Vía Barcepundit, leía hoy este artículo sobre los mitos que rodean la figura del emprendedor. Hay unos cuantos mantras que se repiten constamente por España acerca de estos seres mágicos; uno casi espera  que vendrán un día con sus grandes ideas y nos salvarán de nuestra desgracia mediante productos maravillosos. Todo lo que escuchamos es como tenemos que construir clústeres de innovación, parques tecnológicos y grandes centros de investigación donde descubriremos algo nunca visto, con una nueva empresa española dominando el mundo.

Un pequeño secreto: la inmensa mayoría de emprendedores son, de hecho, gente bastante mediocre. La mitad de las pequeñas empresas no sobrevive más allá de cuatro años – las malas ideas son igual de abundantes que las ideas decentes a medio plazo, y ganan por goleada a largo, con la tasa de supervivencia bajando hasta un 25% a diez años. Los chalados que abren su pequeño negocio son de hecho bastante irracionales, y no especialmente hábiles.

El dato más importante, sin embargo, no es el hecho que muchas pequeñas empresas fracasen – la destrucción creativa tiene estas cosas. Lo que no podemos olvidar es que inmesa mayoría de negocios (y de supervivientes) son realmente cosas bastante pedestres y normalitas, sin que realmente uno pueda ver demasiada tecnología o innovación en ningún sitio. Por cada visionario dospuntocero perdiendo dinero con su proyecto para cambiar el mundo (ejem), veremos cien gestorías (para hacer feliz a Jorge Galindo), talleres, guarderías, despachos de abogados, empresas de limpieza, bares, restaurantes, administradores de fincas, fábricas de espejitos de diseño, jugueterías, consultoras y empresas de transporte por carretera.

Ninguna de estas empresas realmente va a cambiar el mundo, y muchas pasarán sin pena ni gloria, pero la inmensa mayoría de la riqueza que crea un país proviene de estos chiringuitos. No son sitios con  glamour, brillo o ambición de convertirse en un culto de personalidad estilo Apple, pero los hay a miles, todos dando algún servicio o fabricando algún cachivache que alguien necesita. Los políticos y genios de la innovación que circulan por ahí tienden a concentrar sus esfuerzos en aplaudir las gracias a todo perroflauta que dice que va a llegar a la luna, y tenemos gente haciendo bobadas como «apoyar sectores estratégicos», diseñar «política industrial» y crear «centros de innovación». A la práctica, lo que estamos haciendo es tratar de capturar unicornios con portaaviones.

Lo cierto es que la innovación no acostumbra a estar en las grandes ideas o en utilizar la tecnología más puntera. Parece mentira que esto se tenga que repetir tan a menudo en un país como España, donde nuestra multinacional más famosa y respetada se dedica a fabricar el producto estrella de la revolución industrial del s.XVIII, pero muchas veces una empresa con éxito es realmente una cosa muy, muy aburrida. Inditex se las ha arreglado para fabricar ropa de forma un poco más deprisa y un poco más barato que el resto, y ha sido capaz de hacerlo en masa. Su «tecnología» no es un nuevo microprocesador o una panel solar increíble, sino algo tan básico como una cadena logística eficiente. Organizarlo requiere (mucho) talento, por supuesto, pero no descubrimientos geniales.

Por descontado, no todas las empresas serán Inditex, pero muchos pequeños negocios son innovadores y sobreviven a base de recetas parecidas. Una consultoría que tiene un par de tipos hábiles con Stata y SPSS y hace estudios especialmente creativos. Un despacho de abogados que utiliza Google Apps y puede hacer las cosas un poco más rápido y con menos gente. Una empresa de transportes que reutiliza de forma creativa un aplicación de iPhone para usar los camiones un 5% extra. A veces esta clase de ideas pequeñas hacen más fácil adoptar ideas más grandes, y en unos años tienes la madre de todos los supermercados; otras simplemente queda una tienda de ropa que gestiona muy bien el inventario y sobrevive a la próxima recesión sin tener que echar a nadie.

Cuando hablamos de política económica y crear emprendedores, tenemos que recordar tres cosas. Primero, las grandes ideas brillantes no existen – y cuando suceden, aprovecharlas es más cuestión de potra que otra cosa. Hacer política económica intentando estar allí cuando suceda es una pérdida de tiempo, y sólo ayudará a producir una burrada de elefantes blancos. Segundo, la innovación tiende a ser bastante aburrida; una empresa de éxito normalmente es alguien haciendo algo que hacen otros sólo que un poco mejor. Tercero, los negocios aparentemente más simplones son los más importantes – y de hecho los que acaban haciendo cosas serias.

