La maquinaria de fabricación de salchichas legislativas en el Senado está funcionando a todo trapo, trabajando los siete días de la semana en la reforma de la sanidad. Parece que la public option está oficialmente muerta, aunque por una vez y sin que sirva de precedente es posible que la alternativa sea mejor que la solución original.

La «opción pública», el plan de seguros federal que debía competir con las aseguradoras privadas, había sido recortada repetidamente en los últimos meses. La versión en la propuesta de Harry Reid en el Senado apenas podía negociar precios, hasta el punto que iba a ser probablemente más cara que los seguros privados. Aunque los progresistas americanos estaban obesionados en incluirla en la reforma (y los conservadores en eliminarla), su efecto real sería bastante limitado.

Harry Reid, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, no tiene los 60 votos para mantenerla, sin embargo, así que ha tenido que negociar una alternativa. El acuerdo, al menos hoy por la mañana, es de hecho mucho mejor que un plan debilitidado: en vez de public option, los americanos tendrán dos alternativas.

Las personas entre 55 y 64 años podrán escoger Medicare como su seguro médico – una idea excelente. Medicare es el plan de salud público que los americanos mayores de 65 años tienen acceso inmediato; es un sistema parecido al francés, con un seguro básico y la posibilidad de contratar suplementos. Los años anteriores a tener acceso a este plan es cuando más difícil resulta contratar un seguro – los pacientes tienen mayor riesgo de enfermedad, y te lo hacen pagar con ganas. Permitir que puedan acceder a Medicare, con su inmeso poder de compra, hará las cosas mucho más fáciles y baratas para este grupo… y dará un bonito ejemplo a los americanos de las ventajas de un sistema público.

La segunda parte del acuerdo es también ingeniosa: abrir el plan de seguros de los empleados federales al resto del país. El gobierno federal negociaría con las aseguradoras planes nacionales, que estarían disponibles para todo el mundo. Si las aseguradoras no dan precios decentes, entonces, y sólo entonces, el gobierno podría crear una public option.

Esta alternativa tiene varias ventajas; para empezar, el poder negociador de la mayor «empresa» del país es utilizado al máximo. Segundo, crea planes nacionales, evitando la excesiva compartimentalización que crea la regulación estatal, pero sin debilitar la regulación permitiendo que las aseguradoras den planes nacionales desde estados con leyes permisivas. Tercero, refuerza muchísimo los exchanges, los mercados de seguros para individuos y pequeñas empresas, ya que los empleados federales estarán indirectamente dentro de ellos.

Sigue sin ser una reforma perfecta, no nos engañemos; algunos cambios no son demasiado buenos. Me ha sorprendido, sin embargo, que la ley sigue siendo bastante decente, y algunos puntos han mejorado o han sido «salvados» por el Senado, como la horrible enmienda antiabortista de la Cámara de Representantes. Con suerte, tendremos los dos proyectos finales antes de Navidad – y con esto, Obama pasará a ser casi de inmediato uno de los presidentes más efectivos de la historia en su primer año de mandato. No está mal.


Un comentario

  1. Luz verde para el ObamaCare…

    Parece que el Senado reúne los votos necesarios para aprobar la reforma de la sanidad americana antes de que acabe el año. Roger Senserrich sigue de cerca el debate sobre la reforma de la sanidad en Estados Unidos. En su última anotación defendía …

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