A no ser que la caverna donde estais sea muy pero que muy profunda, mañana hay elecciones presidenciales en EUA. A pesar de que en Connecticut la cosa no está demasiado disputada (los demócratas ganan de calle en este estado, vamos), hay nervios. Muchos nervios. Es una ciudad universitaria (Yale está aquí), muy liberal, y hay mucha gente que está aterrada con la idea de que Bush gane la reelección.

Claro, esto es una anomalía. Los universitarios, y más en ciencias sociales, que es en el círculo donde me muevo, son muy izquierdosos, así que no es una muestra relevante. Lo realmente curioso es el hecho que todo el mundo coincide que es la primera vez que esto pasa… o en otras palabras, nadie recuerda unas elecciones en las que la mitad del país se levantará deprimida el miércoles si su candidato ha perdido. Todo el mundo habla que los candidatos son radicalmente distintos esta vez, y algo de razón tienen.

Por lo que a mi respecta, hoy tengo que comprar alcohol. Champán, por si gana Kerry. Garrafón, el más infecto posible, para beber hasta quedar frito en el caso de que Bush gane.

Ah, si alguien tiene curiosidad, la mayoría de politólogos con los que he hablado dan la victoria a Kerry. Esperamos que no sea un ejercicio de wishful thinking, que dirían aquí.


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