Cuando hacemos política económica buscando al mítico emprendedor, el papel del estado es muy fácil: poner las cosas fáciles a los locos que quieren montar una empresa, y salir del medio tan rápido como puedan. Leyes sencillitas, poco papeleo, y una pelotón de ambulancias listas para rescatar a los heridos en el caso que el negocio se estrelle. La intervención pública será fuerte y decidida sólo en lo que respecta a hacer que la gente se porte bien y no meta el dedo en el ojo a los recien llegados, y en un estado de bienestar potente que recoja a los heridos cada vez que algo se hunde.

Nada de subvenciones para este sector o polos de crecimiento extraños; todo es cuestión de dejar que todos esos tarados irresponsables que quieren perder el sueño abriendo un negocio lo hagan tan rápido como sea posible. Caos. Descontrol. Dejar que cien flores florezcan. Más o menos.


29 comentarios

  1. Jhon G. dice:

    ¿Ud. es peronista?

  2. J dice:

    Ayer salió Calzada en Veo7 y, curiosamente, en el poco rato que lo vi, dijo cosas bastante sensatas sobre no hacerse pajas mentales con el cambio de modelo productivo, en favor de un «modelo Florida».

  3. Muy Schumpeter, todo. A ver si encuentro un momento y complemento esto con otra entrada en mi blog. Por cierto, que cuando has dicho «un par de tipos en un despacho con SPSS haciendo estudios creativos» me he sentido tope identificado.

    Y sí, lo mío con las gestorías es manía persecutoria.

    Por cierto, que lo de Florida no es que sea «cazar unicornios con portaaviones», sino directamente prometer a cada ciudad que es capaz de tener su propia y hermosa granja de seres míticos, todos bonitos, únicos y admirados por sus vecinos. Y sin tocar una herramienta.

  4. Ante todo gracias por la referencia, que como lector habitual tuyo, considero todo un honor.

    Evidentemente, no puedo estar más de acuerdo contigo. Para mi la idea que expones es claro, diáfana, y con una lógica aplastante. Pues bien, fíjate lo que me está costando explicarla a ciertos comentaristas míos.

    No es que sea un experto, pero llevo mucho tiempo en contacto con el mundo empresarial, y veo una y otra vez situaciones como las que expones. De hecho, lo que me movió a escribir el artículo, fue por un lado el que hace mucho que descubrí, que en contra de lo que muchos piensan, los sectores de más valor añadido, no tienen por que ser necesariamente los tecnológicos, como recogí en esta entrada, y por otro, mi experiencia personal con empresarios. De los que conozco personalmente, de los que más dinero ganan, uno fabrica artículos de marketing para empresas (llaveros, bolígrafos, gorras, camisetas…) y otro ¡envoltorios de papel para el pan!. Así que forzosamente es como dices: lo que ellos llaman «innovación» (que para mi no lo es estrictamente) no está donde ellos creen que está.

    Un saludo.

  5. Ender dice:

    A menudo el problema es que por «innovación» sólo se entiende los cachivaches electrónicos o la informática… pero la innovación es mucho más amplia, y es aplicable a todo tipo de sectores donde se hagan las cosas, como dice Roger, un poco mejor que los demás… una empresa de envoltorios de papel para el pan puede ser innovadora, claro que sí…

    Un ejemplo sobradamente conocido: cuando Toyota empezó a desarrollar el Just in Time y la filosofía LEAN para fabricación, la clave estaba en cómo hacían las cosas sus operarios, cómo se organizaban y todo el sistema de gestión de la fábrica… ahí había muy poca tecnología, si se comparaba con sus competidores occidentales. Logró ponerse a la cabeza de la industria automovilística haciendo las cosas de otra manera, no por utilizar máquinas diferentes o un software revolucionario… eso sí, le costó décadas, no hay milagros.

    En resumen: estoy muy de acuerdo con Roger y con cambiosocialya.

  6. J dice:

    Hombre, mientras los seres míticos sean jubilados británicos, alemanes o daneses, no lo veo tan descabellado.

  7. Adrián dice:

    Sé que esto viene un poco tarde, pero en el enlace sobre Wall-Mart hay un dato que me ha impresionado:

    «Wal-Mart has 460 terabytes of data stored on Teradata mainframes, made by NCR, at its Bentonville headquarters. To put that in perspective, the Internet has less than half as much data, according to experts.»

