Ahora

En defensa del lobby

25 Feb, 2011 - - @jorgesmiguel

Una de las cosas que me han llamado la atención en los hilos de comentarios de los posts de Roger y Jorge sobre #nolesvotes -aparte de la extraordinaria ignorancia y mala educación de algunos ciberactivistas, o ciberlumpen más bien- es lo nerviosa que se pone la gente cuando aparece la palabra «lobby». Sabemos que en España persiste la percepción negativa de su actividad; consecuencia, creo, no sólo de la relativa inmadurez de nuestra democracia y del carácter eminentemente vertical y corporativo de nuestra cultura política, sino de la ideologización y moralización del debate
político, que proscribe la concepción pluralista de la democracia como conciliación de intereses en favor de visiones maniqueas y paleopolíticas del «bien común».

Existe en general poca información sobre el asunto, y cuando los grandes medios se fijan en los lobbies, lo hacen, como aquí, bordeando el sensacionalismo. Lobby se sigue asociando a oscuros intereses y falta de transparencia. No obstante, cabría preguntarse si nuestra cultura política y nuestros procesos de fijación de agenda y de decisión se caracterizan precisamente por la transparencia y la claridad. Pensemos por un momento en el aquelarre organizado en torno a la «ley Sinde», con multitud de actores -nunca mejor dicho- desde los «artistas» hasta la embajada de EEUU, pasando por blogueros, tuiteros y organizaciones clandestinas carnavalescas, cenas en la intimidad, «representantes» a los que nadie ha elegido, ministros de ley y de facto, rechazos y posteriores aceptaciones, etc, etc. La persecución de intereses es un hecho de la vida en una
democracia pluralista. La profesionalización de algunos aspectos de la misma no tiene necesariamente que verse con tintes delictivos y, en muchos casos, dados los cauces adecuados, supone un avance en transparencia y responsabilidad respecto a los usos políticos normales en un país como España.


Sin comentarios

  1. cives dice:

    Vamos a hacer un experimento sociológico.

    ¿Alguno de los que están leyendo este post han pensado exactamente qué tipo de actividad desarrolla un sindicato y qué coño es eso del «diálogo social»? ¿y eso que los politólogos llaman «sociedad civil» -que tienden a ser un conjunto de chiringuitos sostenidos por el Estado?

  2. […] This post was mentioned on Twitter by Jorge San Miguel L., Politikon.es. Politikon.es said: En el blog: En defensa del lobby http://bit.ly/f902YT […]

  3. Jaime P dice:

    Dentro de menos de 1 año os daréis cuenta del desastre que supone la Ley Sinde.

    Dentro de 5-10 se recordará como la ley con la que comenzó la caza de brujas en Internet.

  4. Jorge San Miguel dice:

    Y dentro de 100 estaremos todos muertos. Ahora, ¿podemos volver al tema del post?

  5. Lamidaeff dice:

    Este tipo de post solo lo escriben los gusanos que favorecen el camino hacia la servidumbre. Primero desempoderaron a los internautas, pero a mi no me importó porque yo no era internauta,…

  6. Juanlu001 dice:

    Ay por Zeus, a Niemöller le deben de estar pitando los oídos todo el santo día…

    Sois vosotros los de la última estrofa. Habéis dejado pasar a los parados, a los jubilados, a los estudiantes y a todo el mundo, y ya sólo quedáis vosotros. Así que pensadlo bien antes de repetir ese jodido poema.

  7. Lamidaeff dice:

    Facha

  8. Crul dice:

    A mí el otro día me dio por pensar en las cosas en común que tienen las multinacionales que se acercan a monopolios con la organización monopolista de un estado comunista.

    Está claro que «lo grande» tiene muchas ventajas (también tiene desventajas claro) en cuanto a aprovechamiento de recursos.

    El matiz para mí está en el motor de esas macro-organizaciones; el beneficio de unos cuantos (tampoco voy a decir «pocos») o el beneficio de muchos.

    Saludos.

  9. Epicureo dice:

    Veamos, según yo entiendo, un lobbysta profesional sería un individuo que tiene acceso privilegiado a los legisladores y que cobra para usar ese acceso de manera que la legislación favorezca al que le paga.

    No está mal si, como muchos ahora, te parece bien sustituir el viejo sistema un hombre – un voto por el más moderno un euro – un voto, a lo cual nos dirigimos inexorablemente. Pero yo soy antiguo.

  10. Jorge San Miguel dice:

    Un lobbista profesional es un consultor que tiene la información (y los contactos, claro, como cualquier agencia de comunicación o PR) para asesorar a un cliente -generalmente una empresa, pero puede ser una ONG, por ejemplo- sobre la mejor manera de presentar y defender sus intereses ante las administraciones públicas. Lo que incluye contactos con representantes políticos si es posible, recomendaciones sobre PR, responsabilidad social corporativa y otras cuestiones más o menos cosméticas, o sacar informes e incluso organizar conferencias, jornadas, etc, para tratar de poner determinados temas en la agenda. A partir de ahí, se pueden hacer todas las insinuaciones maliciosas que se quieran; aunque en Bruselas, por ejemplo, la legislación es bastante estricta y un caso como el de Camps, difícil de imaginar.

