temas cuando se refiere a procesos de descolonización y para todo lo demás, «respeto a la integridad territorial». Porque a ver quién es el guapo que se mete en estos saraos.

  4. Hejo dice:

    A veces nos olvidamos que las fronteras fueron creadas por los hombres (la sangre de los soldados y el esperma de los reyes, básicamente). Nada debería impedir que una votación democrática las cambiara.

    Nos olvidamos que la autodeterminación también puede ejercerse en el sentido contrario: Alaska votó integrarse en los USA. O incluso elección entre opciones: Saarland (El Sarre) en 1952, si mal no recuerdo, pudo elegir entre integrarse en Francia o en Alemania. Eligió Alemania, para disgusto de De Gaulle.

    Si se quiere mantener el espíritu democrático, una vez un territorio se ha independizado, tiene que ser posible que se pueda votar de nuevo en referéndum una posible reintegración. De forma parecida a como otros temas que afectan a la soberanía nacional se han votado en referéndum: OTAN y «Constitución» Europea en nuestro país. El partido de fútbol que se repite hasta que se consigue la victoria no es un principio válido en democracia. El gobierno canadiense así se expresó en 1995, y el Bloc se vió obligado a decir «amén» y olvidarse de efectuar otro referéndum.

    Minorías: El mismo argumento puede utilizarse a la contra: ¿ las zonas del Québec donde la independencia ganó en 1995 no tienen derecho a independizarse? El tema no es fácil. Además: si una parte importante de la población de una zona se quiere independizar, ¿ no tiene ninguna responsabilidad en ello el comportamiento del resto del país? (ni que sea únicamente en el terreno simbólico-cultural). La pregunta es válida también para España. Y las soluciones son las de siempre, o la imposición de la mayoría o el diálogo y el pacto. En Canadá eligieron el diálogo y tras 1995 aumentaron las atribuciones del gobierno québecois.

    Respecto a la caída en votos del Bloc, lo interpreto como que la soberanía y la identidad son temas capitales, pero no los únicos que preocupan a los electores canadienses. Un síntoma de inteligencia y madurez.

  5. carloss dice:

    @Hejo

    Pero si es que la pregunta se puede hacer al revés, sí, pero entonces la respuesta es distinta. Si le preguntas a los independentistas del Quebec si querrían independizarse a trozos te dirán que no.

    Vete aquí a ERC y dile que le permites hacer un referendum por provincias o municipios. Obviamente te mandarán a la mierda porque a ver qué Cataluña se montan quedándose fuera puede que hasta la propia Barcelona.

  6. Alatriste dice:

    Carloss, en ese caso la asimetría opera a la inversa… con toda probabilidad la mayoría de los independentistas no querría «independizarse a cachos», pero los contrarios a la independencia sí que aceptarían separarse de sus vecinos secesionistas.

    No es precisamente un tema fácil. Aunque los ejemplos que da Hejo son erróneos (Alaska se unió a Estados Unidos por ley, y el plebiscito de los 50 en el Sarre si se hubiera aprobado lo hubiera convertido en territorio europeo, sede de las instituciones comunes) la base de su argumento es sólida; y por ejemplo Hawaii si que se unió por referendum a los otros 49 estados.

    El problema es que una secesión, o una unión, entrañan cambios costosos, largos, y dificilmente reversibles. Por poner un par de ejemplos, no se puede andar formando y disolviendo servicios diplomáticos, fuerzas armadas, y nuevas monedas, todo para anular los cambios en las siguientes elecciones.

    No es factible andar uniéndose y separándose cada 4 o 5 años a menos que la «unión» consista en unas cuantas estructuras comunes elementales y en realidad sus componentes operen en todos los campos importantes de modo independiente, como los estados de la Unión Europea.

  7. yo dice:

    Hacía tiempo que no leía un post de Roger donde los comentarios fuesen mejores que la entrada 🙂

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