    A lo mejor me estoy equivocando, pero creo que hay un error de cálculo. Sólo teniendo en cuenta la enorme cantidad de películas que rondan por la red, Internet debería tener bastante más de 460 terabytes. El artículo es del 2004, quizá entonces si fuese tan «pequeña», pero siguen sin salirme los números.

  8. citoyen dice:

    Estoy indignado con que no hayas enlazado mi entrada sobre el paradigma star trek. Indignado.

  9. d dice:

    Bravo por la entrada… yo también soy un partidario de los cambios organizativos y de sacar provecho a la tecnología como método para aumentar la eficiencia (y currar menos).
    También me parecen muy interesantes loc comentarios de cambiosocial: por ejemplo, en la construcción hoy en día hay mucho márgen para aumentar la eficiencia mediante pequeños cambios (o grandes cambios… de mentalidad)
    Por último, espero que e$pe se lea esta entrada, porque la fijación publicitaria de la CAM con los emprendedores es algo enfermizo.

  10. Vale, J., cuando he leído «Florida» he pensado en Richard Florida. Lo que digo se aplica a clase creativa, no a jubilados. Confusión mía.

  11. J dice:

    No, Calzada se refería a un modelo de residencia para jubiletas / poquito de agricultura tecnificada en plan Almería. En principio parece realista.

    A Richard Florida lo venden en la misma estantería que Bucay y Coelho, ¿no?

  12. citoyen dice:

    Y Blanchard lo evocaba para el caso de Portugal (pg 15 al final) en el paper que espero todos hayais leido ya porque es el paper que hay que leer para entender lo que ha ocurrido en españa http://www.bportugal.pt/pt-PT/EstudosEconomicos/Conferencias/Documents/2006DesenvEcon/4.pdf

  13. […] Cambio Social Ya y en Materias Grises hablan de ese unicornio que es el “gran emprendedor”, asociado directamente con […]

  14. judas dice:

    «Por cada visionario dospuntocero perdiendo dinero con su proyecto para cambiar el mundo (ejem)…»

    O sea, que NeoProgs me va a costar pasta. Qué novedad, tú.

  15. chuenga.net dice:

    El mito del gran innovador…

    La inmesa mayoría de negocios son realmente cosas bastante pedestres y normalitas, sin demasiada tecnología o innovación en ningún sitio. Por cada visionario dospuntocero, veremos cien gestorías , talleres, guarderías, despachos de abogados, empr…

  16. Whitard dice:

    Este post me ha recordado otro que publicaron en TechCrunch hace poco: «Here’s How The Government Can Fix Silicon Valley: Leave It Alone»
    http://techcrunch.com/2010/06/07/heres-how-the-government-can-fix-silicon-valley-leave-it-alone/

    Pero claro, eso es fácil decirlo en un sitio con cientos de business angels dispuestos a arriesgarse. En España la inversión privada es más conservadora, me temo.

  17. otro estúpido dice:

    Emprender, emprender, emprender… Mucho se habla de emprender a secas, pero nadie parece reparar que en lengua castellana este verbo es intransitivo. Indicio de que detrás de todo el discurso del emprendedor hay (también) mucho humo.

  18. Vicente dice:

    Pero, vamos a ver: se supone que también debemos exportar, porque si no en todo lo que no sea servicios tendremos que importar y lo tendremos crudo.

  19. nada dice:

    “Un pequeño secreto: la inmensa mayoría de emprendedores son, de hecho, gente bastante mediocre.”
    “Los chalados que abren su pequeño negocio son de hecho bastante irracionales, y no especialmente hábiles.”

    Estimado Roger,
    En mi mediocre, irracional y no especialmente hábil opinión solamente decirle, señalar, apuntar, …, quizá sugerir la diferencia entre éxito y fracaso empresarial. O lo que es lo mismo, entre emprendedor/empresario y estrellado.
    Éxito: Capaz de prever necesidades/preferencias/gustos de un amplio y/o dispuesto a pagar grupo de personas.
    Fracaso: Incapacidad para ello.

    Como usted dice, efectivamente, la genialidad no tiene nada que ver con ello, de hecho los genios suelen tener severos problemas para encajar en la sociedad. Pues sus necesidades e intereses no suelen ser los de la masa.
    Tal es así, una delgada línea separa la minusvalía de la genialidad.

