¿Recordáis cuando hablaba, no hace demasiado, sobre cómo Obama estaba «convirtiendo a Rush Limbaugh en el jefe no-oficial (y Federico Jiménez Losantos de turno) del partido republicano? Bueno, pues resulta que era una estrategia consciente y planificada, y que los demócratas lo estaban haciendo aposta.

Es de una maldad deliciosa. Los americanos le llaman la táctica del sopapo (bitch-slap politics); acusar a un político de ser un seguidor irracional del una personalidad mediática imprensentable, esperar que esa personalidad diga alguna burrada, y después preguntarle si está de acuerdo con ella. En el caso de Rush, este lleva diciendo que quiere que Obama fracase en sus intentos por rescatar la economía, porque eso representaría un fracaso del comunismo (ya os he dicho, impresentable).

En los últimos días los medios preguntan a todo republicano que se acerca si están de acuerdo con esta afirmación de Limbaugh. Si dicen que sí, quedan como unos reaccionarios enloquecidos que quieren que su país se arruine por rencor político. Si dicen que no, Rush procederá a atacarles en su programa de radio sin descando, llamándoles vendidos, traidores, criptosocialistas, enemigos de América y clamando que alguien tendría que sacarlos de su poltrona en unas primarias.

Con la popularidad de Rush entre los activistas más furibundos del partido, esto es una amenaza real; los militantes bien pueden echarles. El resultado ha sido un patético desfile de políticos republicanos pidiendo disculpas a el Rushbo por haberle criticado, diciendo que es un faro y guía del movimiento conservador mientras hacen reverencias profusamente. Entre los pringados que han pasado por la humillación tenemos incluso a Michael Steele, el -presunto- jefe del partido republicano, que tras decir que el programa de Rush era «feo e incendiario» se ha tenido que retractar de forma lamentable.

El resultado es un nudo gordiano de comunicación política, en que si dices una cosa, te llevas un sopapo de un lado, si dices su contrario, te lleva un sopapo de otro. Es un auténtico encanto. Los republicanos con Rove eran especialmente brillantes en parir esta clase de inventos; parece que los demócratas han aprendido un poco. La verdad, es un golpe muy bajo, pero es realmente efectivo; esto de dejar a tus críticos más preocupados de lo que dicen sus vecinos mediáticos que lo que tú haces es una preciosidad. Lo más divertido es que mientras tanto tú puedes estar hablando de política seria sin que nadie moleste.

A cualquier lector español le sonará familiar este escenario; Rajoy si me lee (y debería) seguramente estará pensando en el gran inefable Federico Jiménez Losantos como su particular versión del anticristo. Para alivio de los políticos españoles, estos no sufren el proceso de primarias (nota al margen: esta clase de escenarios es uno de sus inconvenientes), así que el daño que un locutor radiofónico puede inflingir es más limitado. Aún así, estoy seguro que Rajoy preferiría tener una radio conservadora más moderada (estilo SER) que la Cope como medio dominante de su cuerda.

Esta clase de problemas es una de las penitencias adicionales de perder elecciones; el partido siempre tiene la crisis de identidad que le lleva a preguntarse si perdieron por falta de talibanismo ideológico. Cómo esto sucede y qué pueden hacer los dirigentes de un partido para evitarlo, mañana, con un poco de suerte.


4 comentarios

  1. paaq dice:

    Dicho lo cual, ¿qué opinas de que Feijoo haya dejado colgado a Federico en una entrevista? A mí me ha parecido un gesto moderadamente valiente, que Feijoo se puede permitir porque en Galicia Federico no es tan influyente como en el resto de España.

  2. Vellana dice:

    Enhorabuena. Decías «Supongo que la trama de espías también debe ser una creación imaginaria.» y parece que tenías razón: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/03/08/espana/1236507184.html

    Respecto a «Por algún motivo, no creo que esto sea exactamente un ejemplo de proceso judicial convirtiéndose progresivamente en una entidad inmaterial que no afecta a nadie en el mundo de los vivos, pero bueno, nunca se sabe.», además de los «implicados» «aforados nacionales» que luego no estaban implicados, parece que el sufflé de Valencia empieza a desinflarse (http://www.abc.es/20090308/nacional-politica/generalitat-detecta-casi-decena-20090308.html).

    Saludos.

  3. Rocamadour dice:

    inflingir -> infligir. Espero que este comentario se autodestruya tras la correspondiente corrección de la errata.

  4. Alatriste dice:

    Puede ser de una maldad deliciosa, pero lo cierto es que estos gurús enloquecidos no nacen solos ni se hacen una reputación nacional sin ayuda. Tanto en España como en Estados Unidos los sectores que han llegado a tener una relación enfermiza de dependencia respecto a estos personajes se han ganado a pulso sus problemas actuales.

    Y en el caso de Losantos hay que decir que es solamente el último de una dinastía. Herrero, Encarna, Herrero bis, Federico… Lo de la COPE no es ninguna casualidad, es una política consistente y mantenida.

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