    Como digo en el artículo, esto parecerá mejor o peor, y cada uno tiene todo el derecho de albergar nociones naif sobre la práctica y los objetivos de la gestión pública. Ahora bien, hacen falta grandes dosis de fantasía para pretender que el uso tradicional en España es más transparente, claro o democrático. He hablado de la ley Sinde, pero pensemos en cualquier negociación presupuestaria, política energética, cajas de ahorros, etc, etc, etc. Vamos a no juzgar a unos por lo que son y a otros por lo que dicen que son.

  11. Epicureo dice:

    Entonces el razonamiento es: como va a ocurrir de todas maneras, hagámoslo abierta y legalmente.

    Pero hay una diferencia: al menos, ahora nos parece mal (a algunos) que las influencias y el dinero condicionen la legislación. El sistema que propones supone renunciar a la ética en nombre de la transparencia. Y ni siquiera eso, porque la existencia de lobbys legales no impide que sigan existiendo canales «informales» más discretos.

    Por supuesto que tienes todo el derecho a albergar nociones naif sobre la práctica y objetivos de los lobbys… pero mejor no juzguemos ni a unos ni a otros por lo que dicen que son.

  12. Jorge San Miguel dice:

    como va a ocurrir de todas maneras, hagámoslo abierta y legalmente.

    Si estuviésemos hablando de asesinato o trata de blancas, le daría la razón. Pero hablamos de defender intereses; algo que, como digo en el post, es consustancial a la democracia pluralista y, en el fondo, a cualquier régimen político. Mientras las líneas rojas estén claras y se haga dentro de la legalidad, no veo el problema en que esto se profesionalice.

    Imagino que gran parte del problema viene de la concepción paleopolítica según la cual hay un solo «bien común» y una sola «voluntad popular» que se descubren mediante la deliberación o la votación. Desgraciadamente, esto en la política real no pasa casi nunca. Lo que hay por regla general son opciones que sólo resultan preferibles marginalmente según unos determinados criterios y no otros. Mire, sin ir más lejos, el debate en torno a los famosos 110 km/h. En estas condiciones, la habilidad para presentar asuntos, meterlos en la agenda y convencer a la opinión pública y los representantes políticos es fundamental. Y, ya le digo, yo prefiero que lo hagan lobbistas profesionales a «representantes de internet / el pueblo / lo que sea» que no ha votado nadie, «artistas», caciques locales/regionales, periodistas, glorias deportivas y otros cuyos intereses no dejan de existir por no declararse explícitamente.

  13. Crul dice:

    Mientras las líneas rojas estén claras y se haga dentro de la legalidad, no veo el problema en que esto se profesionalice.

    El tema es que a mucha gente esto ya suena a «vacile». Para mí (tal y como están las cosas) el orden lógico sería al revés:
    – Primero tolerancia cero (ya que con «sentido común» no hay manera).
    – Y después de limpiar el sector, profesionalizarlo.

    Si es así, tienen todo mi apoyo.

  14. J.E dice:

    Tres firmas para una asociación y un abogado, y del abogado no estoy del todo seguro.
    Eso es el mínimo común denominador de un lobby, y puede montarse en cualquier momento. Yo mismo podría montarlo mañana.
    De hecho no lo descarto, pero eso es otro tema.

    El problema no esta, exactamente, en el lado de los lobbies. Puede que los lobbies «buenos» tengan menos poder económico, pero al final en una votación entre dar de comer a niños pobres y dar subsidios a malvados capitalistas, cualquier político sabe donde están los votos.
    El dinero ayuda, pero hay un margen para lo que el dinero pueda conseguir.

    El problema esta en el lado de los políticos. Mejor dicho, en el caso de los políticos en España: No sabemos con quien se reunen, no sabemos de que hablan, no sabemos de donde sale el dinero de los partidos (Las dichosas donaciones anónimas) y se me escapa el efecto que esas conversaciones tienen sobre su actividad pública.

    Dicho de otro modo: Si Pepito ha decidido emplear su tiempo para cabildear* a favor de los cazadores de focas bebes, podré sentir muchas cosas por Pepito, pero estará en su derecho.
    Pero si Juanito, un tipo que salió elegido con mis votos, decide emplear su tiempo para interesarse por la caza de las focas bebes, ese SI es un problema, y lo que necesito es saberlo, porque quizas no le de mi voto.

    En resumidas cuentas, el lado del cabildeo no falla por el lado de los cabildadores, sino de los cabildados.

    *El verbo castellano de «lobbiying» es «cabildear». Que lo de preguntar «que hay de lo mio» también es una gloriosa tradición hispánica XD

  15. Crul dice:

    Muy interesante eso último.

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