    No obstante, recordar, por otra parte, todas las grandes innovaciones de la historia son en esencia un “proyecto emprendedor”, donde el emprendedor es un genio. Solamente que en este caso, de forma sorprendente, la necesidad/afición del genio es una clave para la supervivencia.

    Y esa es en esencia la guía de todo animal, la supervivencia.

  20. En fin no sé que decir. O el artículo está escrito con ironía y a estas horas no soy capa de captarla, o realmente es que los razonamientos que expones me superan.

    Es verdad que en España durante las últimas décadas ha habido muchos emprendedores mediocres. Gente que se ha refugiado en una franquicia para alcanzar el autoempleo, especuladores sin ideas que sólo miraban al corto plazo, personas sin ninguna formación pero con mucho orgullo.

    Ahora también sigue habiendo este tipo de emprendedores, pero menos. Hay mucha gente joven que no espera aprobar una oposición y que decide emprender. En la mayoría de los casos tienen formación y conscientemente no quieren entrar en la vida corporativa de las grandes multinacionales.

    Con más o menos acierto, al menos se merecen que les reconozcamos su pasión y honestidad. En la mayoría de los casos estos jóvenes no buscan la especulación, y eso ya es un avance en nuestra sociedad.

    Siempre se puede ver la botella medio llena o medio vacía. Cuando alguien le da tanta importancia al fracaso como interpreto que tú le das en este artículo, creo que sólo puede verse medio vacía.

    Por suerte las cosas van por otro sitio.

    Saludos

  21. Roger Senserrich dice:

    No, no has entendido el artículo. La idea básica es que los emprendedores acostumbran a ser gente que abre negocios muy normales, no tipos como Steve Jobs – y que la inmensa mayoría del crecimiento económico (y de hecho, la inmensa mayoría de grandes empresas de éxito) son gente que está haciendo cosas excepcionalmente poco glamourosas.

    Dicho en otras palabras: Apple y Google copan portadas, pero quien crea empleo a patadas son los bares de la esquina, pequeñas casas de software a medida, consultorías, pequeñas fábricas de componentes médicos, etcétera. La política industrial española es una especie de búsqueda quijotesca del «nuevo Steve Jobs», cuando realmente lo que queremos es el «nuevo Amancio Ortega» o «nuevo-tipo-detrás-de-Chupa-Chups». Gente que hace productos viejos de forma totalmente nueva, empezando en una empresita minúscula en un sector que parecía no tener futuro.

  22. citoyen dice:

    Ah, pero tu sabes, imaginate a Zapatero diciendo que vamos a dejar de centrarnos en la «sociedad del conocimiento» y en el I+D para fabricar Risketos high tech que se exportaran al mundo entero. Electoralmente, no lo veo.

  23. Roger, puede ser, pero me parece cuanto menos superficial considerar el glamour como un indicador que sirva para clasificar y diferenciar a los negocios y a los emprendedores.

  24. Tito el Elfo dice:

    Puede que sea superficial, pero los políticos andan por ahí pretendiendo que el señor que tiene un proyecto místico dospuntocero (que pierde dinero) es más importante que Pepe García, fabricante de bolsas de papel para supermercados, a pesar que el segundo emplea más gente y gana más pasta que el primero.

    Hay muchos más Pepe García qye gurús tecnológicos, pero las políticas públicas sólo prestan atención a los primeros. Y después nos extrañamos que la economía va mal.

  25. […] que el secreto realmente no es ser el tipo que tiene la gran idea. Las grandes ideas, de hecho, no son realmente demasiado importantes. Lo realmente difícil, y lo que distingue un gran éxito de un medio fracaso es todas las […]

  26. […] El motivo de que esto suceda es bastante simple: todo el sistema legal español, todas esas regulaciones de horarios, requisitos de papeleo, cantidades industriales de normas contables extrañas para pagar impuestos, y sí, ese mercado laboral absolutamente surrealista (y carísimo de manejar) que tenemos conspiran para hacerles la vida imposible. Cuando Jorge Galindo dice que el símbolo de la incompetencia española es la gestoría (una clase de negocio que básicamente no existe en Estados Unidos, por cierto) tiene toda la razón del mundo. La economía española parece estar diseñada aposta para hacer la vida imposible a los pequeños emprendedores. Y no es sólo cosa de ningunear ideas geniales, es hacer imposible a los pequeños negocios innovadores capaces de ser más eficiente que el resto. […]

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